sábado, 20 de abril de 2013

HAN PINCHADO EN HUESO


Pinchar en hueso es una metáfora taurina. Cuando el torero se dispone a ejecutar la "suerte suprema" o "suerte de matar", toma una espada (la toledana) y se la clava al toro en el morrillo o lomo. Si no lo hace bien, en lugar de encajar la espada en el corazón del toro, pincha el hueso de éste, la espada no penetra y sale rebotada. Se considera como una mala ejecución de la suerte por parte del matador, usualmente por falta de técnica o simple mala suerte. Los resultados suelen ser penosos para un torero, por torpeza frente al público y por los nuevos riesgos que ha de correr al tener que intentar de nuevo entrar a matar a un toro ya advertido. La metáfora se utiliza en lenguaje no taurino para advertir que algo o alguien han tropezado con dificultades no previstas que desarman su estrategia, su política, sus previsiones.

La derecha política y la élite económica y financiera están nerviosas a pesar de su casi completo control administrativo del país. La reacción popular a la crisis y especialmente a la agresiva ordenanza hipotecaria ha provocado un movimiento que no solo agita a los afectados, sino que se transmite a los que consideran que también puede tocarles y al resto de toda la buena gente.

Esa movilización se ha organizado, extendido, dinamizado y logrado un enorme acervo de afecto y consideración ciudadana. Sus propuestas, incluida una ILT, han tenido una altísima simpatía en todas partes en donde el interés del gran dinero no impera. Su activismo callejero, con ocupaciones de entidades bancarias, que rescatadas o no aplican la ley del talión a familias que no tienen casi ningún recurso para sobrevivir, son ampliamente aceptadas como señalamiento del injusto mal vivir que la derecha autóctona pretendidamente hegemónica y una UE al socaire de las necesidades bancarias y electorales de la prepotente Alemania imprimen a una parte muy considerable de los trabajadores, pensionistas y en general a los contribuyentes reales al sistema fiscal: los que cobran nómina.

Yo mismo he participado en alguna de estas acciones  de activismo y les aseguro que sin contar con el espectáculo de pancartas, tambores, pitos y otros elementos de alta tecnología, lo que se pretende es simplemente que una banca acepte la dación en pago y aplique un simple alquiler a la familia sin recursos. Esto se hace en el despacho del director con ejecutivos que son enviados rápidamente por el núcleo dirigente financiero al instante de ser ocupada la sucursal. En la inmensa mayoría de las ocasiones de impone una lógica aplastante: el banco se queda con la vivienda y exime a la familia y a los hipotéticos avaladores de cargas complementarias, a la vez les aplica un alquiler a medida de sus posibilidades. El resultado es simple: el banco mantiene su activo (la vivienda en dación) y da utilidad a un piso que de otro modo permanecería vacío y con costes fiscales y de mantenimiento. Por lo que reduce unas hipotéticas pérdidas por ese concepto.

A mi, me parece de una sencillez conceptual ejemplar y me intriga el por qué las entidades financieras, culpabilísimas del órdago inmobiliario, no entienden que esa sea una buena salida para TODOS.

Pienso que incluso el mundo bancario es más receptivo a ese tipo de soluciones (y otras que podrían implantarse) que el propio PP, que ha establecido reglas y normas que impiden utilizar con buena práctica un estock de viviendas ofrecidas en alquiler por las entidades financieras (aunque una buena parte son inhabitables o están en el Sahara Occidental).

Lo que ha hecho perder el oremus a la derecha, para los que tenían algún residuo de eso en el hemisferio occipital y les ha dado la idea de una reacción frontal al movimiento ha sido el dichoso escrache, que me abstengo de comentar. La derecha obcecada por el dinamismo del movimiento de la PAH y la posible coincidencia con otras alternativas que se están creando y desarrollando en otros ámbitos como la sanidad o la educación, se ha echado al monte en pos de una cacería de terroristas y nazis armados con la razón, con el apoyo popular y con unos cuantos pitos.

El despropósito es tal que produciría risa si no fuera ejercido por el gobierno de un estado en situación de alarma extrema y con un paro que ya no tiene cifras descriptivas comprensibles. Un gobierno que está hecho trizas y que terminará acumulando todos los votos en una sola carpeta.

Lógicamente hay muchos elementos de clase y de pura ideología derechista que explican la torpeza del PP liderado, es un decir, por ese Don Mariano que ha impedido la aplicación de la liberalización de los registradores y de los notarios, exigencia de la UE, simplemente por interés propio y corporativo. Un hombre sin hombría para enfrentar a la prensa, huidizo siempre, con claras faltas de inteligencia política y de capacidad de maniobra útil, se ha echado una ayudita para su sobrevivencia post presidencial.

Tal vez piensen que es una obviedad, pero la crisis política, no la económica, vendrá por el lado de la vivienda, un derecho constitucional que en un olvido de décadas, no ha sido adecuadamente desarrollado y puesto en práctica. Al pueblo se le ha vendido la moto de la vivienda propia, especulando con un valor del suelo totalmente fuera de lugar que ha obligado a un sobre endeudamiento familiar si se quería vivir en algún sitio, por incómodo que este fuera. La decisión entre alquiler (el eje en donde se asientan la mayoría de los europeos) y la propiedad ha sido prostituido en España en aras de unos márgenes de beneficio para promotores, ayuntamientos y banqueros que hacían que la opción del alquiler resultara una aparente estupidez. ¿Para que alquilar si con el mismo esfuerzo puede usted ser propietario y generar altos beneficios en caso de venta?

Pues bien, ahora está claro como el agua clara. Todo ha sido un negocio de explotación inclemente y de irresponsabilidad penal.

Como con la vivienda no se juega, el asunto lleva visos de ser imparable, a menos que la razón y la justicia se impongan. Mucho pedir a cospedales y otras especies que pueblan las sedes del PP y de otros que permanecen discretamente escondidos pero que han apoyado entusiasmados las virguerías inmobiliarias y financieras hasta ahora, léase CIU y alguno más con la letra O en medio.

En fin, ahí lo tienen: un matador que ha pinchado en hueso y tiene al toro alterado y cabreado con toda la razón del mundo y al estimado público levantado chillando contra la torpeza torticera del llamado maestro.

Otro día les continuaré hablando de la vivienda, en el sentido de cómo debe funcionar el sector para evitar lo que ahora nos ocurre. No es muy difícil si uno tiene algo encima de los hombros y una cierta vergüenza.

Lluís Casas, practicando asaltos con armadura (en realidad chaleco) verde.