viernes, 28 de septiembre de 2012

LA CATALUNYA DE LOS EUROS Y LAS PRÓXIMAS ELECCIONES



Lluis Casas 

Como el anterior artículo ,  ¿HAY TAHÚRES EN LA MESA?, salió del ordenador antes de la convocatoria de las elecciones, me veo obligado a este simple y corto complemento, que para nada anula lo dicho.


El President Mas se ha escondido de sus responsabilidades  aprovechando un cambio profundo y hoy definitorio en el ambiente del catalanismo que se torna, pura y simplemente, en independentismo. Se esconde de sus políticas, de los resultados de ellas y de una incapacidad profunda para establecer alianzas con seny, sea en casa, sea en la capital federal.
Ahí va la prueba del algodón:
Doña Rosa, residente en una residencia de ancianos privada (por falta de plazas públicas o concertadas) reciben en razón a sus graves dependencias una ayuda de 400 euros de la Generalitat de Catalunya. Ayuda duramente ganada por la familia en una lucha burocrática que todos, hoy día, podemos imaginar y comprender. Con esos euros, más su corta pensión de viudedad, sus pequeños ahorrillos (en declive mensual) y la ayuda familiar tenía una expectativa de relativa tranquilidad financiera dado el margen previsible de vida cuando se han cumplido los noventa.
Pues bien, en razón a ciertos empeoramientos de su salud, la familia decidió solicitar un grado de dependencia mayor al que tenía, con lo que le correspondían unos 200 euros más. En total unos 600. Un incremento que volvía a equilibrar la difícil balanza de pagos de doña Rosa.
Pues bien, hace ya cuatro meses que le fue otorgada la nueva calificación de dependiente con derecho inalienable a esos 600 euros del ala. Euros que nadie ha visto por el momento.
Lo curiosos del caso es que a pesar de que esos nuevos euros no llegan, los anteriores, 400, también han desaparecido de las cuentas y doña Rosa tiene hoy por hoy un déficit fiscal de 600 euros mensuales y una pregunta digna de Franz Kafka, ¿qué he hecho yo para que se me pulan los 400, si me han concedido 600?
La respuesta es bien simple y es en razón a la eficacia administrativa, que no está vinculada a la eficacia pagadora. Alguien ha dado orden de eliminar las aportaciones que “sufren” (no me atrevo a poner disfrutan) incremento, pero olvidó añadir que esa nueva aportación se pagará de inmediato, sin lapsus de tiempo entre una cosa u otra. Hay otra vía que la administración admite y es que sin tocar lo concedido se aumente por la diferencia hasta alcanzar la nueva cifra. De ambos modos, nadie sufre carencias financieras o al menos por la totalidad.
Esa es la explicación más plausible, un gobierno que no gobierna para los ciudadanos, sino para cuadrar cuentas por encima de éticas y de estéticas. Aunque claro, si preguntamos a Mas nos dirá que el culpable es Madrid por no haber abierto el grifo de las ayudas de tesorería y que por eso hemos de ser independientes.
Si Madrid está demostrando día a día su fracaso como Estado moderno y eficaz, Barcelona lleva el mismo camino.
¡Ay si la independencia se basa en el gobierno de esos torpes mejores que nos la han dado con queso durante dos años!

Lluís Casas, en plan pedagógico. Ya me perdonarán.

martes, 25 de septiembre de 2012

¿HAY TAHÚRES EN LA MESA?


Sigo con la saga del debate de la descomposición o recomposición de las relaciones entre Catalunya y España. Hasta ahora en el  blog se ha escrito casi de todo, con cierta tendencia hacia la recomposición, dentro de un ambiente de reconocimiento de las diferencias sociales, históricas y, no lo olviden, de sentimiento entre unos y otros. Cosa que forma parte de lo humano y que pronto sabremos sobre qué genes y con qué química funciona esa vertiente de comportamiento hacia lo sentimental. Aviso para navegantes, con independencia de lo que piensen sobre los nacionalismos (hay muchos y variados y muy distintos unos de otros): No hay gobierno que se precie que no se base en el nacionalismo. Sea el cual sea su intensidad, su beligerancia y cualquier otra circunstancia que ustedes puedan añadir.
Lo que les pongo hoy lo hago anteponiéndolo a lo que sigo pensando escribir sobre los medios y su influencia en el asunto. Este asunto y otros muchos. Y dado que durante estos días de puente barcelonés se han ido destapando muchas cartas y asomando discretamente por la manga de algunos un montón de faroles, me permito aportar lo que de tahúr hay en este juego en principio de principios.
De entrada estamos en Catalunya con un gobierno en minoría obligado a pactar los asuntos importantes con el PartidoPopular. Se incluye en el paquete el gran entusiasmo del recorte con que ha hecho gala el mencionado gobierno. Tal vez con la mirada puesta en la mayoría absoluta, primero probable y después certificada, con que el PP se sienta en la Moncloa. Alguien debió pensar que la deriva neoliberal y el cumplimiento avanzado del recetario merkeliano podría aportar estabilidad y algún dinerillo a las cuentas del gobierno de los mejores. Erró.
Como sea que es, las cuentas no han salido como podía preverse. El PP apoya dando patadas a la espinilla de CIU, amenaza, se siente incluso en algunos momentos social demócrata al llegar a criticar los recortes en sanidad, por ejemplo. Ese maltrato lo recibe CIU con enorme disgusto, su doble desgaste, por los recortes y por su más que evidente pacto con el PPC en momentos delicados para el sentimiento y el Estatut catalanes le hacen sospechar que no podrá aguantar la legislatura y que se juega con un fuego descontrolado.

De ahí el salto vertiginoso hacia las posiciones siempre preparadas del independentismo, diremos de boquilla, para entendernos.
Es una forma de presión sobre el gobierno central que medio ahogado por el manejo de la crisis podría sentirse más cómodo pactando y cumpliendo. Dos cosas que casi nunca han ido juntas en esa zona ex imperial de las altas instituciones del estado central.
Esa jugada se hace sobre un terreno abonado. Tan abonado que nadie se apercibe que las flores del independentismo, de la secesión (nunca se había utilizado el término) estaban por florecer con intensidad inusitada. El momento elegido lo es también, según mi parecer, por una circunstancia temporal de urgencia. Noviembre no es el mes de las flores, pero si del presupuesto y CIU no tiene suficientes agarraderas para aprobarlo. Ello conlleva una crisis y la dimisión del ejecutivo con elecciones anticipadas por incapacidad de gobernar. Un panorama de desastre político que, a pesar del despiste del PSC, no auguraba nada bueno para la coalición nacionalista.
CIU pensó que tapando esa circunstancia mediante la apuesta del pacto fiscal, que ya tapó la falta de programa de CIU en las elecciones y en los primeros meses de gobierno (excepto la deriva neoliberal privatizadora y recortadora de servicios públicos y prestaciones sociales), permitiría generar tiempo, tal vez aliados y quien sabe que otras sorpresas que da la vida. Si hay que ir a las elecciones mejor bajo la bandera del “ens han enganyat” tan tradicional, que el “no podem/sabem gobernar”.
El pacto fiscal, un asunto a negociar en tiempos de bonanza, resulta rechazado de mala manera por don Mariano, incluso después de la masiva manifestación independentista. En Madrid parece que no entienden y que optan por hacer que Mas se consuma en su propio fuego.
A la pretendida opción definitiva de irse con el viento fresco, CIU se está manejando con terapias de frío y calor, al socaire de los grandes empresarios, de La Vanguardia y de otros núcleos de poder que piensan en su bolsillo caiga quien caiga. Hasta ahora han acompañado la presión del pacto fiscal, pero en cuanto han aparecido las decisiones definitivas están echando los frenos y apalabrando alguna salida airosa.
En fin, mi tesis hoy es que si en Madrid hay una mínima inteligencia, surgirá el método para apalabrar márgenes de autonomía y de capacidad fiscal para más adelante. Tal vez cuando la crisis se torne crecimiento y haya algo que repartir. La sorpresa será como va a presentar CIU la componenda y como va a responder la calle independentista al giro copernicano.
De todos modos, si no hubiera acuerdo, la disolución del Parlament está cantada si no se consigue una mayoría para aprobar el presupuesto del 2013.

Lluís Casas, enredando que es gerundio.

lunes, 10 de septiembre de 2012

HOY, MAÑANA, PASADO MAÑANA



Un lunes metido entre festivos no es un buen momento para hacer grandes equilibrios con la letra, pero a riesgo de ello y a instancias superiores, no en número, sino en escalafón, me atrevo a ello en medio de ensoñaciones forzadas por un pastillamen preventivo de una gripe estival y aparentes obligaciones profesionales.

Como no podía ser menos, un diez de septiembre es inevitable referirse al día siguiente, a la manifestación convocada y a sus argumentos. Ya la semana anterior intenté dejar claro que mi independentismo catalanista está repleto del concepto de una sociedad justa, equilibrada, sostenible y, si me dejan decirlo, más amable y tranquila.

Este relleno lo llevo conmigo desde el día en que mis padres me insinuaron que por la calle era mejor no hablar en castellano y que lo que oía en casa entre los familiares era forzoso que en casa se quedara. Por ello es para mí tan o más importante que la reivindicación soberanista en si misma.

Me importaría un pimiento tener en Catalunya un estado propio para que el sistema fiscal siguiera las líneas del actual, para que los sindicatos fueran ninguneados como ahora, para que el ciudadano solo pudiera acceder a medios de comunicación unívocos y aplastantes. Para que BankCaixa siguiera ejerciendo, con mayor intensidad, esa especie de dictablanda informativa y de control de la política económica. Y un largo etcétera que les ahorro en beneficio de su inteligencia y habilidad en adivinar lo que no he puesto.

Con ello a cuestas, mañana estaré en la mani. No pienso dejar la reivindicación nacional exclusivamente en manos de esa “seva” antigua y ahora aparentemente recién pintada para aparecer como cosa nueva. Estaré, a poder ser, detrás de una pancarta que especifique, sin duda ninguna, que deseo un estado social y ecológico y que la política neoliberal es en el fondo anti nacional (nacional en el buen sentido del término, no se me confundan).

Si el estado español hubiera tenido éxito en su modernización y en su camino federal, otro gallo nos cantara. Pero, por lo vivido en los últimos años, el nacionalismo rancio de siempre, los intereses aristocráticos de siempre, las prebendas de siempre, la derechona de siempre y la falta de valentía y de modelo alternativo de la izquierda nos llevan a pensar que tan vez hasta aquí hemos llegado.

De todas las maneras y a pesar de mi presencia mañana en el Paseo de Gracia, en donde pienso resistir de pie y sin moverme por la fuerza de la multitud, será soberanamente crítica a la primaria idea que con la independencia “està tot fet”. El día siguiente es tan importante como el 11 y me hubiera gustado leer, oír y ver los proyectos para ese objetivo. Un modo a la manera de Joan Fuster, cuando decía: "abans si un parlava en català, deia, anem a sentir-ho. Ara, si un parla en català, dic, a veure que diu”.

Hay muchas, demasiadas preguntas sin respuesta en esa cadena de expresiones sin concretar sobre la formación de un estadio propio. Las hay tanto en el presunto periodo transitorio, como en el modelo de sociedad. De hecho casi podríamos afirmar que no hay nada dicho, con lo cual la cosa pinta demasiado frágil.

¿Qué pasa con el sistema de pensiones? Y con la moneda. ¿Qué hacemos con la UE? Qué organización territorial va a desplegarse. ¿Qué sistema electoral tendremos (hasta ahora Catalunya ha sido incapaz de dotarse de uno)? Y así miles de preguntas que no están ni en la mente del fervor independentista, ni en las estrategias de unos y otros.

No apunto, porque me da vergüenza hacerlo, una pregunta fundamental: en paz o no. Cosa que no depende de una de las partes, sino de las dos y a veces, ni eso.

Hay que saber, antes de entrar en un juego a que se juega y con quienes.

Lluís Casas rehabilitándose de la acumulación de años en el hombro izquierdo.


¿PARA QUÉ SIRVE UN BANCO MALO?


Después de un largo periodo a la sombra me reincorporo a  mi despacho sin ventana y sin actividad asignada. Son ya muchos meses con ello, por lo que he cogido una enorme práctica a sobrevivir en base a una inteligente combinación de resistencia y farmacología moderna. A la espera está el pase a la reserva y en todo caso la llamada a filas. Ya veremos.
El retorno a lo cotidiano nos proporciona una capacidad de comprensión mucho más intensa que la que disponíamos cuando el tiempo era simplemente inexistente. Eso viene a cuento porque los asuntos a tratar van a ser de aúpa y lo que se escriba lo será con contundencia.
Antes de nada, les comentaré una apreciación sociológica que tal vez coincida con su propia experiencia, en todo caso es un toque de alarma. Casi todo el mundo ha vuelto (en caso de haberse ido) muy asustado, muy alarmado, con el vientre más bien flojo y, seguramente, con las tragaderas ampliadas. Ojo con ello.
La noticia de la reentré, de momento, es la creación, por fin, de un banco malo. Explícitamente malo, puesto que hasta ahora, todo y siéndolo, no se anunciaba públicamente ese carácter de maldad.
Ese banco, lo habrán leído y escuchado abundantemente estos días, se construye en base a los activos tóxicos de la banca y ex cajas que no pueden soportar la carga contable del patrimonio acumulado en viviendas, terrenos y otras circunstancias constructivas. De ese modo, su balance sufre una limpieza casi a fondo y recupera, provisionalmente, un aspecto de capacidad de desarrollo del negocio. La clave está, como muchos de ustedes saben, en que los valores con que están contabilizados esos presuntos activos tóxicos son enormemente superiores a su valor real de mercado, en caso de que hubiera o hubiese mercado, es decir presuntos compradores. Esos bancos, Bankia, etc. no pueden absorber las pérdidas que se generan si ponen la valorización al día y van directos y a la velocidad de la luz a la quiebra y al cierre.
Las ayudas públicas y el traslado de esas pérdidas al nuevo banco malo (que será de algún modo algo público, como siempre que hay que perder pasta) les da un aliento nuevo y cierta capacidad de reacción. Aunque incluso con esa operación, hay entidades que no podrán con su perversa alma y necesitadas de la intervención europea pueden acabar saldadas de una manera u otra. Con, posiblemente, cuantiosas pérdidas para sus inversores, accionistas de verdad o titulares del trapicheo vergonzoso de las preferentes.
De todo ello, hay abundante información en la prensa, no del todo sesgada, ni del todo cierta. Pero a eso ya estamos más que acostumbrados en cuanto el olor del dinero de verdad impregna las noticias.
Hoy quisiera transmitirles una cierta preocupación por los fines reales y recónditos de ese banco (estoy a la espera de la creatividad en el nombre). Me explico.
Ese banco intentará evitar gastos para el contribuyente o bien, transferirá capacidad especulativa futura al sector que con dinero caliente invierta con cuatro duros en terrenos, viviendas, etc. que pueden después encarecerse y acercarse de nuevo a los valores especulativos de tan rancio abolengo en este pedazo de península.
La pregunta no es especulativa, ni es poca cosa. Afecta al fondo de la cuestión y a las maniobras que se intuyen para que la segunda opción sea posible.
En primer lugar quisiera resaltar, como tantas veces he hecho, que la vivienda en España está falta de un stock público que merezca tal nombre y que sea además de alquiler. En Europa están allá por el 30% del mercado. Aquí no llegamos ni a los dos dígitos.
Los efectos de tamaña diferencia son muy evidentes, endeudamiento familiar excesivo por compra de vivienda (con sus consecuencias sobre el poco consumo de otros bienes), transporte obligatorio que encarece el coste de ir y volver del trabajo, urbanismo desbocado, precios sin referencia al coste real, corrupción en la promoción y en la calificación de terrenos y un etcétera ya muy conocido, pero no abandonado.
El banco malo podría favorecer el crecimiento de ese sector público de vivienda de alquiler y dar al traste de una vez a la especulación habitual en estos lares. Podría también volver a hacer florecer esa especulación si los bienes afectos al banco terminan en malas manos. Claro está que se necesita un tiempo para ello y una nueva capacidad de endeudamiento familiar. Pero todo puede llegar y los contratos e hipotecas pueden hacer virguerías jurídicas.
En fin, espero que desde la tribuna del congreso de los diputados se pongan en claro esas alternativas y, si hay suerte, llegar a donde deberíamos: cortar de una vez por todas con el submundo promotor basado en la especulación y el asalto a las rentas salariales.
Demos al asunto una o dos semanas para comentar finalmente cual es el camino elegido. A la vez sabremos qué tipo de crisis podemos continuar teniendo.
Lluís Casas, sospechando que es gerundio.
Postdata: Nada he dicho sobre la desaparición de Fernández Buey. Ahora corrijo el fallo con una simple anécdota histórica. En 1971, estaba yo de vuelta de la mili y rehaciendo mi carrera universitaria en Económicas. Cumplimentando mi destino me invitaron a un seminario sobre marxismo y comunismo, en realidad la puerta de entrada al PSUC. Las sesiones se celebraban, cómo no, en una iglesia y con una encíclica como tapadera de documentos más peligrosos. El ponente fue Paco y yo entré en el PSUC.


ANUNCIO: SOY PARTIDARIO DE LA INDEPENDENCIA
Por si les es desconocida mi postura al respecto y, a la vez, por si resulta de utilidad, pero sobre todo por necesidad de reafirmarlo antes del día señalado, hago este anuncio general: Yo, el autonombrado Lluís Casas de “nom de plume”, soy un acérrimo partidario de la independencia de Catalunya. Ya lo he dicho y he quedado descansado.
Ahora les detallo las cuestiones sobre las que me sentiría mucho mejor siendo independiente. Cuestiones que en el balance general tienen un peso definitivo, independientemente de la gravedad newtoniana que les apliquemos, por lo que son básicas tanto en la Tierra, como en la Luna:
Primera, quiero ser independiente de la banca fraudulenta, abusiva y especuladora. Al margen del añadido territorial de su nombre.
Segunda, quiero ser independiente del banco de España, en cuanto institución que no cumple sus cometidos y hace acoso a los intereses de la mayoría, sin controlar lo que debe y como debe. Mi independentismo se extiende a las competencias concurrentes o lindantes en el ámbito de mi propia comunidad, Catalunya.
Tercero, quiero ser independiente del Banco Central Europeo, si sigue siendo una institución controlada por el Bundesbank y dedicada a hacer acopio de excusas de mal pagador provocando, junto a la nombrada troika, la disgregación europea.
Cuarto, quiero ser independiente de la Patronal empresarial como eje alternativo para ir a ningún sitio, excepto si es a un fondo de beneficios a corto plazo y solo para algunos. Se entiende como patronal tanto la central de negocios de Madrid, como las sucursales de Via Laietana.
Quinto, quiero ser independiente también  del sistema judicial que no funciona y que se toma la ley por peteneras con interpretaciones sui generis en cuanto se tocan derechos y libertades que figuran en la declaración de los derechos humanos. Al conjunto judicial le destaco por insufribles el tribunal supremo y el tribunal constitucional. Ambos órganos interpretativos según convenga a la coyuntura marcada por la ideología mayoritaria en ellos.
Sexto, quiero ser independiente de mayorías absolutas basadas en la abstención y en el incumplimiento de los compromisos electorales e imposibilitadas de llevar a cabo políticas que ayuden a la mayoría de la población y no solo a los excelsos propietarios de la estación del AVE de Guadalajara. Mi independencia se hace extensiva a lo que ocurre en La Moncloa o en la Plaça de Sant Jaume. Ambos ejemplos paradigmáticos del mal hacer político y de la corrupción semi oculta.
Séptimo, quiero ser independiente de la prensa y otros medios de comunicación dependientes de los dineros de la publicidad, de los intereses de sus propietarios y de los poderes fácticos, tanto aquí en la Diagonal, como allí en donde estuvieran.
Octavo, quiero ser independiente de la planificación urbanística basada en el negocio de unos pocos y en la destrucción del territorio humano y geográfico. Por lo que quiero ser independiente de Eurovegas, esté donde esté y lo promocionen unos u otros. Tanto en Gavà, como en Torremocha.
Noveno, quiero ser independiente de un sistema fiscal basado en que los ricos paguen lo mínimo y el resto asumamos la práctica totalidad de los costes públicos. Con ello queda afectado el sistema fiscal federal y el autonómico a partes casi iguales.
Décimo, quiero ser independiente de la tolerancia permitida y hasta regulada sobre la evasión fiscal y los privilegios de algunos colectivos con mano en el poder ejecutivo y legislativo. Evasión en la que figura Suiza como eje del mal y en donde se han encontrado restos recientes que afectan a familias bancarias y políticas catalanas.
Para no alargarme, estas diez cuestiones se resumen en dos:
Uno, quiero ser independiente de ser independiente, sin que me señalen con el dedo y
Dos, quiero ser independiente para decidir todo lo que afecta a los intereses personales y sociales sin mediatizar, limitar o coartar la libertad, los derechos sociales, el desarrollo y la ecuménica sostenibilidad del planeta.
Por todo ello, iré a la manifestación convocada y buscaré la pancarta adecuada para que nadie confunda mi presencia y la utilice para fines poco escrupulosos.
Lluís Casas, comprometido hasta el moño.