miércoles, 30 de mayo de 2012

SALUD Y DINERO.



En algunas ocasiones he hecho referencia en estos articulillos a una cierta experiencia propia en la gestión sanitaria pública. Es, por lo tanto, un mundo relativamente bien conocido y del que tengo contactos, amistades e información, aunque ya no intereses profesionales. Por ello me alarma, aunque no me sorprende, las noticias sobre ciertas o aparentes corruptelas que se producen ahora casi a diario y en las que se citan nombres con los que he convivido mucho o poco.

Para los lectores menos al caso, les diré que la sanidad no solo es un sector que imparte justicia independientemente de los recursos de cada ciudadano, sino que es, y mucho, una maquinaria económica de primer orden. El gasto sanitario tiene un peso en el PIB que permite muchas alegrías y bastantes fugas. Nada de ello resulta extraño en una sociedad en donde el dinero, el mucho dinero, tiene tanto respeto entre las clases profesionales y el monopolio de empresarios y accionistas.

A diferencia de otros sectores que proporcionan equilibrio social, seguridad vital y reparto equitativo entre la ciudadanía, como son la educación, la universidad, los servicios sociales, las pensiones y otros, la salud o la sanidad tienen características distintas y muy específicas. Hay ahí un volumen de negocio, privado claro, que va desde la administración de mutuas, a la gestión de equipamientos públicos o privados, al suministro de medicación, ¡ay, las farmaciáuticas!, la alta tecnología en equipamiento y maquinaria y una multitud de servicios, unos de gran valor añadido y otros, más humildes, pero no menos rentables como la cocina, la limpieza o la vigilancia. Las largas estructuras sanitarias llegan a la producción de muebles especiales, camas, etc. a la poderosa informática específica y, desde luego, a la investigación. Tanto la investigación básica, como la  aplicada, con unos componentes de extensión a muchos centros vinculados o no a hospitales.

En fin, ya ven que la cosa tiene mucha más importancia que la simple consulta en un ambulatorio o la intervención quirúrgica a vida o muerte, llegado el caso.

Es por eso que los buitres (que en la naturaleza tienen una función absolutamente imprescindible) revolotean en las alturas en busca de oportunidades, que en un mundo tan complejo, diverso e inmenso, llegan a menudo y en abundancia.

Hay algunos datos relevantes en este asunto que el periodismo, o al menos una parte de él, se abstiene de utilizar y que, por descontado, los políticos de la derecha liberal (es decir proclives al negocio privado) obvian por esmerado desconocimiento o por simple táctica de combate. No les sonará a raro, incluso se lo pueden saber de menoría e incluso por experiencia, pero los sistemas de salud más eficaces, más eficientes y más democráticos corresponden a los que están bajo la batuta pública. Y cuanta más batuta pública, mejores resultados en términos tanto sanitarios como económicos.

Simplemente con afirmar que los USA, a pesar de la insistencia de los Clinton y ahora de los Obama, son un estado sin sistema sanitario justo y equitativo estaría todo dicho, pero es que además es el presunto sistema de salud más caro donde los haya y en donde mayor porcentaje de población se halla excluida de una asistencia digna de tal nombre. Dicen las encuestas que más de 40 millones de estadounidenses no tienen a dónde ir para una visita médica, y otros muchos millones más dependen del contrato de trabajo para que la familia pueda disfrutar de esos beneficios asistenciales. El asunto está básicamente en la sanidad privada montada sobre las mutuas o aseguradoras, también privadas. Entidades que administran “económicamente” la enfermedad y la asistencia.

Resulta también que España y especialmente Catalunya ha disfrutado hasta ahora de un sistema sanitario de gran calidad y relevante ahorro. El gasto per capita ha sido de los más reducidos entre los países que cuentan con algo parecido a un sistema de salud. No quiero sacar a colación a Zambia como ejemplo contrario, puesto que tengo mucho interés y gran respeto por ella. De modo y manera que siempre me ha sabido a palabras de tahúr las falsas afirmaciones presidenciales que tienden a desfigurar la realidad para que el ciudadano viva engañado y crea en las abundantes mentiras y desfachateces que se dicen por ahí: No nos podemos permitir nuestro sistema de salud. Una afirmación que ha tenido portadas y miles de controversias y que es una absoluta mentira que propicia la entrada en este mundo del beneficio privado y la selección social del enfermo. Con un resultado más que garantizado, el coste total va a ser superior al de ahora (bueno al de hace dos años para ser exactos) y el asistencial ya ni les cuento.

Si tiene interés en ello y en el cine, les aconsejo que busquen un film menor de Francis Ford Coppola, con Matt Damon de protagonista, acompañado nada menos que por Danny de Vito, Mickey Rourke, Danny Glover, Jon Voight y Roy Scheider entre otros. Un elenco de primera. El film se tituló en ingles “The rainmaker” y en nuestro peculiar sistema traductorio “Legitima defensa”. No hay mejor tratado sobre la asistencia sanitaria pública o privada.

Después de esta digresión aleccionadora, vuelvo al asunto del principio, los casos de mala utilización de recursos públicos, los casos de evidente corrupción, los casos de aprovechamiento personal o empresarial de las múltiples oportunidades de este mundo enorme y complejo que es la sanidad y en forma ética la salud. Hay tanto dinero invertido y moviéndose en el sistema sanitario que la tentación no es que viva arriba, sino que vive dentro. Tal que una ameba intestinal.

Un ejercicio práctico de gran interés seria establecer las líneas de movimiento de, digamos, cien nombres, que en el mundo de la sanidad catalana han tenido, tienen y tendrán peso especifico. No solo nombres de políticos al mando, consellers, secretarios, etc. sino nombre gerenciales, de alta dirección, profesionales que son referentes tecnológicos, etc. Si proceden a ello, observaran cómo los movimientos externos a ese conjunto son escasos, al margen, claro está, de fallecimientos, jubilaciones y otros cambios existenciales profundos como hacerse monja de clausura.


Eliminados éstos, los flujos de entrada y salida son pocos, tal vez ninguno a corto plazo. En cambio, como reflejo condicionado a las variaciones políticas, los resultados de las elecciones, los movimientos en el interior  de ese conjunto son más que abundantes y muy rápidos. Desde el exterior, a la vista desde el balcón de mi casa, el asunto tiene algo de intercambio frenético de cartulinas (con nombramientos), algo así como “yo abandono ésta y tomo aquella”.

Si les parece que hablo de una casta, no están muy lejos de la verdad. Los dos partidos preponderantes en el Principat tienen en el mundo sanitario una base profesional amplia en donde intercambiarse cromos y estabilizar los frentes. De ahí surgen algunas de las explicaciones posibles a esa serie de noticias sobre multisalarios, premios de consolación, indemnizaciones alegres, obras sobrevaloradas y compras sospechosas.


No es que esté afirmando que la sanidad está podrida, ni mucho menos, hay muchos miles de profesionales en ella y la mayoría de honestidad y dedicación probada. Lo que digo es que la selección directiva no existe, lo que hay son repartos de dividendos entre unos grupos que controlan el cotarro de esa amalgama y el nivel salarial, sea oficial o extraordinario. Y sea cual sea el significado que le quieran dar a extraordinario. Y el asunto empieza ya en la cabecera, en el propio conseller y algunos acólitos eminentes. Pertenecen ellos al mundo que quiere la conquista de la sanidad por las hordas espurias de las mutuas y de los hospitales privados. Hoy están donde están, pero mañana estarán en algún punto cercano y axial, como siempre.

En fin, parece un milagro que a pesar de ellos, aun valga la pena visitarse en un ambulatorio, hacerse mirar por un especialista público y operarse en un hospital del Catsalut. Pero así es.


Lluis Casas, con ocho intervenciones encima, debajo, alrededor y dentro. Por lo que pueden confiar en mí o al menos en las manos en las que me deposité



MARIANICO AUTOINCINERADO

El señor Zapatero nos duró lo que la burbuja especulativa financiero-inmobiliaria dio de si. A partir del momento en que en una aparición digna de la mayor torpeza el presidente federal arguyó que no pasaba nada, que nuestra banca era como el acero, que la economía estaba hecha un mulo y que los ciudadanos no tenían nada que temer, el asunto de su capacidad quedó hecho migas. El balance temporal fue de casi cinco años subido en una nube y el resto pegándose testarazos contra una realidad que no reconocía y unas exigencias para las que no estaba preparado.

Pues bien, Marianico ha hecho lo que Zapatero en tres meses. A toda velocidad, en bajada y sin frenos. Con el agravante que su llegada al palacio monclovita ya estaba más que marcada por la crisis y no es posible alegar ni ignorancia, ni sorpresa en casi nada.

Marianico es en estos momentos un presidente sin presidencia, sin gobierno, sin plan de salvación, sin capacidad de comunicación. Ha quedado simplemente como un registrador de la propiedad mentiroso y perplejo de que le esté pasando a él lo que le está pasando. Como si pensara que su persona está excluida por ley divina de los avatares de la vida, el comercio y la prima de riesgo.

Marianico se ha rodeado a lo largo de su vida de peligrosos acompañantes, algunos de los cuales tienen en este momento responsabilidades estratosféricas en la crisis de la banca, en la crisis de los gobiernos peperos y en la incapacidad para representar los intereses de los españoles frente al mundo exterior. Mundo que está listo y preparado para intervenir un país que se cae a cachos. Y no solo por asuntos financieros.

Los errores presidenciales se acumulan a medida que abre la boca o la cierra. Lo de este fin de semana es no solo el colmo, sino el suicidio en directo. Convocar una rueda de prensa presidencial en sede partidista, no saber qué decir y hablar con la extrema torpeza con que lo hizo solo corresponde a una persona pasada de rosca y en pleno declive intelectual y de nula capacidad de mando. Y eso, en los mariscales de campo suponía en la mayoría de los casos tres alternativas: pasarse al enemigo, suicidarse o esperar al comité de resolución que actuaba con nocturnidad, pero sin alevosía. En palabras francas, Marianico ya ha dimitido aunque él no lo sepa. A partir de ahora la veda está alzada y el pim pam pum va a desencadenarse a toda pastilla.

Yo de Marianico recuperaría a toda prisa mi plaza de registrador y terminaría mis días registrando sociedades SICAV de los amigos que haya podido hacer a lo largo de sus años de espera y desespera. Cualquier otra alternativa terminará con un presidente hecho unos zorros y llorando a lágrima viva mientras afirma que el ha hecho todo lo que ha podido.

La velocidad con la que España se acerca a Grecia supera a la de los Aves que aun circulan; en Grecia están pendientes de repetir elecciones, aquí nos acercamos al mismo plan, sin la necesidad objetiva que significa no tener mayoría parlamentaria. Marianico la tiene, pero no le sirve de nada.

Por cierto, en más o en menos, el señor Mas está en las mismas. Con el débil activo de este asunto misterioso del pacto fiscal.

Si alguien duda de las afirmaciones anteriores tiene un método de comprobación simple y relativamente poco costoso: busque en la prensa los innumerables artículos con las recomendaciones más peregrinas para poner a buen recaudo ahorros, inversiones y fondos de pensión. Citan, sin ninguna vergüenza el clásico sistema del colchón, entre otros muchos, claro está. El significado de ello, cuando no se publican en revistas de humor, es claro: la desgobernabilidad es evidente y la prensa tiene oportunidad de colocar asesorías vulgares.

Y si no, al tiempo, que en este caso es más bien poco.

Lluis Casas, descosiendo el colchón, sin darse cuenta que es de viscosa. Un colchón moderno poco dado a la ocultación como los de antaño.



sábado, 26 de mayo de 2012

¿QUÉ DECIR?





Lo que apunto en el título tiene dos grandes diferencias con un escrito fundamental de un tal Lenin, ruso antiguo que mantiene, a pesar de su desaparición en los años veinte, una gran cantidad de detractores. Lenin titulaba en una obra de edificación de futuro, ¿Qué hacer?. Era una afirmación y atañía a la acción, no a la dicción, tal como hago yo. Es la diferencia entre la perplejidad y la impotencia respecto a una política con objetivos reales, realizables y un movimiento social decidido. Probablemente habría que añadir algunas consideraciones de carácter sociológico, la diferencia entre las formas de vida y trabajo en aquel tiempo revolucionario y la relativa comodidad en la que aún nos mantenemos mal que bien. Unos mal y otros bien, como porcentaje promedio.

Otra diferencia sea tal vez el miedo. En ese periodo el miedo había sido confiscado por los conflictos bélicos (la reclamación de la paz), con las hambrunas (la reclamación del pan), con la falta de trabajo (la reclamación del trabajo). Por ello, la exclamación revolucionaria de Pan, Paz y Trabajo tuvo el éxito que tuvo.

Si piensan que estoy insinuando que estamos a las puertas de un nuevo periodo leninista se engañan o yo no me explico adecuadamente. No lo estamos y difícilmente lo estaremos. No aventuro si por suerte o por desgracia. Allá cada uno con sus opiniones.

En el fondo lo que quería transmitir es que aun estamos en fase explicativa del conflicto actual. No está todavía claro para la mayoría de la población qué ocurre y por qué. Incluso podría argumentar recientísimas elecciones en las cuales esa inconsistencia sobre los hechos es aún una carga pesada.

Dentro de ese espacio en el que considero que estamos, descifrando y aprendiendo lo que nos ocurre, hay un aspecto de gran actualidad que viene a oscurecer el posible esclarecimiento de los hechos. Me refiero al debate sobre el crecimiento como solución inevitable a la crisis. O lo que es lo mismo, que una política basada en el keynesianismo podría volver a funcionar para reducir el paro, aumentar el consumo, rellenar las bolsas y repartir las rentas. Un nuevo mundo feliz.

Si se trata de enfrentar ideológicamente a la derecha, que busca no solo rehacer la economía, sino rehacerla a su gusto y expectativas, salarios bajos, prestaciones sociales mínimas, etc. y trasladar todo el coste de la locura financiera e inmobiliaria a los trabajadores, me va bien el argumento del crecimiento, puesto que rompe la espina dorsal del neoliberalismo. Solo puede haber crecimiento si el sector público da un tirón a la economía. Aquí en Barcelona, en Catalunya, en España y en la UE. Me dejo los USA, en donde a trancas y barrancas, ya lo están haciendo. Ciertamente con excesivas debilidades.

Ahora bien, no pienso que realmente este sea el problema único. El crecimiento ilimitado, que es, en más o en menos, lo que todos estamos argumentando no es posible. Y no lo es por diversas razones muy distintas. La primera es que no existe posibilidad real para que la humanidad entera pueda disfrutar de un nivel de vida como el que alcanzamos hace pocos años en una parte del mundo. Me reservo los argumentos ya tradicionales. Pero no solo eso, sino que ese nivel de gasto personal o familiar tampoco es necesario. Varios vehículos por familia, como ejemplo paradigmático no es una necesidad para nadie y no hay que tratar de cubrirla.

De hecho, un análisis detallado de los bienes que el occidente de hace 5 años consumía nos relatan y nos delatan como simples depredadores. La misma industria ha escamoteado la durabilidad por la rotación rápida de los bienes. Si conocen el luminoso ejemplo de la bombilla lo deja clarito. De lo que se trata es que el consumo social, como el transporte público, las vacaciones sociales y los bienes básicos, vivienda, salud, educación, cultura, pensiones, etc. estén adecuadamente producidos, repartidos y mantenidos. Tal vez con menos salario, tal vez con menos trabajo, tal vez con más vida comunitaria. Y sobre todo, con una redistribución de las rentas que excluya esa acumulación financiera inmensa en tan pocas manos. El lujo, mejor dicho, el extra lujo está de más.

Eso tiene que ver también no solo con el carácter del consumo, sino de la producción y de la propiedad de los bienes y servicios que se ofrecen. Me refiero a los monopolios, los oligopolios y los poderes extra democráticos que de ello se desprende. Simplemente apunto a los medios de comunicación que en razón a su dinámica de beneficio terminan en manos de pocos propietarios que hacen y deshacen lo que les venga en gana, sin tener en cuenta verdades o mentiras, intereses espurios o información verídica y no solamente relatada. Miren, si dudan, ese gran conglomerado anglosajón que ha quedado al descubierto con su manipulación permanente. Igual que el sistema financiero, otro que se basa en el poder y la estrategia subterránea y, ahora lo vemos, en una incompetencia tan extrema que hace dudar de la evolución darwiniana en según que casos.

No les mareo más con mis cuitas; pero insisto: tal vez la solución real seria una sociedad más relajada en todos sus componentes, consumo, producción, durabilidad, trabajo, etc. Un cierto ajuste a un modo de vivir calmo y seguro. Pongamos que hablo de Parapanda.


Lluis Casas cargado de tranquilizantes bancarios


Radio Parapanda. CAPÍTULO 6 (2) DE LA TRANSICIÓN "AL SOCIALISMO" A LA TRANSCIÓN A LA "GOBERNABILIDAD"


UN MAL DÍA LO TIENE CUALQUIERA

De los periódicos y la prensa en general les transcribo algunas noticias o comentarios que tienden a resaltar eso que insinúo en el título. Valga decir, que días como esos ya llevamos demasiados y que si el asunto que tenemos entre manos era una broma, ya es hora de que acabe. Les propongo que a cada enunciado de la prensa le añadan su propio comentario, de forma que obtengamos una composición sociológica representativa del estado mental y psicológico de los residentes y refugiados en Parapanda. Ahí va.

- Llevar capucha en una manifestación costará 300.000 euros, pero sale gratis ocultar la identidad de los policías. (Diario Progresista)

- La Fiscalía archiva sin investigar lo más mínimo la denuncia por las excursiones de Dívar a Marbella a cargo del Consejo. (Diario Progresista). José Manuel Gómez Benítez, vocal denunciante de las irregularidades: “Nadie se cree que Dívar haya trabajado tanto en Marbella” “El vocal del CGPJ José Manuel Gómez Benítez considera que los hechos de la denuncia han quedado confirmados”.  (El País)

- La pobreza afecta ya en España a 2,2 millones de niños. (Diario Progresista)

- La OIT advierte de que puede haber una generación perdida en España y Grecia. (El País)

- Uno de los revisores de la banca española que el gobierno contrata encumbró a un banco irlandés que luego tuvo que ser rescatado. Oliver Wyman tiene un largo historial de errores y su sucursal española es un ejemplo de ocultación contable y otros incumplimientos de la ley, con sanciones incluidas. (Sacado de El País)

- Valencia o cómo hundir un sistema financiero en menos de un año. La dimisión de José Luis Olivas agrava la crisis de Bancaja. (El País)

- La Generalitat pagó a Nóos 48.000 euros por tres reuniones de trabajo. (El País)

- El líder del grupo de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep AntoniDuran i Lleida, ha criticado duramente este lunes al Gobierno que formó en su momento Rajoy y ha admitido que le han "decepcionado" porque él era de los que pensaba que era un buen ejecutivo pero, finalmente, "son un gobierno de burócratas". (La Vanguardia)
- ¿Cómo es la casa más cara del mundo? Está en Bombay, tiene 27 plantas, 37.000 metros cuadrados, helipuertos y una habitación de nieve, entre otros lujos. (La Vanguardia)
- Joaquín Almunia: "El BCE no está para ayudar a gobiernos". (La Vanguardia)
- Rouco Varela dice que la Iglesia pagará el IBI, aunque afectará a Cáritas. El presidente de la Conferencia Episcopal señala que pagar el impuesto va “en detrimento de otras acciones” que desarrolla la Iglesia”. (La Vanguardia)
- SOS. Los recortes de Wert y los ajustes autonómicos sacan hoy a la calle a toda la enseñanza pública, desde las guarderías a la universidad. (El Periódico)
- El PP vuelve a vetar la investigación parlamentaria sobre Bankia. (El Periódico)
- José Luis Olivas: "Han ocurrido cosas difíciles de explicar". El hasta ahora presidente de Bancaja presenta su dimisión al frente de la entidad. Antonio Tirado será el nuevo presidente en funciones. (Público)
- Facebook se desploma más de un 10% en bolsa 24 horas después de iniciar su cotización. (El Periódico)
- La autovía que no va a ninguna parte: Fomento debe aún expropiaciones por la autovía a ninguna parte de Lleida. El Gobierno adeuda a un centenar de vecinos de Alguaire y Almenar seis millones de euros por los terrenosexpropiados | Muchos vecinos que trabajaron en la obra tampoco han cobrado por esas tareas | Un ciclista circulaba en sentido contrario por la vía al no saber del estreno
 ESTRATEGIA DE LAS POLICÍAS EUROPEAS: Armas menos letales para el “combate en núcleos urbanos” En febrero representantes de 40 países se reunieron en la Conferencia Internacional de Operaciones Urbanas para ponderar las nuevas tácticas de control social. (Periódico Diagonal)

- Una dirigent de CDC relleva un de CCOO a la Corporació de Radio i Televisió. L'exalcaldessa de Deltebre, Immaculada Juan, ocupa el lloc del dimitit Manuel Garcia Biel. (E-Noticies)

- El catedràtic Anton Costas compara la situació actual amb els anys 30.L'economista recorda l'arribada de Hitler al poder. (E-Noticies)



Y así casi todo. Pueden seguir, si gustan, añadiendo buenas noticias tal que las anteriores.

Para equilibrar la cosa, no vaya a ser que la depresión se nos descontrole, ahí va un escrito-carta que circula por Internet, erróneamente atribuido a José Luis Sampedro, nuestro escritor, economista y moralista. Probablemente ha sido por coincidencia de nombre con su verdadero autor. Pese a que no es nuestro insigne maestro su autor, lo que se dice y como se dice tiene un enorme interés para reproducirlo, si, claro está, la censura (perdón la supervisión, como se dice ahora) lo autoriza:


Querido señor Presidente: es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros.11.05.12 

Se lo digo así, de entrada, porque sé que nunca va a leerme, como nunca lee usted libros, ni nada más que periódicos deportivos como usted mismo ha confirmado, jactándose, como buen español de ser un ignorante. No se engañe, por eso lo han votado tanta gente. Perdonen los demás el exabrupto, pero es que está demostrado que somos lo que nuestros padres nos han educado, y si usted y sus ministros son como son, es porque sus madres muy bien no lo han hecho. A pesar de los colegios de pago, de pertenecer a la oligarquía de épocas dictatoriales, etc. 
  
Verá usted, señor presidente. Lo que más me molesta no es que usted sea un bastardo mal nacido, sino un ignorante, y sobre todo un mentiroso. Se presentó a unas elecciones diciendo que no haría cosas que ahora hace. Dijo hace tiempo que la posibilidad de una amnistía fiscal le parecía injusta y absurda, y no ha tardado ni tres meses en recurrir a esta medida de forma injusta y absurda, como señala el diputado de IU Alberto Garzón al que usted y sus secuaces ningunean como a cualquier otro que no sea seguidor suyo. Ésa es la democracia que ustedes entienden, ignorar a los representantes de la ciudadanía que no les afín. Usted dijo que la Sanidad y la Educación no se tocaban, y la han tocado pero bien. A la banca nada, y eso que los grandes expertos en economía señalan que, o le metemos mano a sus amigos de las finanzas, o nos vamos a pique. 
  
Le voy a explicar unas cuantas cosas dado que usted es un ignorante que lee prensa deportiva en lugar de libros de historia, economía o política. Durante los años 20 hubo gente que tuvo la genial idea de crecer mucho, por encima de sus posibilidades como ahora tienen ustedes tan de moda decirnos. Tanto que incluso a Churchill, para salir de la situación de postguerra, se le ocurrió revalorizar la libra, lo que trajo bajada de sueldos y aumento de las horas de trabajo. No sólo no se creció por encima de lo esperado sino que destruyó la posibilidad de crear un modelo sostenible de crecimiento basado en el consumo, lo que permite terciarizar una economía y hacerla verdaderamente competitiva. Eso es ser un país desarrollado y no ganar mundiales de fútbol. Cuando llegó la crisis del 29 y la posterior recesión mundial en los 30, en un país tan poco sospechoso de socialista, comunista o lo que ustedes quieran, como EEUU, decidieron adoptar una cosa llamada New Deal, que consistió, entre otras cosas, en subir los sueldos y bajar las horas de trabajo. Como consecuencia, había más puestos de trabajo para cubrir esas horas de menos, y los que salían de su trabajo lo invertían en consumo, lo que reactivó la economía y permitió al país dar un definitivo empujón hacia arriba para salir victorioso de una Guerra Mundial que libró en tres continentes. 
  
Por si usted no lo sabe, las medidas que está ejecutando han conseguido lo contrario. Hablo en pasado porque tal vez no lo sepa, pero no hay nada nuevo en los famosos "recortes". Argentina, Chile, Polonia, Rusia y así hasta un largo etc. de países engrosan una horrible lista de fracasos de las políticas neoliberales de Milton Friedman y el Consenso de Washington que desde los 70 llevan intentando hacernos creer que sumergir a un país en el shock económico es una salida a la crisis. Jamás las medidas de la Escuela de Chicago han funcionado. Jamás un país ha salido de la crisis de esa forma. Jamás una sociedad se ha beneficiado de ello. Por el contrario, ha generado suicidios, deterioro del Estado del Bienestar (que ustedes insisten en decir que se ha terminado mientras vemos cómo crece y se desarrolla en otros países de nuestro entorno) y ha destruido el futuro de numerosas generaciones. 
  
Usted miente, señor Presidente, y es sumamente peligroso. Porque el anterior era un inútil, pero usted es un pirómano en mitad de un incendio. El otro creía vivir en el País de las Maravillas y usted nos está sumiendo en el País de los Horrores. Toda política fiscal que no se base en la generación de riqueza, toda medida relativa al empresariado que no atienda prioritariamente a las empresas que cotizan más del 60% de sus ganancias en forma de sueldos e impuestos en España (y no Repsol, que solamente invierte un 20% y ahora la defienden como española; hay empresas extranjeras que reparten más beneficios al conjunto del país), todo lo que no sea alumbrar un futuro basado en la investigación y no en el trabajo precario, es destruir el futuro del país. A usted y sus secuaces se les llena la boca diciendo que hay que fomentar el emprendedorismo, y en lugar de ello desarrollan un plan basándose en los ideales especulativos de los dirigentes de la CEOE cuyo historial de empresas arruinadas por la especulación de la que ellos salen indemnes mientras el Estado se hace cargo de los parados que dejan es absolutamente bochornosa. Eliminan de todo plan de emprendedores la posibilidad del emprendedor social y generan únicamente una nueva casta de tiburones amparados en una reforma laboral neofeudal. 
  
Ustedes se olvidan que los países desarrollados como EEUU, Alemania, Francia, etc., invierten entre el 2'6 y el 3'4% del PIB en I+D+I. España no sólo necesita un esfuerzo superior (en torno al 6%) para ponerse a su altura sino que ustedes nos bajan la inversión del 1'3% al 0'9%. Para entendernos, usted que sólo lee sobre deportes, es la diferencia entre inventar un coche, y fabricarlo. Quien lo inventa tiene los beneficios de todos y cada uno de los coches que se venden. Quien lo fabrica sólo de las unidades que salen de su fabrica. ¿Dónde se inventan los coches? En Alemania, por citar un caso. ¿Dónde se fabrican? En España, Polonia o Rumania. Es evidente de quiénes estamos más cerca, pues. Al darle el hachazo que usted le ha dado a la investigación nos condena a ser un país de camareros, portaequipajes, y por supuesto de trabajadores poco o nada cualificados que trabajemos para empresas extranjeras a sueldos miserables mientras tenemos la moneda de los países con mejor calidad de vida. Si seguimos en el euro es para vivir como ellos, no para que ustedes nos hagan vivir como en Botswana con precios de París. 
  
Usted nos está suicidando económicamente. Tal vez no sepa quién es Paul Kruggman, pero es Premio Nobel de Economía. Para él es evidente que usted nos miente o no quiere darse cuenta de que no estamos ni siquiera en recesión, sino en fase de depresión, y sus medidas nos hunden cada vez más. Ha aceptado ser el banco de pruebas del FMI, cuyas medidas ya arruinaron a varios países, pregunte si no por Grecia o Italia donde están fracasando estrepitosamente. Usted no le dice a la gente que estamos metidos en una III Guerra Mundial cuyas armas no son de fuego, sino que tienen a forma de experimentos socio-económicos, donde los tanques son agencias de calificación de la deuda, donde los países utilizan a los ciudadanos para intereses ajenos a estos, y donde, al final, la gente está muriendo y sufriendo, como en cualquier guerra. Usted nos dice que es bueno meter a cuarenta alumnos por clase, que es bueno que haya menos profesores, menos médicos, menos atención sanitaria, y a veces pienso que simplemente usted es gilipollas, que no puede ser que actúe con maldad. Y créame, lo sigo pensando. Los malos seguramente son otros, usted no tiene la inteligencia suficiente para darse cuenta de todo eso. Sí la tiene, en cambio, para saber que todo esto puede traer revueltas sociales, agitación en la calle. Por eso va a aprobar una medida por la cual será terrorismo y condena criminal resistirse a la voluntad del Gobierno expresada en sus brazos de coerción, es decir, al policía. Como yo le estoy diciendo esto, seguramente me acusará de terrorismo por incitar a la gente a decirle a usted las verdades a la cara. 
  
Señor Presidente, usted no quiere decirlo porque la Führer Merkel le amenaza desde el IV Reich que se ha instalado. No es una exageración, oiga, que lo dice hasta el Financial Times que como todo el mundo sabe es muy de izquierdas sin duda. Estamos metidos en mitad de una III Guerra Mundial, vuelvo a repetírselo, y no es una idea únicamente mía, sino de gente de esa que ha estudiado, tiene doctorados, ha dado clase en varias universidades, ha viajado por el mundo, ha leído mucho, mucho, habla varios idiomas, ha vivido diferentes procesos de crisis y recuperación, y a algunos también les gustan los deportes. Pero también ven que ustedes nos metieron una primera fase de Movimientos Financieros que ahogaron nuestra economía y ahora nos meten en una fase de Posiciones para hundirnos en el shock, en el miedo, en la angustia. 
  
Solo le deseo que si algún día la sociedad se rebela, salimos a la calle, tomamos los poderes públicos, proclamamos una Asamblea Constituyente, convocamos un referéndum sobre la forma de Estado, disolvemos los partidos actuales y los obligamos a refundarse en partidos que atiendan a las ideologías políticas y no a las económicas, establecemos un sistema de elecciones realmente democráticas, nos salimos de la moneda alemana (llamada también euro) y establecemos pactos bilaterales con los países importantes, invertimos en educación e investigación. Si todo eso pasa y empieza con una mecha que la sociedad enciende. Si pasa y asaltamos su palacete en la Moncloa, ojala usted esté ya camino del exilio en Berlín. 
  
O lo va a pasar mal. Muy mal. 
  
"Los recortes se aceptan por una de las fuerzas mas importantes de la humanidad, el miedo."  

Como ven, nada que añadir a lo dicho por el autor, sea quien fuera. En todo caso debe matizarse el inicio por simple falta de pruebas.

Lluis Casas, saliéndose por la tangente




sábado, 19 de mayo de 2012

DIOS LOS CRIA Y ELLOS SE JUNTAN



MAFO, CARLOS DIVAR, EL TRIBUNAL DE CUENTAS  Y ARTUR MAS

No hace muchas semanas les explicaba que en mi opinión la estructura del estado democrático español, en la que incluía aspectos de carácter social y cultural e, incluso, “l’esprit” que conforma sociedades, estaba en fase terminal. No voy a seguir con ello, todo y que, como es lógico, le doy una extrema importancia, sino que simplemente vengo a añadir cuatro casos que aunque sabidos están tomando el rumbo que toman casi todas las cosas: finalmente (a veces demasiado tarde) todo sale a la luz, inclusos los cadáveres mal enterrados regurgitan del suelo y esa “aparición” es destructiva en grado sumo. Los cuatro hacen referencia a factores fundamentales de lo que significa la verdadera democracia y siguen a otros que en estos últimos tiempos están descomponiendo las raíces de un estado.

Los cuatro casos (hay muchos más y probablemente más importantes que ya irán apareciendo) son los que encabezan estas líneas. Si fuera el extraño caso que no supieran de que les escribo ahí va un más que brevísimo resumen:

MAFO, Miguel Ángel Fernández Ordóñez es el director del Banco de España, un hombre muy dado a pontificar de lo que no le toca (sobretodo si tiene relación con el mundo laboral, sindical y con los derechos de los trabajadores de a pié) y un habitual incumplidor de sus obligaciones respecto al sistema bancario español. Les recuerdo que ese señor es la garantía del funcionamiento correcto, en todos los sentidos, de la banca. Con el asunto de Bankia, la banca (en sentido que se le da en los casinos) ha saltado y el hombre se ha convertido en un pim, pam, pum de libre tiro. No es que no se lo merezca, en absoluto. Tiene unas responsabilidades altísimas respecto al sufrimiento de muchísimos españoles, pero no en esta situación el hombre demuestra hombría, que no es redundancia, y presenta una dimisión irrevocable por totalmente inútil para el trabajo contratado. Será o no será por los emolumentos y las pensiones que vienen a continuación de su pronto cese por tiempo agotado o no, pero estas actitudes dan cuerda para que la calle se llene de indignación contra un sistema político que todo lo permite…a ciertas personal o a determinadas colectividades.

Carlos Divar es el presidente del Consejo Superior del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, es un hombre que por lo visto reduce las semanas laborales a tres días y consigue que el contribuyente no solo le pague el sueldo completo, sino que además le resuelva las facturas privadas de los fines de semana de cuatro días, que en la jerga de su organización han sido bautizados con el adecuado nombre de fin de semana caribeño. Como corolario, dicen que este hombre es asaz creyente y dado a la misa diaria. Es el líder de la judicatura y, si se demuestra fehacientemente, un simple tramposillo. Me temo que esa simple sospecha es suficiente para que los creyentes en la justicia se reduzcan a la nada más absoluta, por injusto que sea para un buen número de jueces, pero a la vista de lo que hemos visto en estos meses, esa calderilla (según el parecer del gastador) va a hacer más daño que el ajusticiamiento de Garzón.

Ambos son cargos de una enorme importancia institucional, de radical influencia en el funcionamiento del sistema económico y de la justicia y, ambos, son también técnicos, no políticos. De forma y manera que no deben pasar por las horcas caudinas de elecciones populares, ni por los filtros de los partidos políticos. Se deben a su capacidad de trabajo, a su calidad profesional, a sus características humanas y a la confianza que general en el país por todo ello.

El tercer caso es el del Tribunal de Cuentas (existen instituciones autonómicas, como la Sindicatura de Comptes catalana que se interrelacionan con este alto tribunal. Por las buenas acciones del periodista Jordi Evole en su magnifico programa Salvados de la Sexta nos hemos acercado a una institución multicentenaria que controla la legalidad y el buen hacer de los dineros públicos.  Evole y el experto que le acompañó en la visita a tan rancia e imprescindible institución nos informaron que la cúpula del tribunal, 12 hombres sin piedad, está formada por nombrados por los dos partidos preeminentes en el Parlamento, que su edad superaba en muchísimos años a la de la jubilación y que su dedicación era no tan solo escasa, sino en muchos casos prácticamente inexistente. Sus capacidades técnicas para pertenecer a tan alto tribunal eran simplemente la propuesta de los dos paridos, puestos de acuerdo, independientemente de su labor profesional, capacidades técnicas y de trabajo  y honestidad demostrada. Algunos acumulan más de treinta años de permanencia y a pesar de ello los informes del tribunal siguen llegando con excesivo retraso, como si dijéramos que la policía va a detener a un chorizo una vez ya ha fallecido, y  además esto fuera la norma. El espanto es absoluto.

El cuarto caso es distinto, don Artur Mas, es un político y presidente de la Generalitat de Catalunya, amén de mandar en la coalición habitual que mantiene hoy por hoy un poder semi absoluto en el Principat. Su aparición en esta breve lista es a propósito de un asunto no menor, pero en absoluto preeminente en la política catalana. De ahí su verdadera importancia. Su posición respecto a la fiscalidad y a determinados impuestos. El mal fario, cosa que soy capaz de reconocer, ha hecho que el padre del President muriera desgraciadamente no hace muchas semanas. Como a todos, el sentimiento frente a una pérdida de este calibre debe haber sido para el President de aúpa. La experiencia de los que ya hemos pasado por ello y además recientemente nos acerca a ese lado humano del asunto. Mis condolencias.

Como ustedes sabrán en la campaña (y mucho antes) de las elecciones del 2010, el impuesto sobre las herencias fue en exceso protagonista. Ya meses antes y en medio de una campaña política y mediática de no te menees (con publicidad en los autobuses y los habituales delincuentes como comentaristas de radio o TV en donde se incluían enormes mentiras),  CIU y La Vanguardia exigían la desaparición del impuesto.

El gobierno de izquierdas partido por este asunto terminó reformando parcialmente el impuesto y dejando sin afectación los bienes, digamos familiares, hasta un cierto nivel a partir del cual todos entendíamos que entrábamos en un terreno de grandes poseedores de patrimonio. Y eso ya era otra cosa. Pero no fue suficiente y con el eslogan a cuestas, entre otras cosas que después no vinieron al caso de la política aplicada, CIU se hizo con el poder y con la eliminación del impuesto fuera el que fuera el patrimonio afectado. Eso redujo los ingresos de la Generalitat en varios centenares de millones de euros y obligó a unos recortes sociales mucho más brutales si cabe. Es decir, los ricos se ahorraron buenos dineritos y mi suegra se quedó sin residencia.

Pues bien, hoy nos llegan noticias de que CIU está pensando en recuperar ese impuesto, por puras necesidades de supervivencia financiera, que finalmente es lo que cuenta.
La pregunta es: los que en el lapso de tiempo entre una cosa, la eliminación, y otra, la nueva aplicación, se han librado de pagar, entre los que cuento ciertamente al President, harán algún gesto de patriotismo respecto a las necesidades del país. O simplemente dirán, a mí, plim. Yo duermo en Pikolin.

No se los demás afortunados (e infortunados por la pérdida humana), pero el President debería hacer donación de la parte contratante demostrado con ello que ningún interés personal tenía en ello.

Recuerdo como una amiga me decía días antes de las elecciones a propósito de su hermano y con referencia a su madre: Madre, decía el hermano, supongo que votarás CIU, de forma que nos ahorraremos unos cuantos dólares en cuanto faltes.

Pues eso, el President debería evitar ser incluido en esta clase de contribuyentes. Creo firmemente que así lo hará.

Lluis Casas a la que salta.


miércoles, 16 de mayo de 2012

RODRIGO RATO "EL BREVE"




Hubo un tiempo en que el negocio bancario exigía una seriedad absoluta en sus cuentas. De hecho, su actividad se basaba en un intangible: la confianza que generaba en los impositores y en los demandantes de crédito. No está muy lejano el día en que todavía un papel firmado y rubricado en Gandia era oro contante y sonante en Estambul. Y a la inversa. Tampoco era imprescindible pertenecer a la cofradía del éxodo para enfrentar con éxito el mundo financiero. Ni siquiera la religión o la distancia hacían temblar la estructura del negocio. Y ¡ay de quien no cumpliera!

Los reyes que inicuamente pedían y no devolvían se veían forzados a las marrullerías más ocurrentes para que su “buen” nombre no quedara marcado y fuera ya imposible embarcarse en expediciones e invasiones.

No es que no hubieran burbujas financieras o simples desfalcos, pero eran francamente mal vistas y de obligada renuncia al honor y a la vida, llegado el caso. En la cercana Inglaterra del Imperio era habitual que los caballeros que no cumpliesen con sus obligaciones de pago terminasen en la armada o en las colonias en compañía de los ladrones de gallinas o de los cazadores furtivos.

Eso son tiempos pasados que llegan hasta casi los años sesenta o setenta pasados, y son ya solo un vago recuerdo. La tecnología financiera, la súper tecnología digital y la globalización han transformado de tal modo el negocio financiero que no hay quien lo pueda contrastar con lo que fue. Se mueven por el mundo tales cantidades de dinero ficticio y a tal velocidad y rotación que resulta imposible asegurar si tal negocio está basado o no en alguna realidad tangible o es simplemente una pirámide descomunal.

Hoy hemos de partir de la constatación empírica de que los banqueros de ahora nunca dicen la verdad, sea cual sea la circunstancia y, por ende, resulta harto dificultoso hacer un análisis de lo que está sucediendo y de lo que debe o puede suceder con el sistema (?) bancario español (o en otros). La antes llamada confianza es ahora un papelito firmado por alguna de las tres o cuatro entidades mundiales de acreditación que ofrecen al mercado financiero una especie de clasificación liguera de empresas, bancos o países. Lo curioso del caso es que estas mismas entidades, que son privadas, carecen absolutamente de control externo y siendo así han sido pilladas, tarde, pero pilladas, en clara contradicción entre sus certificados y la realidad más cruda. Y no porque no entendieran las cuentas a certificar, sino porque en su negocio marginal está la especulación sobre esos certificados.

La crisis, de la que no hablaré (¿para qué?), ha generado un mundo financiero basado en la partida de póker entre tahúres, que esconden cartas o las multiplican según y como vaya el juego. Con una carga valorada en más de 300.000 millones de euros en inversiones inmobiliarias el sistema financiero español ha sido un enfermo casi terminal durante varios años y todavía hay dudas de que no siga siéndolo. A raíz de tamaña deuda, se ha operado un cambio fundamental en la estructura financiera, han desaparecido las cajas de ahorro, un elemento sin duda singular, pero, curiosamente, una especie de propiedad colectiva. Esa parte de las finanzas nacionales controlaba el 50% del negocio bancario y se había especializado en los mercados de proximidad, en las pequeñas empresas, en el cliente al por menor y en algunos casos en inversiones industriales o de servicios públicos. Todo ello se ha ido al espacio sideral, que, como saben es casi infinito y crece aceleradamente. Ha sido, utilizando palabras de cierta rotundidad, una operación a la rusa, haciendo referencia al despojo que unos directivos públicos hicieron al conjunto de ciudadanos ex soviéticos.

Por lo demás, el número de entidades financieras nacionales se ha reducido de tal manera que podemos afirmar que nos acercamos a una especie de oligopolio de cuatro o cinco monstruos y un pequeño número de entidades menores. Bien es cierto que el coste de intermediación en nuestra banca era excesivo. De hecho teníamos más sucursales bancarias que panaderías y casi tantas como bares y tabernas, con lo que supone en términos de comisiones, etc. Ahí, una institución creada para velar por el buen orden, el buen nombre y la seguridad de los impositores, el llamado Banco de España, ha jugado a fondo la operación de “laissez faire, laissez passer”, que ha terminado con la deuda anteriormente anunciada y la mayor destrucción bancaria que se haya tenido nunca. Una estrategia al servicio del núcleo duro de la banca privada.

Estos días tenemos en todas las portadas el ejemplo carismático de todo ello: Bankia. Una entidad producto de la fusión de diferentes cajas bajo el predominio de Caja de Madrid, transformada, como todas, en banco, controlada por la derecha recalcitrante y con el ex director del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, cuyo curriculum vitae contiene cargos del tamaño de ministro de Economía con Mr. Ánsar. Con estos elementos, un gobierno del mismo color del mencionado Rato, se ve en la obligación de intervenir la institución y echar al cargo tan querido (ya querríamos obtener una décima parte de lo que se llevará el hombre). El motivo es que Bankia sigue sin presentar las cuentas fehacientes de su situación y nadie sabe, hoy por hoy, el tamaño del estropicio. Y, recuerden, que han pasado ya cuatro años del petardazo inmobiliario. Bankia acumula pérdidas y por ende créditos que están por encima de los 30.000 millones de euros, todo ello en forma de impagados y propiedades inmobiliarias de valor más que dudoso.

El resultado es que a pesar de las ayudas recibidas, Bankia está cayendo en el peor precipicio que una banca pueda caer: la incapacidad de hacer frente a sus pagos o a los requerimientos de los impositores.

Ustedes se preguntaran que como es posible que el anterior gobierno y este presente hayan dejado hacer mirando a otra parte durante tanto tiempo. Yo también me lo pregunto. Y solo puedo responder que ha sido por una parte la política, por otra el miedo a la realidad y en tercer lugar en la estúpida esperanza de que dios exista y los ángeles también. Es decir, existen para ese negocio del dinero, dejemos a parte las almas y su masa.

En el mundo normal, el que no responde a la capacidad de poder e influencia de la banca, una empresa cuando quiebra, quiebra y a dios muy buenas. Actúa el juzgado, la policía si es el caso, hacienda, los abogados laboralistas y los notarios. Casi nunca aparece un funcionario con unas cajas rellenas de millones para salvar lo insalvable. Y esto nos parece normal y adecuado en tanto el sistema se basa en arriesgar racionalmente y recoger el resultado, fuere el que fuere.

En el caso de la banca, el poder público actúa de forma distinta. Ya hemos citado la influencia y el poder, también hay que resaltar que la banca es como el sistema circulatorio, si este falla es la muerte rápida y, por lo tanto, los gobiernos tienden a mantener el flujo aunque sea a mínimos para no desfallecer al instante. Otra cosa es si esa intervención de emergencia se hace a costa del ciudadano contribuyente o a costa del inversor bancario y sus huestes ejecutivas.

Todo parece indicar que de un modo u otro en España está pagando el contribuyente casi todo. En forma de ayudas crediticias, que se obtienen vía deuda pública y de alternativas de gasto (recortes), en forma de ayudas de los fondos previstos para contingencias, ya agotados y por ende sin posibilidad de hacer frente a los derechos de los impositores que pudieran verse afectados y en forma de ayudas tal cual. Como parece que podría ser en el caso de Bankia.

Después de tanto rollo me dirán ustedes que podría hacerse, si es que hubiera alternativas a lo ya hecho. Me atrevo a mencionar unas cuantas cosas que no agotan el posible repertorio, pero que me parecen del más puro, y limpio en este caso,

En primer lugar, toda entidad financiera con problemas que exigieran la intervención pública debería pasar a control público, al manos mientras durasen las circunstancias. Este control puede desplegarse de distintas formas en función de la dimensión del problema y de las garantías procesales que la dirección y los accionistas de la entidad aporten. La intervención da lugar inicialmente al conocimiento absoluto de las cuentas y a los procedimientos para rehacer los balances. El riesgo corre a cargo de la propiedad y el sector público apuntala a los impositores para que estos no sean víctimas del mal hacer directivo.

En segundo lugar, si son necesarias aportaciones de fondos públicos, de la forma que sea, esto dará lugar a que el estado se siente en el consejo de administración, en la dirección y en todos los organismos de gobierno y que participe con capacidad de veto en la gestión. Obviamente si la ayuda es de tal dimensión que suponga de facto una especia de nacionalización, el estado queda como único propietario.

Tercero, los beneficios obtenidos a partir de la intervención sufragarán en primer lugar (después de las exigencias de los impositores) las aportaciones públicas, sin repartir dividendo alguno.

Cuarto, la reconversión de la banca, reducción de oficinas, personal, etc. se hará manteniendo una dinámica de competencia en el mercado financiero, sin dejar que se creen los oligopolios antes citados. Y, en todo caso, las afectaciones al personal se harán en escrupulosa ley y con la negociación sindical.

Quinto, el Banco de España se reconvertirá en una verdadera institución que vele por la buena marcha de cada uno de los bancos y del conjunto del sistema, siendo competente para conocer hasta el más mínimo detalle de la marcha del negocio. El propio Banco de España se comprometerá a calificar los productos financieros y todo el negocio bancario para hacer lo más transparente posible el mercado.

Sexto, las responsabilidades en que incurran los directivos bancarios en su gestión serán tratadas con extrema dureza y se prohibirá toda remuneración excesiva, no justificada o devengada por operaciones de corto plazo.

Séptimo, el gobierno y el Banco de España velarán para evitar burbujas financieras basadas en el crédito excesivo y en la especulación de bienes.

Lluis Casas, quedándose tan ancho.



miércoles, 9 de mayo de 2012

LAS NIEVES DEL KILIMANJARO EN FRANCIA



No les parecerá mal que cite, como tantas veces, algunas referencias cinematográficas para resaltar o simplemente señalar sucesos, ideas o paranoias. Los lectores de estos escritos, si los hubiera, ya estarán habituados a que el mundo cinematográfico o libresco aparezca por estos pagos cual directivas de la UE.

Para los de cierta edad o experiencia, el título del articulillo les recordará a buen seguro un excelente film de Henry King, con Gregory Peck, Susan Hayward y Ava Gardner (¡dios mío!), un film de 1952 (lo que ha llovido desde entonces, aunque sigue la cacería de elefantes), basado en una novela de Ernest Hemingway. El asunto, sin más importancia por lo demás, recuerda ciertamente algunos problemillas que Hemingway tenia y que nunca solía resolver a conciencia. Como es lógico la cosa pasaba en África en las faldas del volcán nevado de Tanzania en donde la negritud posaba como siempre de simple decorado.

Hoy, Robert Guèdiguian con Ariane Ascaride y Jean-Pierre Rarroussin, repiten título (2011), pero nada tiene que ver con el primer asunto cinematográfico del mismo título. Si recuerdan Marius y Janette, entre otros pocos films del autor vistos por aquí, su memoria les devolverá a un director claramente francés (coral, parlanchín y vivencial), que representa un hilo distinto a lo que nos tiene acostumbrados la industria de la exhibición en casa.  

El título repetido responde a un recuerdo de los protagonistas, la canción de Pascal Danel, contemporáneo de Adamo, que escuchaban en su juventud. Otra referencia es, faltaría más siendo francés, Víctor Hugo, con su “Les pauvres gens”.

La historia es la de un sindicalista honesto, un izquierdista perplejo con los cambios económicos y sociales, un padre un tanto decepcionado y un “citoyen” bueno. Un hombre que para lograr el bien sabe qué hay que tener bondad en los actos. O, al revés, que no se edifica el bien mediante acciones de maldad. Aunque, aparentemente, estuvieran justificadas.

La coincidencia de la visión del film, que obviamente les recomiendo a sabiendas de la necesidad del pañuelo para lágrimas, con el resultado electoral de las presidenciales francesas es cuando menos oportuno y ejemplarizante: hay esperanza todavía.

Y no solo con ese resultado que abre posibilidades (ya veremos la realidad subsecuente), sino que se le puede añadir una nueva derrota de la acérica Merkel en su antiguo feudo de Schleswing-Holstein un land alemán, colindante con Dinamarca.

Así pues, Monsieur Hollande no está solo. El de Parapanda lo ha puesto más que bien al lado de Andalucía, pero igualmente  se puede añadir, aunque con prevenciones altísimas, a lo que los griegos han dicho en las urnas.

Un fin de semana de lo más atractivo para el que no tenía que votar directamente y pasarse las horas mordiéndose las uñas. Otra guinda al pastel dominguero es la primera parte contratante de Servia, en donde la opción europeízante nos recuerda el enorme peso que aún tiene el valor de la paz y de la colaboración en el proyecto un tanto “sedotto e abbandonatto” por los líderes actuales (por llamarlos con excesivo respeto), que conserva aquello que empezó con el carbón y el acero.

En fin, que como comienzo de la semana y en honor a la mejor luna llena del año no está nada mal. En cambio, nuestro lunes casero nos aporta noticias frescas y distintas con respecto a la influencia de la banca y de los ejecutivos bien vinculados con el actual poder depresivo.

El señor Rato, un inmenso culpable como ministro económico, ha conseguido lo que nadie: crédito abundante del estado para reflotar su portaaviones a la deriva y con el nivel del agua superando las bombas de achique. ¿Cuántos empresarios, directores de escuela, hospitales y guarderías querrían ese trato preferente y amoroso y, en cambio, solo obtienen recorte tras recorte? También ofende que si al portaaviones de Rato, Bankia, le ofrecen crédito por un tubo, al portaaviones real, Príncipe de Asturias, nuestro elemento disuasorio (¿contra quien?) por excelencia no le dan un duro ni para repasar el óxido del tapacoños, nombre oficial, registrado do corresponde, de un utensilio marinero que el buen lector sabrá reconocer.

Probablemente ambas noticias estén relacionadas. Al gobierno le está creciendo tanto la nariz por sus innumerables mentiras que necesita una cierta compensación de pasivos en el momento que salva del infierno a su amigo del alma Rato. Y, ahí está, el Príncipe de Asturias en versión portaaviones para que el personal sonría satisfecho.

Como un enorme periodista terminaba sus crónicas en La Vanguardia (en aquellos momentos ya pasados se apellidaba Española), así es o así me lo parece.

Lluis Casas, estrenando sonrisa.


Radio Parapanda. (1) LA DISTRIBUCIÓN DE LAS RENTAS COMO VÍA AL SOCIALISMO