Si pongo este
título en escritura química lo hago a sabiendas que no es lo mismo el H2O que
el agua. La primera es la expresión de una molécula altamente especial no solo
por su simplicidad, sino por las características físicas y químicas que posee.
Ocupa mayor volumen en forma sólida que liquida, de ahí el nivel del mar. Es
solo un pequeño ejemplo de lo sorprendente que es.
Si tienen
curiosidad científica no teman leer con toda la calma del mundo el libro de
Philip Ball, H2O, del FCE, Madrid 2003. Su lectura te introduce en un mundo
fascinante creado por uno de los materiales más abundantes y simples en
apariencia y de una enorme complejidad en su comportamiento y en su
trascendencia para la vida.
Ahí es nada el
hidrogeno, que con solo un electrón en su periferia se alía a pares con el
oxigeno que tiene dos (cuando le conviene). El hidrógeno viene directo del Big
Bang, solo después del helio, el primero en sacar la nariz en el universo. De
modo que con cada vaso que bebemos de este peculiar líquido nos metemos entre
pecho y espalda un pedazo primigenio del origen del universo.
Del H2O al agua
hay un gran paso y es un paso histórico y social. Es la conversión de ese
líquido fundamental para la vida en una materia básica de la sociedad, de la
producción, del consumo y de los intereses económicos que conlleva no vivir ya
en cuevas aisladas.
Me temo que a
estas alturas sentirán un cierto despiste, pero si siguen leyendo entenderán el
por que de todo lo anterior.
El agua en
Catalunya y especialmente en la región metropolitana de Barcelona tiene un
apellido empresarial que ha controlado durante décadas las políticas
hidráulicas de su entorno: Aguas de Barcelona, AGBAR para los amigos. Una
empresa histórica vinculada unas veces a unos, en otras a otros. En la serie ha
existido la adaptable burguesía, La
Caixa y
ahora una empresa madre de raíz francesa.
Esta empresa ha
tenido como móvil vital el control hegemónico del ciclo del agua haciendo las
más de las veces acuerdos con las entidades públicas competentes y en otras
ocasiones trampeando influencias o creando controversias a favor suyo.
Nunca la
normativa competencial o el respeto a las autoridades públicas ha sido freno
para su ágil capacidad de presión. La empresa ha tenido siempre a su
disposición excelentes conseguidotes e intensas relaciones de todo tipo. Sin
olvidar las privilegiadas relaciones con cierta prensa. También hay que decir
que la tecnología asociada a su actividad siempre ha sido de primera línea. Del
mismo modo que la gestión económica ha sido una eficaz devoradora de márgenes,
sea donde estuvieran. A veces en lugares tan alejados del agua como el de las obras.
De todo ello han
tenido noticia de vez en cuando en este medio, pero como esa peculiar empresa
ha tenido en estos últimos meses varias actuaciones que demuestran lo dicho y
que a la vez dejan entrever ciertos cambios en su comportamiento, ya que no rehúyen
el choque abierto con la administración, detalle que antaño se cuidaban mucho
de atender con aparente exquisitez, creo que vale la pena una lección de repaso.
Uno. En el
entorno catalán existen pocas competidoras para AGBAR con entidad y capacidad
empresarial suficiente para crear algo tan obvio como la competencia.
Prácticamente la mayoría de la población, sobre todo en la región
metropolitana, utiliza agua que provee AGBAR. Trabajo de años que está
configurando un mapa que ya quisieran para si los monopolios más consolidados.
En ese mundo,
AGBAR estaba falta de dos cosas. La primera y principal controlar el
abastecimiento en alta (la producción de agua potable para llevarla a los
municipios). Ahí, la
Generalitat disponía
de una empresa ATLL (Aigues Ter-Llobregat) que ejercía un papel estratégico. La
segunda era que la fase de depuración del agua una vez usada pasaba por las
manos principales de la
Generalitat (otra
vez) y del Área Metropolitana, a través de una empresa específica).
Pues bien,
acercándonos a l día de hoy, AGBAR ha planteado una opción de compra de una
empresa pública de cierto tamaño, Aigues de Sabadell, que aumentaría su cuasi
monopolio en el abastecimiento a los hogares y empresas. Ha establecido un
contrato con la entidad metropolitana, sin concurso ninguno, por el cual la
empresa pública EMSSA se convierte en una entidad mixta con mayoría de capital
de AGBAR. AGBAR también ha intentado hacerse con la empresa de la
Generalitat ATLL puesta
en venta por el actual gobierno, aunque ha visto frustradas sus ansias de
manejarlo todo por que el concurso se saldó con la victoria de Acciona. La
respuesta de AGBAR ha sido absolutamente desmesurada para su larga tradición de
resolver los conflictos debajo de las mesas o, al menos, lejos del mundanal
ruido. En esta caso, la tradición se ha hecho pedazos y las reclamaciones
judiciales han puesto en una situación desesperada a la
Generalitat y
el concurso está en amenazado de pecado mortal. AGBAR va a por todas.
Si lo vemos en
su totalidad estamos ante tres acciones que de terminar según los deseos de
AGBAR, pondrían la práctica totalidad del ciclo del agua en Catalunya en sus
manos. Quedarían, eso si, las pequeñas poblaciones desperdigadas, algunos
ejemplos tipo Asterix y Obelix y la depuración aun en manos del ACA, la agencia
del agua del gobierno catalán, que no parece que pudiera resistir un nuevo
embate una vez recortado su brazo abastecedor, ATLL. Por fin queda la parte de
Catalunya afecta al Ebro y sus afluentes que por esas cosas del querer están en
manos (o en pies) del estado presuntamente federal.
Resulta
sorprendente el enfrentamiento ante los tribunales entre la
Generalitat y
AGBAR, una empresa que se alimenta exclusivamente de concesiones y contratos
públicos. No sucede casi nunca que una empresa así se revele contra quien le da
de comer y quien es la autoridad política y técnica de máximo nivel. Incluso
cuando una empresa así se siente afectada en sus sentimientos más íntimos, como
es el caso al perder el concurso, pone el asunto prudentemente en el cajón
correspondiente a “negocios pendientes” y espera o provoca los cambios
necesarios para recuperar lo que ha considerado suyo. Nunca se llega en
tinglados de esta magnitud al tribunal. Piensen que el paso dado por AGBAR
contra la
Generalitat representa
el retorno de 300 millones de euros a Acciona, en circunstancias tales que la
Generalitat todo
lo debe y generar con alguna probabilidad indemnizaciones de orden también
millonario. En total, cifras astronómicas aplicadas a un enfermo en gravísimo
estado.
Tenga o no tenga
razón administrativa esta empresa en el contencioso, recuerden que es ella la
que ha de supeditarse a la dirección política y técnica de la
Generalitat en
el caso de terminar como vencedor apocalíptico del caso. ¿Cómo van a ser las
relaciones entre dueño y jardinero? Eso da mucho que pensar, tal vez el
jardinero está tan seguro por que sabe cosas importantes y muy indiscretas del
señor y espera salir con la cabeza alta y el bolsillo lleno.
Por de pronto,
aprovechando el Pisuerga de las elecciones, el conseller del ramo ha cambiado y
recientemente el director del ACA ha dimitido. Mientras tanto, Acciona
siguiendo los pasos de AGBAR se presenta a juicio para ver que puede obtener a
las buenas o a las malas.
El resultado
previsible, sea cual sea la salida en un incremento del precio a pagar por los
consumidores. Ya lo decía alguien en Whisky será más barato y no da tanto
jaleo. Al menos fuera de Chicago.
Si consultan los
curriculums de algunos altos cargos de AGBAR tal vez les sorprenda su
vinculación iniciática con las administraciones hidráulicas públicas. Muchos de
ellos has sido captados por la empresa como estrategia para vaciar es estado
mayor adversario y rellenar el propio con el Know How de la administración.
Otra curiosidad
empresarial al efecto es la aventura americana de la empresa, de donde ha
salido mayormente por peteneras a causa de aquello que los españoles del siglo
XV llevamos allí: el colonialismo y la prepotencia.
El penúltimo
detalle es de tratado histórico. CDC, mejor el president Jordi Pujol, nunca
hizo tratos con AGBAR, puesto que ambos ambicionaban lo mismo: Catalunya. Los
socialistas, en cambio, han tenido siempre a bien a la empresa. Hasta el
extremo de mantener una concesión multimillonaria sin contrato durante años y
ahora bajo dictamen judicial en contra. La respuesta, de una especie de
sociovergencia metropolitana, ha sido la operación EMSSA, ya citada.
What world! Que
diría un catalán de pura cepa.
Lluís Casas y muchos más