jueves, 18 de abril de 2013

H2O NO ES LO MISMO QUE EL AGUA


Si pongo este título en escritura química lo hago a sabiendas que no es lo mismo el H2O que el agua. La primera es la expresión de una molécula altamente especial no solo por su simplicidad, sino por las características físicas y químicas que posee. Ocupa mayor volumen en forma sólida que liquida, de ahí el nivel del mar. Es solo un pequeño ejemplo de  lo sorprendente que es.

Si tienen curiosidad científica no teman leer con toda la calma del mundo el libro de Philip Ball, H2O, del FCE, Madrid 2003. Su lectura te introduce en un mundo fascinante creado por uno de los materiales más abundantes y simples en apariencia y de una enorme complejidad en su comportamiento y en su trascendencia para la vida.

Ahí es nada el hidrogeno, que con solo un electrón en su periferia se alía a pares con el oxigeno que tiene dos (cuando le conviene). El hidrógeno viene directo del Big Bang, solo después del helio, el primero en sacar la nariz en el universo. De modo que con cada vaso que bebemos de este peculiar líquido nos metemos entre pecho y espalda un pedazo primigenio del origen del universo.

Del H2O al agua hay un gran paso y es un paso histórico y social. Es la conversión de ese líquido fundamental para la vida en una materia básica de la sociedad, de la producción, del consumo y de los intereses económicos que conlleva no vivir ya en cuevas aisladas.

Me temo que a estas alturas sentirán un cierto despiste, pero si siguen leyendo entenderán el por que de todo lo anterior.

El agua en Catalunya y especialmente en la región metropolitana de Barcelona tiene un apellido empresarial que ha controlado durante décadas las políticas hidráulicas de su entorno: Aguas de Barcelona, AGBAR para los amigos. Una empresa histórica vinculada unas veces a unos, en otras a otros. En la serie ha existido la adaptable burguesía, La Caixa y ahora una empresa madre de raíz francesa.

Esta empresa ha tenido como móvil vital el control hegemónico del ciclo del agua haciendo las más de las veces acuerdos con las entidades públicas competentes y en otras ocasiones trampeando influencias o creando controversias a favor suyo.

Nunca la normativa competencial o el respeto a las autoridades públicas ha sido freno para su ágil capacidad de presión. La empresa ha tenido siempre a su disposición excelentes conseguidotes e intensas relaciones de todo tipo. Sin olvidar las privilegiadas relaciones con cierta prensa. También hay que decir que la tecnología asociada a su actividad siempre ha sido de primera línea. Del mismo modo que la gestión económica ha sido una eficaz devoradora de márgenes, sea donde estuvieran. A veces en lugares tan alejados del agua como el de las obras.

De todo ello han tenido noticia de vez en cuando en este medio, pero como esa peculiar empresa ha tenido en estos últimos meses varias actuaciones que demuestran lo dicho y que a la vez dejan entrever ciertos cambios en su comportamiento, ya que no rehúyen el choque abierto con la administración, detalle que antaño se cuidaban mucho de atender con aparente exquisitez, creo que vale la pena una lección de repaso.

Uno. En el entorno catalán existen pocas competidoras para AGBAR con entidad y capacidad empresarial suficiente para crear algo tan obvio como la competencia. Prácticamente la mayoría de la población, sobre todo en la región metropolitana, utiliza agua que provee AGBAR. Trabajo de años que está configurando un mapa que ya quisieran para si los monopolios más consolidados.

En ese mundo, AGBAR estaba falta de dos cosas. La primera y principal controlar el abastecimiento en alta (la producción de agua potable para llevarla a los municipios). Ahí, la Generalitat disponía de una empresa ATLL (Aigues Ter-Llobregat) que ejercía un papel estratégico. La segunda era que la fase de depuración del agua una vez usada pasaba por las manos principales de la Generalitat (otra vez) y del Área Metropolitana, a través de una empresa específica).

 Pues bien, acercándonos a l día de hoy, AGBAR ha planteado una opción de compra de una empresa pública de cierto tamaño, Aigues de Sabadell, que aumentaría su cuasi monopolio en el abastecimiento a los hogares y empresas. Ha establecido un contrato con la entidad metropolitana, sin concurso ninguno, por el cual la empresa pública EMSSA se convierte en una entidad mixta con mayoría de capital de AGBAR. AGBAR también ha intentado hacerse con la empresa de la Generalitat ATLL puesta en venta por el actual gobierno, aunque ha visto frustradas sus ansias de manejarlo todo por que el concurso se saldó con la victoria de Acciona. La respuesta de AGBAR ha sido absolutamente desmesurada para su larga tradición de resolver los conflictos debajo de las mesas o, al menos, lejos del mundanal ruido. En esta caso, la tradición se ha hecho pedazos y las reclamaciones judiciales han puesto en una situación desesperada a la Generalitat y el concurso está en amenazado de pecado mortal. AGBAR va a por todas.

Si lo vemos en su totalidad estamos ante tres acciones que de terminar según los deseos de AGBAR, pondrían la práctica totalidad del ciclo del agua en Catalunya en sus manos. Quedarían, eso si, las pequeñas poblaciones desperdigadas, algunos ejemplos tipo Asterix y Obelix y la depuración aun en manos del ACA, la agencia del agua del gobierno catalán, que no parece que pudiera resistir un nuevo embate una vez recortado su brazo abastecedor, ATLL. Por fin queda la parte de Catalunya afecta al Ebro y sus afluentes que por esas cosas del querer están en manos (o en pies) del estado presuntamente federal.

Resulta sorprendente el enfrentamiento ante los tribunales entre la Generalitat y AGBAR, una empresa que se alimenta exclusivamente de concesiones y contratos públicos. No sucede casi nunca que una empresa así se revele contra quien le da de comer y quien es la autoridad política y técnica de máximo nivel. Incluso cuando una empresa así se siente afectada en sus sentimientos más íntimos, como es el caso al perder el concurso, pone el asunto prudentemente en el cajón correspondiente a “negocios pendientes” y espera o provoca los cambios necesarios para recuperar lo que ha considerado suyo. Nunca se llega en tinglados de esta magnitud al tribunal. Piensen que el paso dado por AGBAR contra la Generalitat representa el retorno de 300 millones de euros a Acciona, en circunstancias tales que la Generalitat todo lo debe y generar con alguna probabilidad indemnizaciones de orden también millonario. En total, cifras astronómicas aplicadas a un enfermo en gravísimo estado.

Tenga o no tenga razón administrativa esta empresa en el contencioso, recuerden que es ella la que ha de supeditarse a la dirección política y técnica de la Generalitat en el caso de terminar como vencedor apocalíptico del caso. ¿Cómo van a ser las relaciones entre dueño y jardinero? Eso da mucho que pensar, tal vez el jardinero está tan seguro por que sabe cosas importantes y muy indiscretas del señor y espera salir con la cabeza alta y el bolsillo lleno.

Por de pronto, aprovechando el Pisuerga de las elecciones, el conseller del ramo ha cambiado y recientemente el director del ACA ha dimitido. Mientras tanto, Acciona siguiendo los pasos de AGBAR se presenta a juicio para ver que puede obtener a las buenas o a las malas.

El resultado previsible, sea cual sea la salida en un incremento del precio a pagar por los consumidores. Ya lo decía alguien en Whisky será más barato y no da tanto jaleo. Al menos fuera de Chicago.

Si consultan los curriculums de algunos altos cargos de AGBAR tal vez les sorprenda su vinculación iniciática con las administraciones hidráulicas públicas. Muchos de ellos has sido captados por la empresa como estrategia para vaciar es estado mayor adversario y rellenar el propio con el Know How de la administración.

Otra curiosidad empresarial al efecto es la aventura americana de la empresa, de donde ha salido mayormente por peteneras a causa de aquello que los españoles del siglo XV llevamos allí: el colonialismo y la prepotencia.

El penúltimo detalle es de tratado histórico. CDC, mejor el president Jordi Pujol, nunca hizo tratos con AGBAR, puesto que ambos ambicionaban lo mismo: Catalunya. Los socialistas, en cambio, han tenido siempre a bien a la empresa. Hasta el extremo de mantener una concesión multimillonaria sin contrato durante años y ahora bajo dictamen judicial en contra. La respuesta, de una especie de sociovergencia metropolitana, ha sido la operación EMSSA, ya citada.

What world! Que diría un catalán de pura cepa.

Lluís Casas y muchos más