lunes, 27 de julio de 2009

¿POR QUÉ ESTE SILENCIO SOBRE ILDEFONS CERDÀ?





Dudo en aleccionarles sobre quien fue Ildefons Cerdà y dado de la existencia de tantas enciclopedias digitales paso de ello, aunque no lo hago para explicar que fue el paridor del mayor cambio urbanístico que la ciudad de Barcelona ha sufrido en su existencia. Sufrido en un doble sentido, primero en el de recibir una idea de progreso, salud pública, ordenación urbana, reducción del poder del dinero y un largo etcétera. También porque la burguesía en el poder en la ciudad, no habiendo logrado torpedear el proyecto Cerdà en su fase de aprobación, y puesto que el plan se impuso desde Madrid, logró desfigurarlo en algunos aspectos básicos. El proyecto dejó de ser un plan de mejora de la vida urbana con edificaciones que se complementaban con el ajardinamiento, una menor edificabilidad y espacios abiertos. Quedó la trama básica que ha dado vida y destino a la ciudad durante más de cien años.


¿A qué viene tamaño panegírico, se preguntaran? Pues bien este año es el aniversario Cerdà. Si ustedes lo saben, saben mucho más que la mayoría puesto que los académicos, los políticos y demás ralea no han hecho nada para que el ciudadano comprenda la enorme transformación que supuso su plan y la que hubiera supuesto si sus conciudadanos propietarios de la ciudad no la hubieran asaltado. Cerdà es el gran hombre de la Barcelona de la segunda mitad del 19, y desde esta altura edificó un proyecto que ha podido contener cambios sociales, técnicos y humanos imposibles de prever en su momento. Si Barcelona no ha sufrido un colapso circulatorio permanente es gracias a ese sistema de circulación que permite la trama Cerdà. Si las calles en el Eixample son aireadas, lo son por que Cerdà preveía esa característica y así un largísimo etcétera. Cerdà quería una ciudad en la que no se reprodujera el abigarrado urbanismo medieval y en el que la propiedad y los rendimientos que produce el suelo apropiado se ajustaran a una cosa que ahora llamamos calidad de vida y que esta fuera lo menos clasista posible.


Todo ello hace que pueda calificar a Barcelona como la ciudad que premia al decorador, el arquitecto de edificios aislados y olvida a conciencia a quien programó una ciudad moderna y más libre. Gaudí no es nadie frente a Cerdà, un simple escultor clerical en edificios altamente burgueses, catedrales, palacios y demás. Cerdà piensa en la ciudad y en sus habitantes y lucha denodadamente por imponer su moderna concepción. Gaudí diseña el hoy Parque Guell, para que la burguesía más adinerada viva en aislamiento y protección lejos del mundanal ruido que produce el proletariado. Para ello se construyó un cuartel de la Guardia Civil para su exclusiva protección, hoy es la Kasa de la Montaña, un equipamiento okupa conocido en toda Europa. Sorpresas que da la vida. Por cierto, ahora con fondos Zapatero, el Ayuntamiento les está construyendo una exclusiva escalera mecánica que hará de la Kasa de la Montaña una residencia envidiada. La burguesía de entonces tenía la misma estupidez urbana que la de ahora y no le hizo el mínimo caso al bueno de Gaudí, por lo que ahora los turistas disfrutan de un parque público y no privado.


¿Por qué la ciudad ha abandonado el centenario de Cerdà? ¿No será que los ahora mandamases urbanísticos lo consideran, como otrora sus antecesores, un individuo sospechoso de progresismo y poco dado a generar grandes beneficios urbanísticos?.


Les cito a un alcalde, por más señas notario, que a comienzos del siglo pasado y a la vista de la ciudad desde el Tibidabo dijo: ¡Cuanta propiedad inmobiliaria! El hombre obnubilado por la posibilidad de notariar toda la ciudad elevó una frase a lo que ha sido el programa esencial del urbanismo barcelonés de todos los tiempos, con Porcioles o sin Porcioles. Hacer dinero.


Otra anécdota, en tiempos de final del franquismo, un grupo de economistas entre los que me cuento, firmábamos colectivamente artículos como Enric Cerdà, en una poco acertada confusión entre el gran Cerdà urbanista y el Sardà economista de la reforma. Una síntesis que para algunos tenía futuro.


Lluis Casas, fan Cerdà.

ESOS ZOTES DE LA CASAMATA





Expongo de entrada que nada tengo que objetar al excelente comentario del sobrino del editor, el gran Antonio Baylos, sobre el asunto que nombro en la cabecera. Faltaría más. Pienso que lo que viene a continuación es más complemento y enfoque alternativo que otra cosa. Allá voy.


Decir que la patronal española es un conjunto de intereses tradicionales sin más aditamento que ganar unos duros rápido, no es decir más que la cruda verdad. Las tácticas y las estrategias de la patronal han sido históricamente, y de nuevo lo son hoy: un calco de lo que la burguesía indocumentada económicamente hacia ya hace 200 años. Buscar la máxima explotación del trabajo, querer el sistema fiscal más débil posible, pretender los servicios públicos más chungos que puedan imaginar y, como novedad ahora, no leer a Keynes, ni a nadie. En definitiva, mostrar su extrema debilidad frente al futuro y su incapacidad de acción de acuerdo con lo que la realidad económica, social y política nos delimita. Hago aquí un alto en el camino y excuso la extensión del comentario urbi et orbi de la empresa y de los empresarios; comento lo que me parece que hace la cúpula que instrumentaliza la representación empresarial y patronal. Hay buenos empresarios y empresas, adaptados a los tiempos y a los conocimientos. Pero dudo que estos tengan la influencia necesaria para los tiempos que corren en un mundo empresarial ciertamente torticero. Sigo.


Si la crisis ha dado en romper el flujo del consumo, es bueno reconocer que la acción pública ponga aceite económico en los engranajes. Eso es el gasto público que proviene de los impuestos: Seguridad Social incluida. Si caen las cifras de la ocupación, el sistema de prestaciones por el paro es una garantía excelente para mantener un cierto ritmo económico. Si se eliminan las capacidades de la fiscalidad, esas acciones que beneficiaran a todos se Irán por el desagüe de la fregadera. Si los trabajadores tienen sueldos de miseria, o no tienen nada, no creo yo que el lujo y esplendor de los propietarios de la riqueza pueda substituir la capacidad de generar economía de los asalariados, ni en una sociedad a la romana en época de Tiberio.


Lo que se ve fuera de nuestras fronteras, los países con sistemas fiscales más duros son un excelente ejemplo de superación de la crisis, de inversión en sectores de futuro y en una productividad a prueba de bomba. A la élite electa de los empresarios no les duele el cerebro frente a la diferencia de parecer, hacer y comprender. Lo dicho: si fuera por esos empresarios lideres, hoy el país estaría socialmente en el tercer mundo y así seguiría.


Permítanme ese comentario más simple de lo que debería, pero que se acerca a una durísima realidad de “nuestra” cúpula empresarial.



Lluis Casas, hasta el gorro de oír sandeces.

HACIENDO EL EQUIPAJE CON RETALES





Tradicionalmente el mes de julio es mes de equipajes, desplazamientos, calores rigurosos, incendios y ruidos insoportables (lean, lean el blog). Este año, la benevolencia del dios metereológico nos ha dado veinte días de pernocta más tranquila que otras veces (al menos en donde yo duermo) con temperaturas aceptables y lluvias abundantes, que por otro lado han amargado a más de uno su estancia en la playa. Además, el paso del Ecuador juliano ha resultado esplendoroso, puesto que se ha cerrado el follón de la financiación autonómica y ha aparecido una trasferencia importante, las cercanías de RENFE.


De este modo se da que la estatura presidencial en Catalunya ha crecido muchos centímetros, sin necesidad de calzos extra al modo Sarkozy, y la tranquilidad política también se ha instalado en los corazones atribulados del tripartit (por cierto es un tripartit que no lo es, dado que puestos a contar, a mi me salen como mínimo cinco, un pentapartit). Como nunca llueve a gusto de todos, CIU (un oligopolio de dos), ese conglomerado de intereses económicos, religiosos, esencialistas y pragmáticos, está sufriendo las consecuencias de no haber asumido en su momento, en el año 2003, que las cosas en Catalunya habían cambiado.

A la pérdida de la hegemonía gubernamental por dos veces consecutivas, se le suma ahora la sospecha fundada de que en noviembre del 2010 pude pasar de nuevo lo mismo. Eso crea, incluso en Julio, nerviosismos varios, como el que le acaece a ese monstruo de la política, don Oriol Puig, cuando aprovechando la desgracia del incendio pretende pegar fuego al Parlament en verano. Oriol Puig, aparte de sus diversas responsabilidades pasadas como conseller variado, en donde no le lució pelo ninguno, tampoco luce como predictor de lo que ha de venir. A dios gracias.

Según me dicen mis allegados, en Julio y también en Agosto, los medios de comunicación se hallan perdidos, puesto que sus comentaristas relevantes, con experiencia y, tal vez, ciencia, se han liado la manta a la cabeza y están por esos mundos de dios. Han abandonado el barco momentáneamente, dejando artículos intemporales por si las moscas. De modo que algún ilustre diario de la mañana, conservador por más señas, nada ha dicho sobre el acuerdo del finançament. Cuando sus avaladores sociales han dicho sí y sus corresponsales políticos han dicho no, ellos han descrito a duras penas el espectáculo, pero no han emitido signo explícito ninguno. Alguien con trazas de historiador me comenta que ha sido un truco de la aristocracia mediática para no comprometerse. Lo que hace un mal plan de vacaciones de los empleados.


También en Julio, tal como en un comentario reciente les explicaba, están terminando las maniobras propias del teatro bufo en torno a la remodelación del Camp Nou. Desde lo que les escribí el otro día, el asunto ha dado varias vueltas al ruedo. Con tremendas afirmaciones del presidente futbolero dando pistas hacia donde apuntará cuando finiquite su actual empleo. Con intervenciones más apuradas que el agua en el Sahara por parte de nuestro digno alcalde y con las intervenciones finales del líder de la oposición municipal permanente (30 años, dios mío) toreando a los vecinos y apuntillando el acuerdo para que todos los intereses de siempre se queden contentos. Una rueda de la fortuna hecha en menos de dos días. Adiós mini estadi.


Lo del mal tiempo juliano está poniendo al turismo de mala cara. Me refiero a hoteles, restaurantes y otras infraestructuras que no hacen el lleno de la manera acostumbrada. La crisis ha alejado la visita de británicos y sajones, incluso los galos no están dando la talla. Por lo que el sector y la ocupación se deprimen. A mi modo de ver, y dejando a parte la visión del paro que genera, la cosa no está tan mal. Una crisis nos vendrá bien para revisar las millones de chapuzas turísticas que se han hecho en treinta años. El turismo de playa, el turismo de vino y gaseosa, el turismo que llega se emborracha y se marcha no es de interés y no aporta futuro. Si hemos de competir en el mundo turístico y mantener los millones de visitantes, hemos de ofrecer otras cosas, otros territorios, otras cualidades, otro calendario y otros empresarios. En fin, que no hay mal que…Y si no que se lo digan al ilustre editor de este medio, enfrascado en batallar por una vida digna frente al invasor ocupa (sin K).

Vuelvo como otras veces con el medio periodístico. Estos días, aturullado por la rehabilitación, he estado más horas de lo normal frente al televisor. No soy usuario habitual del medio, sobre todo después de adquirir un DVD que me permite repasar periódicamente “Centauros del desierto” o “El hombre tranquilo” a mi gusto y conveniencia. Mis escarceos televisivos se limitan al Tour y a algún noticiario, por ello me ha sorprendido más de lo que debería la escasa calidad del reportaje vivo a pie de obra que he visto estos días. Esa acción periodística que pone la alcachofa al alcance de cualquiera, el muerto en el atropello o el espectador que no vio nada y que transforma una noticia a pié de página en una tragedia nacional, se halla en manos de grandes incompetentes.


He visto declararse varias guerras políticas por los efectos malévolos de esos desinstruidos se que ponen frente a la cámara portátil y a los que les cuesta pronunciar la palabra La Garrotxa, por lo que resuelven el problema inventando lo que no hay. Lo más duro ha sido observar el pavoroso incendio que dió, de momento, en cuatro muertos, a la luz de lo que decían los que accedían a la alcachofa mal puesta. El drama, inmenso humanamente, se transformaba en pena capital para los que arriesgaban la vida para salvar otras, para evitar desgracias y para cumplir con su deber de funcionarios, si funcionarios. Los bomberos son funcionarios, los cuatro fallecidos en combate son funcionarios. Eran funcionarios y no se arrugaron. Lo digo para que alguien se entere. Pues bien, por mi experiencia pasada y mi cercanía presente a este asunto puedo afirmar que si bien en el 2003 los servicios de extinción circulaban con autobombas provinentes de una mala venta de camiones a Egipto, con adaptación posterior, con asientos variados que colocaban sus propios conductores, con limitación verbal de velocidad por carretera dada su escasa capacidad de rodadura (llevaban el peso del agua, no previsto inicialmente puesto que debían trasladar soldados), hoy los medios son modernos, adaptados a las exigencias del oficio, relativamente abundantes, con tecnologías impensables hace poco y con recursos humanos de cierta dimensión. Eso ha costado años de inversión, formación y aprendizaje, pero nada vale frente al riesgo imprevisible de un fuego loco e incontrolable y frente al animal más peligroso que es un mal periodista que desfigura la realidad.



Lluis Casas bombero voluntario.

viernes, 17 de julio de 2009

EL VERANO, LA CRISIS Y LAS REBAJAS EN EL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA




Si recapacitan un poco recordaran que hace unos meses les escribí sobre el duro urbanismo barcelonés y las hipotecas del CF Barcelona. Para los olvidadizos o los nuevos miradores de este blog, corro a recordar lo básico. El Barça falto de calderilla, como todos los clubs del mundo, tiene en mentes hacer lo que hacen todos, una recualificación urbanística de parte de los terrenos de que disponen en una zona cumbre del municipio barcelonés. Esas operaciones, agraciadas con los clubs y desgraciadas para los ciudadanos están repartidas equitativamente por toda la geografía regional, en Madrid, con doble enfoque, en Barcelona, una con el Español, en Valencia, con las obras paradas por falta de caja y un largo etc. Todas ellas responden al mismo planteamiento, los recursos económicos que genera la actividad futbolera no cubren los gastos; así pues, de vez en cuando, se pone encima de la mesa urbanística el terreno ocupado por la actividad, que casualmente se halla en una zona apetecible y se compran otros terrenos situados en lugares de coste más bajo. Con el diferencial monetario se tira la casa por la ventana y, según normas del sector, a otra cosa mariposa.


Las operaciones se hacen con la complacencia e incluso la satisfacción de las alcaldías bajo dos prismas, el primero es que estas están de acuerdo con el asunto y el segundo que, si no lo están, les da miedo enfrentarse a la furia futbolística. La historia siempre acaba igual, la recalificación se hace, el club ingresa y las ciudades tienen lo que no necesitan y les sigue faltando lo de siempre.


Pues bien el Barça, que ya saben que es más que un club, está en ésas desde hace un par o tres de años. El ayuntamiento nunca ha visto con buenos ojos el enfoque del asunto por las presiones políticas en su interior (el pacto de gobierno) y por el griterío de los vecinos hartos de tanta mandanga con la promoción inmobiliaria. En diversos momentos las posturas posibilistas, con rectificaciones sobre la enorme ambición del club, han estado rondando el acuerdo. Hoy uno de los boletines de pago que circulan por la ciudad da por hecho el acuerdo. No se si es cierto o simple afán de presión o, tal vez, globo sonda (y vete a saber de quien). Pero ahí está en el kiosco de la esquina con planos y todo.


Ahora aparece la tentación reflexiva. Descartemos que el ayuntamiento haya decidido echar una mano al Barça para que este pueda fichar a Ribery y que éste enfoque el inicio de temporada con un margen de fechorías sino igual, porque es imposible, si cercano al del Real Madrid. Descartado pues, queda la simple ambición económica y la presión de un grupo de poder social. Al otro lado, los deseos de los vecinos, con un plan incluido, y el riesgo de una minoría en las votaciones municipales o buscar cuadraturas de círculo con pactos rotos y acuerdos puntuales. Si ello es así, y si la ciudad no tiene una prisa especial por acomodar un espacio realmente fracturado pero que no presenta disfunciones urgentes, para que arriesgar al error, se preguntaran los escasos partidarios de la lógica.


Tengo mi teoría y se la voy a explicar. La forman en primer lugar que en las fechas en que estamos no puede demorarse una decisión impopular, si hay que hacerlo es ahora, más tarde imposible. Las elecciones marcaran el calendario. En segundo lugar, me aparece como parte explicativa la extraordinaria debilidad de la alcaldía de Barcelona, debilidad personal, política, intelectual y orgánica. La alcaldía no sabe qué hacer, y el resultado es conocido: paulatinos retrocesos en una maniobra que desde Stalingrado se llama avance sobre la propia retaguardia. Aquí nos quedamos con simple retirada. A falta de peso político, propuesta coherente y apoyo social, la alcaldía trata de huir matando el problema. Le tiene miedo. Lo dicho hasta ahora nos lleva a un paso de definir lo fácil que resulta la presión de los grupos de interés, en este caso el Barça, pero pueden ser otros en un entorno de debilidad intelectual y política.


Con esa explicación a tercios, les insisto en una patología barcelonesa que afecta a los regidores desde hace ya muchos años. Esta es el miedo, el pavor, a los espacios vacíos. Espacios vacíos que pueden representarse en parques, ajardinamientos, equipamientos urbanos ligeros, vías amplias en las que respirar colectivamente, places de gran regodeo visual. Ese miedo llena la ciudad hasta los topes de cosas y casas. No queda mucho terreno en el que los ciudadanos expresen su libertad urbana, todo está encauzado en vías ocupadas por los vehículos, equipamientos en donde dejarse el salario y viviendas carísimas. En este juego temeroso al espacio libre, el ayuntamiento de Barcelona ha creado un sistema consistente en el desplazamiento de las reservas hacia el exterior. Hacia otros municipios dentro del área metropolitana, rompiendo el contenido real de los planes urbanísticos que definían reservas para los usos ciudadanos colectivos. Dentro de poco nos sorprenderán con una permuta de algunas reservas para parques en el desierto del Sahara, a cambio un grupo promotor instalará un mercado persa de alfombras voladoras privadas en pleno centro.


En fin, ya saben: copa, liga y champions.


Lluís Casas, recordando el mes de mayo.

domingo, 12 de julio de 2009

O SEA,



Escribo lo que sigue con el riesgo que la realidad de este domingo de julio termine por hacer obsoleto lo que digo. El periodismo es así, me dice el editor. No hay que esperar a los hechos para explicarlos. Con esas claras instrucciones me lanzo confiando en que en este pequeño país quede el suficiente raciocinio para terminar con un asunto que ya dura demasiado: la financiación autonómica.


El jueves por la mañana en los departamentos del gobierno catalán las reuniones, las fotocopias y las conversaciones rápidas en el despacho o en el pasillo se centraban en unas pocas hojas sin casi texto y con muchas cifras. La impresión general era que se estaba en el momento definitivo, el acuerdo parecía concretarse después de meses de oscuro debate y de incomprensiones madrileñas. Poco a poco la información fue extendiéndose, así como afloró la escenografía de los movimientos y de las medias palabras, que si, que casi, que ahora vengo y lo hablamos. Hoy, domingo, el especialista en rupturas incomprensibles debe decidir entre elecciones con enormes riesgos o terminar la legislatura con las medallas puestas y relucientes.


Mientras tanto se han oído otras voces provenientes de otras esquinas peninsulares a las que debemos atender para comprender de qué se trata el asunto.


O sea, decía Feijoo desde Galicia, por otro lado un hábil manipulador de coches oficiales, ahora nosotros vamos a financiar a los catalanes. O sea.


Feijoo resumió, creo que el viernes, el meollo de la cuestión. ¿Quién financia a quien? Tal vez a sus habilidades de manipulador de coches no se sume algo del conocimiento de las matemáticas básicas, cosa que le permitiría comprender como han funcionado hasta ahora los flujos económicos entre las CCAA. Por si me lee y es capaz de comprender, ahí va una síntesis.


Hasta ahora el sistema de solidaridad interregional en España se ha basado en:


1. Que dos comunidades, Euzkadi y Navarra, no entraban en el asunto. Y además estaba prohibido hablar de ello.


2. Que Madrid, Baleares, Catalunya i Valencia asumían el grueso de la solidaridad. Otras participaban positivamente pero con cifras y porcentajes menores.


3. Que, al margen del sistema de solidaridad, el estado distribuía fondos e inversiones según parámetros totalmente ajenos a cualquier racionalidad territorial.


4. Que Madrid recuperaba lo que aportaba por dos vías, una la presencia del Estado y esos centenares de miles de funcionarios radicados en la capital y, por otro, con inversiones directas del Estado en infraestructuras de todo tipo a las que otros no accedían.


5. Que los porcentajes de PIB regional que pasaban de unos a otros eran realmente significativos. Claramente excesivos.


6. Que el sistema no incorporaba solidad intraregional, es decir, los ricos extremeños no aportaban un duro más que sus equivalentes en otras comunidades para su economía regional en Extremadura. Cosa realmente sorprendente que podríamos aplicar a nuestro Feijoo a ver que dice.


7. Que el sistema permitía que además de flujos fiscales se entrara en competencia de incentivos: regiones que desgravaban o premiaban con subvenciones la instalación empresarial. Aportaciones solidarias eran utilizadas para absorber mediante subvenciones iniciativas empresariales.


8. Que la distribución de los fondos cuando se hacía una simple división por la población daba por resultado una dispersión superior al 50%. Algunas comunidades disponían del 50% de recursos por capita superior a otras. Con la curiosa circunstancia que las aportadoras de fondos, especialmente Catalunya, eran las menos dotadas para atender a su población. Catalunya aportaba per capita del orden del 120% (respecto a una media de 100) i obtenía finalmente el 97%. Esa diferencia significa que los catalanes tienen peores servicios que sus compadres a los que ayudan. Extremadura y otras llegaban a cifras superiores a las de la propia Euzkadi.


9. Que el sistema no es entre ricos y pobres, sino entre regiones en donde hay ricos y pobres, de forma que el sistema penaliza a los residentes con menos recursos de las zonas más desarrolladas. Verdaderamente inaceptable.


10. Que el asunto dura más de treinta años y eso ha permitido un despliegue de inversiones de todo tipo que permite esperar que en el futuro no sean necesarias cifras equivalentes.



Es sistema después de 30 años había terminado por ser un monstruo que devoraba a quien en razón a su desarrollo económico generaba las ayudas. Catalunya con su nuevo Estatut pone en cuestión el sistema y propone su cambio. Todo es aprobado en las cortes, en Madrid. A partir de ahí el lío.


Cuando Feijoo dice que ahora Galicia deberá financiar a Catalunya miente. Simplemente los fondos solidarios que los catalanes ponemos a disposición del sistema de solidaridad serán menores para poder permitir que aquí en Catalunya los servicios públicos y los fondos estén en un orden racional. Catalunya aportará un porcentaje del PIB a solidaridad todavía de aúpa.


¿Como son esas nuevas cifras y criterios? Muy simples. En primer lugar el sistema dice que una CCAA aportadora de recursos solidarios no pude después de esa aportación quedar por debajo del orden inicial y ser superada en euros per capita de financiación por otra receptora. El sistema se aplica paulatinamente en cuatro años, alcanzándose al cabo del periodo unos 3.500-3.800 millones de euros complementarios a la financiación actual para Catalunya. Ese es el punto G del asunto hoy, domingo de julio.


Dejo para un escritor de dramas la opera bufa que ha significado cumplir con algo lógico y justo, jurídicamente impecable y además aprobado en el Parlamento.


O sea, hoy puede terminar el asunto. Para quienes quieran más, constan en esta bitácora diversos artículos debidamente complementados con datos y cifras, solo hay que utilizar el ratón.



Lluis Casas, aspirante a la paz universal

miércoles, 8 de julio de 2009

ESOS EFECTOS COLATERALES




No solamente las acciones bélicas tienen eso que se ha venido en llamar efectos colaterales: una expresión ciertamente acertada desde el punto de vista de la ocultación de la realidad, muertes, destrucciones y vidas colectivas arrancadas de su entorno. Esa es una expresión contable enormemente expresiva y útil, que permite contabilizar, echar cuentas, sin tener que asumir responsabilidades. Permite presentar al público con cara de conformidad religiosa verdaderas chapuzas, sin ir al infierno.


Pues bien, esa técnica moderna puede aplicarse, como otras tantas tecnologías nacidas de las ocurrencias bélicas, al mundo civil y obviamente a la economía, la más civil (y vil) de las ciencias sociales. Solamente a título de pequeño inventario les diré que eso de los presupuestos por programas surgieron a raíz de la segunda guerra mundial como instrumento de gestión de la producción bélica que desarrollaban USA las industrias privadas. Hoy podemos tomar el concepto de “efectos colaterales” para evaluar, sin sentirnos mal con nosotros mismos, los estragos que la crisis financiera e inmobiliaria está produciendo en las familias a las que se ha cortado el cordón umbilical con el trabajo y con el salario, o a las que se les obliga a una cierta hambruna en beneficio del pago de la hipoteca. Cuando no son las dos cosas a la vez. O bien, a esa juventud llena de masters que lucha por un salario mileurista y contra unos costes de la vida que doblan en el mejor caso a la retribución recibida.


Los medios de comunicación, uno de los pocos instrumentos de la sociedad para evitar que los efectos colaterales pasen sin pena ni gloria, han hecho abandono absoluto a su reflejo mediático. Hoy vemos ya con normalidad las fotografías que esos dos colosos de la cámara hicieron de la guerra civil (y bien hecho está mostrarlas), en cambio no tenemos el más mínimo reflejo gráfico de las colas del hambre, de la angustia de la visita a la sucursal de La Caixa o de la triste espera en la oficina del paro. Sabemos que este verano el número de niños enviados a las colonias de verano ha disminuido tanto que el sector se ha lamentado de la perdida de negocio que conlleva esa reducción. Nada nos han dicho respecto a cómo se resuelve el asunto, penalizar ese disfrute de la naturaleza a los hijos, en esas familias al borde del desastre. La relación de efectos colaterales puede ser considerable a poco que, con lápiz y papel, hagamos una lista. El acceso a esos casos tampoco parece difícil, sobre todo si consideramos que disponemos de fotos de il Cavaliere en paños menores y declaraciones a cuatro páginas de trabajadoras las autónomas contratadas por ese mencionado caballero o del vejete checo con la verga en ristre, cual
fiel espada triunfadora.


Tampoco es que aparezcan esos efectos colaterales en el propio parlamento, sea el de aquí o el de allí. El parlamento es ese lugar de privilegio y de simple exigencia para que esas realidades sean públicas y notorias. Deberíamos notar en las crónicas parlamentarias que la gente, es decir el vecino o el familiar cercano, las está pasando canutas.


No creo haber visto testimonios del retorno a casa (¿qué casa?) de esos inmigrantes que ya sin trabajo, ya sin subsidio (si pudieron acceder a él), ya sin más recursos que los ahorros pensados para otros fines, buscan en el retorno el fin de la aventura. Con ellos marchan niños que nacieron aquí, que hablan catalán y castellano, que son del Barça y que es dudoso que crezcan con agradecimiento a esta tierra que les permitió nacer y los expulsó por la falta de humano agradecimiento o de simple consuelo.


No hace muchos días, en un periódico --de derechas, faltaría más-- un ilustre escritor tenía la indecencia de acusar de estupidez a esas familias que estaban comprometidas con una hipoteca. Alegaba que para qué querían esas familias proletarias un contrato de propiedad. Afirmaba que con un alquiler iban servidos (su ilustre intelectualidad carece de conocimientos sobre el mercado de la vivienda de alquiler). Y finalizaba induciendo a un castigo bíblico para aquellos que sin tener nada aspiraban a algo, ni que fuera material. Nadie tuvo la decencia de responderle. Ese hombre, tan orgulloso de su tartamudeo, no se daba cuenta de lo clasista y racista que era su cómodo argumento (o sí, y de eso se trataba). No es un ejemplo aislado, la intelectualidad de hoy día, con las pocas excepciones que haya, simplemente se ríe de la desgracia, acomodada en un bien vivir personal. Se aíslan de todo. Les explicaré que un ilustre poeta en ambas lenguas dispone de propiedades inmobiliarias, nada que decir, yo mismo poseo alguna. Ahora bien la gestión que él permite hacer de ese patrimonio consiste en la explotación más vil del alquiler del metro cuadrado, un salario entero por media pieza de suelo. Él vive tranquilamente, cobrando emolumentos y haciendo poemas e ignorando expresamente el método del que vive.


No debo dejar en el tintero, y los incluyo, en esta diatriba, a muchos líderes de la izquierda, tanto los de la poca izquierda, como los de la mucha izquierda, y añado a un buen cacho de los militantes de esos movimientos. Juntos esconden la cabeza. O escondemos la cabeza.


Afortunadamente, tenemos la expresión de los efectos colaterales. La crisis tiene efectos colaterales que nadie desea. Y aquí paz y después gloria.



Lluís Casas, revuelto por los antiinflamatorios.


jueves, 2 de julio de 2009

LECTURAS VERANIEGAS, LECTURAS DE SIEMPRE





No voy a hablar de Zapatero, puesto que dicho está lo que está dicho, me abstengo. Aunque les anunció un título, que no se si utilizaré y que tenía pensado a raíz del suplemento semanal de El País en el que aparece el presidente y unos españoles de a pié. Lleva por título: La pornografía sin límites. Con lo dicho, cambio de tercio.


Ya en otras ocasiones les he dado la tabarra sobre algunos libros e, incluso, información privilegiada sobre algunas lecturas veraniegas. Este año, atendiendo a mi planificada baja laboral por motivos de restauración articular, me adelanto un poco a las habituales fechas, puesto que lo tengo todo prácticamente leído. La ola de calor en la que nos mantiene el gobierno también es un buen motivo para adelantar títulos de ficción que nos alejen de esas sagas políticas inacabables como son la financiación, las cajas de ahorro y el sector inmobiliario.


Para mi propia seguridad y tranquilidad espiritual mantengo siempre una reserva india de lecturas en ediciones de bolsillo que sirven para enfrentar circunstancias carenciales agudas y atender las emergencias de todo tipo. Por lo que mis amigos lectores pueden estar tranquilos: no carezco, a pesar de mi adelantada lectura veraniega, de recursos. Su uso es esporádico, pero acudo a ese estoc como método de salvación del alma. Estos títulos en reserva se los ahorraré al lector, puesto que responden a ciertas consideraciones que están fuera del tiempo publicatorio y más allá de la moda circunstancial.


Revisando los títulos previstos inicialmente, más otros que aparecieron como aportación de visitas amistosas y con ánimo de estructurar una cierta estrategia lectora, me he dado la libertad de atender a tres conceptos fundamentales de la lectura. Uno el del libre disfrute de un libro sin más pretensiones que resultar interesante, atrapante y satisfactorio (ahí es nada, no crean); la otra categoría atiende, si quieren, a unas virtudes teologales más elitistas en razón a las cualidades literarias, temporales o políticas del volumen. Y finalmente el clásico cajón de sastre para el que está en la lista y no sabe por qué.


En mis propias circunstancias de este final de primavera, primero estrictamente nosocomiales y posteriormente de enclaustramiento efímero casero, era necesario disponer de literatura de distracción, de la primera categoría explicitada. La lista y los comentarios atienden a esa consideración:


1. Con toda la consciencia del mundo, la serie Millenieum del fallecido Stieg Larsson. Son tres volúmenes de tropecientas páginas cada uno, con una suma total de 2800. El éxito de público ha provocado grandes conflictos en el metro, puesto que la lectura de un volumen de 800 páginas cada uno ocupa un espacio que a determinadas horas del día es inexistente. Mi recomendación es que se dejen llevar por la trama, sin reflexiones tácticas, y atiendan a un trasfondo político de primer orden. Los personajes responden al tipo de novela, de lladres i serenos que decimos en mi tierra (o sea, Matarenys) por lo que son duros y ejemplares. No se los pierdan, además pueden durarles toda una vida si su velocidad lectora es conservadora. Tienen el riesgo de reducir su tasa de descanso nocturno si se dejan atrapar.


2. No podía faltar el maestro Camilleri, con dos títulos que reafirman esa suave y delicada relación que un lector establece con Andrea, nuestro Andrea. Ellos son Foguerada d’agost y La muerte de Amalia Sacerdote. Uno de la serie Montalbano y el otro de la libre producción camilleriana. Los dos excelentes, como siempre, y espléndidamente cercanos en olores y gustos.


3. A continuación viene un valor seguro, que, como el Tour de Francia, es constante en su aparición: John Le Carré con su L’home més buscat. A nadie le ha de extrañar la contundente escritura y la amarga trama que contiene, puro Le Carré.


4. Donna Leon aparece con un título con un cierto tiempo encima, La muerte en la Fenice, en donde el inspector Brunetti hace de las suyas, como siempre, en un territorio en propiedad como es Venecia y en este caso como telón de fondo los cantantes de una ópera que fue consumida por el fuego, como el Liceu. Siempre son valores seguros, que aunque no desgravan, tienen un interés garantizado.


5. No podían faltar algunos títulos de aventuras, les pongo uno de ellos, el de John Boyle, Motí a la Bounty, que recupera la vieja historia marinera dándole un cambio en la apreciación de los personajes que se corresponde más con la presunta realidad histórica. La isla de Pitcairn, refugio final de la rebelión, siempre tiene atracción sobre los lectores.


Haciendo un salto hacia lecturas más consistentes les cito las siguientes:


1. Valeri Grossman, Todo Fluye. El enorme autor ruso repite publicación con un volumen que es una especie de segunda parte, un tanto especial, de su obra máxima Vida y Destino. Literatura y vida en primera persona. El comunismo estalinista en la mesa de operaciones.


2. Denis Johnson, Árbol de humo. Un autor desconocido en España nos narra la guerra de Vietnam. Te deja de piedra.


3. Gabriel Chevalier, La por. La primera guerra mundial a través de un soldado, un poilú francés, que reconoce la verdad del conflicto, el miedo profundo.


4. Eduard Dowes Dekker (MULTATULI), Max Havelaar o las subastas de café de la compañía comercial. Un autor holandés del 19 en una edición que hace honor a un excelente producto literario y humano.

En el cajón de sastre, dispongo de los siguientes productos:


Patrick O’Brian, Els Catalans. Una primera obra, que considero fallida frente a la contundencia narrativa de la serie marina.
Javier Cercas, Anatomía de un instante. El relato, un tanto suyo, del golpe o golpes de estado del 81. Tal vez un tanto reiterado en argumentos y explicaciones.


Francisco Casavella, “Lo que se de los vampiros”. Otro autor desaparecido en combate cuando aun no tocaba. Pienso que es una obra fallida que descansa en un enciclopédico esfuerzo de documentación e imaginación.


José Saramago, el viaje del elefante. No nos tiene acostumbrados el premio Nobel a tareas tan superficiales. Se lee con gusto, aunque poco queda.


Charles Darwin, viaje alrededor del mundo. En primera persona una narración del viaje que cambio la concepción del hombre.


Jared Diamond, “Colapso, ¿Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen?”. Un Autor que dispone de dos o tres títulos excelentes sobre la historia humana basados en la influencia de la tecnología y el conocimiento.


Quedo, después de semejante lista, a su disposición por si hay reclamaciones u opiniones contrastadas con lo que les digo.


Lluís Casas en manos de unas muletas inglesas.