jueves, 27 de noviembre de 2008

LA CRISIS, EUROPA, REPSOL Y LUKOIL





Debo desmentir con carácter de urgencia los rumores desatados en Parapanda sobre posibles transacciones europeas en torno a Repsol. Alguien ha insinuado una estrategia política europea que tenía como moneda de cambio la venta de Repsol a la empresa rusa Lukoil: ALGO ESTÁ CAMBIANDO EN EUROPA. Pienso que no hay nada de ello, todo y que debo reconocer que si se realizara podría ser un buen tanto en el acercamiento entre la UE y Rusia. Ahí van los motivos de mi desmentido, basados en lo que más duele, es decir: en la propia estructura económica de la cada vez más difícil operación.


La crisis de Repsol no es tal, al menos por lo que se sabe de sus cuentas. Cifras saneadas y negocio aceptable. Repsol solo sale a la palestra de la venta por los problemas financieros de su accionista mayoritario SACYR, inmobiliaria que se ha dejado atrapar por la caída brutal y previsible del mercado de la especulación del suelo y del metro cuadrado y la falta de abundantes y baratos créditos. Hasta ese momento, la única preocupación de Repsol era la dimensión real que debía adquirir en un mundo donde hay una docena de enormes empresas de extracción, refino y distribución. Y Repsol no era ninguna de ellas. Y ese es un problema que no requiere una decisión inmediata, al menos por el momento.


Los problemas de SACYR, irresolubles por su dimensión y por las expectativas del mercado inmobiliario, se atenuaban con una operación de alto riesgo financiero, político y estratégico. Pero las empresas puestas a salvarse la vida no atienden a detalles. SACYR y alguien más se buscan la vida para eliminar una deuda que saben que no podrán pagar. Lo que quede después les importa un pito. De ahí que el sistema financiero autóctono no haya apoyado ninguna operación de rescate, ni tal solo alguna operación de apoyo logístico. En esa zona hay unos claroscuros en donde las relaciones con el poder político generan angustias y rechazos. Los amigos no pueden o no quieren ayudar y la bomba preparada revienta.


La aparición de Lukoil es de esas características: frente a un vendedor desesperado aparece un comprador sin escrúpulos. Por lo que sabemos, Lukoil desea obtener una compra estratégica sin pagar un duro, simplemente quedándose con las deudas de Sacyr valoradas al mínimo y obteniendo créditos para garantizar la operación. Algo tan poco serio tan poco serio que ni la Caja de Ahorros de Parapanda piensa en apoyar con dinero la susodicha compra venta.


Por otro lado, Lukoil no está en horas boyantes, la caída de la demanda de crudo y la reducción del precio del barril han disminuido los márgenes espléndidos de hace unos meses a unas miserias cotidianas. No disponen de fondos para comprar Repsol, ni tampoco los tienen para comprar la deuda de Sacyr, si alguien no pone los cuartos. Siendo eso así, creo muy dudoso que encontremos nombres propios serios y europeos apoyando o mamporreando la operación.


En otras circunstancias o con un gobierno más puesto no se hubiera llegado al extremo de lo oído en sede parlamentaria entre el PP y los representantes más renombrados del gobierno. Oír, como se ha oído, que el gobierno no debe meterse con la empresa privada, huele simplemente a excusar de mal pagador.


A parte del la explicación económica descrita, algunos comentaristas arguyen otros argumentos, la delicadeza de trato de las empresas rusas, la ferviente democracia de la talasocracia al mando y otras lindezas. Argumentos finos, probablemente acertados, pero simplemente copiados de lo que se podría decir de otras muchas empresas de otros muchos países. Empresas que van a la suyo, si el Estado las deja. Empresas, eso sí, que siguen la senda que Luisa Linares y los Galindo dejaron cantadas, a mediados de los años cincuenta, con aquello de “Dinero al bote”. Autores, además, de otras celebradas coplas como “A lo loco”, “De tu novio, ¿qué?”, muy apropiadas para la situación que estamos comentando.


Lluis Casas portavoz.

martes, 25 de noviembre de 2008

FONDOS, PLANES DE PENSIONES Y OTROS AHORROS





En diversas ocasiones mi cabezonería en considerar el ahorro como algo positivo y responsable me ha llevado a discusiones un tanto extrañas con insignes defensores de la Seguridad Social actual. Defensores que consideran a ésta el instrumento único de la legitimidad moral del sistema de pensiones garantizado o público y que son totalmente contrarios a la más pequeña variación o cambio.




Hoy, con la debâcle en la bolsa, los productos pensados para ese ahorro personal están sufriendo una merma soberana. Así como la crisis bancaria ha obtenido respuesta pública, más o menos eficaz, el ahorro no especulativo (a ese me refiero en exclusiva) está aguantando la crisis más solo que la una. La paradoja salta cuando el sistema bancario garantiza 100.000 euros por cuenta corriente e imposición y cero garantía para los instrumentos de ahorro.




En primer lugar voy a centrar el núcleo de mi explicación en qué tipo de ahorro considero como no especulativo, responsable y bueno económicamente y también legítimo como fondo para los malos tiempos o simplemente para los tiempos en que haga falta. De modo que nadie me acuse de monetarista o algo parecido, como chileno de Pinochet, por ejemplo. Yo soy de la ciudad de Parapanda. O, como diría el clásico: de natio parapandesa. Es decir, un cosmopolita militante, según la atinada expresión del maestro Luigi Ferrajoli. Un inciso: ¿has leído su reciente obra Democracia y garantismo? La publica Totta. Y sigo con lo mío...




Hasta hoy mismo, muchos trabajadores, en el sentido más amplio del término, han optado como complemento a su futura pensión pública por ser partícipes de algún fondo de pensión o plan de pensión (los efectos son los mismos en un caso que en otro), e incluso en ciertos fondos de inversión. Ese ahorro no es otra cosa que eso: ahorro para el futuro incierto. Equivalente en aproximado concepto a lo que hace nuestra Seguridad social. Obviamente la capacidad económica determina unos muy distintos niveles de ahorro, pero todos son susceptibles del mismo análisis.




Eso es así por los límites del sistema público de pensiones. Los topes en la contribución y los topes en la pensión establecen límites muy estrechos que no se adecuan a las necesidades que muchos trabajadores piensan que tendrán llegado el caso. El mismo Estado ha sido divulgador de las bondades de los mecanismos de ahorro individual y los ha alentado incluso con tratamientos fiscales favorables. Bien es cierto que ha sido el sistema financiero privado quien se ha llevado el gato al agua. Muchas corporaciones colegiales tienen sistemas gremiales de hacerlo, incluso obligatorios. Los que pertenecen a un gremio poco dado a estas alegrías deben considerar exclusivamente como sujetos del asalto bancario.



El resultado ha sido que un ahorro no interesado en la bolsa o en la especulación se ha visto atrapado en el berenjenal de la inversión financiera. La mayoría de esos ahorradores optarían si pudieran o entendieran por un sistema de ahorro estable, sólido y tranquilo. Aunque no hubiera substanciosas ganancias. El hecho de que no exista en realidad tal oferta, encubierta por la acción interesada de los gestores bancarios y financieros que tienden a enredar a ese ahorro con un supermercado de ofertas variables de difícil comprensión y evaluación, lo hace coincidir aparentemente con la simple inversión financiera especulativa, es decir buscadora del máximo beneficio, sea como sea.



Considero que el rechazo a ciertas reformas de la Seguridad Social y a la excelente relación entre el Estado y las entidades financieras, han impedido la existencia de productos específicos para ese tipo de ahorro. Productos basados en la deuda pública, en la financiación de proyectos privados con fines honestos, etc. Lejos de los fondos basura, de la vinculación con los índices inflacionistas de la bolsa estándar.



Creo que existe una posible coalición entre ahorradores y defensores de lo público, incluida la SS. Y pienso que eso pasa por disponer de una especie de sistema complementario a la SS basado en el ahorro individual (si se quiere llamar así al esfuerzo ahorrativo voluntario). Siempre me ha sorprendido que la SS niegue la posibilidad que un trabajador establezca su cotización por encima de la obligatoria, creando un fondo personal complementario. No veo mal en ello, al contrario pienso que hay ahí posibilidades enormes para el sistema de pensiones, para la ley de la dependencia, para la financiación de la inversión pública.



Dejo ahí la cosa, los ahorradores no especulativos están dejados de la mano de dios y lanzados a la creencia de un gran engaño contra ellos con la evaporación de una parte substancial de su esfuerzo de futuro.



Nadie tiene respuesta positiva o todavía creemos que el conjunto asalariado no ahorra, o que simplemente no es de izquierdas no gastarse toda la nómina cada mes. También puede ser que alguien crea que el ahorro merece un castigo bíblico, sujetos que deben ser echados del paraíso.


viernes, 21 de noviembre de 2008

REPSOL, ENDESA, SACYR Y OTROS CHAMBAOS





Tranco Primero: Diverticosas muy graves



Primera, Jean Claude Trichet no es de fiar, un hombre que utiliza cuellos de camisa de distinto color que el resto del cuerpo camisero no puede tener sentido lógico y eso es grave en un controlador financiero.



El hecho es reiterado, sucede de vez en cuando que se nos aparece algún miembro activo de instituciones con posibles luciendo la susodicha contradicción. Aviven la memoria a propósito de marqueses y banqueros. A mi parecer, eso significa o bien que tienen la vista afectada o no controlan a sus esposas. En este caso Trichet, además de un excesivo colorido, manifiesta una errónea apreciación de la realidad económica. Cree que estamos todavía preocupados por la inflación y de ahí su tendencia a mantener tipos de interés o más bien, su desinterés por bajar los tipos. No crean que atribuya al colorido camisero esa circunstancia, mi educación cartesiana impide saltos al vacío. Aunque si pienso que ambas cosas, camisa y decisiones torpes, responden a un manifiesto estado de fuera de juego. Europa y su economía no puede permitirse semejante semejante. Hoy necesitamos acción y una cierta valentía para avivar la economía real (qué a gusto me siento empleando ese concepto).



Segunda, tengo mis sospechas respecto al por qué de las acciones inexplicables del gobierno en torno a la vivienda. Celebrado el encuentro inmobiliario anual de Barcelona y viendo cómo respira el sector, me asaltaron las sospechas. En el artículo anterior ya manifesté lo que pienso respecto al estoc de vivienda sin vender. Hoy les apunto que el gobierno y su entorno, incluido el sector de referencia, apuestan por reactivar el mercado inmobiliario esperando que vuelva por el camino anterior: una gran sobre oferta (inversión ahorrativa o simplemente especulación) y sobre precio (pagar por lo que no es). Esas esperanzas, si fueran ciertas, indicarían lo despistados que están. Despiste en dos sentidos, el primero es que el sector inmobiliario no debe remontar a las cifras de locura anteriores, el futuro de todos se juega en ese terreno. España no debe caer de nuevo en la tentación de basar un crecimiento en el híper desarrollo inmobiliario. En segundo lugar, pienso que es imposible sin financiación laxa recuperar demanda y precio. Y, eso, la financiación laxa, se ha acabado. Al menos mientras las entidades financieras no tengan que vender las viviendas que tendrán que quedarse por falta de pago. Y eso tardará en llegar.



Tercera, les recomiendo una lectura mensual, el informe económico de La Caixa del mes de octubre. Es una verdadera obra de misterio e investigación, al estilo del mejor Chandler. Explica detalladamente la crisis financiera y todos sus aledaños. No se la pierdan, además, si la solicitan, es gratis. Por cierto, en el colmo del expresionismo, el relato se titula Resum Executiu. Nombre que tal vez se refiera a la necesidad de ejecutar a algunos de los responsables de la inmensa estafa mundial. El informe termina con una poética cita de Churchill: esto solo es el final del principio, cuando aludía al inicio de la segunda guerra mundial. Como ven un relato substancioso.



Cuarto. La lectura de los informes económicos, de las revistas especializadas lleva a una cierta pérdida de orientación. La crisis es tan rápida y explosiva que la puesta en circulación de ejemplares preparados hace dos meses produce urticaria. Tenemos, en general, espléndidos estudios sobre la economía agroalimentaria (el Papeles de noviembre), tenemos a los mismos comentaristas económicos defensores en diversos grados del liberalismo informando de la crisis fatal. Otros, renombrados alcahuetes de la inversión, lo hacen a propósito de la crisis industrial. Sector al que no aludían desde 1917. Incluso algunos parecen haber revisado a Keynes. En fin, no está la literatura económica para muchas satisfacciones intelectuales o éticas.



Quinto. Dicen los periódicos que Rusia quiere comprar Repsol. Lo curioso del caso es que Sacyr, la vendedora, no informe al gobierno (Repsol es una empresa clave y básica en el sector energético español) y este deba enterarse a través del gobierno ruso. Colofón, viva el patriotismo bien entendido de algunos empresarios y viva la habilidad y solidez del ejecutivo hispánico. A estos se les sublevan las colonias y se enteran por el gobierno de Andorra.



Sexto. Sobre el modelo económico imperante y decadente. Recojo los comentarios del editor a propósito de unas poco diestras palabras del Presidente Montilla a propósito de la actitud de los trabajadores y sus sindicatos en esta época de crisis. Al recogerlos manifiesto mi acuerdo con lo dicho por el parapandés. El presidente no debió nunca decir lo que dijo, lo piense o no lo piense. Dejo confirmado y probado lo que está bien dicho en el artículo y me refiero a la evolución de los salarios en España estos últimos quince años. Cifras que sintetizan el modelo empresarial español. Recuerden que en este período ha gobernado la derecha y, también, una cierta izquierda. Por lo que las deducciones afectan a ambos lados del hemiciclo figurado.




En síntesis, según los cálculos que infiero acertados, el salario medio por asalariado se ha reducido en España en términos constantes desde 1995 nada menos que un 13%. El excedente bruto de explotación por asalariado se ha reducido en el mismo período y en términos constantes, un 10%.



El significado de las cifras es que la plantilla media española cobra menos y sus empresarios también. Y que la diferencia es peor para los asalariados.



Extraña cosa les parecerá a ustedes. Más bien no. La solución está en que hemos crecido en ocupación, pero…de baja productividad. De ahí el menor salario y también el menor beneficio. Las presiones sobre el salario han frenado algo la pérdida de beneficio por unidad de trabajo, aunque han crecido en bruto por la elevación del número de trabajadores.



En síntesis, que vamos por el camino equivocado: necesitamos productividad, capital y tecnología. Y hemos tenido mano de obra en la construcción y los servicios estándar.






Tranco Segundo: Endesa, Repsol… no hay gobierno



Al paso que vamos, pienso que finalmente los españoles tendremos como único futuro los paradores nacionales. Todo lo demás, lo que cuenta en el mundo empresarial, se lo habrán vendido a otros países con empresarios y gobiernos más consecuentes que los nuestros.



Las noticias vertiginosas sobre el futuro de Repsol que circulan estos días retrotraen a unos meses atrás a raíz de la frustrada operación de Gas Natural y Endesa. En esos momentos, bien o mal planteado, se pretendía crear un potente grupo energético, que obviamente tenía muchos contactos con Repsol. Finalmente, Endesa se repartió entre una entidad italiana y una constructora española. Lo del grupo poderoso se fue al traste. El gobierno en ese momento no supo hacer frente a una escalada nacionalista española (contra la presunta raíz catalana de la operación, Gas Natural, La Caixa, etc.) y dio entada a los italianos como recurso último frente a los alemanes. Fantástico. Las ganancias para los accionistas que vendieron fueron una excusa, los que se quedaron están hoy como al inicio. ¡Vaya por dios!



Hoy Repsol, en manos de una constructora en horas bajísimas y en manos de La Caixa (otra vez) se está trasladando a los Urales. No es una noticia de bajo relieve. España no dispone de muchas empresas globales y Repsol lo es. Habría que cuidar eso. El sector energético es estratégico, por lo que Repsol lo es. Un gobierno no debería tolerar las maniobras en torno a este tipo de empresas sin intervenir enérgicamente. Un gobierno puede legítimamente intervenir de muchas maneras, algunas ni salen en los periódicos (como la agencia tributaria). Si unos amigos están en dificultades, Sacyr, no debe eso influir en un sector estratégico de interés nacional (nacional en el mejor de los sentidos).



Da lástima oír al Presidente, con excusas como argumento, abrir el camino de la venta de una empresa de esas características. Da lástima oír al comisario europeo de economía, el sr. Almunia, socialista español por más señas, argumentar eso de la economía privada y su independencia y la imposibilidad de intervenir. Decir eso hoy es insultar la inteligencia de los ciudadanos. ¿No está el estado aportando fondos enormes para evitar que el sistema financiero quiebre? Pues el sector energético es también estratégico y si hay que hacer algo se hace. Punto.



¿Qué ocurre con La Caixa? Otro de los actores de la comedia. Si la necesidad de vender surge en Sacyr, sedienta de fondos, La Caixa toma al vuelo la ocasión y se apunta al carro. ¿Necesita La Caixa fondos rápidos? Nos decían que no, ahora bien eso de aprovechar la opción de compra rusa para hacer caja, me temo que es una decisión de renuncia que debe tener alguna justificación de órdago. ¿En donde? Los accionistas de Criteria, empresa de inversiones de La Caixa, se están quedando sin pelo, puesto que si venden lo que están vendiendo ¿a que corresponderá el patrimonio bolsario? ¿O tal vez con la venta están tapando una exquisita torpeza empresarial?. Lo que no sería nada extraño dado el enorme patriotismo de nuestros empresarios habituales.



Les he dado la tabarra a menudo con esa extraña política económica que consiste en no tenerla y, además, asustarse cuando hay que ejercerla. Bien, ahí está, no la plaza de Alcalá, sino el desmontaje de las empresas con raíz nacional y potencia global.



¿Para cuándo telefónica?





jueves, 13 de noviembre de 2008

MIGUEL NÚÑEZ






Los que, como yo, han militado en los mismos barrios que Miguel Núñez sentirán profundamente su pérdida humana. En otra hora nos hubiera tocado llorar su pérdida política, su alejamiento dulce de la política. Pero no lo hicimos, por que no entendíamos. Probablemente sea Miguel Núñez una de las personalidades de la izquierda clandestina que mejor supo encajar la democracia y el cambio de mentalidad que comportó. De ahí, con toda seguridad, el dejar a otras generaciones y a otras experiencias el timón. Hoy creo que, en su caso, fue un error.Hace unos pocos meses, en un acto fraternal se presentó la segunda edición de su libro memorístico.



Estaban los amigos y los que a pesar de una cierta distancia personal, también nos consideramos como tales. Miguel habló y sintetizó su forma de ser con dos consideraciones rotundas, volvía a Catalunya, dijo, huyendo del Madrid invivible y sobre todo inmorible. Es decir, volvía a Catalunya a bien morir. Aquí, según el, todavía puede uno morir casi a su gusto. La segunda se refería a su estancia voluntaria en una residencia, en donde podía permanecer tranquilo sin afectar en demasía a los suyos. Dos decisiones que no hacen más que confirmar su coherencia personal y su valentía. Finalmente ha confirmado su profunda solidaridad humana con otra decisión que le afecta después de su muerte.La peculiar democracia española ha dado en ocultar las biografías personales e históricas de una amplia variedad de personas que hicieron mucho por el país. En algunos casos con sacrificios de tal intensidad que producen horror vistos desde la distancia.


La memoria histórica con que denominamos ahora la recuperación de los fragmentos que quedan no será suficiente para lo que representaron Miguel Núñez y los que han sido o son todavía como el. La pérdida del conocimiento vital, histórico y político que acumularon las generaciones marcadas por la guerra y la clandestinidad va a dificultar que los más jóvenes, que deben mantener e impulsar los valores democráticos y sociales, no se sientan lo suficientemente conectados con la historia que los define. Están hoy mucho más desenganchados de lo que estuvimos los nacidos a finales de los 40 y principios de los 50. Nosotros hubimos que rehacer la historia y la conciencia. Nuestra historia y nuestra conciencia a partir de una realidad tan dura que provocaba la reacción cívica y política y con ella histórica. Hoy, tenemos una situación parecida, no por la represión fascista o por un implacable aparato de estado, sino por una auto imposición de silencio que hay que romper definitivamente.Ese alejamiento de los valores que representan los Miguel Núñez afecta incluso a los hijos de quienes apostaron por el futuro colectivo, como bien se observa a través de la biografía clandestina de Jordi Solé Tura, realizada por su propio hijo.


El silencio ha llegado a la propia familia que no entiende que es lo que sucedió y por qué, aunque se pregunta con insistencia y, tal vez, con un precario despiste sobre esas cuestiones.No es el caso personal de Miguel Núñez, su trayectoria y sus vínculos de amistad, familiares y sus acciones internacionalmente solidarias han mantenido coherencia, evolución y presencia allí donde el se creía necesario.Y así ha sido hasta su final vital. Quedará para nosotros su recuerdo intenso e imborrable.




Nota. Recomendamos leer lo que Miguel Núñez escribió en http://theparapanda.blogspot.com/2008/11/habla-miguel-nez.html

lunes, 10 de noviembre de 2008

¿QUIÉN GOBIERNA LA CRISIS EN ESPAÑA?



Se lo aseguro, me tiene fascinado la torpeza con que el gobierno ha contemplado la economía a lo largo de estos últimos años. Pero ante la visión de la subsiguiente gestión de la crisis, mi perplejidad supera ya todo los malos antecedentes.


Lo que hay hoy en materia de gestión económica es, sin lugar a dudas, una acción sin pensamiento racional detrás y probablemente sin pensamiento alguno. Esa afirmación no es ironía, revisen hemerotecas y lean con atención los ruidos que han producido y producen los jerifaltes económicos. Nada tiene sentido real. Hablan para un mundo inexistente y de un mudo imaginado. Me hacen parecer a Jaume Sisa.


Al gobierno lo salva la oposición del PP, en situación parecida de carencia de ideas e hinchada de prejuicios. Esa es la suerte del gobierno, a la vez que es lo contrario para los usuarios económicos de a pié. Cito lo que sigue, como colofón de la deriva y despiste popular respecto a la crisis. La estupidez humana no tiene límites: la Aguirre sigue abriendo una crisis en Caja Madrid, ejemplo de que el PP tampoco sabe por dónde ir. Esas acciones no hacen más que aumentar la desconfianza financiera. Aspecto que nos está costando mucho dinero para que la Aguirre lo dilapide.


La ayuda al gobierno le viene también del sector empresarial, o de una parte de él. Las alegrías con que algunos empresarios se sueltan la lengua son más habituales que de costumbre. Una parte de ellos es en nuestro país un rebaño de incultos económicos, ojo, digo una parte (lamentablemente la más ruidosa). Eso de subvencionar los despidos es patético, la verdad. Como lo que afirma Reyna respecto a la vivienda de protección oficial y otras hierbas.


Dicho eso, ahora es el momento dulce para mi venganza. Como el gobierno y el tío Solbes en persona y personalmente, según nos lo diría el amado Camilleri, no me han hecho caso hasta ahora. Precisamente a mí, que siempre les he estado advirtiendo fiel y pacientemente de los riesgos económicos que se advertían. Hoy, voy a despacharme a gusto.


Por ejemplo, el presupuesto del 2009 ya está superado y ni siquiera está aprobado. Y no por cuestiones menores, sino fundamentales en un período de crisis. El paro ha aumentado más y más de prisa de lo previsto en los modelos económicos que utiliza el gobierno, con lo cual las prestaciones de paro ya superan las cifras consignadas para el año próximo. Se lo digo sinceramente, la mayoría de mis viejos profesores de economía –Schumpeter, por ejemplo-- me hubieran suspendido sin dudarlo un instante. Pero, claro, eran otros tiempos. Hoy uno puede errar impunemente por el mundo global de la economía sin riesgos para sí, aunque muchos para el resto. Es un nuevo paradigma: arruina a los demás que no pasa nada.


Lo del presupuesto es un sólo detalle. Presupuesto sobre el que “volveré próximamente”, como dijo (el perillán de) McArthur al abandonar las Filipinas.


Atiendan a las noticias periodísticas de estos días sobre los fenómenos de la crisis, la situación inmobiliaria, el cierre de empresas, la reducción de plantillas, la reducción voluntaria (ahorro para tiempos malos) o forzosa del consumo, etc. Pronto se darán cuenta que la velocidad de la crisis es enorme. Superior a otras anteriores. En un mes las cifras marcan récords más que históricos. ¿Observan ustedes si el “equipo” económico que nos “gobierna” se haya dado cuenta de ello? A mi no me lo parece. Los gestores del gobierno no terminan de atender a las nuevas características de la crisis o bien, simplemente, han tirado la toalla. Algunas recientísimas declaraciones del tío Solbes corresponden a este estado psicológico. Y no hay peor defensa (o ataque) que la renuncia a ella o a el. Pienso que estamos en una situación así: no saben cómo actuar, porque la situación no responde a sus ideas prefijadas. Del mismo modo que han dejado de la mano de los dioses un crecimiento económico con base especulativas, y ahora, en consecuencia, dejan que el asunto deslice esperando que se frene oportunamente y vuelva por donde iba. Es lo que yo llamo la espera de (san) Obama.


El instrumental económico con que analizan (los llamados modelos econométricos y otros artilugios) no son asunto aséptico, están diseñados según las tendencias de cada cual. Si no gusta el gasto público dan unos resultados, si la fiscalidad es pecado normal otro, etc. Ojo, no digo que no sean útiles, sino que están marcados por las tendencias ideológicas de quien los utiliza y quien los maneja. Por eso, a mi parecer, hoy van todos despistados.


Veamos cómo: el tratamiento del sector inmobiliario no es realista, ni eficaz. La inflación del sector, con una producción de vivienda y otros productos por encima de la demanda previsible (demanda indicada por la demografía y la capacidad económica real), necesita un tratamiento distinto. Desde mi punto de vista, el millón de viviendas en venta no tendrá salida y terminará mal que bien en manos de las entidades financieras o en estado de ruina. Ni los okupas podrán sacar partido de ellas. La situación económica de las familias no podrá en muchos años volver al redil de la apuesta hipotecaria, no tendrán salario o no tendrán salario suficiente y las entidades financieras no colaborarán en el asunto, ya que han dejado de hacer la vista gorda con los riesgos. Sólo obtendrán crédito aquellos que dispongan de sólidas credenciales o garantías públicas.


De modo que nadie pude esperar colocar el millón. Sin embargo, hacen falta viviendas. Viviendas en alquiler y a un coste razonable. He ahí un factor de cambio, se necesitan ideas distintas para una gran oportunidad para sacar del mercado las necesidades básicas de vivienda, las tenemos a mano y a precios excelentes. El adquiriente de una parte substancial, mediante múltiples formas financieras y otras consideraciones urbanísticas, no ha de ser otro que el conjunto de las administraciones.


Existe una enorme lejanía entre el gobierno y la economía real, empresas reales con producción de bienes y servicios, etc. La primera intención del gobierno, acogiéndose a la ventolera americana, ha sido, lo digo sin crítica, salvar la banca. Ahora hay que conseguir que salvada la banca, llegue el flujo financiero a donde debe, a manos de empresas con proyectos pendientes de financiación y a manos de ciudadanos solventes necesitados de crédito. No veo las acciones ejemplares y rotundas respecto a eso. Todo el ruido que se oye es en torno al no de la banca frente a las peticiones de las PYME.


Y, ¿Qué me dicen respecto al ahorro? Se lo detallo: en los últimos 20 años la presión para generar ahorro ha sido enorme. Las pensiones han sido ficticiamente declaradas en quiebra mil veces, de hecho una vez cada mes y los fondos de pensiones y otros productos financieros potenciados fiscalmente y mediáticamente. Hoy, todo ese ahorro previsto para la jubilación está en riesgo. El mercado bolsario, agrietado en su base de confianza y responsabilidad, ha cargado sobre esos ahorradores. ¿Alguien ha oído propuestas en torno a la protección actual, y sobre todo, futura de ese ahorro no especulador, responsable, que está en manos poco recomendables?


En otro orden de cosas, hay enormes oportunidades en sectores que darían al país un salto tecnológico, el medio ambiente es una oportunidad keynesiana, el transporte por ferrocarril otra y así una docena más. ¿Han visto ustedes programas sobre ello con despliegue de energía positiva?


Todo y que no es excusa, el vacío de ideas gubernamentales coincide con la misma situación en Europa, aunque, a mi parecer, resulta más vacía si cabe. El debate sobre si estar o no en la gran reunión de Washington es una tontería respecto a ese profundo vacío. Creo que hay que estar, aunque no se bien para hacer qué. Espero que Sarkozy sí lo sepa. Probablemente es el único, a falta de Obama, de quien se pueda esperar acción decidida y libre de prejuicios preconcebidos.

Y, fuera de esa cumbre, espero que la izquierda empiece a saberlo. Poque estamos frente a una crisis que representa toda una encrucijada. Como dice un querido amigo de la ciudad de Parapanda: “”Estallan los dogmas del pensamiento único que han alimentado los dogmas del capitalismo de estos últimos veinte años. Esta crisis hace más actual que nunca el deseo de sindicalismo confederal, el deseo de una izquierda fuerte; a ambos le interpela acerca de si estarán a la altura de hacerse portadores de una auténtica alternativa de sociedad a nivel global. A la política, pues, le toca la responsabilidad, aquí y ahora, de generar una idea, un proyecto de sociedad, un nuevo sentido a nuestras palabras. La política tiene el cometido de mostrar hasta qué punto la desvalorización del trabajo ha sido una pieza decisiva de la crisis económica y social que vivimos””. Oído en la ciudad de Parapanda cuando --moliendo café-- la tarde languidece y renacen las sombras. Y las esperanzas.




Lluis Casas, hasta el gorro de tonterías.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

MIS CONTACTOS CON BARACK OBAMA





¿Quien gobierna la crisis?


Como sabrán, o habrían de saber, en los USA --territorio comanche donde los haya-- unas elecciones presidenciales no significan un cambio de gobierno en pocas semanas. No, muy al contrario. El inquilino de la Casa Blanca, con las piernas rotas y enyesadas, se mantiene frente (que no cogido) al timón hasta muy entrado Enero. Según mis cuentas, 60 días con sesenta noches. Un período que a la vez que largo, resulta extraordinariamente peligroso para el nuevo inquilino.


En otro tiempo, los votos y los compromisarios tenían que viajar a Washington en carreta, pero hoy el desplazamiento es instantáneo. Por ello, propongo lo que sigue: Georges Bush tiene que dejar la casa blanca inmediatamente: el mundo no puede esperar hasta mediados de Enero la llegada de Obama; a tal fin propongo al público de Parapanda una acción directa.


A cuenta propia he hecho gestiones con una cuñada que es prima segunda de un escolta Barack convenciéndolo de la necesidad de que su jefe ocupe el salón oval en cuanto tenga listas las maletas. La cuñada me ha contestado que “eso está hecho”.


Oído, no es broma, esos dos meses de espera pueden ser de órdago para la economía. Período al que hay que sumar la puesta en marcha de la nueva administración.


Lluis Casas corresponsal del nuevo FMI

martes, 4 de noviembre de 2008

LA EXTERNALIZACION EN LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS





Me acojo a la apertura que el editor parapandés ha hecho respecto a ese método de organización empresarial: la externalización de funciones o el maldito outsourcing (1). No haré más que proveer a nuestro ilustre mandatario de algún caso concreto que muestra la realidad del asunto: el encubrimiento de la contratación ETT bajo decoración variopinta.


Como en todo comentario sincero hay que presentar las posiciones para que el lector esté avisado de las trampas del texto y del pretexto. A ese respecto mantengo una difícil posición: pienso que la externalización de funciones en las organizaciones es adecuada mientras no afecte a los derechos de los trabajadores (es decir al fundamento del estado social) y a la misma esencia de la empresa; tampoco la veo adecuada cuando es un simple método de abaratar costes con la táctica de derivar la presión empresarial sobre el salario a empresas externas; ni tampoco estaría de acuerdo si es una vieja estrategia para enfrentar, dividir o aislar a los trabajadores.


¿Para qué sirve pues? Para mí es un simple recurso que permite centrar los esfuerzos empresariales a lo que es fundamental en cada organización, desplazando a los especialistas los servicios de soporte o trabajos temporalmente ocasionales; también lo admito como recurso para obtener los mejores profesionales en aspectos no habituales en la organización. Pero de ahí no paso.


Todo eso ello es incluso mucho más simple si lo aplicamos a la administración pública.


Empiezo por la cola la explicación al detalle de la afirmación anterior.


Situémonos en un servicio público de emergencias, como el teléfono 112, que no admite duda respecto a su característica pública, puesto que relaciona policía, sanidad y bomberos con las llamadas de emergencia.


En España existen diversos modelos laborales al respecto, trabajadores públicos adscritos a la administración o bien a algún ente propio y trabajadores de empresas de gestión de llamadas, contratadas al efecto. ¿Por qué de los distintos modos de organización? La respuesta es sencilla, quien tiene externalizado el servicio lo hace por dos motivos públicos y uno privado, el primero es la rigidez de las administraciones en la contratación de trabajadores, sean funcionarios o laborales. El segundo es el miedo a la gestión de plantillas que requieren permanencia y turnos, con exigencias de respuesta rápida a las bajas y otros fenómenos organizativos. Finalmente, el motivo oculto son los costes laborales. Muchos creen que un trabajador público tiene un coste más alto que uno externalizado y por ello se deciden por ese sistema. Error mayúsculo (o tal vez una mentira piadosa). Lo que sí es cierto es que los trabajadores de empresas externalizadas cobran menos que los trabajadores públicos, pero el coste para la administración no es necesariamente menor. En medio están los costes y beneficios empresariales. Según mis estimaciones la diferencia entre un trabajador público y uno externalizado está en el orden de 6.000 euros anuales, en beneficio del trabajador público. En cambio el coste de la administración sube otros tantos 3.000 euros que van a parar al margen empresarial, que en total resulta de 9.000 euros por trabajador. Por lo que, en fin, contando ambos factores resulta más cara la externalización. Me abstengo de hacerlo más confuso con otras variedades de coste que se añaden al principal y que, en el fondo, no añaden que más diferencia a favor de mi tesis.


Los motivos alegados en primer lugar para la contratación externa, las dificultades de contratación y el miedo escénico a la gestión corresponden al capitulo de la deriva hacia la burocracia que tienen muchos responsables políticos y técnicos en la actual administración. Son dificultades que pueden resolverse con el instrumental adecuado, como la planificación de los servicios, los acuerdos sindicales (ojo ahí, hay mucho miedo al sindicalismo sectorial) y un cierto orden de gestión. Aunque, es duro reconocerlo, no van desencaminados los temores a la vista de la normativa española, autonómica y comunitaria que teme a la gestión pública y la llena de trámites y controles, hoy ya excesivos. Pienso que algo tendrá que ver la deriva liberal que considera lo público un pecado y lo privado un hermoso campo de margaritas.


Pues bien, ahí está la realidad de una gran parte de los servicios externalizados: una apariencia de menor coste y dificultades de gestión de personal. No hay más, por mucha teoría que los chicos de Esade y de otras escuelas empresariales aireen por ahí.


Volvamos al principio, ¿tiene sentido que los operadores de un servicio público tan exigente sean trabajadores externos a la administración? No creo. Es decir, no. El resultado de tamaño modelo es que los administrativos pueden ser funcionarios o laborales, pero los que están en el núcleo de la actividad son de fuera. ¡Vaya por dios!


No busquen más razones que las que cito, no hay más. Pueden encontrar decoración, excusas y derivaciones varias, pero lo cierto es que en la administración hoy encontramos servicios externos por motivos vagamente justificados.


Lluis Casas, departamento de contabilidad de costes


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http://lopezbulla.blogspot.com/2008/10/el-outsourcing-en-las-administraciones.html