martes, 30 de agosto de 2011

DESDE MI MORERA (5) La Constitución del déficit


Ya les dije hace unos días que este Agosto no era normal, de hecho no ha pasado día que no hubiera un notición de un estilo u otro.


Ayer nos despertamos con un presunto acuerdo PSOE-PP, sin incluir a Rubalcaba, renuente primero a ello –y ovacionándolo después-- sobre la modificación de urgencia de la Constitución para incluir, por encargo de la Dama de Esparto (la de hierro, recuerden, fue la sra. Tatcher, no repitamos experiencia) la ilustre sra. Merkel un motivo de adorno con el que controlar la estabilidad presupuestaria de nuestro distrito federal. Ayer también nos despertamos con que el Gobierno de Zapatero ha eliminado la concatenación de los contratos temporales, de manera que se consigue que dicho tipo de contratos sean indefinidamente temporales: los caminos de la eutanasia son, por así decirlo, inescrutables. Otra maniobra con agostosidad y alevosía.


Las constituciones vienen a ser como el acta de nacimiento en donde consta lo básico, nombre, lugar de nacimiento, padre, madre, fecha y sexo. Por ello son tan difíciles de cambiar, variar o modificar. A menos que uno descubra un nuevo padre (cosa que viene siendo casi habitual por desgracia) o decide un cambio de sexo (aburrido de repetir con lo mismo), el texto fundacional no se cambia y, si fuese el caso, el procedimiento es a la vez farragoso y espectacular.


Desde que tuve que empollarme la Constitución para las oposiciones, sólo ha habido un cambio que podríamos considerar menor y son ya más de treinta años (lo que me hace pensar que la mayoría de los españoles de hoy no la votaron, no por problemas políticos, sino por circunstancias físicas). Se hizo a propósito del tratado de Maastricht y por cuenta del voto municipal de los ciudadanos de la Unión Europea y sin votaciones populares, claro.


Y eso, no porque no haya habido motivos para cambios y de los más substanciales, sino por el miedo político a abrir la olla y que todos quieran meter productos autóctonos en ella. También, desde luego, por miedo al ciudadano, a su voto, o a su no voto, o a su voto en blanco. Tener una Constitución aprobada a medias, es decir por un porcentaje menudo de electores, no es precisamente algo con lo que sea fácil vivir. Así pues, no nos han dejado variar la Constitución por miedo y ahora lo van a hacer de prisa y corriendo también por miedo. En este caso a los mercados o a su substituta, la mencionada tita Angelicas, la Dama de Esparto.


El asunto hoy, día de la anunciación, no está todavía claro. Nadie ha mentado el artículo o artículos que se introducirán en la Constitución para que los políticos al uso no estropeen la estabilidad presupuestaria, que como todo el mundo sabe es un estado vegetativo de la economía. Es como prohibir que un individuo pueda tener hambre o un mal año.


Como no sé aún como se redactará el asuntillo y, sépanlo, la redacción de la cosa es precisamente lo más importante, poco puede este autor veraniego contarles los cómos y los porqués. De entrada, los partidarios del federalismo, del autonomismo, del volem decidir, etc. ya han advertido que la Constitución no debe meterse en berenjenales que no pertenecen a su huerto. En síntesis y en palabras del ilustre diputado por Autopistas de Pago s.a., don Antoni Duran i Lleida, no, pero sí. Cosa incomprensible, porque parece proponer que el Estado sí pero la Generalitat no, con lo cual no sabemos qué significa estado, aunque sí sabemos que es Autopistas s.a.

Las urgencias gubernamentales cada vez se parecen más a un discreto acto humorístico o al saludo del recién llegado con el sesteante, ¡susto!, y vuelco del corazón del sorprendido en claro relajo. Ni siquiera la inexpresividad de la arrendataria de economía, doña Salgado, consigue ya hacer pensar al ciudadano culto o simplemente leído que la cosa es racional, o proporcional, u oportuna y está bien elaborada. Son sorpresas que da la vida, la vida que da sorpresas, como en la canción. Tenemos un gobierno simpaticón y una oposición contra vuelta.


Dicho lo que he dicho y descansado por ello, les cuento que introducir semejante sandez en la Constitución contraviene no solo la lógica del derecho constitucional –plumas duchas en la materia ya se han expresado--, sino que entorpecerá la gestión económica de los gobiernos. A menos, claro está, que lo que se introduzca tenga truco y que diga más o menos esto:


“El Estado español no tendrá déficit presupuestario nunca, por ninguna razón y en ningún momento. Ahora bien, si el gobierno aconsejado por el Banco de Santander y con los debidos informes de las comisiones parlamentarias considera necesario suspender por un periodo de tres años este punto, puede hacerlo, para volver a la senda que nunca hubiera debido de abandonar, una vez las circunstancias y los motivos que para ello se adujo sean devenidas eficazmente desaparecidas.” O algo así.


Introducir en la constitución un mecanismo técnico como la estabilidad presupuestaria es transformar una parte de la política económica en inexistente y disponer que únicamente pueda llevarse a cabo una política pro cíclica. Una animalada, a menos que la redacción sea muy sabia.


En la guerra por triturar una posible recuperación económica ese cambio da alas a los que con una desfachatez ignorante argumentan que lo público nada de nada. El déficit forma parte de las políticas económicas y a el se debe que cuando el sector privado está ensimismado el sector público se ponga a tirar del carro. Más o menos. Pues bien, eso no quieren tener la posibilidad de aplicarlo.


Si, finalmente y simplemente, en la constitución se pone un bel canto a la necesidad de la estabilidad presupuestaria a largo plazo y se establecen ciertos mecanismos de reflexión y buen gobierno, el que les escribe realizará una discreta retirada con lo dicho, eso si, riéndose un buen rato. Ahora bien si se trata de prohibir terminantemente la política keynesiana, lo dicho, adiós muy buenas.

Ya veremos, pero advertidos, lo están y como decía mi tío Winston (el del puro): el que está advertido, está preparado.



Lluís Casas alucinado.

jueves, 25 de agosto de 2011

DESDE MI MORERA (4) Grandes confusiones



Este mes de agosto es un cúmulo de sorpresas. Habitualmente, excepto por las previsiones de la climatología y alguna incidencia familiar, el mes pasa rápido, aburrido y con sensaciones personales contradictorias. Como cada año. Pero este agosto del 2011 está repleto de regalos para el espíritu. Dos partidos de Barça-Madrid no es moco de pavo antes de empezar la liga. Varias crisis financieras mezcladas tampoco. Altibajos de la bolsa en agosto no los hay casi nunca, dado que los mercados están en Niza o las Seychelles. Ahora bien, este mes los ha habido.


Que el ubícuamente agitado Sarkozy y la impávida Merkel digan lo que han dicho no es tampoco poca cosa. Que el Tea Party se haga con todo el partido republicano no es que sea producto de casquería, ni deshecho. Incluso en la escena doméstica hay agitación, unos cuantos consellers de la Generalitat han tenido que volver, volver para encarar (nunca mejor dicho) los estropicios que en Agosto no eran antes tenidos en cuenta. El mismo presidente federal no termina de pasar un día entero en Doñana, sede crepuscular de las vacaciones presidenciales. En fin, que leer la prensa, o ver u oír las noticias es un aliciente en tan soporífero mes de vacantes. Todo un cambio respecto a lo que es habitual en tales fechas.


No es que lo exprese como un lamento, añorante del inclemente agosto de todos los años. No, al contrario, resulta reconfortante ver el gol de Villa, el del señor Iniesta y el resto del lote a cargo de la eminencia, así como observar el hundimiento del Titánic en ese dedo crápula tan mal utilizado en ojo ajeno. Tampoco es de despreciar el espectáculo veraniego de las potencias que se creían excluidas de la especulación (ahí está Francia afectada después de los USA) y ver con que diligencia empieza a moverse lo más fundamental, cuando antes, horas antes, la modorra de liderazgo para hacer frente a las ansias especulativas era preeminente.


De hecho siempre ha sido así, hasta que la inconsciencia del dinero no pisa el callo adecuado, no hay reacción que merezca tal nombre. Sarkozy acostumbra a grandes aspavientos y a palabras por encima de la media, pero actuar lo que se dice actuar, no lo ha hecho hasta que su deuda aparecía en el expositor de objetos especulativos. Reunión con la impávida Angelitas Merkel, amenazas, insinuaciones de las próximas medidas reales, etc. La prudencia nos recomienda un tiempo de espera (como el tiempo es relativo eso pueden ser días o semanas) para afirma si bajamos o subimos, ni tan siquiera un experto gallego podría asegurar hoy mismo en qué dirección va el ascensor. Pero todo apunta a que estamos en su interior y hacia una de los dos sentidos habremos de ir pronto.


Estamos, pues, en momentos definitorios. El tiempo, el margen temporal para hacer o no hacer, para ir a un lado o a otro se está terminando. La crisis, repelida con cierta habilidad al principio, vuelve con fuerza por la falta de contundencia en la política (no solo económica) y la fuerza del mito neoliberal en torno a déficit y deuda. Lo sorprendente es que la crisis vuelve apuntando al meollo del asunto, olvidado por los mandamases, la expectativa de crecimiento y por ende la vuelta a la ocupación laboral.
Los movimientos especulativos financieros han impulsado durísimas políticas de recorte del gasto público, fueren o no al caso y estuvieren o no en el centro del problema. Hasta ahora hemos visto la política torcerse al albur de la pura ideología, incluso cuando esta ha demostrado su mística realidad.


Hoy, agotados los márgenes que produjeron las primeras medidas contra la crisis, aflora el problema principal. Se necesita un modelo de crecimiento (desarrollo) que genere ocupación y que impulse un sistema productivo y distributivo distinto y adaptado a lo que el planeta permita. Productos duraderos, eficientes energéticamente, impulso a los bienes sociales, más un largo etcétera imaginativo.
El monstruo financiero mundial, basado en inversiones especulativas, fijado en los pequeños márgenes puntuales que dan amplias ganancias si se sabe influir adecuadamente en la bolsa, en la deuda, en la calificación, etc. Debe transformarse en inversión real que permita lo que ya sabemos que podemos, un desarrollo humano a escala planetaria y continente en el uso de la energía, las materias primas, la biodiversidad, etc.


Probablemente no estemos muy alejados de las propuestas berlinguerianas que el talabartero de Parapanda nos ha recordado tan oportunamente y que fueron coincidentes en el tiempo con los primeros avisos científicos sobre la acción humana sobre el medio. Punto final: no creo haberme dejado nada importante de lo sucedido estos últimos días.


Y en agosto.


Lluís Casas viéndolas venir.

viernes, 19 de agosto de 2011

CRÓNICAS DESDE MI MORERA (3) Tropelías catalanas



Tiri ti tran, tran, tran,
Tiri ti tran, tran, tran,
Tiri ti tran, tran, tran,
Tiri ti tran, tran, trannnnnn…


Asumo un gran riesgo al utilizar el ritmo de las Alegrías de Cádiz para iniciar este artículo. Claro está que ustedes no deben leer ese ritmo, lo deben oír. Si no lo consiguen, a causa del malogrado reproductor que firma, siempre pueden localizar al gran Chano Lobato, en, por ejemplo, “De Francia a Francisca”, o a Carmen Linares en “Tengo una queja contigo”, o a Enrique Morente en “Sale el Sol”, o a el Pericón de Cádiz en “Qué bonita está la fuente”, o, en fin, a toda una socio-historia de la música popular.


Tiri ti tran, tran, tran
Tiri ti tran, tran, tran…


Les he llevado tan lejos, a Cádiz, puesto que es la distancia más larga que hay entre Port Bou y el infinito, sin traspasar frontera estatal ninguna. Son aproximadamente unos 1.400 km. Esa distancia física es, para mí, un espacio próximo y fácil de salvar. Ahí hice la mili en caballería sin ver un caballo, como el eficaz editor la hizo en marina justo al lado, en San Fernando, llamada la Isla. Ahí ha terminado mi hija su master marino y ahí he vuelto yo algunas veces sintiéndome del barrio siempre. La distancia entre humanos puede ser el olvido (según Lucho Gatica) o la cercanía, puesto que es una dimensión puramente sentimental, salida del afecto o del desprecio. Según queramos o según podamos.


En un verano dócilmente calmo en el ambiente metereológico, agitado ocasionalmente por los mercados, por la hambruna insoportable en el cuerno africano y, esta semana, por las sublevaciones marginales nihilistas en el centro del imperio europeo colonial, saltan a la vista las distancias einstianas que mantenemos los humanos con los problemas del vecino. Distancia einstiana puesto que no es lo mismo lo que le ocurre a un primo en Canadá que lo que le pasa a Mahuf en Egipto. Independientemente que el primer motivo sea leve y el segundo grave, a nosotros nos tiene más cerca el primo que el egipcio, a pesar de la distancia medida en KM. Tal vez por eso, estamos pasando levemente por encima del estropicio social y humano que ha generado el buen gobierno de la Generalitat de Catalunya bajo la encomienda de “vamos a descubrir al estafador” y que por ello ha lanzado a miles de familias que están en las últimas noticias económicas a pasar hambre, nervios y a malgastar en desplazamientos, en teléfono y en protestas por el retraso de los pagos del mecanismo benéfico de la última instancia.


Son miles de personas, son vecinos nuestros a un kilómetro como máximo algunos de ellos, tienen una pinta parecida a nosotros, hablan más o menos el mismo lenguaje, comen pan con tomate si les es posible, ven TV3, son del Barça y sus hijos visten la camiseta de Andrés Iniesta. Shakespeare ya lo dijo en forma parecida, --¿no sangramos, no sufrimos?-- cuando quiso resaltar la igualdad humana.


¿Cómo es posible que estén solos frente al departament de BENESTAR I FAMILIA (el subrayado es mío)?, sin que nuestros partidos próximos, sin que el síndic de greuges, sin que sus vecinos (nosotros), sin que el movimiento del 15 M les hayamos asistido, apoyado, reconfortado, ayudado, comprendido.


Es, me digo yo, porque la distancia es relativa. Están próximos en el espacio y lejanos en el sentimiento. Son, en definitiva, pobres, marginados que malviven con las minucias que el estado les proporciona y no forman parte, al menos de momento, de ese espacio sin distancias que hay entre los “nuestros”, sean cuales fueren los nuestros. Es esa distancia elástica y flexible que regula nuestras reacciones sociales, nuestros sentimientos de comunidad, nuestra actitud cívica y política. Estamos lejos. Yo en Port Bou; el síndic, probablemente en la Cerdanya; el jefe en Zahúrda de Mar. Y así todos.


En días eso se corregirá y aparecerán los políticos hoy despistados, nosotros volveremos de la siesta, el 15 M de cualquier último refugio y empezará la guerra de guerrillas en los periódicos, en la televisión, en la radio, en el Parlament.


Es intolerable que las familias que malviven de la pensión básica, la última cuando ya no hay nada más, un refugio de 400 euros, se vean impelidas a esa vergüenza de presentarse, de esperar un cheque, de no saber. De ser tratados como purria humana.


Quien lo ha hecho, quien lo ha pensado, quien lo ha permitido, quien no ha sabido cortarlo y rectificar no merece la más mínima consideración de ningún tipo. ¡Que se pudra como un deshecho!


Es más, he leído que los consellers, unos simples, y sus adláteres, unos energúmenos, argumentan que lo están haciendo bien, que era necesario el sufrimiento para eliminar a los defraudadores. Ellos que tienen las filas repletas de afectados por la corrupción, incluso tienen suicidados por ello, se llenan la bocaza con una mierda maloliente y sin más significado que la ignorancia suprema, han olvidado no solo el servicio público al que se deben, sino la simple humanidad, si lo siguen siendo. Son aristócratas del siglo XXI, se creen estar por encima de la gente corriente, del pueblo y sus dolores. Eso era lo que argumentaban los que después se dejaron la cabeza en casa de monsieur Guillotin. Los tenemos ahí de nuevo. ¿Tendremos que volver a empezar?


No piensen que yo haya perdido ya la cabeza, soy de habitual calmado y reflexivo, pero en los toros me comporto al todo o nada. Simplemente porque mis distancias son distintas a las de ese mal gobierno y, también, mis entendederas.


Tiri ti tran, tran, tran
Tiri ti tran, tran, tran…


Lluís Casas arremetiendo




viernes, 12 de agosto de 2011

CRÓNICAS DESDE MI MORERA (2)


Primero: Mi hija, que mantiene una relación con el movimiento 15 M, me pregunta a instancias de un correo electrónico que corre por ahí y que plantea el no voto al Senado, de forma que éste se quede con lo puesto y desaparezca del escenario. El argumento es que si hay que recortar, el gasto que supone el Senado nos lo podemos ahorrar sin que nada verdaderamente importante sufra por ello, excepto claro está los que viven de ello.


Mi respuesta es inmediata: si consigues garantizar que nadie vote, no estaría mal la cosa como instrumento de cambio y de plasmación del honrado cabreo. Si no es así, y en esto seguro que coincidimos el que firma el artículo y el que patrocina el blog, lo que harás es entregar sin lucha a la derecha una de las dos cámaras de representación parlamentaria. Ellos estarán encantados, vaya que sí, del mismo modo que lo están en todas partes en donde las izquierdas no han conseguido convencer a sus votantes de que sigan dándoles su apoyo en las dos últimas elecciones que hemos participado y asistido.


Como la chica es más bien espabilada, se escabulle diciendo, orteguianamente, no es eso, no es eso. En el fondo se trata de eliminar lo superfluo y aquí el Senado no es que sea superfluo, sino que no es.


Alto ahí es la siguiente respuesta que le doy, el que no sea ahora, nada tiene que ver con que tenga que ser y el Senado devenga lo que debe, una cámara de representación territorial que trate los asuntos del federalismo. Como si estuviéramos en un estado decentemente constituido. Para ello más vale votar a los que promulgan la idea y no dejar el campo libre para las correrías de los del bigotito.


Segundo. Las coincidencias de la vida hacen que esté leyendo algunos libracos sobre el período de la primera guerra mundial. Asunto que siempre me ha interesado dado que caracteriza un gran cambio político y social y que representa un momento de estupidez máxima del personal humano a casi todos los niveles. Reconocer toca que ciertos partidos, ciertos movimientos, etc. no sufrieron la alucinación colectiva que se extendió por todo el continente a inicios del siglo veinte, pero pese a ello en esos años se produjeron los suficientes acontecimientos y hecatombes para marcar el siglo veinte y preparar la gran conflagración de los cuarenta.


Digo eso por la crisis y por ese devenir altamente contradictorio, espeso, débil e ignorante que los políticos y las instituciones, esta vez mundiales, tratan la masa de pan que tienen entre manos. A pesar de la gran distancia temporal con los años de principio del siglo Veinte y de la diferencia enorme entre tener un conflicto bélico o no en perspectiva, la acción de las élites mundiales parece ser tan simple y ahistórica como entonces.


Hoy se trata de reformar a fondo los sistemas financieros mundiales para hacer posible lo que está al alcance de nuestros medios, reestablecer un cierto equilibrio de poderes, políticos, económicos y sociales, que permitan afrontar los problemas realmente difíciles del sistema y del planeta. Si me permiten decirlo de esta manera, la crisis financiera, bancaria, de la deuda, de los mercados, etc. es
peccata minuta frente a todo lo demás, por ejemplo el cuerno de África, las revoluciones árabes, los nuevos estados locomotora, la crisis energética, y un tan largo etcétera como quieran.


Tercero. Las bolsas mundiales, a pesar de que estamos en agosto, han expresado con contundencia algo que muchos hemos estado diciendo, sin que los gobiernos catalán o español nos hayan hecho mucho caso. A saber, que lo importante es el crecimiento y la ocupación, no los recortes fiscales, no la deuda. Esos son problemas que tienen soluciones nada complicadas a poco que uno se ponga y no haga rechazo de medidas que afectan a ricos, poderosos, grandes patrimonios y grandes empresas. El neoliberalismo, tanto en sus facciones ultramontanas, como en las más aparentemente civilizadas lleva al colectivo mundial a una no salida (No way out, en un film de gran interés cárnico), por aparentes cuestiones de ideología absentista de la realidad y por razones de interés de unos poderes que quieren alcanzar lo absoluto.


Cuarto. En el devenir de los recortes y cuando el recortador se cree psicológicamente gran triunfador, se pueden hacer múltiples tonterías y enormes injusticias. Ahí está la aviesa reforma de las pensiones de supervivencia, el PIRMI, que afectan claro está a gente importante, a gente que sobrevive con los 400 del ala. Ahí está también el recorte de la subvención a las guarderías públicas, recorte aparecido cuando las matriculaciones y los compromisos ya están hechos y que afecta de nuevo al la gente más poderosa. En cambio, este mal gobierno de estultos y depredadores cuida adecuadamente a la gente más débil e indefensa, la banca, los grandes empresarios, los encubridores de negocios fraudulentos, los concesionarios de autopistas madrileñas y los mentirosos públicos empedernidos. Será algo que el país deberá agradecerles. Esa ponderada política de reparto de cargas. Mucha sobre unos hombros, poca sobre otros, de acuerdo a la más eficaz enseñanza cristiana.



LLuís Casas, desplazado de la morera por la tramontana de 1700 km. hora


miércoles, 10 de agosto de 2011

CRÓNICAS DESDE MI MORERA (1)



Desde el puente de mando de estas vacaciones contemplo el mar en calma y leo la prensa alarmado, y eso sin citar los telediarios ya sea en catalán, ya en castellano.


Al iniciar el despliegue agosteño les advertir de la fecha fatídica del 2 de agosto. Hoy es 2 de agosto y, siguiendo las ancestrales costumbres medievales, el mundo no se ha acabado pese al Tea Party y a ese apreciado presidente americano que sigue, tal vez sin saberlo, la ruta marcada por el también presidente Zapatero. Es decir, tirar por la borda y con escasas posibilidades de recuperación una política y lo que es más importante un voto que esperaba otras cosas.


A pesar de que el mundo sigue, en realidad no se espera otra cosa hasta dentro de muchos millones de años, el asunto ha quedado más bien al borde del precipicio y con unas inercias que no terminan por definirse. Los USA podrán pagar las nóminas públicas, las pensiones y demás, al coste de la recesión y del paro. Y, eso, tampoco gusta a los ”mercados”. Expresión que ya saben ustedes que pienso que es una desfachatez más del lenguaje vendido o comprado.la historia, como dijo alguien, se repite, la crisis del 1929 ya sufrió embates ideológicos que hundieron aún más la economía. Como ahora. Lo que al principio parecía una reacción racional y experimentada a la crisis se ha ido convirtiendo en un tratado de mentiras, tonterías y riesgos colectivos.


La decisión que se ha tomado en el ámbito parlamentario de los USA, ya saben Congreso (representantes y senadores) equivale para muchos a la cicuta, eso sí, en bien de la coyuntura más inmediata que obligaba a la autoridad americana a tragarse todos los sapos del mundo mundial. Por ello, la crítica, al más puro estilo Krugman, es por el proceso de cesión de soberanía que el presidente Obama ha estado aceptando durante el último año. Era claro que la situación en el congreso de Washington no permitía la aplicación de la política social y económica por la que el presidente accedió al cargo. Es evidente que el votante abstracto hizo una mala jugada al repartir el poder y apostar por la parálisis en tiempos de guerra. La acción subversiva del Tea Party, colapsando la tradicional política del acuerdo entre demócratas y republicanos, ha conseguido un triunfo espectacular y marcará por mucho tiempo el posibilismo político. Algo de ello sabemos por aquí. La oposición ultra, total, de imposible acuerdo, totalmente calvinista es la negación de la política y un paso hacia el autoritarismo más exacerbado.


De momento nos hallamos en una nueva fase de la crisis en la que la recesión, allí donde un débil crecimiento aparecía, puede estallar de nuevo. Las bolsas están expresando una duda racional entre una política de recortes presupuestarios dura y el esperado despegue. El 2 de agosto ha tenido una extraña coincidencia, que me alarma el que no estuviera prevista, el anuncio de un bajísimo crecimiento industrial en los USA. Eso y los recortes que se aprobaran en Washington están encareciendo de nuevo la deuda de muchos países.


Si contemplamos el panorama económico-ideológico comprobaremos que los mercados reaccionan mal si no recortas y reaccionan mal si no creces. Una contradicción más que evidente, puesto que solo la iniciativa privada podría cambiar la ecuación y esta iniciativa forma parte intrínseca de los mercados. Alarmante.



El fin de semana, una fiesta dentro de otra, me resultó agitado por culpa de un titular de El País del domingo 31 de Julio. Me explico, en las páginas económicas del periódico aparecía un titular luminoso que ponía patas arriba la política de distribución de rentas vigente desde hace 20 años. El titular decía así: Los beneficios empresariales bajan y los salarios suben en España. Hay que decir antes de seguir que considero las páginas económicas de los periódicos y los periódicos económicos como lo más falso de lo publicable. Del estilo, sino igual, peor, de las páginas de futbol.


Un titular así, de ser cierto, era una noticia absolutamente novedosa, rompedora. Pero ¡hay!, hay que leer hoy en día titulares, subtitulares y texto, no sea caso que el director del periódico, el jefe de sección o el propietario mismo hayan intervenido en la redacción.


No sé si eso ocurrió o no, pero siguiendo el texto el asunto era bien distinto: los beneficios empresariales efectivamente disminuían, pero los salarios eran otra cosa. El redactor, tal vez por las prisas o por el escaso escrúpulo terminológico se refería no a los salarios, sino a las retribuciones de los consejos de administración y de las cúpulas gestoras de las empresas. El resto del artículo no se refería a los trabajadores, colectivo al que dignamente se vincula la cosa del salario, se refería, ligeramente crítico, todo hay que decirlo, a esa parte del coste o beneficio empresarial que nada tiene que ver con la distribución de las rentas. Simplemente hablaba sobre los consumidores de Mercedes y Jaguares.


El escrito es paradigmático de lo que la prensa define como economía: la que dictan los mercados y sus ideologías.


Finalmente, reconforta ver que lo previsto se cumple. Así ha sido de momento con la sentencia sobre los Núñez, Huguet and company. Finalmente la cárcel queda suspendida por las atenciones que las comisarias darán a los culpados cada quince días en espera que el próximo lustro la sentencia se afirme o no. Evidentemente los culpados deberán depositar sus correspondientes pasaportes ante el juez, no sea que se auto expulsen del país y se trasladen allí en donde tienen todo lo que camuflaron, por decirlo de algún modo.
Ya les decía que esperaba algo así, tenemos sentencia de culpabilidad, pero no lo que acontece después, que queda en suspenso, no sea que durante los 10 años que se ha tardado en dictarla se hubiera cometido algún pequeño error formal que evidentemente ahora saldrá a relucir.
Tal que con los rumanos, los carteristas, los trasvasadores de cobre y otras hiervas. La justicia como vemos es una, no hay por qué dudar.



Lluís Casas. Representante de Parapanda en el Alt Empordà. Para lo que pueda servir.
Ahora mismo voy a la plaza del pueblo a ver si la conexión municipal a INTERNET está disponible, no sea que ya la hayan recortado.