martes, 30 de noviembre de 2010

(DES)ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE CATALANA





Siguiendo con el símil cinematográfico del anterior comentario, les voy a describir un breve calendario de la caída de la izquierda catalana. Probablemente no estarán todos los hechos, pero confío en que si constaran los más importantes. El calendario juliano que les propongo conduce inevitablemente, visto a día de hoy, a una quiebra solemne de la izquierda, quiebra que el tiempo y el buen hacer comercial, productivo y contable esperables pueden borrar (en eso confío), pero que será dura de pelar y larga de digerir. En el calendario hay éxitos, abundantes éxitos que, tal vez, hubieran podido cambiar el final de la obra, pero que como no ha sido así, solo están como testimonio y aprendizaje histórico.


La primera fase es, ya, un capítulo antiguo de la historia política reciente. La izquierda ganadora conjunta de las primeras elecciones a la Generalitat (1980) no quiere, no puede, no le dejan alcanzar el gobierno y por ende dirigir los primeros pasos del país en la democracia. Hay ahí una quiebra de la historia normal de los conflictos que engendran democracia desde la dictadura o que engendran naciones, estados o pueblos: el gobierno corresponde en primera instancia a quien se la ha jugado, normalmente a la izquierda. Las excepciones que acuden a la mente tienen sólidas explicaciones foráneas, enormes presiones de grandísimos poderes. La izquierda, en este caso personalizada por uno de los partidos, renuncia al poder y lanza a la derecha liberal y catalanista a la hegemonía social. Eso duró 23 años, en la que la realización concreta de las cosas fue de todo menos brillante.


La segunda fase, de cronología menos clara, hace aparición con la paulatina toma del poder en el PSC de Pasqual Maragall. Necesitado este, incluso, de una breve emigración italiana. Por fin el PSC sabe lo que quiere y cuenta con quien está resuelto a ello. Maragall propone una cierta confluencia con las otras izquierdas, llegando incluso a acuerdos con ICV, en un momento de extrema debilidad de ésta.


El asunto se resuelve en el 2003. La izquierda gana colectivamente y se hace con el poder, creando en su opositor liberal y catalanista un sentimiento de que ha perdido sus propiedades familiares, que le han robado la cartera. CIU siempre actúa como si el país fuera de su exclusiva propiedad y la oposición que ejerce está marcada por ese sentimiento, evidentemente falso pero argumentalmente estructural.


Ahí, la izquierda lanza un desafío de fondo, propone un país más social, más equilibrado, propone lo que nunca la derecha liberal catalanista ha llegado ni a soñar, un nuevo Estatut y un pacto federal con España. El programa es rotundo y se cumple en un porcentaje elevadísimo, pero en el proceso los amigos de Madrid, débiles ideológicamente, tuercen el camino e insuflan la traición en el gobierno de izquierdas y en su entorno. La parte independentista reacciona de forma infantil y fuerza el final de la legislatura creando el caldo de cultivo de la campaña de la derecha: el ruido, etc. etc. El asunto, puramente parlamentario o electoral, se torna en ineficiencia radical por arte de birlibirloque de la prensa. Esta confunde confrontación entre alternativas con parálisis del país, confunde debate entre socios con inconsistencia gubernamental. Confunde democracia con ineficacia. Esa línea de oposición germinada el primer acuerdo de izquierdas tendrá un peso enorme en el imaginario que la presa y la oposición difunden. Se alzan con el triunfo mediático.


Se remata la jugada con la forzada desaparición de Maragall, aunque los resultados electorales refuerzan la opción rota y esta se rehace sin la consciencia del entorno creado desde Madrid y desde la prensa. La decepción de la derecha liberal es tal que se compromete al degüello. De ahí la absurda y desleal oposición parlamentaria y la inmensa campaña mediática en contra del govern.


El nuevo gobierno no se prepara para la lucha final, abandona el escenario encerrado con sus propios juguetes: equipamientos, infraestructuras, servicios sociales, aplicación del Estatut, nueva financiación, etc. Nada de ello hará mella en el eslogan, ruido del tripartito, y poco a poco el govern queda recluido al pie de página con sus realizaciones, cediendo la portada al ninguneo opositor.
La aparición de una crisis anunciada y infinitamente mal gestionada desde el gobierno federal hace mella en el partido del President que tiene que tragar una política neoliberal forzada sin más explicaciones. Más que pérdida electoral directa lo que eso provoca es desnudez del votante. Lo aleja del voto.


Y, por fin, la sentencia sobre el Estatut que frena los inmensos avances que este propone al eliminar una parte representativa de la conciencia catalana. El balance reflexivo es que el abuso del Constitucional deja un Estatut enormemente más lleno que el anterior, pero que la sensibilidad nacional ha quedado por los suelos. Tampoco ahí el govern acierta a recomponer el espacio y los socios se distancian sentimentalmente.


Finalmente las elecciones en un mar de crisis desbocada provocan el estallido final, dos socios renuncian a la acción de gobierno y por ende quedan desnudos. Si difícil es la defensa de lo hecho, difícil mediaticamente, que no realmente, resulta imposible rehacer un discurso en negativo. Un gobierno que puede presentar el acervo de realizaciones más extenso e importante de la historia democrática se hace el haraquiri.


El resto está por venir.


Lluis Casas en pleno delirio

UN LARGO ADIOS (Tras las elecciones catalanas)





Utilizo el título de un conocido (y excelente) film para tratar de explicar este último y complejo fin de semana (en catalán: cap de setmana, una contradicción con el hábito al trabajo de la gente del lugar, puesto que lingüísticamente en Catalunya empezamos la semana haciendo fiesta).


Unas elecciones son unas elecciones y al final de todo hay en la viña del señor. Sorpresas y constataciones, todo ello a la vez. Mi pronóstico era mucho más exagerado que el resultado final, por lo que mi sorpresa y mi constatación no coincidieron con la general impresión. Yo daba por hecha una mayoría absoluta del centro liberal. Está todo dicho. A partir de ahora infinidad de análisis y otras hierbas llenarán por unos días periódicos, medios digitales, etc. Fase inevitable del periodo post electoral. Pero la realidad social y política es muy compleja, de ahí los resultados sorprendentes en ocasiones y en otras difícilmente explicables y la de ahora tiene más recovecos que un mueble rococó.


Aquí en Catalunya, la izquierda ha entonado un largo adiós al poder a partir del segundo acuerdo de gobierno. Las causas son múltiples y muchas de ellas perfectamente evitables, una la falta de relato en el que enmarcar una acción de gobierno brillante en realizaciones. La comunicación entre gobierno y ciudadanía ha fallado, así como la comunicación, mucho más sutil, entre President y ciudadano concreto. El President no ha podido o no ha sabido romper esa barrera que su carácter establece con el otro. Y el otro espera de un President orientaciones, consejos, plan de ruta, reconocimientos y mil vínculos que el poder debe establecer con los de a pie o en coche.


La prensa, dentro de ese marco comunicativo, ha elevado a la enésima potencia los desacuerdos entre los socios del govern. Desacuerdos que a menudo no eran más que el proceso de síntesis de decisiones y en otras pocas distanciamientos de consideración. La prensa no recuerda la guerra civil entre Mas y Duran, ni los líos de faltas que Convergencia y Unió han tenido. Hicieron en su momento tanto ruido como el que ahora han atribuido al gobierno cesante.
El ruido no tiene por qué ser mala cosa, es reflejo de algo elemental, que las personas y las organizaciones tienen puntos de vista distintos y que se necesita debate y, a veces, un cierto ruido para alcanzar acuerdos. La falta de ruido es, para mi, mucho más preocupante. El silencio corresponde a la acción de los lobbistas, a las llamadas de las grandes empresas, a las indicaciones discretas de la banca.


El inmenso mapa de realizaciones de estos últimos siete años hace mucho para clarificar qué era ruido y qué era acción resuelta. Pero claro, eso a nadie del mundo de la comunicación le parece importante si en medio hay un rifirrafe que publicar.


El segundo factor para la pérdida de las elecciones ha sido la falta de reacción política al ambiente que se ha ido creando y eso, señores y señoras, el que suscribe no tiene explicación. Todos los líderes del gobierno saliente son duchos en elecciones y en caldos de cultivo. Su ignorancia o su inacción frente a lo que se estaba formando ha resultado incomprensible.


A partir de ahí, podría citar que si el Estatuto, que si la sentencia, que si la crisis. Y todo será verdad. Pero, para mi, los factores claves han sido los primeros, la incapacidad, la incomprensión frente al mundo de la comunicación en esta fase de evolución en la cual la verdad siempre brilla por su ausencia y lo publicado corresponde a lo que ha decidido el director o el propietario o lo que parece espectacular, aunque sea pura filfa política, social o económica.


Hay por ahí un video que circula por Internet en el que un HOMBRE expone su circunstancia vital, desahucio, paro, etc. Y explica con inmensa claridad como la prensa silencia su dolor, tal vez por que es ejemplo de lo que les ocurre a muchos o porque, tal vez, ha recibido consejos o aclaraciones del banco más próximo. Y no exagero.


En fin, los resultados cantan: Catalunya da unos pasos más que peligrosos hacia la derecha, hacia la extrema derecha, hacia el racismo, hacia el españolismo rancio y, tal vez, hacia una deriva verbal independentista que, todos ellos, resultan un cóctel explosivo.


La izquierda socialista entra de lleno en un terreno minado sin la más mínima protección, ni ruta. Y el socialismo verde aguanta perplejo cómo su compañero de viaje ha lanzado por la ventana el agua y el niño.


El futuro no existe, seis meses elecciones locales, después ocho meses, si aguanta, elecciones generales. En ambos casos, los resultados predecibles hoy dan pavor.



Lluis Casas, sin decir gran cosa lamentablemente

martes, 23 de noviembre de 2010

LLEGA EL FINAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL





Por motivos intensamente gripales y debido, también, al contencioso electoral, la semana pasada me auto prescribí una ausencia en este blog de referencia.


El primer motivo no requiere explicación, no así el segundo que aparentemente requiere más comentarios e incluso abluciones en todos los blogs del mundo. Pero ¡ay! El ánimo en esta campaña tan triste no es el que era y, viendo ayer el debate, aun me siento peor.


No crean que eso afecte al voto. ¡Qué va! El voto…, ni tocarlo. Soy apasionado partidario del eslogan que Joan Fuster, un eminente y malogrado valenciano que esgrimía frente a los dudosos: “Si no fas política, te la fan”. Por tanto siempre he votado y así seguiré fiel, hasta que la muerte nos separe.


Nunca he entendido la pereza inmensa de los ciudadanos frente al voto. Es una pereza ideológica, es una pereza ciudadana que los degrada y envilece. Algunos argumentan arteramente que la política no les interesa, que el mundo de los políticos no es para ellos, que los políticos no hacen nada, etc. etc.


Nada de lo que así dicen tiene más significado que la renuncia a ser ciudadano, a compartir derechos y obligaciones, de abandonar el ser elemento activo y consciente. Es una reacción infantil frente a la pereza primero a pensar y después a actuar.


No van a votar (exceptúo a los anarquistas) porque no quieren levantarse del sofá. Un sofá tan real como imaginario.


Los debates, los estudios en torno a esa huida de la política de una parte de la ciudadanía inciden en que los culpables, quien no vota, quien no expresa opinión, quien no se esfuerza por influir en el mundo, se sienten traicionados y por lo tanto abandonan el campo al enemigo. Pero son ellos, en realidad, los verdaderos culpables de que alguna política, algunos políticos los abandonen. Como no están en el terreno de juego, para qué tenerlos en cuenta.


De ese modo las derechas de todo signo conducen el mundo, con la abstención de una parte de la ciudadanía que si votara lo haría a la izquierda. Esta tiene votos inconstantes, la derecha intereses permanentes y fondos disponibles.


Consideren, pues, esto un alegato hacia el voto. El voto es la expresión de un ciudadano, incluso cuando este debe hacer un esfuerzo y votar no a quien le reconforta totalmente, pues este no existe nunca, sino a quien se le aproxima o a quien es honesto, o a quien tiene en cuenta a la mayoría y no a las constructoras de derribos. En Catalunya tenemos la enorme ventaja que las opciones de voto son diversas, el abanico electoral es flexible y permite situarse con mayor comodidad que en el entorno inmediato.


Esto va por los ciudadanos, por los sindicatos, por las entidades preocupadas por el planeta, por las que son conscientes de la pobreza y por un larguisimo etcétera.



Lluis Casas en campaña

viernes, 19 de noviembre de 2010

CEREBRO DE COCODRILO




Mientras nuestro ilustre editor marcha al sur en busca de motivos vivenciales, cosa que enardecidamente envidiamos, los que quedamos en casa asistimos a lamentables acontecimientos sociales que nos retrotraen a decenios, o incluso a siglos, pasados.


Una catedral en pleno siglo XXI merece como mínimo una licencia de obras otorgada por el excelentísimo ayuntamiento de la localidad. Es lo mínimo para unas obras que duran más de un siglo y que esperan permanecer en activo otros treinta años. Treinta años necesarios para desalojar de sus hogares a cientos de familias que ocupan legalmente su vivienda pero que molestan el desarrollo catedralicio. Ni los faraones hacían lo mismo. Pero, claro está. ellos creían en el sol. En fin, prueben ustedes a hacerse por la cara un chalet en la Plaza Catalunya y verán que les dice la guardia urbana.


Desde hace unas semanas, el diario Público ha tenido una excelente ocurrencia, la publicación en DVD de una serie mítica de los años ochenta, Cosmos, del eminente científico y divulgador Carl Sagan, prematuramente fallecido.


Todo y el tiempo pasado, el contenido y en muy buena parte el continente de la serie son perfectamente actuales y con mucho futuro a la vista de la invariable opinión de la iglesia en tantos temas de completo contenido científico o técnico. De todos es sabido que la iglesia (ojo no los creyentes racionales) llega siempre tarde a la evolución y cuando llega lo hace a caballo de cadáveres de quienes anticiparon la circulación de la sangre, de la centralidad solar, de la genética, de la evolución y del condón.


Si tienen la oportunidad para verla de nuevo o de verla simplemente porque no la vieron en su momento, háganlo. Su espíritu humano se lo agradecerá y mejorará su entendimiento de las cosas. Incluso de los milagros.


El título de la obra, Cosmos, parece apuntar a más allá de las estrellas. Eso es solo parcialmente cierto, trata de la creación del universo, de la evolución, de la historia, de la política desde la perspectiva de la ciencia y del método científico. Las estrellas están muy presentes, como hacedoras que son de la química y de los componentes materiales, pero el discurso de fondo atañe tanto a las estrellas como a la humanidad.


En uno de los capítulos, Carl Sagan explica la evolución del cerebro humano y detalla las fases del desarrollo cerebral a medida que la evolución se auto impulsa hacia lo humano. Como de una parte fundamental trata el núcleo cerebral, coincidente con el cerebro del cocodrilo, situado muy en el interior, es decir, muy al inicio del cerebro actual. Hay en nosotros, pues, un núcleo fundacional que proviene directamente del cocodrilo o de la especie de reptil que hace muchos millones de años nos precedió. Ese núcleo fundamental es el responsable de una parte de nuestras actitudes, principalmente las relacionadas con la agresión, el miedo y otros factores atávicos iniciáticos.


A medida que la evolución actúa, el cerebro original se recubre de nuevas capas que proporcionan la base evolutiva de lo humano, hasta llegar al conocimiento, a la imaginación, al amor, a la solidaridad y a todas aquellas virtudes que certifican la humanidad como la música y las matemáticas.


Esto, harto conocido, es una reflexión que debería permanecer en actitud de vigilia permanente en nosotros, puesto que en innumerables ocasiones el cocodrilo que llevamos dentro aflora con toda su fuerza. Lo humano que lo envuelve se encarga casi siempre de reelaborar la respuesta y situarla lejos de la selva o del río y acercarla a lo que ya somos. Casi siempre.


De hecho, se da el curioso fenómeno que en muchos humanos individuales y en grupos de ellos, prima el cocodrilo sobre el simio o sobre lo directamente humano. La agresión, la ambición sobre toda medida, etc. son sus guías conductuales. Es la norma diaria y permanente de los banqueros que nos han lanzado a la crisis y que ahora se permiten el lujo de cobrar por ello. Y no solamente de ellos.


En el mundo de la política, el cocodrilo actúa con tanta desfachatez como se pueda. Ahí tienen al cocodrilo del PP de Badalona para no ir mucho más lejos. Sabido es que el cocodrilo no siente ni lástima ni perdón. Solo presiente victimas y carnaza. Actitud muy en boga entre las tropas que se niega su propia humanidad. No solo en el PP los cocodrilos hacen furor. En CIU mismamente, la carnaza gubernamental está provocando verdaderas crisis nerviosas. A la vista del alimento gubernamental nada frena las mentiras, ni los engaños.


Les recomiendo leer la presa y atender al televisor a la luz de ese comportamiento surgido de nosotros mismos cuando éramos cocodrilos. Es interesante y divertido. Ninguna de las dos actitudes, lo interesante y lo divertido, alcanza al saber del cocodrilo. No se fíen.


Lluis Casas zoólogo