martes, 24 de junio de 2014

MANIFIESTO, FASE 2

Tras dos semanas particularmente agitadas tanto en el mundo político e institucional, como en el deportivo, se hace difícil reemprender la marcha como si nada hubiera pasado. Pero como si ha pasado, será necesario incorporar a la reflexión que sigue ese estado psicológico nuevo.

Cuando incumplí mi promesa de hacerles llegar la segunda parte de lo que llamé manifiesto, aduje que ese escaso tiempo demorado pondría sobre la mesa la aparición de acciones políticas de compromiso entre fuerzas de la variada izquierda existente. Tenía mis informaciones, claro, no es que sea un sacerdote que prevé el futuro con los hígados de unos pollos.

Simplemente que ahora dispongo ya de una colección de iniciativas locales que pretenden ser un movimiento muy amplio y respetable respecto al futuro poder local. Son ya proposiciones escritas y publicadas o al menos puestas al alcance de la ciudadanía y de los grupos y partidos que puedan considerarlas de interés.

Esas acciones locales, dejando a parte la que se cuece en Barcelona, de la que luego hablaré puesto que por su trascendencia tiene caracteres muy amplios, aparecen con rapidez en razón a la convocatoria de elecciones locales del mayo del 2015. Es decir, si nos atenemos al calendario juliano y descontamos vacaciones, fiestas i festejos varios, estarán aquí en un santiamén.

Eso les da esa urgencia objetiva, a parte de la subjetiva que muchos hemos sentido con los resultados electorales recientes. También incorporan elementos que podrían considerarse como una desviación de lo principal. Me explico: la acción municipal por su fragmentación en unidades tan diversas y tan cercanas a los problemas de la cotidianidad posee una cualidad insigne, es una acción muy próxima al vecino, muy participada, muy pegada al terreno, según expresaría un teniente a la tropa. No son grandes finanzas lo que se cuece, probablemente tampoco infraestructuras de millones de euros (salvo en las grandes capitales), ni programas de asistencia sanitaria con hospitales, centros de salud, etc. Tampoco se trata de modificar profundamente los programas educativos, ni de crear grandes líneas de investigación de partículas atómicas.

Estamos en un mundo de pequeños cambios, pero muy cercanos al ciudadano, muy visibles, perfectamente reconocibles y valorables así que se inaugura un pequeño parque y alguien apunta, se ha hecho bien, tal como queríamos. O incluso mejor.

Si esos manifiestos por una unidad de acción de las izquierdas, con programas tan vinculados al día a día, tienen  éxito (quiero decir que se concretan políticamente en coaliciones o cualquier instrumento adecuado a la unidad de acción), lo que vendrá después para políticas de más altos vuelos resultará más fácil y con menos trampas. Tengo ahora mismo, sin haber hecho un gran esfuerzo en buscar, dos ejemplos uno en el cercano Vallés y otro en el Penedès. Son dos manifiestos distintos, uno amplio, otro escueto, los dos ponen los problemas de la cercanía por delante, así como los de participación, honestidad y compromiso ciudadano. Son ejemplos a los que sumar otros que ya están en marcha. Los dos casos que les surgen de un mundo político dominado por la derecha con solidez y con aciertos variados. No son núcleos izquierdosos sociológicamente, lo cual aporta mayor dimensión a los casos. Aquí los tienen, sin traducir del catalán, cosa inútil por su clara escritura:

A. sant Cugat (el texto pertenece a una descripción del manifiesto)
El manifest:
En la introducció s’assumeix la bona valoració que es fa des de la major part de la població de la ciutat que tenim i la relació que això té amb els successius governs de CiU, juntament amb esments a la “marca Sant Cugat” i que s’han fet moltes coses bé i, per tant, no es pot fer “foc nou”. Però es demana humilitat i voluntat d’aprendre experiències d’èxit d’altres poblacions. També es fa referència a l’espectre polític de la ciutadania, teòricament de centre – esquerra i la “contradicció” que la majoria en el vot sigui de “centre – dreta“, o sigui, CiU i, a més, amb una baixada cada cop més important de les forces d’esquerra. També es fa una crida a la necessitat de l’alternança política per salut democràtica però per això “cal demostrar una nova forma de fer ciutat, no només etiquetes“. La conclusió és que aquest objectiu només es pot aconseguir anant junts, compartint el diagnòstic i elaborant una visió conjunta de futur. Al final proposa un decàleg perquè si no és possible una candidatura conjunta almenys es reculli en els programes electorals per treballar de forma unitària.
El decàleg
Podeu consultar tot el manifest al final de la notícia però, a grans trets, es dona la ciutat per tancada urbanística parlant, per gestionar-la tenint en compte el seu elevat cost i amb especial cura dels seus barris. Posar “en solfa” els plans d’actuació que hi ha als calaixos. De la “smart city” a un veritable pla de promoció empresarial i industrial de la ciutat. Fer efectiu el concepte de la participació ciutadana i la desconcentració administrativa així com millorar la relació amb l’EMD de Valldoreix.
Tirar endavant de forma efectiva i sense por el Pla d’Inclusió Social i dissenyar ja la segona fase seria una altra de les claus del decàleg, donar resposta a la gent jove pel que fa a l’habitatge i el lleure és un objectiu important també a treballar des del consens, prioritzant l’habitatge de lloguer. Els tres darrers punts serien la visió integradora de la cultura, fent una simbiosi positiva entre el Teatre Auditori i les entitats i associacions de la ciutat, encarrilar tots els contenciosos pendents que poden posar en perill la supervivència econòmica de l’ajuntament i, ajustar els equipaments a la pràctica esportiva per acabar amb aquesta deficiència.
B. Penedès
PUNT DE TROBADA (aquí se detalla el contenido básico del manifiesto a elaborar):
Que estigui obert i busqui sumar les persones i grups de l’esquerra que han vingut denunciant les polítiques de retallada de drets socials i d’ofec del món del treball i de l’economia,
MUNICIPALISME i PROGRAMA COMÚ: Que elabori un programa comú per al municipi, tenint present la realitat territorial del Penedès, sobre la base de la defensa dels drets socials i dels serveis públics,
TRANSPARÈNCIA: Que tingui tolerància zero amb la corrupció, i aposti per la transparència, la implicació cívica i la participació,
VOLUNTAT DE GOVERN: Amb voluntat de govern de les institucions per canviar les coses,
DRET A DECIDIR: Compromès amb facilitar des de l’Ajuntament el procés d’exercici del dret a decidir.

Como ven, siendo solo dos los que utilizo, se adivinan lo variada que será la cosa. Son iniciativas primerizas, que aún no tienen consenso, si no que son banderas de agrupación, a la espera de completar la composición del cómo, qué, con quien, etc. Al final, si el resultado es positivo, los documentos serán propuestas de gobierno local y aportaciones sobre el cómo hacer política y como relacionarse con los ciudadanos. Han de explosionar para la primavera próxima. Son distintos, muy concreto el de Sant Cugat, más genérico y tal vez más político el del Penedès.
No quiero comentarlos en concreto, ni vislumbrar sus diferencias. Están claras. No es el momento, eso ya llegará. Son simplemente los testimonios de un comienzo, siguiendo a un político de derechas, como Sir Winston, tal vez no sea el principio del final, pero si el final del principio. A eso vamos.

No les dejo sin citar y explicar lo que se cuece en Barcelona. Eso es ya otra cosa, no solo local, que también, sino de trascendencia mucho mayor. Ahí si habrá, esperemos, un ejemplo a seguir para más altos objetivos, crucemos los dedos y empujemos. Por las noticias disponibles esta semana se presenta en sociedad una iniciativa que pretende ya de entrada la alcaldia de la ciudad: queremos gobernar, dicen. Y para ello la agrupación de fuerzas de izquierda es fundamental, así como la utilización de formas y esencias distintas y sensibles a las preocupaciones ciudadanas. Tiene nombre, impulsores consecuentes y conocidos, web https://guanyembarcelona.cat/ y, como digo, se presenta oficialmente el próximo jueves. Las energías surgen tanto de movimientos ciudadanos, reivindicativos, culturales, etc. como del interior de organizaciones políticas y sociales. Hay nombres propios y siglas. Hay experiencia y reconocimiento ciudadano. Simplemente para los que no estan al caso, ahí están Ada Colau, por ejemplo, auxiliada por una variada muestra de lo que la ciudad produce incansable en su horno de honestidad y honradez. Si eso cuajara razonablemente bien, como el viejo físico, seria el punto de apoyo para levantar la tierra. Me estoy entusiasmando.

Lo que diseñé en dos partes, por esas flores casi de verano que les he descrito, se me convierte en un terceto que musicalmente es mucho más florido.


viernes, 6 de junio de 2014

UN MANIFIESTO PARA EL CAMBIO POSIBLE

En un momento de debilidad o de orgullo mal entendido me comprometí con el boss de la comarca a plantear los puntos de confluencia que las diversas izquierdas deberían aceptar en aras de una oferta electoral para el próximo futuro en forma de manifiesto al que adherirse particularmente y que invitara con el ejemplo a las organizaciones políticas y sociales a hacer lo mismo.

Evidentemente, el asunto ha surgido al realizar ciertas sumas y restas a partir de los últimos resultados electorales que dan un nivel de voto conjunto de un peso considerable a los partidarios de los cambios en profundidad. Tanto es así que los medios, ya no los distingo, están llenando páginas y pantallas de recursos inquisicionales modernos: que si Venezuela, que si Corea del Norte, que si Cuba. En fin, ladran, luego cabalgamos. O al menos habríamos de intentarlo.

No solo la máquina de calcular pone sobre la mesa esa necesidad de programa común o proyecto mínimo o como ustedes quieran llamarlo. También la atenta lectura de las propuestas de unos y otros, así como el genoma común inducen a pensar que ha llegado la hora de dejar en el trastero las diferencias que solo hacen tranquilizar a la derecha y a los poderes fácticos al fraccionar una oferta sólida de izquierdas.

Esas diferencias son en su mayoría matices que el viento y el raciocinio eliminan en pocos instantes, pero, ¡ay!, otras merecen un tratamiento más escrupuloso y delicado, puesto que fácilmente se transforman en el ser íntimo de unos y su diferenciación respecto a otros. Incluso las de esta categoría pueden y deben ponerse encima de la mesa para ser tratadas adecuadamente para evitar que, sin que se eliminen, entorpezcan.

Queda finalmente lo más humano y a menudo lo más difícil: el tratamiento del ego personal o colectivo. Ahí, el llamamiento a la concordia es difícil, dado que nunca se trata abiertamente del aquel “qué pasa conmigo” o “qué pasa con nosotros”, sino que la médula está oculta bajo capas y capas de otros asuntos. 
Pero pese a ello, también hay que afrontarlo.

Solo se me ocurre el llamamiento a la responsabilidad colectiva frente a una oportunidad política que abre horizontes y frente a una crisis que tiene crucificadas a millones de personas por falta de trabajo, por el asalto a sus viviendas y por el tratamiento culpabilizador de la derecha rancia. Por no citar elementos fundamentales de la democracia y de los derechos humanos y sociales bajo la persistente actividad de la tijera quirúrgica del neoliberalismo y el autoritarismo de raíces tan fuertemente franquistas.

¿Puede servir un manifiesto para incentivar una unidad de acción política de las izquierdas? La verdad es que no sé la respuesta, pero pienso que en todo caso molestia no hace ninguna.

Para ello segmentaré el susodicho en dos partes, la presente y la de la semana próxima.

Entonaré primero los principios que no aparecen en los manifiestos programáticos de acción común: el programa, programa, programa. Me refiero a las consideraciones que permitan sentarse, hablar y ponerse de acuerdo.

En primer lugar, el reconocimiento de que la izquierda es diversa es básico. La izquierda, mal que le pese a alguno, siempre lo ha sido y siempre lo será. Está en su esencia que las apreciaciones sobre el qué, el quién, el cómo y el cuándo políticos sean diferentes en grados variados entre unos y otros. Incluso en los momentos de supremacía de una opción que hemos vivido, nunca desapareció la alternativa (o las alternativas), a veces recluida en espacios reducidos, pero siempre presente de un modo u otro y, a menudo, relevante respecto a sectores sociológicos de peso. Esas alternativas suelen anticipar causas que la hegemónico, monopolizada por el poder, no acierta a ver con claridad.

Ese respeto al vecino de al lado no debe eliminar el debate ideológico, histórico o social, pero siempre debe respetarse el matiz, si lo es o la distancia, cuando esta existe. La razón política, sea histórica o simplemente de oportunidad, nunca es única al estilo religioso, por ello cuando va acompañada debería poder interpretar mejor y más acertadamente las estrategias y las tácticas a aplicar. Ya el elector o el activista darán su opinión al respecto sobre la distribución de influencia. Las organizaciones (con mayor o menor estructura) deben entender que, además de mayor o menor influencia, la confluencia de objetivos tiene mayor importancia.

En segundo lugar hay que colocar la aceptación de los mecanismos de participación democráticos para conformar los liderajes, las listas electorales y los programas, tanto para cada uno de los elementos, como para la molécula resultante. Resalto que tampoco se trata de establecer sistemas que se tornan inefectivos políticamente porque se ensimisman en el debate. Se trata de acumular razones, fuerzas y proceder a la acción política, no de crear un club inglés.

En tercer lugar, hay que colocar el reconocimiento de la soberanía popular como eje de cualquier desarrollo político y social, con  los derechos humanos, sociales y políticos como salvaguardas constitucionales y estabilizadores sociales y económicos.

Así las cosas que no alimentan pero que insuflan vida, dejo para una reflexión común lo dicho y me emplazo a entregarles la continuación, al más puro estilo de la novela del diecinueve. Por cierto, en donde empezó todo.

Lluís Casas sin exclusiva.