domingo, 20 de abril de 2008

VA DE ENERGÍA

No voy a darles la lata, eso espero, con términos de ingeniero de minas, ni con perífrasis de militante ecológico. Pero debo replicar y replico a quien me acoge con tanta delicadeza en su casa.

Primera verdad incómoda, gastamos mucha energía y en cierto sentido la despilfarramos a manos llenas. Esa energía, principalmente de base fósil, nos hace daño por la contaminación atmosférica e induce al cambio climático, pero, claro, nos es imprescindible para iluminar edificios y avenidas. Y ahora está carísima y queda poca.

Segunda verdad, más incómoda, no hemos hecho los deberes impulsando tecnologías neutras con el medio ambiente y con los humanos y tampoco estamos desarrollando comportamientos racionales con el consumo. Tarifas, contadores, mecanismos de ahorro, máquinas más eficientes, buena distribución de las redes.

Tercera verdad, la más incomoda de todas. Estamos asustados, con miedo a quedarnos a oscuras y, por ello, dispuestos a hacer las máximas tonterías posibles. Ahí aparecen los salvadores de la patria (fondos de inversión, tecnólogos locos por el dinero, etc.) con la nueva aplicación de centrales nucleares. Esas centrales son contaminantes a larguísimo plazo, dependientes de un combustible escaso y controlado monopólicamente, generadoras de un residuo no reciclable (para decirlo suavemente). Esa energía tiene derivados militares de altísima peligrosidad. Les cito una anécdota que coincide con el comentario sobre la medicina y el negocio: El informe Stern que ha abierto las puertas a la aceptación del cambio climático en todo el mundo parece que tiene detrás importantes intereses nucleares. No me preocupa quien está detrás de una verdad, pero me preocupa que se utilice una verdad para inducir a un grave error.

Cuarta verdad, podemos cambiar y mejorar la situación si nos ponemos a ello. Las recetas no solo están en manos del movimiento ecologista, sino en los depósitos de ideas de empresas y científicos. Por ejemplo:

El consumo doméstico de energía, además de reducirse (aislamiento térmico), puede ser suministrado en buena parte por el terrado de casa, o el del vecino. Esto es más que posible hoy día, existe y funciona estupendamente.

El consumo industrial tiene recursos disponibles en el campo de la cogeneración, del aprovechamiento de los residus, como la mecanización, etc. Y una vía tecnológica sin fin.

El consumo social, iluminación pública y otras hierbas, pude resultar baratísima a poco que se organice adecuadamente, substituyendo lamparas de alto consumo por las de alto rendimiento y el personal acepte que cuando es de noche no es de día.

Y así mucho más.

Unas aclaraciones finales, no hace falta desmantelar por desmantelar las centrales existentes (tenemos un plan aprobado, cumplámoslo), si después de todo eso, que da muchísimo margen, todavía nos falta energía, tenemos dos posibilidades suicidarnos con las centrales nucleares (siempre tenemos tiempo de hacerlo) o ir al psiquiatra. Otro si, en 10 o 15 años existirán tecnologías prácticas que están en proceso de investigación como fuentes energéticas.

No hagamos locuras y esperemos tranquilos.

Lluis Casas