miércoles, 30 de abril de 2008

DESVELANDO ENTRETELAS DEL CAPITALISMO


Los sufridos lectores estarán al cabo de la calle respecto a mi tibio reformismo. No creo haber escrito en los últimos treinta años nada que no pudiera encajar en una economía imperial, pero con un fuerte acento social y de desarrollo humano, ambiental y político. Por eso mi impresión al leer el suplemento económico de El País del pasado domingo rozó el soponcio. Un periódico de izquierda putativa en lo económico hacia gala de una crisis que cambiaría el capitalismo liberal actual. Está en la entrada del folletín sepia. Posteriormente se descolgaba con las nuevas hambrunas globales y terminaba con distintos golpetazos a nuestro insigne tío Solbes.

Fue demasiado para un espíritu ya de capa caída. A duras penas logré terminar mi lectura, puesto que mis piernas tendían a la huída absoluta. Pasó por mi mente, no solo la crisis del 29 (que también aparece en el suplemente susodicho), sino el amotinamiento del Potenkim y la larga marcha, pasando por la Comuna de Loja. En fin, que el trotskismo y la revolución permanente han vuelto, a pesar de los denodados esfuerzos en su contra por parte de Walter Veltroni.

Esta (aparente) frívola entrada corresponde a la realidad de lo que se puede leer en El País. No puedo certificar lo acertado de los análisis (ni yo, ni nadie ¿estamos?) pero sí que corresponden a un solemne cambio de perspectiva respecto a lo que se ha dicho recientemente sobre la crisis. Léanlo ustedes y fórmense una opinión directa.

Pese a pesar de mis abundosas sospechas sobre lo escrito, no puedo negar que mucho de ello corresponde a la realidad, aunque pienso que no es de la magnitud que se apunta, pero que de todas formas no es cosa de dos días, ni se solucionará con la alegría que algunos prevén. De hecho las previsiones del PIB hispánico estarán a no más tardar ligeramente por encima de lo negativo. Aun a costa de esas discrepancias, anoto que me hubiera gustado leer un cierto relato de las cosas que se han hecho incorrectamente o no se han hecho (leyendo entre líneas si están) tanto respecto a nuestros propios gobiernos, como a los “estamentos” de gobierno internacionales. Anoten:

Con respecto a los aspectos financieros de la crisis:

La falta de rigor en los mecanismos financieros internacionales (hoy extraordinariamente complejos). Hoy es posible trasladar un riesgo solemne en forma de producto financiero a la Cochinchina (término parejo a Sebastopol), perdiendo con ello todo rastro real del significado económico de la operación y dejando al buen albur de la casualidad lo que puede ocurrir después. Me explicaré, hoy día yo puedo vender a una entidad financiera un papel que diga: Menganito hará efectivo un millón de euros a Zutanito dentro de diez años. La entidad me paga 300 y en paz. El mismo papel puede cambiar de mano sesenta veces y al final el poseedor no sabe de qué va el asunto. Finalmente, resulta que Menganito me ha comprado un piso con aluminosis y tiene un ingreso inestable de 15.000 euros al año. ¿Se dan cuenta del posible resultado de tamaña operación, no es verdad? Así está siendo esta crisis. El problema es mucho mayor, porque junto a la deuda de Menganito está la deuda de otros señores y señoras que naturalmente está en disposición de pagar, pero entre tantas idas y venidas nadie lo sabe y los últimos tenedores de los paquetes de deuda presos por el temor financiero todo les suena a lo mismo.

La ruptura de la prudencia en los intercambios financieros mundiales. Nada puede crecer en valor financiero a tasa anual de más del 20% o incluso mensual. Cuando esto ocurre es que hay un invento sin credenciales en marcha.

La falta de regulación internacional y nacional respecto a los riesgos que asumían las entidades bancarias, creando submercados nada transparentes, especializados en la más pura especulación irracional. Los gobiernos y las entidades internacionales deben velar para que el funcionamiento bancario corresponda a la realidad económica de empresas, países, sectores, etc. Y cuando estas se desmandan exigir certificados y controles.

El mantenimiento de zonas “off lawer” (término propio, no lo encontraran en el diccionario de Wall Street, fuera de la ley, cuando los mercados financieros funcionan sin traba ninguna). Eso permite la trampa y el cartón en los negocios sucios y en los que hieden. Estoy hablando de esas zonas en las que todo vale, excepto saber quien y que.

El deslizamiento gubernamental acomodándose a una situación que se ha ido haciendo insoportable y perfectamente previsible. Cada día que pasaba obligaba a los gobiernos a una mayor dureza frente a una loca carrera inmobiliaria y financiera. Por ello nada se hizo cuando todo fue evidente. Todos esperaban que otros tomaran las decisiones adecuadas.

Respecto a los factores de coste de la crisis:

La falta de sensibilidad política respecto a las tendencias energéticas mundiales y nacionales. Los esfuerzos para la reducción de la dependencia social y económica de la energía dan risa si los comparamos con lo que sabemos del futuro inmediato. Vean si no el consumo de carburante de esos vehículos tan prácticos para llevar los niños al cole, Porsche, 4*4, etc. Y la falta de inversiones para transporte público, no lo olviden.

Lo mismo con respecto a las tendencias de demanda de alimentos básicos, tanto por el fuerte crecimiento de las economías asiáticas, como por la substitución de variedades alimenticias por las energéticas. Nadie puede llamarse a engaño. China e India crecen a ritmos altísimos, seguidos por un pelotón cercano. En total suman más de la mitad de la población mundial. Ahí es nada pasar de un coste decreciente de la alimentación básica a la de incrementos del 40%, en pocos meses. ¿Hacia dónde miraban quienes debían mirar?

Respecto a los factores ambientales:

Bien es sabido que hasta hace unos pocos meses la opinión influyente en la política y en la economía trataba de no aceptar la realidad del cambio climático e incluso la negaba con solemnidad de estúpido. En unos meses se ha puesto al descubierto la simpleza al respecto de los más insignes institutos, sociedades y demás elementos de reflexión mundiales. Mi inocencia al respecto me hacia sospechar que a pesar de la falta de contundencia gubernamental acerca del cambio climático los estados disponían de planes b, c y d, debidamente estructuras y ocultos. No hay nada de ello. Simplemente cruzar los dedos y esperar con acciones parciales.

Respecto a los factores económicos:

La dependencia en muchos países de una revalorización exagerada de los precios de los inmuebles se ha pasado de frenada. Cuando un inmueble exige que su usuario deposite por anticipado treinta o cuarenta años de su vida laboral en el pago de la financiación, la cosa no va bien. Algo falla y es el valor real, en términos de coste de materiales, de inputs en definitiva. La quiebra del fatal mecanismo (compro a 10 vendo a 20, y así sigue) ha despachado en un tris tras las perspectivas de crecimiento sano de la economía. Esta breve e incompleta lista es así mismo una propuesta de acción política y económica, pero sobre todo un intento por recordar lo que se ha hecho mal o no se ha hecho. La descripción del desastre no debe llevarnos al olvido, hay propuestas políticas y económicas y nombres que no han estado donde debieran: defendiendo los intereses colectivos y un desarrollo humano y social. El País amenazando con el holocausto podría estar ocultando quien lo permitió.

Así de clarito.


Lluis Casas. Vocero de la oposición. (Parpanda, casi en puertas del Primero de Mayo)