martes, 5 de julio de 2011

LOS GRANUJAS DE LA MERCADOCRACIA



(BANCOCRACIA, JETOCRACIA, IGNORANCIACRACIA, ESPECULACRACIA)


Si los lectores me lo permiten me tomo la licencia de afirmar que el tiempo de la queja y del lamento ya ha pasado y que lentamente se va imponiendo la reflexión, la acción y, tal vez, la organización. Pasado el veraneo y con el otoño caliente en perspectiva vamos a asistir a múltiples acontecimientos de todo orden que nos van a cambiar. En que sentido lo harán, lo dejo para la comprobación posterior, sin atreverme a adelantar nada. Pienso que todo está abierto, incluso un empeoramiento de la crisis o una recaída selectiva, si ustedes quieren.


Esa rotundidad viene dada por la dura definición política y económica que se ha impuesto al pueblo griego. Un camino que apunta al que otros deberán recorrer, con mayor o menor dureza, pero siempre con costes mal repartidos y beneficios exclusivos. En una perspectiva temporal a tan largo plazo que exige un sacrificio generacional inasumible en verdadera democracia. Y ello bajo el paradigma del neoliberalismo, causante de la crisis y falto de recetas útiles. Ahora todo está meridianamente claro.


Para no cansarles con el asunto griego y aprovechando la demanda del autor, dejó aquí el enlace con un artículo de Vicente Navarro, rechazado por la prensa habitual, en una clara demostración de lo acertado de su contenido (nos dice Vicenç Navarro: .../... este artículo fue enviado a algunos de los medios de mayor difusión del país, ninguno de los cuales consideró oportuno publicarlo. Agradecería al lector que lo distribuyera lo más ampliamente posible:
https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=9c1542cb22&view=att&th=130f520ab8d1dd92&attid=0.1&disp=safe&zw)


Siguiendo con las citas y por única vez les enlazo con La Vanguardia en la que otro artículo, esta vez de Xavier Antich de nombre “Non Sequitur” nos sitúa en la verdadera significación de las palabras y de los argumentos en la mascarada terminológica de las explicaciones sobre la crisis:
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20110627/54176808228/non-sequitur.html


Y, ya terminando con este apartado tecnológico de citas, les envío al último Mientras Tanto digital, en donde también quedan claras algunas cosas:
mailto:mientrastanto.e@grups.pangea.org


No se me quejaran ustedes de falta de documentación, ni de actualidad tecnológica. Además, fíjense, todo es de producción nacional, sin aranceles.


El motivo real del cuento así relatado, está por no señalar a nadie en el encabezado del artículo: Mercadocracia (lo siento pero mi griego clásico está peor que mi latín y no he conseguido la traducción de mercado, aunque hasta ahora así se ha citado el concepto allí en donde ha surgido), con unos añadidos clarificatorios ocasionales. Estoy tentado en decirles que en latín hay dos términos para mercado: imperium (comercio) con claras connotaciones políticas y macellum, más propiamente allí donde se compran y venden las verduras.


El término, Mercadocracia, está empezando a usarse en relación a la pérdida de poder real del mundo de la política y de las instituciones democráticas en beneficio de un sector económico que impone estrategias, tácticas y objetivos sin margen para el bienestar colectivo, sin perspectiva de futuro planetario y sin conciencia de humanidad ninguna. Todo a partir del chantaje más burdo sobre la deuda o el crédito.


La Mercadocracia es el gobierno de los mercados…financieros, una especialidad dentro de la tupida red de posibles oligarquías que en el mundo han sido y siguen siendo. La peculiaridad es que esa Mercadocracia se ejerce a través de las estructuras democráticas formales, gobiernos, parlamentos, instituciones internacionales, etc. y siempre sin dar nunca la cara.


Claro está que los mercados financieros a los que aluden seiscientas mil veces en los noticiarios televisivos y en la prensa son una entelequia del mercado verdadero, puesto que se manejan como monopolios de capital mundial, están en pocas manos decisorias (aunque los fondos reales son propiedad muy diversa y extendida) que los utilizan al estilo de nuestras históricas manos muertas (Mientras Tanto), sin efectos reales sobre el bienestar colectivo. Esos mercados manipulan capitales diarios de orden cósmico y en plazos inmediatos. Buscan siempre la oportunidad de beneficio a cortísimo plazo y huyen de las inversiones reales en maquinaria empresarial que exigen una maduración temporal para la que no tienen paciencia. Es, como si dijéramos, que disponemos de un enorme capital disponible para múltiples aplicaciones útiles y lo utilizan realmente para provocar el caos económico. Están en la más pura e inmediata especulación financiera, alimenticia, energética y un etcétera que dejo a la impasible imaginación de los ejecutivos de fondos de inversión.


Eso no terminaba en nombre alguno hasta hoy, ahora ya aparece un sujeto que clarifica la comprensión: Mercadocracia. Todo y todos para los mercados financieros. La vida no vale nada. La economía real tampoco.


Tener un nombre es la primera necesidad de la oposición, ahora hay que ponerle cara.



Lluis Casas, en pleno desvarío