lunes, 18 de julio de 2011

GORDON BROWN Y WINSTON CHURCHILL





Siempre he sentido una cierta debilidad por don Gordon Brown, un duro fajador como canciller del Exchequer (ministerio de economía británico) y Prime Minister después, substituyendo al inefable mentiroso de TONY BLAIR, LORD OXIMORON, como le llamamos en Parapanda.


Don Gordon es un escocés con las típicas connotaciones de ahorro de su tierra, un hombre de gran inteligencia y de escasísimas dotes en materia de relaciones públicas. Todo lo contrario del sujeto al que relevó. Mister Brown perdió las elecciones y dejó paso a la derecha confabulada, tal y como era de esperar, a pesar de la excelente reacción racional a la crisis financiera que tuvo el Premier. Tal vez la mejor acertada y veloz en el entorno occidental. Además una respuesta nada vinculable a las orientaciones que posteriormente hemos estado viendo. En fin, un personaje que culminó su carrera política en un cargo que no estaba hecho para él. Como otros muchos, por otro lado.


El ex primer ministro británico ha recuperado protagonismo estos días por dos motivos supuestamente inconsecuentes entre ellos. El primero y principal haber sido objeto de espionaje mediático del tabloide británico Dayley News, con seguimientos sobre el mismo, su familia y sus cuentas bancarias. Un motivo para seguir pensando con John Le Carre que el MI 5 ya no es lo que fue. El otro motivo es el espléndido artículo que publica El País este día, 13 de julio, a propósito de la actitud de los políticos europeos al mando frente a la crisis y sobre las propuestas que don Gordon hizo en su momento.


Es evidente que el análisis de la élite política europea que don Gordon hace está basado en el perfecto conocimiento personal de los hechos y las personas. Tan es así, que el hombre califica a ese conjunto de incapaces a través de una cita perfecta del gran don Winston (Churchill para los amigos) cuando enjuiciaba a sus políticos contemporáneos con el comentario, que suscribo, que sigue:


“Decididos a ser indecisos, inflexibles en su deriva, sólidos en su fluidez y omnipotentes en su impotencia”


Nadie podría pintar mejor y más duramente a ese colectivo de nimiedades europeas que Churchill, premio Nobel de literatura del 1953 y hombre de gran capacidad para decir lo que pensaba de quien fuera. Churchill habla de sus contemporáneos que fabricaron una política blanda, cobarde, ignorante de la cruda realidad que aparecía en Europa, el fascismo y el nazismo. A Hitler se le entregó Austria, después España, posteriormente Checoslovaquia y solo la impaciencia del cabo impidió que fueran más allá. La estrategia de ignorar el peligro y ceder permanentemente no sirvió para el propio objetivo, evitar el conflicto.


Ciertamente, hoy las cosas no son, afortunadamente, del mismo tipo. Europa no se enfrenta a una lucha por la hegemonía territorial, económica o política entre los países con las armas y los holocaustos. Pero si se trata de calificar la crisis, no es esta más menuda que aquella, solo que las armas están en el sistema (¿) financiero y no en los depósitos militares. El daño que produce este tipo de conflicto tampoco es el mismo, aunque es también doloroso y peligroso. Por ello, la cita describe también perfectamente a esta generación europea de menudencias políticas que nunca podrán encontrar camino colectivo alguno.


Para que jueguen con nombres y trayectorias les describo quienes han estado al mando europeo:


- Walter Hallstein Conservador alemán 1958-1967
- Jean Rey Liberal belga 1967-1970
- Franco Maria Malfatti Conservador italiano 1970-1972
- Sicco L. Mansholt Socialista holandés 1972-1973
- François-Xavier Ortoli Conservador francés 1973-1977
- Roy Jenkins Jenkins Socialista británico 1977-1981
- Gaston Edmont Thorn Liberal luxemburgués 1981-1985
- Jacques Delors Socialista francés I. 1985-1995
- Jacques Santer Conservador luxemburgués 1995-1999
- Manuel Marín Socialista español 1999 (ad interim)
- Romano Prodi Socialista italiano 1999-2004
- José Manuel Durão Barroso Conservador portugués I. 2004-2014


A su lado han de poner los nombres de los que desde el mando estatal los acompañaron: De Gaulle, Pompidou, Mitterrand, de Gasperi, Moro, Prodi, Adenauer, Erhard, Brandt, Schmidt, Kohl. Entre muchos otros.


La lista da un poco de envidia generacional, ¿no creen?



Lluís Casas, fumando y esperando