Probablemente estén a la espera del artículo fallido de la semana anterior, son cosas de las vértebras cervicales que de vez en cuando insisten en manifestar su existencia y su utilidad. Las cabronas utilizan para ello un método asaz doloroso que te inhabilita para la vida diaria y te deja en manos de la química y la física farmacéutica y en un estado de somnolencia, agitado a menudo por el dolor esporádico y la necesidad de movimientos imprescindibles.
Como antiguo colaborador estoy desolado por mi ausencia ya que según las cotizaciones en el ciberespacio las acciones del blog se han resentido. Intentaré rectificar. Mea culpa. En plan Francisco, el de Roma.
El título de hoy requiere alguna explicación y a ello voy. En primer lugar quiero facilitar la comprensión de los innumerables lectores del mundo mundial que no hay tenido la oportunidad de hacer la inmersión lingüística catalana, para los que ahí van traducciones:
“El per què de tot plegat”, puede traducirse aproximadamente por: El porqué de todo eso/ello o bien por El porqué de las cosas en castellano. En inglés, el asunto quedaría en What’s it all about. Con una máxima fiabilidad por lo que explicaré luego. En francés quedaría en Le pourquoi de tout cela, en italiano La perchè di tutto questo, para finalizar en el duro alemán en Warrum die von all dem.
De esta forma aligero los trabajos de Barack Obama y sus servicios de seguridad que nos observan con atención crítica. De paso despisto a sus socios hispánicos con todo este lío de lenguas a las que por tradución secular no tienen acceso.
Pues bien, nuestro celebrado Quim Monzó escribió en sus días una recopilación de cuentos con ese título que corresponde a uno de ellos, relacionado con la erección permanente e intratable del pobre protagonista. Posteriormente, Ventura Pons hizo un film sobre los textos con el nombre en inglés, el que anteriormente he citado. De ahí mi seguridad en la traducción.
En uso de la expresión moziana viene a cuento a causa de la aparición simultanea de diversas noticias que traducen al lenguaje de la realidad los por ques que mucha gente se plantea frente a determinadas políticas y ciertas afirmaciones de los hegemónicos circunstanciales. Me ha parecido que Monzó acierta plenamente con la frase que sintetiza ejemplarmente todas las preguntas.
Les adjunto, si la tecnologia disponible lo permite dos recortes, uno referido a los negoicios familiares del ministro de Hacienda que enlazan con la crisis inmobiliaria y bancaria y otra, con el filtraje de lo que puede acontecer con las viviendas en manos de la SEREB.
En la del caso de los negocios politico-ministeriales en torno a la vivienda es evidente (la noticia no ha sido desmentida) que la vinculación de ciertos políticos con el bien público se hace a traves de los benficios privados que pueda obtener directamente o por medio de favorecidos familiares. No es ya un caso de simple corrupción, es otra cosa mucho peor, puesto que el lector avezado tiende a relacionar acto político, ley, reglamento o lo que fuera con futuros aprovechamientos. En este caso la coincidencia es tal que no plantea dudas. En muchos otros esa relación queda encubierta con infinitas capas de intermediarios, grandes y elaborados discursos o en el ámbito de los lobis, asunto de una desfachatez total. La síntesis monzoriana es, pues, que la vivienda es objeto de deseo enriquecedor y este no se para en barras frente a ninguna consideración ética, estética o reguladora. Mientras tanto ese topo con gafas dice lo que dice llenandose la boca de mentiras, tergiversaciones y sonrisas sin lágrimas, materia que deja para las víctimas de su incompetencia, de sus intereses y los de sus amigos.
En el segundo caso vamos a peor. Como la existencia de miles de familias sin acceso a una vivienda social no tiene la más mínima importancia, los presuntos expertos y en realidad, agentes de intereses financieros e inmobiliarios, apuntan al derribo de viviendas para provocar mayor excasez y aumento de precios. El mercado desabastecido de vivienda pública y rebosante de vivienda a bajo precio en manos bancarias y sin clientela normal quiere reactivar los precios y la especulación, junto al negocio financiero hipotecario, mediante la eliminación de una parte del estoc molesto. De esa manera la reivindicación, llena de lógica, de transformar ese estoc en vivienda útil y social se irá a la basura por falta de substancia alimenticia.
Recuerdo al estimado público que esas viviendas de la SEREB estan ya pagadas con dinero público que ha sido transferido a los bancos y cajas estúpida y avariciosamente dirigidos.
Ahora esa propiedad publica a la que no quieren dar utilidad real satisfaciendo las necesidades de vivienda que la Constitución (eso inamobible según para qué) fija, van a ser eliminadas en bien de la cuenta de resulatdos del mercado inmobiliario.
Por ello, Monzó acertó con eso del Per qué de tot plegat. No hay duda alguna.
Lluís Casas, bebiendose un cazo de Nolotyl.