viernes, 4 de octubre de 2013

EL ESPÍRITU DEL 45

No se asusten por el encabezado, reproduzco simplemente el título del film (o la película, a elegir el término según el prestigio cinematográfico propio) de Ken Loach que ponen únicamente en Catalunya en el Verdi Park. Pienso que el film merece comentario, recomendación y reflexión a posteriori. Y en ellos me meto.

Estamos frente a un reportaje interpretativo, no simplemente periodístico, en el cual la tesis y la antítesis están claramente definidas y apoyadas por la realidad social, política y económica. Todo ello con material fílmico real y con protagonistas de los hechos ya en una fase de su vida más reflexiva, pero aun combativa.

Se trata, seguro que ya lo intuyen, del proceso de transformación que aplicó el partido laborista (y colaboradores, no se les olvide como a muchos que el laborismo no estaba solo) al final de la segunda guerra mundial, en cuanto ganó por goleada en las elecciones al partido que lideró la victoria en la guerra con Sir Winston Churchill a la cabeza (ahí es nada). Clement Atlee, el líder laborista, formó gobierno e hizo lo que el personal votante le exigía: cambió el país introduciendo el estado social y la economía colectiva en un proyecto que duro más de veinte años. Los objetivos eran claros, con la Segunda Guerra no debía ocurrir lo que pasó con la Primera: crisis, pobreza extrema y la aparición de las bases de un nuevo conflicto.

Gran Bretaña mantuvo prácticamente sola durante más de un año el conflicto total con la Alemania nazi. ¡Ojo! Gran Bretaña era entonces una potencia hegemónica, mundial, no simplemente europea: Australia, Nueva Zelanda, La India, Canadá, etc. formaban todavía algo muy parecido a lo que fue el imperio.

Ese esfuerzo de guerra se aplicó con la aceptación de la clase obrera, trabajo a destajo, la mujer supliendo a los hombres militarizados, la elevación de la producción bélica, el ajuste alimentario, el sufrimiento por los bombardeos, la presión sobre los suministros de todo tipo. El pueblo no solo aguantó sino que proporciono la moral y la capacidad de transformar la soledad en victoria. Con la pequeña ayuda de la Unión Soviética primero y los Estados Unidos posteriormente.

Loach hace un repaso a la situación de indefensión laboral de los trabajadores en los años treinta, al paro, a los sufrimientos por falta de vivienda, de cuidados médicos que merecieran ese nombre y al conjunto de prestaciones para una vida digna. Esa falta tan absoluta en un estado que ejercía la hegemonía mundial era consecuencia de unas clases dirigentes asentadas en la ceguera, la avaricia y el desprecio humano. La guerra lo cambio todo.

No voy a explicarles de pe a pa el film, vayan a verlo y juzguen por sí mismos. Y de paso, instrúyanse, si no disponen de información previa, sobre el sindicalismo británico, sobre el socialismo político, el laborismo y los movimientos de izquierda comunista que activaban el conjunto. Tendrán que hacer un esfuerzo de comprensión, estamos en la Gran Bretaña, no en la Rusia zarista y la revolución tomó una dirección totalmente diferente: el reformismo profundo dentro del sistema democrático y del capitalismo regulado.

La visión de lo que nos cuentan en la pantalla nos acerca a estos días en donde una parte considerable de lo conseguido entonces está siendo vendido a la avaricia o eliminado por ajuste de cuentas.

Probablemente vemos retroactivamente lo que podría esperarnos (con las apreciaciones que ustedes quieran añadir) si el asunto político y económico continua.

Esa retrospectiva convertida en avance del futuro es un activo espléndido, como lo es también la reflexión que un sindicalista nos hace de las expectativas de la clase obrera británica de entonces: tener una casa en donde la familia pudiera desarrollarse con normalidad (con baño), un trabajo digno con los derechos claramente definidos, acceso a la salud sin depender del dinero disponible, educación para los hijos y oportunidades de mejora, algo más que patatas en la mesa y algún tiempo libre para el pub o las actividades sociales. Eso era para ellos una vida digna de ser vivida.

Hoy llamaríamos a eso austeridad. No la austeridad predicada desde Bruselas, sino la austeridad definida por Berlinguer: lo contrario del consumismo y del crecimiento ilimitado e imposible como huida hacia delante (1).

El film expresa también algo importante respecto a la actividad económica: un líder sindical británico explica a los militantes que la riqueza se crea en la fábrica, en la producción de bienes que sean de utilidad para esa vida digna. Que las finanzas no son más que intercambio de papeles con cifras cada vez más elevadas, pero que no aportan nada real con lo que vivir. Eso lo decía en 1946, y antes otros, incluido ese barbudo de Tréveris, lo habían afirmado ya. Y hoy estamos padeciendo las consecuencias de la ilimitada capacidad de desarrollo cancerígeno de las finanzas internacionales. Uno de los puntos centrales de la crisis. Es evidente que hemos de matizar esa opinión sindical. Las finanzas tienen funciones importantes que hay que conservar y cuidar, pero resulta obvio que vivir de las finanzas al estilo que lo hace la economía británica hoy en día es exactamente un bluf, como la realidad ha demostrado y las aportaciones públicas de fondos sin devolución han reconfirmado.

Vean el film con la mente despejada de televisores Smart, de segundas residencias, de vehículos de alta gama, de hipotecas imposibles, de aspiraciones navieras. En fin, véanlo con la esperanza que para la vida moderna, democrática, digna y justa para todos con menos, con mucho menos uno puede ser feliz en la medida que la vida pueda serlo. Ajusten sus cinturones a esa posibilidad y hagan porque los Berlusconis, Botines y demás devengan simplemente en empresarios fiscalmente correctos y monopólicamente anulados. Podríamos tener bastante.

Lo escrito en homenaje a Aneurin "Nye" Bevan, ministro de Salud en el primer gobierno laborista.http://en.wikipedia.org/wiki/Aneurin_Bevan

Lluís Casas y cincuenta más que estábamos en el Verdi el lunes por la tarde, día de precio justo.

(1)             La austeridad, según  Enrico Berlinguer:  http://alametiendo.blogspot.com.es/2011/09/la-austeridad-segun-berlinguer.html