Escribe Lluis Casas
Nadie puede asegurar que Pablo (el de Tarso o el de ahora) cayese una sola
vez del caballo en su ruta hacia Damasco. Las fuentes citan una ocasión, la que
interesa a los efectos objetivos del recopilador, pero no dicen nada sobre si
antes o después hubo más caídas con menos trascendencia. Por ello puede
presumirse que en un recorrido tan largo y con los caminos en el estado en que
estaban en la época, no sería raro que un jinete diera de bruces contra el
suelo en reiteradas ocasiones y más después del deslumbramiento ocasionado por
la caída mediáticamente reconocida.
En fin, dado que racionalmente podemos considerar la posibilidad de
diversas caídas en la ruta damasquina, también hemos de valorar que la nueva
política va a caer del caballo en más de una o de dos ocasiones y que por su
apego a las cosas terrenales ninguna de ellas va a destacar como la del Pablo
bíblico, aunque juntas van a ser todo un manual del aterrizaje forzoso.
Durante estas fechas vacacionales, tan plenas de actos cercanos al
paganismo más descarado, El País nos anticipó ciertos contenidos de un libro en
el que doña Ada Colau expresa sus opiniones urbi et orbi y que probablemente va
a ver la luz en el próximo Sant Jordi en una acertada estrategia mercantil. La
lectura reposada de sus opiniones respecto al resto de los humanos que El País
pone al descubierto deja un raro sabor de boca y genera una pregunta solemne:
¿esa señora quiere aliados, o piensa que ella sola puede con todo?
Resulta muy elocuente la petición expresada por la alcaldesa al periodista
recopilador respecto a ICV para que esta se comporte con generosidad en sus
planteamientos unitarios de izquierda. Nada hay que decir a esta petición, pero
dado el enorme aval bancario y organizativo con que ICV asume sus
acuerdos electorales conjuntos, no entiendo bien la petición. ¿Es, tal vez, una
solicitud de harakiri total?
Habitualmente, el personal entiende que la generosidad es una virtud que
fluye en todas las direcciones, por lo que quien pide generosidad debe estar
dispuesto a aportarla. No creo que doña Ada discuta este principio. Por ello me
pregunto: ¿Esas censuras que los acuerdos de izquierda en Comú se han planteado
respecto a nombres relevantes de ICV, nada recriminados de corrupción o de
dejadez de responsabilidad, deben contabilizarse antes o después de la
generosidad (que pretendo) recíproca?
No deja tampoco de ser sorprendente que en unas fechas en donde Podemos
pasa su personal vía crucis, una aliada se inmiscuya en la descripción
psicológica de sus líderes en valoraciones de orden subjetivo. Dejar a un
periodista estos elementos (y los que permanecen a la expectativa del 23 de
abril) no me parece el resultado de una pensada estrategia política. Por el
contrario, da que rumiar en que sea un fruto espurio de una sed de protagonismo
arriesgado. De cualquier manera, es acreditativo de una caída de caballo.
Ya puestos en el análisis de la nueva política y con una gran apertura de
miras, podemos averiguar qué hay de nuevo en esa implantación de centro derecha
de Ciudadanos/Ciutadans. Sin ser excesivamente detallistas con el concepto no
hay duda que ellos se incluyen en las nuevas alternativas políticas.
A la vista de los modos que la negociación sobre el gobierno que se
desarrolla en la plaza pública se exponen, no me es muy difícil dudar de la
novedad de tácticas y estrategias, a parte, claro está, de sus aciertos o
torpezas con el presunto objetivo. No solo estos Ciudadanos que se quieren
ejemplares hurgan en la finta y en el giro “in situ”, al estilo de Xavi el
qatarí o el divino Iniesta, sino que desplazan la pelota desde una
esquina a otra del cuadrilátero político, ora en el reclamo al partido Popular,
ora exigiendo transparencia y honestidad, ora materializándose en plena guerra
fría.
Como ya tengo leídos unos 50.000 periódicos, revistas y comunicados de
prensa radiados o televistos no creo errar en que nada nuevo veo en los
Ciudadanos, al menos en sus prácticas conocidas y dejo en estado de
interrogación mi opinión sobre sus prácticas financieras, cuando (y sí) se sepa
quiénes son y a cuánto asciende la factura y como son las propuestas de pago.
Otra caída del caballo a contabilizar, sin duda alguna.
Para no dejar la nota incompleta y considerando que sería una desfachatez
añadir al PP y al PSOE a la lista de la nueva política, añado que Podemos
también nos deja este mes de Marzo tan pascual con unos ejemplos evidentes de
novedad. Me refiero a sus problemas de organización interna. Es decir, a sus
íntimas convivencias entre discrepantes. Debo reconocer que es la primera vez
que veo a un responsable de organización ser destituido en público por su
(según la autoridad competente) incapacidad. Hasta ahora la antigua política
cortaba la cabeza a la vez que alagaba el eximio trabajo del cercenado. La
nueva política, por lo visto, corta la cabeza e impide la pensión consecuente.
Eso sí es nuevo, pero me permito añadirlo a la lista de caídas.
Lluís Casas con el contador Geiger en la mano.