miércoles, 6 de mayo de 2009

LAS MEDIDAS ANTICRISIS DE LA PATRONAL, ¿QUIÉN ESTÁ DE ACUERDO CON ELLAS?






En nuestro país, al margen de la distancia que impone la ideología y los intereses de clase, hay que considerar que tenemos una rancia tradición de empresarios y empresas[1] con una peculiar visión del mundo que les rodea. No solamente basan sus inversiones en márgenes de beneficio fuera de lo aconsejable, basándose para ello de mil subterfugios y acciones para-alegales, como formar monopolios de diversa índole y saltarse a la torera las normativas fiscales, sino que interpretan los acontecimientos económicos, tales como las crisis o los auges, a su individual conveniencia, sin atender a los ciclos, a la situación internacional y a una cierta aprensión de los intereses colectivos o nacionales por decirlo de alguna manera sin citar explícitamente eso de patria. A este alud periódico se añaden para disimular sus cuitas gobernadores del Banco de España e insignes indocumentados a sueldo de la ideología que les es benefactora, también periodistas de dintel que aprovechan las circunstancias según les conviene, claro.


Su respuesta ante casi cualquier cosa siempre responde a los costes laborales y al mundo de la contratación laboral como causas profundas y absolutas del mal, sin más referencias a la organización empresarial, a la inversión en sectores punta, a la dimensión de las empresas, y un largísimo etcétera totalmente empresarial (fracción hojalatera). En síntesis, su pensamiento va como el comentario siguiente, un ejemplo surgido de la técnica cómica que inventó la revista satírica La Codorniz en los años sesenta, que los veteranos recordaran con cariño y sospecha:


“El jefe de estudios del sector siderometalúrgico ha manifestado que las empresas españolas pierden 300.000 millones anuales al carecer sus trabajadores de cuatro manos. Según el jefe de estudios, este hecho debe ser reconocido por la administración laboral con una reducción del 50% de los salarios. Sino se hiciera ahora así, en los próximos cincuenta años habrá una crisis industrial que producirá más de un millón de parados.”


Como ven la vena surrealista está muy presente, casi tanto como en la prensa diaria, que reproduce acríticamente intervenciones tan ingeniosas como la anterior (auque esta sea un producto exclusivo de la calenturienta mente de un servidor). No crean que sea una improvisación sin raíz en la propia realidad. Ahora lo veremos.


Hay ejemplos reales como la vida misma, y están presentes en los medios y en la conciencia de gran parte de la población como ofertas dignas de ser, al menos, escuchadas. Es una malignidad esa capacidad de transformar una ocurrencia en algo permanente en la consciencia social. En realidad se trata de fraseología y mala ciencia económica, reduccionista en muchos casos. Lo que significa que está exenta de verdadero raciocinio y de la dignidad de atender a los intereses colectivos y sociales. Incluso a menudo es claramente ilegal, saltándose a la torera (sección salto de la rana) doscientos años de regulación y de acuerdos. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:


1. En una situación como la de ahora, con el paro creciente, se insiste en que una medida drástica y efectiva es retrasar la edad de jubilación hasta los 70 o más años. De esta forma ahorramos en coste social, que debe ser rebajado al empresario y desplazamos las cargas (es decir a las personas en edad de jubilación, que por cierto es un derecho) hacia un futuro incierto. Una derivada es que ampliamos la demanda de trabajo, con lo cual generamos más paro joven. Lo irracional es pretender reducir los costes empresariales, costes más bien moderados, transfiriéndolos sobre los trabajadores, reduciendo la protección social y dejándolos al albur de unas circunstancias totalmente imprevisibles en lo personal.


2. Como los costes sociales son excesivos y la deriva demográfica indica un porcentaje de jubilados muy elevado en el futuro (en torno al 2050, ahí es nada), los trabajadores se harán obligatoriamente un seguro privado par cubrir su jubilación, la edad oficial de esta se retrasará y las pensiones se reducirán. Así todos contentos. La reforma de las pensiones es eso. De esta forma se resuelve una presunta crisis que ha venido siendo anunciada des de hace unos cuantos años. Crisis que se ha pospuesto en diversas ocasiones dado que no se ha producido, al menos hasta ahora. Hay que añadir un comentario explicativo a la propuesta empresarial: como existen las crisis (la de ahora, por ejemplo) y estas afectan al sistema financiero (como estamos viendo), el sistema de pensiones privado queda afectado y se producen quiebras significativas en el sector privado. Por lo tanto la seguridad que ofrecen sólo lo es mientras las cosas van razonablemente bien. Corolario, el riesgo que asumen los trabajadores con sistemas privados de jubilación puede ser considerablemente mayor que con los sistemas públicos. Es lo lógico en el sistema del welfare bussines.


3. Como la productividad nada tiene que ver con el éxito empresarial se aconseja a las autoridades una inmigración extraordinaria de mano de obra para rehacer el mercado inmobiliario y la construcción. La reciente evolución económica española ha ejemplificado ese concepto del crecimiento basado en la inmigración y en actividades poco productivas o escasamente tecnológicas y dependientes en gran parte del sistema especulativo tan tradicional en el país. Nada que decir de los inmigrantes, que deben ser bien acogidos y protegidos como todo el mundo, pero las llamadas a las aperturas de la inmigración de estos últimos años han producido un monstruo en putrefacción ahora mismo.


4. La reforma sanitaria es considerada ineludible porque, dicen, tiene unos costes altísimos. Eso significa pura y llanamente que debemos tener una sanidad pública para pobres y un doble servicio de pago para los pudientes. En donde se lleva a cabo semejante canallada los costes totales sanitarios, así como el estado de salud colectivo está el primero por la nubes, mucho más alto que aquí, y el segundo por los suelos. Si eso significa introducir el copago, que el enfermo acepte hacerse cargo de una parte del coste, la cosa es distinta, aunque habría que argüir que tal vez el déficit sanitario es una fiscalidad “escarransida”, como diría oportunamente un catalán de Matarenys.


5. La reforma educativa es otro de los eslóganes que periódicamente aparecen. En el fondo de las consideraciones está la teoría que la educación es la educación para el trabajo, de forma que el estudiante no note la diferencia entre educarse y producir. Huelgan comentarios a semejante desfachatez, pero por si acaso cito dos. La educación es una cosa y la formación laboral en todos los sentidos es otra. Pueden y deben coincidir parcialmente, pero lo primero es formar personas y ciudadanos. ¿O no?


6. La canción de las infraestructuras. Sobretodo en Catalunya hay una teoría que el país se cae a trozos por que faltan carreteras y puentes aéreos. Esta canción también resuena en los madriles de vez en cuando. Como en todo hay alguna razón en ello, pero la exageración de que el país está hecho unos zorros no se aguanta. Cuando gobierna la derecha la murga calla y si lo hace la izquierda la muga resuena. Las infraestructuras requieren una inversión permanente, pero sobre todo adecuada y bien planificada. No deben responder a los encargos que desean los ingenieros de caminos o de energías nucleares o eléctricas o a los deseos de contratación de las grandes constructoras, sino a necesidades objetivas y concienzudamente valoradas. No es el caso. Otra cosa es la queja sobre la gestión reciente de aeropuertos y otras hierbas. La gestión merece un gran esfuerzo por que así necesitamos menos infraestructuras nuevas. En ese sentido lo peor es la gestión privada de servicios públicos considerados infraestructuras, como la energía eléctrica y las comunicaciones.


Y así muchas cosas más. ¿Están de acuerdo conmigo? Y si necesitan más lean a Albert Recio en Mientras Tanto.



Lluis Casas, vigilante jurado







[1] Como buen moderado, tengo que manifestar que no todo el mundo empresarial es igual, hay excepciones a casi todas las reglas y en este caso también. De lo que me congratulo en beneficio de todos y pido excusas a los que se sientan incomprendidos con un texto simplificado en cuanto a argumentos.