jueves, 26 de julio de 2007

ECONOMIA, NEGOCIOS Y SENSIBILIDAD




Como ustedes ya han comprobado, el que suscribe tiene una evidente deriva hacia lo que podría llamarse economía divulgativa. Esta rama del saber, escasamente cultivada en nuestro terruño por desgracia, requiere una escritura muy pegada al terreno, es decir al día de las preocupaciones y ocupaciones de los comunes mortales y un excelente conocimiento de la ciencia de origen. Existen precedentes y escribientes hoy día de ello, alguno de los cuales, manejando una subsección de la citada rama del saber, dan una lección semanal de la técnica. Les recomiendo a Fabián Estapé, aunque les advierto que es un verdadero artista para escribir entre líneas diciendo cosas muy gordas.

Hoy voy a suscribirme de nuevo a la sección mentada y les hablaré con ejemplos de rabiosa actualidad de eso que algunos han teorizado con el término “responsabilidad social corporativa”. Les resumo lo que es, por si no están al “loro”. La RSC la componen todos los instrumentos y políticas de gestión empresarial dirigidos a ser consecuentes con el medio ambiente, con los derechos laborales, con la equiparación de sexos, con la compatibilidad del trabajo y la vida familiar, etc. En resumen, es una especie de contrato entre empresa y sociedad democrática en la que la empresa se erige en territorio decente. No vayan a creer que es poca cosa y poco importante. Al contrario, ya se están contratando especialistas en aplicarlo y extenderlo. Insisto que lo que viene a continuación no es ni crítica, ni burla a ello, simplemente unas gotas de cruda realidad.

Para encabezarlo les cito un reciente titular de un periódico catalán de nombre redundante: “La tercera edad es un negocio como el de las autopistas”, firma la frase sin ninguna vergüenza el presidente de una mutua de seguros, oriundo de Vilanova i la Geltrú, a dos pasos de Barcelona, y licenciado en varias especialidades. Como ven no es un desconocido, en realidad es un vecino. Tiene al parecer una excelente formación universitaria y dirige una gran empresa que tiene una estructura de base social, una mutua. ¿No les choca este currículo y el titular de referencia? ¿Cómo es posible que una persona, probablemente sensata, con un nivel de cultura por encima de la media, que se relaciona empresarialmente en un marco de preocupación social, termine diciendo lo que dice? Puedo ampliarles la afirmación del sujeto: “Queremos que nuestros inversores se sientan seguros y, por lo tanto, seremos selectivos (en el negocio de la tercera edad se entiende)”. A la mujer objeto añadiremos ahora el anciano seleccionado objeto. ¿No es esta una razón para llamar al RSC y con urgencia?

Para compensar la cercanía de lo anterior, les añado algo de hoy en toda la prensa: NIKE despide a 14.000 trabajadores en Indonesia. La noticia es apabullante. Una empresa tira por la borda y sin pestañear un mundo entero. 14.000 empleados son aproximadamente 50.000 personas vinculadas familiarmente y lo que te rondaré morena si sigo con la cadena de empresas vinculadas. Podríamos resumir que NIKE desmonta la vida a toda la ciudad de Mataró, por poner un ejemplo más próximo y comprensible. Huelgan los comentarios al respecto. En este caso, ni los de la RSC podrían hacer algo. NIKE está en los USA, donde todo está permitido, al parecer. Fíjense que mientras unos se ponen una NIKE para chulear y divertirse sudando, otros sudan haciéndolas y luego cuando conviene los tiran a la basura con niños y todo. Todo un sistema del que está exultante ese protagonista nuestro tan querido, el profesor de economía residente en Barcelona que luce, esbelto el, chaquetas fosforescentes y una teoría de la empresa proveniente directamente del siglo 19 y no precisamente de la zona renana.


Tercera entrega, volviendo a la realidad circundante: Mes de julio, diario peninsular con edición local, página de economía (no de sucesos), “cinco muertes en accidente laboral en un solo día en la construcción”. El diario resalta que los obreros fallecidos pertenecían a empresas (¿) subcontratadas. Sería muy fácil reclamar la acción de la policía, o del departamento correspondiente, pero en realidad hay que llamar a los técnicos en RSC por si tienen algo que decir. Insisto en recordarles que las subcontratas y la accidentabilidad en la construcción solo viene comentándose desde hace unos 200 años, y ahí sigue. Cito como tema relacionado una propuesta del gobierno catalán para reducir los trámites administrativos que deben cumplimentar los empresarios (en un primer momento el borrador se llamaba: eliminar barreras. Término del que me ahorro el comentario). Me pregunto si los empresarios que cumplen tan escrupulosamente las normas de salud y seguridad en el trabajo también se verán beneficiados por tramitaciones benévolas o deberán continuar con los trámites duros. Esto requerirá un artículo en exclusiva.

Con gran ilusión, puesto que afecta a mi primera especialidad creativa, incluyo lo que viene a continuación: Los empresarios vinculados a la especulación urbanística en la provincia de Málaga pagaban una tasa al alcalde. La llamaban tasa de soborno y estaba valorada en 80 euros por metro cuadrado y 6.000 por vivienda. El diario que hace referencia al caso no explica si la tasa se aprobaba en el pleno municipal o en el bar “Aquí cabe todo”. Este grupo de empresarios, tanto los inmobiliarios como los regidores, pertenecen a la especie selvática, es cierto, pero solo porque son tan torpes y exagerados que se hacen pillar con los bolsillos rebosantes de billetes de 500 euros. Otro motivo para llamar a los de la RSC.

Les insisto en que reflexionen sobre el hecho en sí: una tasa, una obligación contractual y regulada. Es toda una teoría del estado y un manual de economía aplicada. Chicago años treinta. Casi nada.

Termino de momento con lo siguiente que afecta al departamento de sueldos y salarios y al sector público: Catalunya no puede evitar la fuga de enfermeras y tendrá déficit de ellas, por razón de las bajas retribuciones actuales y las condiciones de trabajo. Los espectadores del resto de España tal vez no terminen de entender la cuestión, puesto que Catalunya dispone de un modelo sanitario peculiar, todo y que la sanidad está en manos de la administración, la gestión la realizan un conjunto de empresas públicas y mayormente privadas. Nada parecido al resto peninsular en donde impera un sistema de salud público casi al completo. La noticia se ha ido extendiendo a otros profesionales sanitarios y complementándose con la pretendida contratación de técnicos del este europeo para compensar las pérdidas. Es decir, nuestra gente se marcha a trabajar a Inglaterra y aquí vienen de Polonia. A mi entender, sería preferible que cada uno se quedara a gusto en su casa. La sanidad, los pacientes, los sanitarios serían mucho más felices y no creo que los costes totales (monetarios y sociales) se disparasen. También es un caso de la RSC.

Como memorando final les diré que economía, negocios y sensibilidad son términos que difícilmente pueden ir juntos. Las iniciativas responsables como las que impulsan la RSC y otras, junto al papel equilibrador de la administración democrática serán siempre necesarias, pero insuficientes. La vida es así y los negocios peor, somos humanos que salimos hace algunos años de la selva. Muchos (que la llevan dentro) piensan que aún están en ella.


Lluís Casas, incomprendiendo.