Lluis Casas
Doy por supuesto que la presencia de Eric Hobsbawm en Barcelona no ha pasado desapercibida para la mayoría de los lectores de la prensa libre y gratuita de Parapanda. No es casi nada tener un cerebro de esas dimensiones y con noventa años de experiencia a cuestas. E.H. es posiblemente el mayor representante vivo de la izquierda intelectual europea nacida a principios del siglo pasado y cuajada en la revolución soviética y en el enfrentamiento antifascista. Si además le sumamos su más que excelente pluma, leerlo es un placer, y su más que original visión de la historia, concluiremos que estamos ante todo un personaje, al que los medios tienen abandonado. Ellos se lo pierden, pues tiene mucho que decir.
El título del articulillo no es una dedicatoria a E.H., aunque está influido por su hábil deducción que el siglo pasado empezó al final de la primera guerra y terminó con la autodisolución soviética. Un siglo de menos de 70 años construido en torno a una revolución, es a mí parecer un siglo aritméticamente raro. El título se lo dedico a esas, por desgracia ya pocas personas vivas, que surgieron humana, política e intelectualmente del núcleo de enfrentamiento social de los primeros veinte años del siglo pasado y que por razones de edad están en trance de pasar a la historia, escrita o no. No pienso solamente en personas vinculadas a la política o a la reflexión intelectual, incluyo, bien convencido de ello, a solemnes representantes de la cultura, la ciencia, la tecnología y como no, de los movimientos sociales.
Me siento por motivos de aprendizaje y por edad como hijo suyo y lamento su paulatina desaparición, pues creo que son, la mayoría, imposibles de substituir. Y no solo por razones de humanidad, sino, principalmente, por razones de extremo egoísmo frente a un futuro un tanto tenebroso.
Esas generaciones que podríamos definir como desprendidas de su ambición personal en cuanto a poder y dinero, pero extraordinariamente exigentes por lo que hace a presencia humana, rigor ideológico, consecuencia vital y poderío personal. Han estado en todas partes y han dejado grandes influencias en el presente. Médicos en la guerra, políticos en los conflictos, literatos hegemónicos, militantes de su conocimiento y, todos ellos, impulsores de la justicia social y sólidos muros frente a la ignorancia de todo color. Tal vez como sucedió en el renacimiento, solo que elevado a la enésima potencia. Probablemente ha sido como colectivo sociológico la generación más influyente de la historia y por ello creo que su desaparición ha de notarse.
El siglo pasado se vivió entre luchas marcadas por la conciencia social, de clase, por modelos económicos definidos desde su óptica de desarrollo colectivo y en torno a esas pugnas nació, creció y dejó su impulsa ese gran conjunto humano que vemos hoy desaparecer biológicamente.
Por motivos muy personales y aprovechando la estancia de Eric Hobsbawm les rindo homenaje.