martes, 11 de septiembre de 2007

HOMENAJE A SALVADOR MILA: Otra vez el Pacto por la vivienda

No podía faltar a la cita de actualidad mi comentario sobre el recién firmado pacto de la vivienda (no por la vivienda, ¿estamos?) del gobierno catalán. Lo que viene a continuación requiere un cierto esfuerzo anímico e intelectual por parte del que escribe; huelga decir que por razones obvias desconozco el esfuerzo del lector. Y ello a resultas de un sentimiento de ambigüedad frente al conjunto formado por el pacto en si mismo y las delimitaciones que se han establecido en torno a el. No es raro en política sentir esa impresión, pero en este caso, a mi parecer, resultaba posible una clara victoria y la satisfacción consiguiente. El retraso respecto a la fecha de la foto de presentación del pacto se debe a ese estado anímico. Foto a todas luces excesiva e innecesaria. Yo diría hiriente. No es justo tener que ver desde el televisor de la habitación a 400 euros como se celebra intramuros algo que tienes muy distante o que estás pagando con 40 años de tu vida.

Les recordaré en pocas líneas que la propuesta de ley, substrato del pacto, fue presentada en sociedad en noviembre del 2005, con la aquiescencia entusiasta de las reinas promotoras del mercado inmobiliario catalán (veían una oportunidad de evitar males mayores y de asegurarse actividad empresarial en las futuras horas bajas). La propuesta fue frenada por medios nada claros, pero que en esencia correspondieron a una fuerte incomprensión de la fueraza política hegemónica en el gobierno, el verlas pasar de la segunda, al frente populismo de la derecha contra ese instrumento democrático y jurídicamente impecable de la expropiación y a una campaña de prensa durísima. Unos por no decir lo que había y otros por decir lo que no había. No se debe dejar de citar que esa sociedad de creencias de progreso, sindicatos, asociaciones de vecinos, intelectuales sin organismo y un largo etcétera que dejaron desnudo de apoyo real y moral al impulsor del proyecto. Es de suponer que piensan que el marxismo-leninismo es esperar sentado que te sirvan el vermú. El consejero que se lanzó al ruedo con la propuesta de ley, con el apoyo de la racionalidad más exigente y la moderación adecuada, pero convencido de su necesidad y bondad, fue extirpado del gobierno seis meses después. Por razones de cuota, dijeron algunos.

Lo que pasó a continuación fue un intento de salvar los muebles en un incendio causado por cobardía política. La propuesta quedó obturada en el parlamento por efecto de la derecha, que siempre aplica medidas drásticas cuando se trata del mundo del dinero (no quería perder la posibilidad de la ley si recuperaba la mayoría gubernamental) independientemente de la necesidad social de que se trate. Se perdieron muchos meses debatiendo si eran tirios o troyanos. Las elecciones dejaron despejado el camino y la propuesta recayó en un nuevo gobierno ideológicamente replicante del anterior. Desde noviembre del 2006 ha estado en la cocina en manos de un cocinero de puchero que no cree en la propuesta porque no cree en nada. Su objetivo ha sido, no la ley, sino el acuerdo. De ahí una espectacular fotografía de prensa en la que el consejero y el líder de la especulación inmobiliaria si no se besaban (como antaño el tío Brezneff y el tío Walter Ulrich: dos estantiguas), estaban a punto de hacerlo. Foto que hizo un enorme daño político al consejero, bien merecedor de ello.

Bien, después de dos años del inicio de la partida estamos de nuevo en el frente parlamentario, con la derecha cabreada (se prefirió el mundo económico a la derecha política y por motivos de maquillaje escénico los echaron del escenario). Nos espera al ritmo del parlamento unos seis meses más. Después ley, reglamento, financiación, acción….Es decir estamos, si nada se estropea, a más de dos años de apreciar los primeros efectos. Tiempo de cocción, cuatro años. Y eso que las hipotecas suben.

Hasta ahora me he situado en las discontinuidades del terreno, ahora entró en la parcela. Las medidas propuestas son posibles, si el cabo furriel lo permite, son adecuadas y podrían ser suficientes si estuviéramos en el año 2000. Por lo tanto, unos reformistas acérrimos como los residentes y habitantes parapandeses estamos de acuerdo. Excepto que...

Excepto que la adjudicación de la vivienda de protección se haga a través del promotor privado en un porcentaje del 30%, el porcentaje está equivocado, debería ser el 0%. Y para entenderlo les remito al escándalo gallego. Un líder del PP de Galicia, promotor inmobiliario, se hacía pagar en negro 50.000 euros por vivienda protegida, sino te quedas sin ella. Piensen ustedes que si están en ese cupo del 30% podrían tener que pagar incluso derecho de pernada. Un verdadero medioevo inmobiliario.

Este excepto no es económico, ni político. Corresponde a lo más profundo de un ser honesto, honrado y garante de la cosa pública. Por todo lo demás me atengo al padre de la ley, consejero caído: es lo que ahora podemos hacer y lo que ahora debemos hacer.

Lluis Casas, en honor de Salvador Milà