Me excusaran de tan prolijo título, surgido al aire del concierto
de año nuevo en Viena (con el venerado Verdi como invitado) y esperando la
marcha Radetzky (un concierto un poco rollo el de este año, francamente), o
será tal vez la añoranza reciente de las largas conversaciones patagónicas en
torno de si es a la izquierda o a la derecha. Al norte o al Sur. Arriba o
abajo.
No crean que sean debates insulsos e inútiles. Para un miembro
de la comunidad al norte del Ecuador, ahí en los entornos australes, hay cosas
difícilmente comprensibles sin la ayuda concienzuda de maestros autóctonos con
larga paciencia y completa sabiduría.
Por ejemplo ustedes dirían con acierto que el musgo crece hacia
el sur en la corteza arbórea, de modo que el aprovechamiento de la energía
solar por ese ser vivo y paciente nos permite orientarnos. Pues ahí no. Ahí
crece al norte por las mismas razones, no por espíritu de contradicción, con lo
cual algunas señales imprescindibles para tomar una buena dirección que no nos
lleve a la sima o a la cima del fin del mundo son distintas e incluso
contrarias. Vean, si dudan, el
asunto de la estrella Polar, inexistente ahí abajo (permítanme esta frivolidad
física), aunque substituida eficazmente por la Cruz del Sur. No cito ya, por harto conocido, el
fenómeno inexplicable para los no lampistas del giro inverso que los desagües
australes imprimen a las aguas desechadas en el baño.
Así pues, atención a las señales habituales y ante todo
preguntar. La respuesta satisfará la necesidad un tanto y completará una
plática, esa si provechosa y dichosa, aunque también algo deshilvanada. Pienso
que por ello más atractiva si cabe. Además en esos encuentros interesados por
los que uno pregunta por el acceso fácil a la Bombonera , el estadio
del Boca Juniors, siempre hay en la esquina o en el asiento contiguo uno que
viene de Pontevedra o que ha estado viviendo junto a la Sagrada Familia ,
con lo que la conversación se hace íntima y fraternal. De ello no se desprende
que uno pueda andar a su aire por las calles, sobretodo en el Buenos Aires
querido. Una ciudad alejada ya de ese nombre en maleficio de sus sufridos
vividores. Con unos 12 millones de residentes, mal contados, sin duda alguna,
es más que probable que se encuentren ustedes cruzando una de esas avenidas
interminables con nombre de día de calendario (siempre te pilla el cambio
semafórico con el cruce por terminar) mientras notan a su espalda y a la altura
de la mochila aquella mano tan generalmente conocida que busca lo que le es
ajeno. O para dar un toque indígena al asunto, un profesional de la naturaleza
que les espera en la plaza de Italia, concretamente en el jardín botánico junto
a los baños (reducto ineludible del viajero) para insuflarles por la espalda un
líquido aparentemente cercano a la cagada de un Boing con alas del cóndor pasa.
El hombre convenientemente vestido con la remera (camiseta) de
la selección de Maradona hará todos los posibles para ayudarles a eliminar
parcialmente la porquería (incluso dispone de una manguera y una conexión a la
red de agua muy próxima a la zona de los ataques y un stock de pañuelos de
papel bien provisto), al mismo tiempo que rebusca clandestinamente dólares,
euros o lo que caiga desde algún recoveco poco controlado por las víctimas. Un
asunto que si es superado felizmente se transformará en risas y en una veloz
carrera al hotel a por pantalones, camisas y otros ajuares substitutorios de
los que sufrieron el atentado. Por si acaso no sufran, no queda huella después
del lavado.
Del mismo modo, no veo forma de refundir sintéticamente los
próximos meses que se avecinan, de modo que los seis conceptos del enunciado
forman lo que diríamos un entramado con incógnitas que se resolverán o no.
Incluso al parecer de algunos, entre ellas pueden ser incongruentes e incluso
contraproducentes. No lo negaré en absoluto. Solo lo señalo como muestra del
complejo devenir inmediato. Si se tratara de una clase de algebra,
probablemente, terminaríamos por concertar que hay demasiadas incógnitas para
tan pocas ecuaciones y que el exponente de algunas raya lo imposible o lo
incongruente si este concepto cabe en el mundo matemático. Pero como no estamos
en el, sino en el de la política, hemos de dar un giro, no copernicano sino
daliniano, a nuestro cerebro tan habituado a la lógica básica y entender que
todo es verdad y posible y que nada concluirá como estaba previsto. En resumen
y ahí vamos, nos estamos liando con los tiempos, los verbos, los adjetivos y
los pronombres personales.
Si dudan, ciertamente una reacción de lo más humana y racional,
deténganse en cada uno de los conceptos y vean su complejidad. Acérquense luego
a entrelazar unos y otros y comprobaran que no me hallo tan lejos de lo cierto.
Catalunya, una imagen o varias imágenes. Esta es la primera
pregunta. Pregunta reiterativa e incluso inútil a los efectos de las últimas
elecciones que nos han mostrado un catalogo de catalanes bastante amplio y sin
grandes hegemonías. Eso debería hacer penar, sin duda. Pero a los efectos de
intereses partidistas y de complejos irredentos no hace falta, se lee lo que se
quiere y se interpreta al gusto. Primer lío.
Lo que viene a continuación, siguiendo el orden que mis neuronas
han establecido, es lo del nuevo gobierno. Una versión modificada del anterior basada
también en un tripartito (qué cosas hay que ver y qué cosas hay que releer para
dar cuenta de personajes que evaporará la historia), aunque ciertamente más
dado a la izquierda y al “a que nos vamos”. Esas diferencias inicialmente
remarcables a la francesa, se irán difuminando con el paso no de los meses sino
de los días y la cosa se establecerá o no del mismo modo que la anterior en la
que el PP hacia de bueno-malo según la circunstancia. Hoy ERC se complacerá en
hacer lo suyo y provocar sustos y ataques de corazón y de cartera en las filas
de CIU. La estabilidad y la coherencia del programa de gobierno están ya
descontadas al modo que la bolsa hace cuando una empresa ya ha expresado por
pasivo lo que vale.
El año, ya en plan de desgaste después de su primer día, nos
presenta una situación económica y social tan abrumadora que sorprende que cada
día amanezca. Seis i siete años de crisis galopante y creciente señalan
probablemente los límites políticos para cualquier programa que no rompa con
algunas de las exquisiteces que nos obligan a tomar la UE , perdón Alemania quería
decir, el BCE, perdón el Bundesbank quería decir, los bancos, perdón , la banca
alemana quería decir. Esto está ya más en el capítulo final que en cualquier
otro lugar, lo que no sabemos todavía es el camino que van a tomar electores y
no electores así que se les termine el ahorro, la ayuda familiar o cualquier
esperanza de emigración. Un 2013 que todo apunta a que hará honor a ese 13
final. No se lo pierdan pensionistas.
A continuación viene a cuento hablar de algo que, al menos en
Catalunya, no representa problema alguno: la capacidad democrática de que
podamos decidir si sí o si no. En este asunto está pasando lo que siempre pasa.
Catalunya pone el problema, el resto (de qué) pone los problemas y el asunto
deriva las más de las veces en cambios substanciales para todos. Ahí está esa
vertiginosa puesta al día federalista del PSOE y de algunos sectores del PP que
apuntan bien al senado y a la financiación. Cosa ya reclamada desde tiempo
atrás des de Catalunya. En todo caso, el calendario marcha a su ritmo y no es
de prever que los días se alarguen y den mayor margen. El tiempo perdido en
defender el imperio del diecisiete, nos aportará un coste complementario. No
será la primera vez, ni la última que el problema catalán cambia es estado
español. A ver.
Lo que viene parece más un cuento infantil que un comentario
inteligente. Recuperación económica, parece que algún optimista o simplemente
mentiroso compulsivo establece el fin de año como el momento para brotes
verdes. De más verdes han madurado en otoño. Pero a la vista de lo que se ve y
en espera de lo decisivo, las elecciones alemanas, el presente año no dará más
frutos que para la banca, como siempre. La ocupación, el crédito, el consumo
familiar, la inversión productiva, esos conceptos esotéricos al parecer del
neoliberalismo especulativo, están en fase de congelación profunda u no hay a
la vista energía disponible para proceder a activarlos. ¿Por qué será?
El rescate es lo último que se me ocurre nombrar. Rescatada así
o así, lo está Catalunya y la mayor parte de las CCAA. El gobierno central
intenta por todos los medios que se le ocurre retrasar la medida que le afecta
hasta que no haga falta (tal vez por la desaparición de los residentes o por
algún influjo de las meigas), pero es absolutamente seguro que Rajoy no quiere
pagar la factura personal y política por el rescate. Piensa con acierto que le
resulta mejor que apujinen otros. Y no lo hará a menos que…
En cambio, Catalunya está a los pies de la tesorería federal. No
tiene un duro, no puede pagar ni la nómina y tiene cortado el acceso a todo
crédito nuevo. Esa debilidad, que la reforma fiscal pactada por el actual
tripartit, quiere reducir, es el telón de Aquiles del gran objetivo de la nueva
legislatura. Una leve presión desde Madrid lleva a Barcelona a una presunta
quiebra pública. ¿Quien se atreverá, unos u otros? Lo que me lleva a pensar que
la salida del fallido estado español se hace desde el crecimiento, no desde la
crisis. A menos que…
Lluís Casas, todavía a la espera de la dichosa marcha vienesa.
Espero que valga la pena.