viernes, 23 de febrero de 2007

USA Y LOS LIBERALES


Don Lluis Casas



En Europa siempre nos hemos tenido como los avanzados sociales respecto a ese otro mundo norteamericano. Esencialmente me refiero a los USA, pues aunque Canadá y Méjico estén en esa parte continental suelen tener su propia idiosincrasia.

Hace unos meses, dimitió de este mundo terrenal, después de una muy larga vida, un agitador social americano, John Kenneth Galbraith, al que Europa y no digamos ese ombligo del mundo que es España, no dedicó ni un parpadeo. Recuerdo una leve y honrada nota necrológica en El País. Solamente. Y eso que medía un metro noventa.

Y eso o ese ¿a qué viene a cuento?, se preguntaran los hipotéticos lectores. La respuesta está en el breve e intenso artículo sobre el salario mínimo en USA y algunos miembros del partido demócrata confrontados con la esencia de la depredación social. Artículo firmado por ese probable descendiente de Joe DiMaggio (en Usa es conocido por el mejor bateador de la historia, en España porque se casó con Marilyn Monroe), Anthony DiMaggio, que ha publicado este blog.

El debate parlamentario y social que nos transcribe suena a música celestial cuando lo comparamos con la intensa preocupación que los problemas de la clase obrera o trabajadora, o simplemente currante, provocan en nuestros apreciados representantes parlamentarios. Antes de seguir, quiero dejar claro que para mí no todos son iguales y que reconozco un buen puñado de diputados de los tres o cuatro sexos que levantarían el ánimo a un muerto en nuestros plenos si de esos asuntos se tratase. Pero es que no se tratan y solo por puro miedo escénico. A lo que iba.

En los USA hay una fuerte y larga tradición de defensa de lo social y colectivo que se ensambla intensamente con una componente libertaria en lo individual. Fue dado en llamarse liberal y a constituirse como eje del partido demócrata a principios del siglo pasado. JKG fue un paradigma de ese componente, que en Europa lo habríamos llamado socialista en algún momento, socialista keynesiano para aclararlo. A JKG lo encontramos en el New Deal con Roosvelt, como creador de una planificación agrícola y del desarrollo local en la fase de recuperación de los años treinta, como planificador de precios y garante de la producción bélica en la segunda guerra mundial, como catedrático económico en las mejores universidades, como propagandista en multitud de excelentes y honrados libros y artículos. Como embajador en la India en tiempos difíciles. Como asesor kennedyano en una época de cambios frustrados. Y así hasta pasado el siglo veinte. Sus reflexiones sobre el capitalismo y los capitalistas pondrían el pelo de punta a más de un leninista, que ni se hubiera atrevido a soñar lo que JKG dejaba escrito. Si a algo se le parece es a los reformistas sajones, rurales del Rhur.

Esa tradición es sólida en la América americana de las dos costas oceánicas y de ahí viene ese debate reciente en el que otro Kennedy sobreviviente por poco sale a la palestra como líder del debate. Creo sinceramente que lo que el artículo nos relata y el tono político y verbal expresa es que, salvadas las distancias, nuestro parlamento es débil mental, con perdón. Igual que nuestras discusiones político-sociales de taberna.

En USA, hoy todavía se oyen términos eclipsados en Europa: intereses, capitalistas, monopolios, grupos de presión, etc. Parece que algunas cosas mantienen su nombre más allá del océano. Me remito aquí al comentario sobre las palabras perdidas en otro artículo más reciente de esa pareja encantadora de López y Bulla. Algunas de esas palabras existen aún en inglés. Alabado sea.

Se imaginan en nuestro congreso o senado afirmaciones con ese tino: “¿Qué precio pedís por los hombres y mujeres trabajadores? ¿Cuánto más tenemos que dar al sector privado y a las empresas? ¿Cuántos miles de millones de dólares más queréis, cuántos más necesitáis? ¿Cuándo termina la codicia?”

Si uno cierra los ojos podría creer que se está debatiendo sobre Endesa, o las inmobiliarias mediterráneas o Telefónica en estado de oligopolio. Pero no es así, es el senado norteamericano en el 2006 y por el salario mínimo. Toma ya. Casualmente, hoy, día 22 de febrero de 2007, el periódico El País publica un artículo excelente de Joan Subirats, catedrático de estatura cercana a la de JKG, sobre pleno empleo, mínimo salario y crítico bienestar. Léanlo. ¡Qué mal estamos cuando dos artículos bien servidos nos levantan la moral!

Lluis Casas, depresivo.