Lluis Casas*
Las infraestructuras están de moda: debates entre el estatuto catalán y el tío Solbes sobre el porcentaje del PIB; los empresarios quieren más de todo, sea lo que sea, puesto que terminarán incorporándolo a sus cuentas de explotación. Si a alguien se le ocurre plantear una autopista a la Luna, seguro que tiene un gran interés y resulta imprescindible a poco que se hable de dinero.
Pero, ¿Qué entendemos hoy por infraestructuras?
Respuesta periodística: Entendemos que son inversiones que permiten el desarrollo económico, sin las cuales este se vería sensiblemente mermado. Esas inversiones pueden ser públicas, es lo más corriente, o privadas, muy de moda. Pero todas bajo un sistema de financiación que nunca a dejado de ser esencialmente público. Ejemplos háylos de todas las clases: autopista privada, concesión pública. Autopista pública-pública. Puertos y aeropuertos. Redes de comunicación y energía, etc.
Pues bien este entendimiento con el que deben estar de acuerdo, les comunico que es anticuado, por no real. Hoy el futuro depende más de la formación, en sentido universal, que de los caminos y puertos, sin despreciarlos específicamente. El acento en la obra dura constituye ya más que un error.
Esa idea, que apunto anticuada por no útil, se basa también en la consideración del proyecto constructivo y no avanza con lo que hoy es capital, y nunca mejor dicho, las redes. Aeropuerto, contrapunto red de aeropuertos. Zonas de centralidad, económica, logística, etc. contrapunto redes de centralidad. Campus universitario, contrapunto red de conocimientos. Etc. Etc.
Consecuencias hay muchas y algunas sorprendentes: la red es un país con menos impacto ambiental, con menos necesidad de cemento, más diversificado, más entrelazado, más equilibrado. Ustedes creen, si están al caso, que Barcelona/Catalunya tiene necesidad de otra pista en su aeropuerto principal o, tal vez, podría con una nueva lógica aprovechar su red de aeropuertos y ferrocarriles para gestionarlos como una sola oferta que cubriera todas las demandas posibles. Simplemente apunten: Desde Girona o Reus son veinte minutos al centro de Barcelona con la línea en construcción del AVE. Desde el aeropuerto del Prat una hora en taxi. Lo mismo digo respecto a los puertos y las mercancías. Dejo a la imaginación del lector la dimensión desconocida de la alta formación científica y técnica y de la investigación de todo nivel.
Otro más. Un país pequeño, Catalunya lo es y España pude serlo a poco que comparemos, puede resultar extraordinariamente cómodo en una red. En la red no hay distancias, pero en la realidad no digital estas son escasas, por lo que tenemos el mejor de los mundos: inmediatez digital y cercanía geográfica. ¿Por que no nos aprovechamos de ello? Piensen: mucha red, poco impacto; cercanía geográfica y ferrocarril y poco coche. Buenas condiciones de vida. ¿No les parece?
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*Lluis Casas es experto en infraestructuras. Recientemente ha sido galardonado con la distinción de Concejal Honorario del Ayuntamiento de Parapanda. Por otra parte hace dos semanas recibió el Premio “David Ricardo”. Aclaramos: no es que aquí seamos ricardianos, sino que en Parapanda nacieron los padres del afamado economista (judíos sefardíes) Abrahán Ricardo y Abigayl Del Valle.
Pero, ¿Qué entendemos hoy por infraestructuras?
Respuesta periodística: Entendemos que son inversiones que permiten el desarrollo económico, sin las cuales este se vería sensiblemente mermado. Esas inversiones pueden ser públicas, es lo más corriente, o privadas, muy de moda. Pero todas bajo un sistema de financiación que nunca a dejado de ser esencialmente público. Ejemplos háylos de todas las clases: autopista privada, concesión pública. Autopista pública-pública. Puertos y aeropuertos. Redes de comunicación y energía, etc.
Pues bien este entendimiento con el que deben estar de acuerdo, les comunico que es anticuado, por no real. Hoy el futuro depende más de la formación, en sentido universal, que de los caminos y puertos, sin despreciarlos específicamente. El acento en la obra dura constituye ya más que un error.
Esa idea, que apunto anticuada por no útil, se basa también en la consideración del proyecto constructivo y no avanza con lo que hoy es capital, y nunca mejor dicho, las redes. Aeropuerto, contrapunto red de aeropuertos. Zonas de centralidad, económica, logística, etc. contrapunto redes de centralidad. Campus universitario, contrapunto red de conocimientos. Etc. Etc.
Consecuencias hay muchas y algunas sorprendentes: la red es un país con menos impacto ambiental, con menos necesidad de cemento, más diversificado, más entrelazado, más equilibrado. Ustedes creen, si están al caso, que Barcelona/Catalunya tiene necesidad de otra pista en su aeropuerto principal o, tal vez, podría con una nueva lógica aprovechar su red de aeropuertos y ferrocarriles para gestionarlos como una sola oferta que cubriera todas las demandas posibles. Simplemente apunten: Desde Girona o Reus son veinte minutos al centro de Barcelona con la línea en construcción del AVE. Desde el aeropuerto del Prat una hora en taxi. Lo mismo digo respecto a los puertos y las mercancías. Dejo a la imaginación del lector la dimensión desconocida de la alta formación científica y técnica y de la investigación de todo nivel.
Otro más. Un país pequeño, Catalunya lo es y España pude serlo a poco que comparemos, puede resultar extraordinariamente cómodo en una red. En la red no hay distancias, pero en la realidad no digital estas son escasas, por lo que tenemos el mejor de los mundos: inmediatez digital y cercanía geográfica. ¿Por que no nos aprovechamos de ello? Piensen: mucha red, poco impacto; cercanía geográfica y ferrocarril y poco coche. Buenas condiciones de vida. ¿No les parece?
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*Lluis Casas es experto en infraestructuras. Recientemente ha sido galardonado con la distinción de Concejal Honorario del Ayuntamiento de Parapanda. Por otra parte hace dos semanas recibió el Premio “David Ricardo”. Aclaramos: no es que aquí seamos ricardianos, sino que en Parapanda nacieron los padres del afamado economista (judíos sefardíes) Abrahán Ricardo y Abigayl Del Valle.