No tengo un interés especial en el asunto de SEAT, al margen del que todo ciudadano deba tener, por lo que mi información es limitada, pero dada mi participación en el mini debate sobre la crisis y las rebajas salariales voy hacia un breve comentario.
1. El resultado del referéndum estaba cantado. Entre el miedo razonable hacia el futuro de los trabajadores por diversos motivos, la tendencia hacia la autoinmolación, los deseos de colaborar en bien de una empresa de rango y otros aspectos conque cada uno ha podido ver positivo el voto de castidad salarial, la victoria era más que evidente.
2. La relativa tranquilidad del día de la votación, tranquilidad externa, no interior a cada uno, es una victoria más evidente que la primera. Nadie ha querido hacer sangre. Por lo que queda futuro organizativo por recorrer.
3. El voto contrario ha sido suficiente como advertencia a la empresa y a UGT de que no tienen un cheque en blanco en las manos. Lo ofrecido por los trabajadores es a cambio de algo, la continuidad de la producción, el modelo Q3 y una mejor gestión que permita beneficios y tranquilidad en el futuro.
4. El referéndum deja miles de incógnitas sin debatir, y eso ha sido lo peor de todo. La convocatoria a toda prisa, el escaso debate, la falta de documentación sobre el devenir de la empresa, los cambios de dirección, todo contribuye a una situación poco clara, incomprensible y dada a cualquier giro imprevisto. La lista de cosas por saber son, desde si habrá o no muevo modelo, a cuanto paga la tecnología a VW, a si transfiere benéficos ocultándolos en los pagos tecnológicos y un largísimo etcétera.
5. El referéndum deja a los trabajadores y a sus sindicatos con escaso margen de maniobra. Si la empresa presiona más enseñando el tablier del Q3, ¿qué demonios harán? ¿Tiene UGT bien atados los acuerdos con la matriz?
Dejo en este punto las preguntas y comentarios y nos emplazo al día en que se plasme la respuesta empresarial.
Lluis Casas escéptico pero no pesimista a corto plazo.