jueves, 26 de diciembre de 2013

FAMILIAS VULNERABLES, FAMILIAS VULNERADAS

por Lluis Casas


Ponerse delante de la pantalla en estas fiestas navideñas parece un ejercicio de osadía o de excesiva confianza en uno mismo, incluso para un no creyente.

En esas horas, unos (unas) están en la cocina haciendo ver que se están convirtiendo en Ferrán Adriá sin pensar que el tal menudea con la comida como si fuera un laboratorio químico en pleno recorte. No es el caso de sus pretendidos substitutos que trabajan con cantidades inmensamente mayores y con elementos perfectamente descriptibles e identificados.

Otros estarán dando largas a las últimas compras (esenciales y austeras) con que enfrentar la noche y los dos días siguientes. Algunos estarán a la búsqueda de sillas a precario o incluso de metros cuadrados de prestado.

Sea cual sea la actividad que en estos momentos se desarrolla, es seguro que no está entre ellas la de la lectura del blog. Tampoco es de esperar que durante las próximas 48 horas alguien esté en disposición anímica y física de labores complejas.

¿Entonces a qué viene esta escribanía tan a deshoras? Si necesitan un motivo puedo apuntarles que lo que se escriba en esta hora va a permanecer en el más absoluto anonimato durante días y al alcance de todo el mundo, momento crucial para decirla muy gorda.

El encabezamiento es de por si un homenaje a estas horas de acuerdo al mito de la noche: una familia a la espera de un hijo, en trance de pasar por las necesidades de la burocracia y sin un salario que garantice el futuro: ahí está el pesebre, los pastores, el ángel y los magos (algo tardones de acuerdo al presunto calendario), junto a la algarabía animal que conlleva el lugar y la hora.

Todos hacen el papel de la PAH, de las ONG o de los vecinos, familiares y profesionales que se suman día a día a la solidaridad cívica. Un cuadro representativo del momento a poco que adaptemos el guión.

En realidad, el título que quería para encabezar el texto no es el que luce al principio, sino el que sigue:

            ESPAÑA UN ESTADO GANSTERIL DE DERECHO

No se me ocurre otro nombre que poner al tipo de estado/gobierno que tenemos en estos momentos. Pues no se trata solo del gobierno, supeditado (creo) al devenir del voto, sino de la multitud de instituciones que están en el núcleo constitucional del estado en perfecta disfunción de lo que deberían.

La semana sobrevenida desde el 17 de diciembre nos alumbra con sorprendentes situaciones que, dado lo ya acumulado,  no terminan por desencadenar lo que en otra hora devendría. La ley de seguridad ciudadana, la propuesta de cortar por lo sano las instituciones locales dando vuelo a una estructura obsoleta, las diputaciones, y de voto indirecto. La propuesta sobre la libertad de las mujeres frente a su maternidad. La visita y cerco de la guardia civil a las oficinas centrales de ese organismo motivado por el fraude y la corrupción que es el PP. El desparpajo de sus señorías frente a cualquier crítica o medida alternativa a lo que ellas creen adecuado. Su insistencia en transformar la cruda realidad en un pasatiempo circunstancial. Sus maniobras de tahúr frente a los incrementos de precios en bienes y servicios básicos, inalcanzables ya para una porción significativa de la población. Su supina inacción positiva para rehacer las conexiones con Catalunya y una ristra de ajos totalmente podridos.

Como ejemplo tenemos el asunto del precio/coste de la energía eléctrica y del sistema oligopolístico de gestión. No se me alcanza que un gobierno permita a sus íntimos una provocación de tal alcance, un incremento del casi 12% en el precio de la electricidad. Y como no se me alcanza, pienso que hay ahí una maniobra tendente a lograr un buen incremento pero que parezca casi lo contrario. Al final nos encontraremos con un aumento del 7% pensando con alivio ¡menos mal, de buena nos hemos librado!
Tal vez  en el proceso algunas torpezas se cometan y alguien termine contribuyendo con su cabeza al buen fin de la maniobra, pero eso es “pecata minuta” frente a lo logrado.

Si condimentamos, como es debido en estas fechas, estos elementos, es indudable que nada se corresponde al teórico estado democrático (con los adjetivos coyunturales que quieran, como monarquía). Las dimisiones en cualquier otra parte serian abundantes y seguidas y con toda probabilidad el gobierno hubiera caído y, tal vez, el régimen.

Si esto no es así de debe en primer lugar a la debilidad profunda de la ciudadanía frente a las agresiones conjuntadas de la  crisis y de las leyes en curso. En segundo lugar, a la discapacidad profunda de los partidos de la oposición (con escala variable de responsabilidades) que el algún caso conviven con problemas de la misma índole que el PP. En tercer lugar, la creencia del PP de que nada puede afectarle dado el estado del patio y puede hacer y deshacer a su gusto o al gusto de minorías ideológicas o núcleos de interés económico.

De tal modo es la situación que incluso desde fuera se hacen comentarios a través de ministros o de autoridades sobre la capacidad del gobierno para estar a la altura de los tiempos. Cosa realmente sorprendente, pero que induce a pensar que desde las afueras del barrio alguien entreve conflictos que no necesitan de más provocación.

Muchos titulares se avienen con la siguiente explicación: la vuelta al pasado, el retorno del franquismo sociológico, la recuperación del poder cedido (bien poco) del establisment de la iglesia católica (con Rouco en capilla). Me permitirán discutir esa escasa explicación, más propia de quien tiene debilidades bien repartidas en la estructura corporal.

No se trata, desde mi punto de vista, de un retorno al pasado, sino de algo nuevo, aunque con mimbres tradicionales de la derechota española. Y ahí apunto con lo del estado gansteril: un modo de concebir y gestionar el país que implica la destrucción de la democracia real, manteniendo las apariencias mediante la porra, la pobreza y el miedo: es decir, Chicago.

Lluís Casas and company con buenos deseos a los que lo necesiten y les sirvan



miércoles, 18 de diciembre de 2013

CHURCHILL Y LENIN


“ESTO NO ES EL FINAL, NI SIQUIERA EL PRINCIPIO DEL FINAL, PERO TAL VEZ SEA EL FINAL DEL PRINCIPIO”

(O Winston Churchill después de El Alamein)

En esta época en que las derechas andan tan sueltas y lejos de los marcajes que en otros países y en otros momentos resultaban habituales y ciertamente eficaces, suena extraño empezar con una cita de un político inmenso pero de derechas que podía llegar a ser un energúmeno en esa materia de exhibición troglodita del pensamiento conservador.

Por otro lado, con una biografía repleta de despilfarro propio y ajeno, con responsabilidades enormes durante la primera guerra (el desastre de Gallipoli, como el más llamativo) y vaivenes que semejaban descalabros, consiguió ser la cabeza vencedora (junto a otras dos) de la segunda guerra mundial. El hombre reunía, además de esos muchos defectos, una maestría ejemplar en el debate verbal y en la memoria escrita, de ahí (en parte) su premio Nobel de literatura. Dejemos al lado, tanto el humo de los puros, como los líquidos elementos que injería, sus accesos de melancolía, así como las pinturas de flores no muy lejanas de las rupestres que realizaba.

Entre la producción de multitud de frases y ocurrencias personales e institucionales que dejaban un largo rastro de descoyuntados detrás, esa del título representó el cambio de consigna en la guerra. Al “resistiremos, lucharemos en las calles, en las colinas…sangre, sudor y lágrimas”, prometido a sus conciudadanos así que las primeras derrotas dejaron casi sola a Gran Bretaña, elevó la nueva idea que apuntaba ya al cambio profundo en el devenir del conflicto. Quiso la casualidad que El Alamein fuese el anticipo del Big Bang de Stalingrado, acaecido pocos meses después, que rubricó ya para siempre el giro bélico.

Sirva esta introducción a diversos fines. Uno puede ser ese brote verde que el actual gobierno estatal (y ciertos elementos del de Catalunya) observan con confianza. En este caso, la frase obliga a pensar en largos años afectados por todo tipo de conflictos y amarguras antes de anunciar la verdadera victoria: trabajo digno para todos, distribución de la renta, servicios públicos adecuados, normalización democrática e institucional y un etcétera que ya rellenaran ustedes.

También sirve para aplicarla (la frase churchiliana) al devenir del conflicto España-Catalunya o al conflicto de base de éste, la obsolescencia institucional del régimen regurgito del final de la dictadura, con sus pactos sociales, territoriales y políticos. Este asunto, que en esta última semana ha tenido un giro espectacular (por espectáculo mediático lo digo), me ha tenido ensimismado. Con la sola excepción a ese ensimismamiento de una estancia en la cama con la pierna en alto y una inflación (tal como un economista explica la hinchazón a la médica de turno) incómoda y dolorosa. Las dos cosas han ocupado mis horas, una rumiando el independentismo, el federalismo, el íntimo amor entre las Españas y las Catalunyas, los enormes deseos de vida en común, respetuosa y afectuosa que los medios han explicitado. La otra, adoptando las posiciones más extrañas para atender el teléfono, manejar el ordenador y leer lo difícil que fue sobrevivir en la segunda guerra mundial. Forma de consuelo para los dolores propios.

No piensen ni por un momento en que ahora les resolveré sus dudas al respecto de la doble pregunta. Ni siquiera a la posibilidad real de que ésta se produzca o de las alternativas que las elecciones u otros medios puedan aportar para definir nuevos pasos. No es de mi interés suscitar más debate, confio en que el tiempo y las acciones de los grandes actores ayuden a ir definiendo poco a poco la opinión y la acción ciudadana. Aunque debo reconocer que tengo alguna decisión tomada y alguna por tomar. Dicho eso, termino con este asunto por el momento recomendando estar despejado, tener la vista fina y los oídos no obstruidos. No solo es la ubicación catalana es lo que se debate, sino el papel general del estado actual y de los derechos que lentamente han ido evaporándose. Atentos  y receptivos, todo va en el paquete.

Todo eso ha limitado la presencia de otros “conflictos” que pueden tener en el futuro efectos importantes. El primero es la formación de la “Grosse Koalition” en Alemania, dando a la derecha alemana cuatro años más de hegemonía europea. Este asunto, como los anteriores merece una cita histórica:

Según cuentan, Lenin le dijo el 3 de Abril de 1921 en Moscú al embajador de Turquía, Alí Fuad Bajá, lo siguiente: “Los alemanes son un pueblo de principios. Si se les mete en la cabeza una idea, se convencen de que es verdad y les cuesta mucho renunciar a ella”.

No he podido comprobar fehacientemente la cita, pero démosla por buena en función de que parece surgida de una conspicua inteligencia analítica y que coincide con las acciones del gobierno alemán y de una parte de su pueblo en estos últimos tiempos. De lo que se desprende, si la cita es buena, es que además es estructural. De 1921 hasta el 2013 van un montón de años y de hechos no olvidables fácilmente.

Si esto es así, y la confirmación en el cargo del ministro económico alemán parece asegurarlo, esa tozuderia alemana insistirá en el ajuste fiscal, dará algún paso en términos de regulación bancaria, aunque no muchos y tenderá a hundir más al antiguo imperio romano  en la estanflación, en el mejor de los casos. Mientras Alemania se financie a cargo de los romanos (el diferencial de intereses) y estos sigan adquiriendo carros de viaje “made in Germany” y substituyendo bancos alemanes por bancos propios en el balance de la deuda, Vladimiro mantendrá sólida su teoría.

Uno --en su conocimiento histórico-- pensaba que con la destrucción de las tres legiones augustas mandadas por Publio Quintilio Varo en medio de los bosques germanos de Teotoburgo, estos habían perdido interés en venganzas alternativas. De hecho, incluso Augusto dejó pasar el asunto con una simple citación hueca: ¿Varo, donde están mis legiones? Reacción sorprendente en su moderación y realismo.

También confiaba uno, en su inocencia mediterránea, que después de lo que paso tres o cuatro veces en 100 años, Alemania entendería cuál era su papel y su forma de ejercer la hegemonía económica. No parece ser así tampoco. Y para colmo añado otro elemento de radical importancia de estos días.

Ucrania se está convirtiendo en terreno de pugna imperial entre la UE (en realidad Alemania, que la pretende como su ampliación de entorno económico) y Rusia en fase de recuperación económica que puede financiarle añosas hegemonías regionales. En el centenario de la primera guerra mundial, basada en parte en las pugnas de signo imperialista (aunque no solo), ese conflicto tiene un tufillo de retorno al pasado un tanto terrorífico. Claro está que hoy hay otros medios aparte de las divisiones de choque y el desarrollo tecnológico de las armas ha establecido corchetes y paréntesis relativamente sólidos para repetir experiencias. Pero me temo que, al margen de los principios democráticos que hay que mantener siempre (votos y procedimientos limpios) Ucrania se está convirtiendo en la “stazione termini” de la debacle soviética y posteriormente rusa y esto molesta no solo al gendarme principal, sino a los segundones. Ahí hay conflicto para largo.

Lluís Casas et allia felicitándoles las fiestas, si las tuvieran con cierto desahogo y esperanzas.


martes, 10 de diciembre de 2013

NUESTROS MADIVAS

Valga el artículo no como homenaje a un gran hombre e inmenso político, esfuerzo del todo innecesario, ni tampoco como recuerdo, por lo mismo, sino como autorreflexión sobre los sentimientos personales que Nelson Mandela generó  en millones de personas.

Precedidos hoy todos esos sentimientos por una emoción profunda a caballo de la satisfacción de haber coincidido en la vida con él y de pensar en otros Madivas más cercanos que las circunstancias históricas y personales no permitieron que su influencia fuera lo que, tal vez, debería haber sido.

Madiva era comunista, preso político de largo recorrido, fue torturado, fue aislado, fue humillado sin que nadie pudiera romper su estructura ideológica de acero. Ganó en la cárcel, como ganó fuera de ella. Y dejó a su país en otras manos así que consideró que su función ya estaba hecha y que el resto, otra enormidad, correspondía a nuevos protagonistas. Una nueva lección para quien cree que es imprescindible en política. Mandela fue útil como presidente y fue útil como ex presidente, como el acertadamente pudo preveer. De forma que Sudáfrica nunca se sintió huérfana, sino confortada.

Pero basta ya de lo que los medios van llenos, no hay palabras para significar lo que supuso Madiva para su país y para el resto del mundo. Dejémoslo así.

¿Ha sido Mandela una excepción afortunada?, ¿Una casualidad planetaria?, ¿está solo en la historia en su papel de recomponedor de odios y de justas venganzas? ¿O simplemente acompañado por Gandhi y alguno más?

No, no lo pienso así. Tal vez la magnitud de lo realizado no pueda ser comparado con otros muchos, pero su carácter político y personal si tiene, incluso aquí mismo, reflejos. Unos vivos y otros desaparecidos ya. La diferencia está en el carácter de cada pueblo, el sudafricano y el hispánico y su respuesta ante las apuestas de futuro.

Les hago una pequeña lista con los que me son más cercanos:

Gregorio López Raimundo, Marcos Ana, Marcelino Camacho, Miguel Núñez.

Añadan ustedes sus nombres, no discriminen entre una ideología u otra, solo aténganse al criterio básico: Perdón, si. Reconciliación, si. Olvido, no. Y todo ello de verdad, no manipulado.

Lluís Casas and company, llorando de emoción

EL MUNDO QUE VIENE YA ESTÁ AQUÍ. El País hoy (5/12/2013): “Todo vuelve, también la “dictablanda”, por Mercè Ibarz
Lluis Casas

Y, por lo visto, ya estuvo aquí, por lo cual es más adecuado decir que vuelve.
No piensen que siento satisfacción intelectual viendo que comentaristas habituales en prensa y de sólido prestigio toman prestadas ideas del que firma, pero al César lo que es del César, sea quien fuera el César. Simplemente quiero recordarles que en fecha reciente este blog, vanguardia de la libertad de opinión y que difunde ideas y comentarios nunca desmentidos, en concreto el 17 de Octubre pasado, publicó “¿Dictablanda”?. Pueden revisarlo.
El hecho en sí no tiene mayor importancia que la coincidencia de opinión y de reflexión histórica sobre lo que nos está pasando entre personas que con toda probabilidad tienen sus distancias de pensamiento. Si hay coincidencia significa que no hay casualidad (recuerden que en la novela negra el detective siempre afirma que la casualidad no existe, lo que hay es causas y consecuencias), sino que la visión sobre el asunto tiene  cierta solidez. En todo caso depositemos las esperanzas en que la coincidencia de la mirada a la historia solo sea eso y no se traslade también a la duración y a la dureza que la primera experiencia tuvo.
No solo la dictablanda anda como un fantasma recorriendo España. Sino que tiene también como ámbito territorial complementario la Europa del sur. La esclavitud como forma de explotación de los trabajadores, puesta en cuestión por la armada inglesa en el siglo XIX (y no solo por intereses morales), vuelve a aparecer incluso en nuestro propio patio. No están tan alejados en el tiempo los núcleos de esclavismo laboral en Sabadell, Mataró y algún otro, como para que hayamos olvidado lo que significan sobre la mano de obra inmigrada y sobre el resto de trabajadores de raíz autóctona. Los casos se refieren principalmente al sector textil, de forma que se compite directamente con las formas de explotación que hemos visto recientemente por televisión en Bangladesh bajo nombres sonadas de la industria internacional con beneficios inconmensurables ¿Es el espejo en el que mirar el futuro, nuestro futuro? O, ¿simplemente un producto del gansterismo empresarial en su más degradada versión en un momento dado cruyfista?
Para reforzar el hecho, aparece en Italia, concretamente en Prato un nuevo caso asociado a la muerte por asfixia de trabajadores esclavos orientales. Lo crudo del caso es que, a parte del esclavismo en sí mismo, este se da en una zona en donde el cooperativismo empresarial textil era sólido y muy vinculado a la izquierda italiana, en sus días del PCI. Recuerdo como hace muchos años ya, directivos de las cooperativas de Prato vinieron a Catalunya, centro textil por antonomasia entonces, para explicar cómo conseguían mantener una industria madura en un entorno de desarrollo tecnológico y de salarios en auge.
Parece ser que hoy, en donde había solidaridad de clase, métodos comunitarios de producción, diseño y distribución se ha instalado la selva neoliberal en su versión más bestia. Lo de Prato coincide también con una sólida y reincidente tradición, que se da en nuestro suelo, se dio en Alemania en momentos más crudos: el entorno, la ciudadanía, las instituciones locales, las entidades empresariales “normales”, las sindicales y todo quisque sabía del asunto y tenía constancia de la durísima vida de los esclavos vecinos. Y no pasó nada. Ni una revuelta para reventar las puertas de seguridad de los Auschwitz caseros, ni denuncias  ante los tribunales, ni nada consistente por lo que yo sé y la prensa haya puesto al descubierto.
Sin incendio todo seguiría igual. Con el incendio y las muertes ¿qué pasará? Lo dejo al arbitrio de su inteligencia, del pesimismo de la realidad y del optimismo de la voluntad.
Y como lo uno lleva a lo otro, en expresión que rompe los moldes de la racionalidad cuando es necesario, ¿no es esclavismo pasar a los trabajadores de la lavandería hospitalaria de un sueldo de mil euros a otro de 500 euros, en virtud de que en la miseria todos han de sufrir lo mismo?

Lluís Casas, retratista de la calle