martes, 26 de abril de 2011

ESTA SEMANA SANTA DE PASIÓN






Si alguna vez deben “pasar” una gripe, no lo hagan en Cai, la tacita de plata, y menos en plena borrasca. La lluvia, la humedad marina y los vientos inclementes los tendrán recluidos y cercados por días. Ni los clubs sociales de los pasos resisten la aventura. Advertidos están. Pasados estos idus, empero, vayan, vayan sin reparo a Cai.


A la vista del panorama y excluida la actividad turística estándar me arrellané en un sofá a leer la prensa y todo lo que caía en mis manos. Con lo que conseguí aunar mi gripe con las distintas enfermedades sociales y económicas que estos tiempos nos están afectando.


La prensa, especialmente la escrita y mayormente la más sensible a los problemas reales de los ciudadanos empieza a hacer una crítica de fondo de la crisis y de la forma en que los organismos internacionales, los gobiernos, etc. la están encarando (si ese término es posible emplearlo). Los casos de Grecia y Portugal llevan al extremo la falta de liderazgo político y estratégico de la Unión Europea y, lamentablemente, del mundo en general. La debilidad ideológica y política se une a la falta de líderes efectivos con la visión amplia de las circunstancias. La UE se arrastra al borde del abismo de la ruptura, en pocos días dos países y por distintos motivos han citado su hipotético abandono de la Unión, Italia i Finlandia. Otros se añaden a la lista respecto a acuerdos parciales de la UE, como el tratado de libre circulación. Cosa que nunca antes había sucedido.


La presión alemana por atajar el déficit ofrece a los países afectados un panorama tenebroso: la UE, impulsada por una Alemania crecida, exige añadir más paro al ya existente por medio de ajustes o recortes del gasto público totalmente imposibles si utilizamos la razón como instrumento de medida. España con un paro del 20% tiene un solo objetivo racional: crecer y generar una nueva dinámica que le permita poco a poco reducir el déficit a través del aumento de los ingresos fiscales. Si no es así, si recortamos el gasto público en ese porcentaje imposible en tres años, lo que ocurrirá es que aumentaremos el paro y reduciremos aun más los ingresos fiscales por la caída de la actividad.


La falta de elementos fundamentales para el gobierno económico de la UE es patética. La política fiscal, la diversificación de los objetivos del banco central europeo convierten la crisis financiera en un cáncer para la UE. Si Grecia, Portugal después, han de ir al sacrificio total en aras de la presión de los grandes financieros que invirtieron mal, el asunto, así sin más, no tiene salida para nadie y la tentación de yo solo me arreglaría mejor será cada vez más fuerte. Unos por que les va bien ahora y otros por que se sienten obligados a políticas de externa dureza social. Mejor devaluar (fuera de la UE) que crear una situación social imposible.


Eso que les relato ha aparecido en los papeles como si fuesen circunstancias aleatorias y no un verdadero crac de la política europea.


La crisis ha puesto sobre el mapa político la ruptura de la UE tal como la entendemos ahora. El peso económico brutal de Alemania hace que su circunstancia prime sobre cualquier otra cosa en cuanto a decisiones estratégicas del banco central o de las recomendaciones para hacer frente al déficit, a la deuda y a los precios por encima del paro o el crecimiento económico.


Probablemente, en el caso español, existe una vía que podría generar otras alternativas y tiempo para el relanzamiento económico. España dispone de márgenes elevados para incrementar ligeramente la presión fiscal y aumentar los ingresos públicos que evitarían el incremento del paro y ayudarían a la dinámica económica. Hasta ahora, esa vía no se ha utilizado. El motivo es bastante simple. El gobierno no se atreve con los sectores que se verían afectados por una reforma fiscal socialmente equitativa en las cargas. El camino recorrido con los recortes fiscales en los últimos quince años se basaba en compensar la fiscalidad sobre las clases altas y las empresas con los ingresos de la burbuja inmobiliaria. Pinchada esta, la fiscalidad española se halla lejos de su papel en el sistema económico. La riqueza, el patrimonio, la actividad económica en general ha visto reducida su carga fiscal y solo queda, según el pensamiento imperante en el gobierno, el margen del IVA, ahora ya agotado. Todo lo demás es reducir el escaso porcentaje de gasto público español, poniendo sobre la mesa los servicios fundamentales del estado de bienestar.


En Catalunya estamos viviendo ahora lo que sucederá en toda España después de las elecciones del 22 de Mayo. Hoy por hoy, ninguna administración pendiente de ellas ha dado los pasos que se le está exigiendo a Catalunya. El calendario electoral ha puesto a Catalunya como el ejemplo que se trasladará a todas las CCAA y a los ayuntamientos, el gran recorte.


Ha resultado curioso ver como el debate del recorte se ha instalado casi exclusivamente en Catalunya, como si en el resto de España, los médicos, enfermeras, educadores, etc. no estuvieran el la misma o peor situación. Todo el mundo ha aplazado las decisiones y los posicionamientos para que los nuevos gobiernos regionales o municipales se ocupen de ello.


Me temo que tendremos un verano y un otoño calientes. Y no por la temperatura precisamente.



Lluis Casas

miércoles, 20 de abril de 2011

MIGUEL NÚÑEZ EN EL CINE






Les remito una crónica de urgencia sobre la presentación de un nuevo film de Albert Solé, en esta ocasión sobre nuestro Miguel Núñez, “Al final de la escapada” lleva como título el documental.[1]


Como ven, los largos brazos y piernas del personal de Parapanda llegan a todas partes y a tiempo.


El título ya debe decirles algo, puesto que en 1960, Jean Luc Godard dirigió a Jean Paul Belmondo y a una espléndida Jean Seberg en lo que en francés fue “A bout souffle” y aquí “Al final de la escapada”. En pocas ocasiones la traducción libre de los títulos de las películas ha estado tan acertada como en esta ocasión. Literalmente el film de Godard debería haberse llamado “Hasta el último aliento” o “Sin aliento”, pero la traducción libre le dio un significado mayor y más complejo.


Albert Solé aprovecha, sin duda, ese doble juego de títulos entre el film de Godard sobre un delincuente que vive voluntariamente al límite hasta su final previsible y un ciudadano ejemplar que llega al final del complejo camino por elección propia.



Ayer en el cine Alexandra, en el mejor meollo burgués de la ciudad de Barcelona presentaron, director, productores del documental y amigos y compañeros de Miguel Núñez este nuevo film reportaje sobre una de las figuras más preeminentes de la lucha antifranquista y una gran persona que fue.


En algún otro lugar de este blog y a propósito de otro gran combatiente sindical de menuda estatura física y de enorme tamaño histórico, Ángel Rozas (que nos abandonó el pasado año), cité que nuestro mundo divulgativo cultural hacía poco caso a las historias inmensas que el pasado siglo nos ofreció en nuestro país. Historias personales y colectivas a la vez, que en otro país hubieran tenido su film, su biografía de éxito y su presencia mediática intensa. Los ciudadanos, incluso eso que le llaman público, estarían al tanto de quien hizo que en circunstancias de horror y durante muchos años. Tal vez necesitemos un John Le Carre para que haga nuestra propia “El espía que surgió del frío”, para entender que tenemos historia, historias propias de que enorgullecernos e impresionarnos.


Por lo visto, somos así. No celebramos a aquellos que han tenido protagonismo político o social, una vida llena de aventuras consecuentes e incluso un final vital ejemplar. Preferimos otras cosas que no afecten tanto a nuestra conciencia cívica durmiente. Y el tiempo se nos está llevando a la generación o generaciones que lo vivieron en directo. El propio Albert Solé lo remarca al final del documental.


Pese a eso, hay que reconocer que Miguel Núñez está siendo mejor tratado por las circunstancias que otros (una larga lista de otros, por otra parte), puesto que el mismo, poco antes de su muerte en 2008, presentó sus memorias, “La Revolución y el Deseo”, de eso hará cuatro años, en una nueva edición y muy cerquita de donde ayer vimos su película, en los jardines del Palau Robert, en Diagonal y Passeig de Gracia.


Hace unos poquísimos meses, se publicó un cómic de Alfonso López, Pepe Gálvez y Joan Mundet sobre la vida clandestina del personaje, titulado “Miguel Núñez: Mil vidas más” (edicions de Ponent), por cierto premiado por su calidad. Efectivamente un cómic, un TBO como decíamos de niños, una historia ilustrada e ilustrante.


Desde otro punto de vista, Antoni Batista publicó no hace muchos meses, en septiembre del 2010, “La Carta, historia de un comisario franquista”, en donde el personaje de Miguel Núñez da sentido a la penosa vida del comisario Creix. Y ayer, como les estoy contando, se ofreció la primicia de un film reportaje memorialístico y muy personal, pues cuenta no solo la aventura de su vida, sino la aventura de su vida vista desde su aventura final elegida.
De hecho el propio Miguel nos relataba en público, en la presentación de sus memorias que les cité, que regresaba a Barcelona desde su Madrid natal, en donde volvió a vivir cuando la salud lo alejó de su aventura centro americana, para tener un bien morir, elegido y respetado. Y que eso, en el Madrid de la Aguirre no era posible.


Ustedes ya conocen, o deberían conocer, al autor del film, Albert Solé, hijo de otro grande, Jordi Solé Tura, que hizo del Alzheimer de su padre un gran reportaje, “Bucarest”, debidamente comentado aquí en el mes de enero del 2008 con el título de Memoria. En este caso, la vinculación paterno-filial del film sobre la pérdida de la memoria del Solé padre y los recuerdos del Solé hijo durante la clandestinidad generan una tensión y un sentimiento que en el caso de Miguel no pude producirse directamente. El hijo, Albert Solé, sufrió porque su padre luchaba por la libertad de su país y eso se notaba en exceso, sobre todo cuando el hijo ya había superado los treinta ampliamante. Y aunque el asunto vuelva a aparecer en “Al final de la escapada” a propósito de la hija de Miguel, Estrella, crecida con los abuelos y alejada de sus padres por la clandestinidad y la cárcel no tiene el peso de la anterior Bucarest. A diferencia de Solé Tura que por motivos de pérdida de su propia personalidad no pudo hacerlo, Miguel demanda el perdón a su hija, dedicándole un ejemplar de sus memorias cuando en la residencia donde estableció su cuartel general se prepara para el largo viaje. Y Estrella asiste personalmente al final elegido por Miguel, que Albert Solé filma autorizado con un pudor maravilloso.


Con Miguel Núñez esa intensa fuerza entre padre e hijo no ocurre, claro está, y es el director y el dirigido quienes desencadenan directamente o a través de otros testimonios una química positiva sin que la entorpezcan los sentimientos de la frustrada infancia, sino que aparecen un profundo respeto, un gran aprecio y, en muchos casos, un cariño evidente. Miguel creaba en su entorno encantamientos de por vida.


Creo que asistimos por primera vez a un relato sin duda personal, pero que resume excelentemente en el tiempo cinematográfico la esencia de la lucha contra el fascismo y sobre todo, la lucha clandestina contra el franquismo de todos los comunistas del PSUC y algunos del PCE, coincidentes ambos en las cárceles franquistas.


Todo ello en poco menos de dos horas. La fuerza del documental reside, claro está, en la personalidad poliédrica de Miguel, que consigue explicar las torturas monstruosas recibidas con un deje de ironía y yo diría de página pasada, que ningún otro podría haberlo conseguido. Es un documental centrado en un hombre que no quiso ser el centro, como insiste machaconamente ante cualquier referencia a su ilustre recorrido. Un hombre que en el congreso de los diputados y a raíz de su eficaz defensa de la salud y de los afectados por la colza generó la creencia de que era médico, hasta el punto que sus compañeros parlamentarios se le dirigían como el doctor Núñez.


En fin, como los juicios deben ser personales, les aconsejo que se reserven unas horas para asistir a la contemplación de nuestra historia reciente y a ver a un hombre que lo tenia todo muy bien puesto. Desde la cabeza a los pies.



Lluis Casas, con enorme emoción contenida. A su estilo, diríamos





[1] Les reproduzco la nota de la web del Memorial Democràtic con la presentación del documental:
Un documental sobre la lluita de Miguel Núñez per una mort digna.
Miguel Núñez sabia que la fi era a prop. Després de tota una vida perseguint utopies, es va lliurar al seu últim combat, el de la mort digna, amb el mateix fervor revolucionari amb el que es va enfrontar al franquisme com a dirigent comunista i a les dictadures centreamericanes com a activista de la cooperació internacional. Al final de l’escapada, documental dirigit per Albert Solé, és la història d’un ''heroi del nostre temps'', com el va definir Manuel Vázquez Montalbán. Un home, Miquel Núñez, que va estar 14 anys a les presons de Franco, que va ser torturat vàries vegades i que es va jugar la vida en reiterades ocasions pels seus somnis universals de justícia social. Coherent, lúcid i sarcàstic fins l’últim sospir, Miguel Núñez va organitzar i va controlar cada detall de la seva escapada vital.

martes, 12 de abril de 2011

NO DIGA USTED RECORTES, DIGA AHORRO







Mientras la Sra. Canciller, doña Angelitas Merkel, impone restricciones y torturas a algunos países, mientras la calle lucha en vano por un puesto de trabajo con contrato fijo, remuneración adecuada y labor provechosa; mientras los servidores públicos de la salud y de la educación abren las puertas para que se conozca con los máximos detalles la fechoría impuesta por el gobierno, yo, abandono el terruño y me voy a Cai, la tacita de plata. .


Volveré, si no puedo impedirlo, el sábado de gloria y aquí me tendrán de nuevo dándoles la tabarra con una u otra cosa. Si tienen algo urgente que decirme, he dejado nota en el 112, el servicio de urgencias. Allí les darán señal. Pero no me llamen, como dice el jefe, ni a las horas de la siesta, ni a las otras, añado yo. No pienso contestar.


Para ultimar mi gustosa participación en este blog, antes de la huida de la semana santa, me he propuesto un asunto oscuro y, siempre, maltratado: lo que en el argot propio llamamos la función pública. Término más bien desanimoso para la mayoría. Yo he preferido siempre los términos anglosajones: trabajo público o servicio público (public work o public service), puesto que pienso que da mejor sentido al quehacer de las personas al servicio de los ciudadanos a través de las administraciones públicas.


Alguien definió al funcionario como una persona que había renunciado de por vida a enriquecerse, por mor de no ser nunca un pobre. Definición que se ajusta en parte a la realidad de las retribuciones públicas, en general menores que en el mundo empresarial moderno, aunque mucho más igualitarias y rígidas que en él. Por ejemplo es indiferente el sexo para el cargo y los emolumentos. Los funcionarios no recogen los incrementos salariales en épocas de vacas grasas y en general pierden poder adquisitivo cuando el asunto va mal. En todo caso, si hay suerte, la torpeza del político de turno permite arrancar uno o dos días más de vacaciones. Una parte de lo que pierde por rigidez frente a la coyuntura lo compensa a través de la carrera administrativa; es decir: el ascenso o el simple crecimiento de los servicios públicos y con el la consolidación de cierta parte de la retribución pase lo que pase después. Todos recogen los frutos de la antigüedad a través de los trienios y disfrutan del beneficio que da la exclusión del paro como patología laboral. Por el contrario tienen, a diferencia de la mayoría, terremotos programados cada 4 años, al menos, que producen un alto nivel de desequilibrio psíquico y no pocos disgustos profesionales.


De antiguo al funcionario público se le desacreditaba en razón a horarios de trabajo escasos, poca exigencia laboral y diversas prebendas absurdas. Era, en general, una función pública decimonónica dedicada a certificar, comprobar o dar con la porra o el cañón. Durante el siglo veinte, todo eso cambió y hoy encontramos miles de bienes y servicios proveídos por trabajadores públicos. En algunos países, no tan sorprendentemente como podría parece, los que mejor capean la crisis, el porcentaje del PIB es en un 50% provinente del sector público, una parte importante del cual del cual es la propia administración. En donde es más llana la explicación es en los tres ejes del estado del bienestar: la salud, la educación y los servicios sociales. Ellos tres, cuatro si añadimos a la policía, son no solo la base real de la actual función pública, sino el 80%-90% de los trabajadores reales que hay en ella. El resto pertenecen a un mundo distinto del que me voy a ocupar ahora.


No hace ninguna falta que acredite a qué me refiero con lo de recortes y ahorros del enunciado, el blog está lleno de autorizados comentarios al respecto. Por lo que me libero de mayores explicaciones y les evito reincidencias innecesarias (1).


Cuando les hablé, como confirmación de lo dicho por el jefe supremo, de los recortes sanitarios, les prometí algún comentario sobre el mundo abstracto de la administración propiamente dicha. No sobre los servicios públicos generales que están a la vista y al uso de todos, sino sobre el núcleo duro administrativo. Ese núcleo central, el “core organizativo” que dirían los modernos, que también está afectado por esa enfermedad infantil de la derecha que es la creencia mística en que lo privado es cojonudo y lo público un atajo de incompetentes.


La administración estrictu senso es un mundo casi subterráneo y no excesivamente extenso, aparece poco en las fotos. No hay inauguración que valga para él. Nadie brilla por su eficiente trabajo, aunque lo sea y el público en general ha terminado en la creencia de que es simplemente un chollo laboral. Nada más alejado de la realidad.


En primer lugar, debo dejar claro que la existencia del “funcionario” o trabajador público administrativo (hay componentes laborales también), se debe a las mismas necesidades que cualquier empresa exige. La gestión del personal, las compras, la aplicación de las normativas que afectan a cada uno, la administración económica y un etcétera tan largo o tan corto como quieran, pero ejemplarmente parecido a la Nestlé, por poner un ejemplo.


Pese a ello, la administración juega en un campo más difícil que el de la empresa privada, esto es, que la suya sea una normativa extraordinariamente compleja elaborada por los múltiples niveles políticos, europeos, españoles, catalanes o municipales y además interpretables y de obligado cumplimiento. Todas esas normas son aprobadas, al menos en su marco general, por las instancias máximas de cada administración: el parlamento, los plenarios municipales, etc. Es decir son normas políticas en las que los funcionarios solo tienen influencia en la medida que algunos participan de su redacción. Todas ellas acumulables.


Me permitirán una cierta licencia poética: los funcionarios, los trabajadores públicos y todas sus endemoniadas normas existen por que las han impuesto los parlamentos. Podría haber sido distinto, pero no ha sido así.


Esa normativa tan específica, que se aprueba en bien de la transparencia, para evitar la corrupción, y otros muchos grandes enunciados, produce un complejo y tortuoso camino de gestión. Y este, genera a su vez especialistas difícilmente readaptables a otro mundo distinto. Por ello existe una carrera administrativa pública específica, con atribución de unos niveles, complementos, concursos por plaza, etc. que convierten la estructura del funcionario en algo parecido a una escala militar.


De hecho, la existencia de esos especialistas, desde el economista, el abogado, al subalterno, evita que con los cambios de gobierno el caos sea total por la renovación de miles de personas. Efecto que podría comportar que cada uno ponga a los suyos (históricamente tenemos ejemplos hispánicos, incluso ilustrados en films que reflejan los turnos de conservadores y liberales e incluso actuales en los USA, en donde los cambios de gobierno son efectivamente transformaciones enormes de la administración). El funcionario, por el contrario y de acuerdo con la tradición francesa y alemana, mantiene una estabilidad que permite que cada cuatro años, los cambios políticos no se transformen en una enfermedad terminal para los miles de bienes y servicios que produce la administración moderna.


Pues bien, los recortes, al menos una parte ellos, se producen también en esos niveles que les explico: se eliminan cargos, se reestructuran organigramas, se agrupan servicios, etc. Y se anuncian a bombo y platillo. Los cambios son cosa natural en cualquier circunstancia en aras de la mejora organizativa, claro está. Pero, ¿eso es ahorro realmente? Tal vez lo fuera si apareciera una mejoría en los procesos, un aligeramiento de ellos, una mayor eficacia en las compras, etc. O, en fin, si fuera posible expulsar de la administración a los funcionarios afectados con cargo al paro.


Pero ello no es así. Los funcionarios no cotizan al paro, puesto que por ley “política” tienen el puesto de trabajo garantizado y por ley política su carrera profesional se consolida en forma de un salario muy poco móvil a la baja. Si un funcionario, después de muchos años de ejercicio, ha conseguido ser jefe de…, aunque su plaza desaparezca, su salario se reduce muy poco.


Con ello les estoy diciendo que con eliminar simplemente plazas directivas o profesionales de la administración no se ahorra, sino que se convierte en un gasto inútil de dos tipos, el primero por que se debe seguir pagando casi lo mismo al afectado y como se le remueve, hay que colocarlo en algún sitio, aunque suponga un solemne aburrimiento para el y un desperdició de conocimiento y experiencia. El segundo es la destrucción sin sentido de carreras profesionales, de personas que en general han acumulado experiencia y habilidad. Probablemente, haya casos que no son así, que responden al tipo jeta (como en cualquier organización por otro lado) pero les aseguro que no son abundantes y que, muy probablemente, nadie se fija en ellos en bien del ahorro.


Por ello, cuando alguien les dice “he ahorrado tanto por haber eliminado tantos servicios”, lo que les está diciendo es que es tonto de solemnidad o un mentiroso. Lie to mi. O bien, de lo que se trata es de algo que nunca es legal, es decir, deshacerse de cargos profesionales presuntamente relacionados, aunque sea por simple nombramiento (después de concursos y demás) o por contacto con las anteriores autoridades. Lo que se dice llanamente una purga. O simplemente por eliminar por razones ideológicas al borrar programas o servicios que no se ajustan a las creencias de los nuevos mandantes.


Lógicamente, un nuevo gobierno puede hacer cambios y rehacer estructuras, pero ello no conlleva grandes ahorros por ese simple hecho. El ahorro viene por la mejora en la eficiencia y en la agilidad del papeleo. Y no debiera ser motivo de falsa propaganda. Piensen por un momento la diferencia que existe en el caso que les contaré y que responde estrictamente a la realidad:


A finales del 2003 se produce en Cataluña un cambio de gobierno y la izquierda plural se lleva el gato al agua. En un determinado departamento, los tres nuevos cargos de máximo nivel reúnen a todos los profesionales con mando y a los sindicatos y los confirman a todos, por completo. La maquinaria no paró ni un solo instante y la relación entre políticos y administración siempre fue mucho más que correcta. Eso se hizo a sabiendas que entre esos profesionales había abundantes casos de vinculación, incluso orgánica, con los partidos del anterior gobierno. Pero se respetó el Estatuto del funcionario y ello permitió entrar en una fase de mejoras de organización consensuadas y sin conflictos graves. El ritmo del quehacer y su calidad se incrementaron significativamente. Y nadie tuvo que pasar ningún examen político. Se impuso coherentemente, que quien estaba valía y lo demostraría. Y así fue.

Pregunten hoy que se está cociendo en todos los departamentos y verán la diferencia.



(1) El autor hace alusión a una entrevista televisiva. La periodista habla de recortes; el presidente del Gobierno catalán le responde: Ni diga recortes, diga ahorro.




Lluis Casas. Esperando el vuelo a Sevilla.

LOS INTERESES DEL BUSINESS EN LA SANIDAD






Nada tan fácil como adherirse a lo dicho por el maestro respecto a los recortes sanitarios en SANIDAD: Recortes esperpénticos. Nada más difícil que articular que una respuesta social y política coordinada y consistente frente al conjunto de circunstancias y adversarios que impulsan no unos recortes, sino cosas mucho más definitivas.


La reacción de una parte importante de los profesionales de la medicina es un buen signo, porque los médicos directamente encabezan las críticas y las advertencias al gobierno de CIU y no es un estamento predispuesto en contra de las ideologías gubernamentales actuales precisamente.


Eso dice mucho y bien, primero de ellos como corporación profesional y también dice mucho sobre lo que plantea realmente el gobierno.


Los sanitarios no están dispuestos a gestionar la salud solo con el estetoscopio y en colas convenidas previamente dos años antes.


La calidad asistencial, los resultados sobre la salud, especialmente de los sectores claramente obligados a su uso, el riesgo frente a diagnósticos tecnológicamente incompletos o tardíos o, incluso, a las intervenciones con retrasos insoportables, van a crear una tensión profesional enorme, pero también social en los centros de salud de cualquier tipo. Los sanitarios, como otros profesionales susceptibles de ser recortados, terminarán enfrentándose con una población nerviosa que no comprende que quien le está atendiendo no es el sujeto que le ha retrasado la visita ochocientos meses.


La salud, el sistema sanitario catalán, con todos los contras que ustedes quieran, ha alcanzado hasta hace muy poco una excelencia que, sin ninguna vergüenza, podríamos calificarla de mundial. Es o era un muy buen sistema sanitario, con unos costes que, en contra de lo que dice el mandamás, no eran excesivos comparativamente a otras zonas del país o de Europa.


En sanidad gastábamos por persona menos que algunas comunidades españolas, por decirlo claro. Por ello, el recorte es una verdadera amenaza de futuro inmediato para todos, paciente (que término más adecuado hoy en día) y profesional sanitario. Como tantas veces les he dicho, a parte de una crisis con culpables evidentes e identificados que no están pagando por ella, el déficit público responde a un sistema fiscal manipulado para que el rico no pague, para que las rentas del trabajo sean el eje de la financiación, a través del IRPF y del consumo vía IVA. Como las recetas que están empleando solo hacen que reducir el consumo y por ello aumentar el paro, los ingresos fiscales de los trabajadores también se resienten. Alguien aplica la solución de 1929. Más que una solución fue el hundimiento del Titanic.


Nada más fácil de pensar que no hay nada que hacer y por lo tanto, los que puedan que procedan a gastarse unos cuartos mensuales en una mutua. Primero, a eso se accede desde una cierta comodidad financiera, también desde una edad límite, los ancianos no son aceptados y con una salud aceptable, prueben a contratar una póliza teniendo diabetes.


El resultado de todo ello es la ruptura de un sistema excelente para generar dos o tres subsistemas de salud según la renta familiar, todo muy cristiano y caritativo como ven. Uno, principalmente para el ciudadano acomodado en el ámbito privado más excelente, otro para el ciudadano que no puede hacer otra cosa frente a las dificultades de salud que contratar una mutua, pase lo que pase, y sea el servicio como sea y finalmente el sector público que recogerá al resto. Como antaño se hacia, el sistema público era para los pobres. A la americana sin Obama.


El mundo de la sanidad privada ya hace unos pocos años que ha estado preparándose para esta ocasión, grandes multinacionales de la sanidad han ido situándose en el mercado para estar preparadas para el gran cambio. No lo tienen mal, puesto que el conseller de sanidad proviene directamente de ellos. Todas las camas que cierra el sector público las abrirá el privado, pasando, eso si, por caja y créanme no es una caja precisamente accesible.


Desde el mundo parlamentario poco podrá hacerse a menos que el PSC clarifique su posición general respecto a su trato con CIU. De todas maneras CIU i PP pueden llevar a cabo la contrarreforma sanitaria y las que hagan falta al menos en el Parlament. Otra cosa, es en la calle, en los centros de trabajo, etc. Y ahí está el peligro de la moral del perdedor: nada es más fácil que no hacer nada y culpar en abstracto a los políticos, a la política y a los médicos.


De momento, el honorable editor solo ha hablado de la sanidad, si nos situamos en la educación podríamos afirmar casi lo mismo, con una importante diferencia. En el caso de la educación jugamos con el futuro, la formación de niños y jóvenes que obtienen ya un fracaso escolar que merece cambios profundos en el sistema, pero cambios a favor de la mejoría de los resultados. Ahora nos proponen que aumente el fracaso y además pasen frío en las aulas.



Otro día les contaré cosas sobre el ahorro en la administración de la Generalitat. Otro asunto que baja muy turbio.



Lluis Casas, dispuesto a todo. Podríamos llamar a la Legión Extranjera.




sábado, 2 de abril de 2011

EL PESO DEL BALANCE






Lo que les quiero contar es más, mucho más viejo que el abuelo Matusalén, y no por ello los humanos debemos sentirnos ni reconfortados, ni orgullosos. Muy al contrario. Ya desde el descubrimiento de que unos pueden poseer más que otros, las cosas se torcieron y se habilitaron religiones, ideologías, notarios, abogados y la policía judicial para proveer de razones y argumentos a los que más tenían y en su caso capacidad de reacción. Después llegó un monje italiano que dio forma material al balance. Mucho después llegó para reforzar e incluso substituir parte de esos instrumentos de dominación (con relativos aspectos de organización roussonianos) los media, que no son más que un nuevo tipo de religión por cable. Con un éxito atroz y creciente como vemos, y una desvergüenza implacable. Para que no me digan que soy un propagandista puramente demagógico, excluiré todos aquellos profesionales de esos campos que han cumplido con el deber humano que les ha correspondido. Por cierto, muchos de ellos se dejaron cosas muy importantes por el camino por hacerlo. Incluso hoy en día lo advertimos citando un ejemplo que los media no consiguen esconder, el juez Garzón, y pondríamos en la lista más de un periodista también.




A lo que iba, si les cito el peso del balance lo hago como expresión sintética de lo que ha llegado a ser lo absoluto frente a todo lo demás, que es simplemente muy relativo en el mejor de los casos. Las cuentas del balance, expresadas en beneficios brutos, en porcentajes diversos y de forma comparativamente temporal son el único medidor completo de la vida global actual. La catástrofe de Japón lo demuestra fehacientemente a poco que rasquemos la realidad y leamos entre líneas o nos fijemos en las notas, discretas, a pie de página. No cito el asunto petrolero y libio por exceso de vergüenza, ni por descontado esos balances producto de la especulación alimentaria o farmacológica. Como ya se habrán fijado anteriormente los lectores, este su Lluis Casas, no es, en absoluto, un ferviente creyente en las bondades de la energía nuclear por fisión (la fusión ya se verá, si se ve), tampoco es, ese Lluis que les da la tabarra, persona que piense que hay que cerrar hoy e inmediatamente todas las centrales nucleares existentes (excepto claro está aquellas cuyos riesgos sean ya conmensurables y fehacientes). Sentados estos principios de equilibrio mental y político, les diré que acabaremos mal. No porque cuando escribo esto no conozcamos todavía si las centrales japonesas afectadas van a descender a los infiernos terrenales o no, Lo digo porque el peso del balance hará que ni con esas circunstancias podamos poner un cierto orden, un poco de garantía y una ligera inteligencia al uso, consumo y producción de la energía. En la piel de toro, si se me permite la expresión después de aquella prohibición, y más allá, hacia oriente y occidente.




El peso del balance hará que los costes se reduzcan al mínimo posible y que las reformas, las que fueran, se apliquen nada, poco o lo más imprescindible. Los beneficios empresariales y ahora las retribuciones de los ejecutivos y de los consejos de administración, en definitiva el peso del balance, que aporta generosas y, a veces, onerosas cifras a los citados (todo ello medido a veces con métodos un tanto sorprendentes) se han impuesto de tal manera en el sistema de dirección política, económica y social de nuestro mundo que la más pura irracionalidad campa por sus respetos, con la cabeza alta y el orgullo intacto. Y eso no solo en la empresa propiamente dicha, sino a un nivel tan general que afecta hasta a los piononos. Se valora lo que vales por cuanto se incrementan los beneficios, o sus expectativas (elemento con cuya definición precisa no me atrevo) y con ellas las cotizaciones en bolsa o en esos derivados modernos que generan tufos indudables. Todo ello ha ido sucediendo con la pérdida de muchas y variadas cosas enormemente valoradas y que se han quedado por el camino. Un hospital debe generar beneficios, así como una mutua (cosa que habría que discutir extensamente), pero pongamos que sea así. Ese resultado puede ser 1, 100 o 100.000. Hoy solo puede ser 100.000 a menos que podamos llegar a 1.000.000 y todo lo que entorpezca la llegada a esa meta es inadmisible y desaparece su verdadera importancia perdida en la inmensidad del balance.




Me parece obvio que una empresa busque beneficios y que si puede mejorarlos lo haga, pero esa aceptación tan realista no significa que en aras de esa magnificación de ganancias todo lo demás de vaya a hacer puñetas. La calidad, el servicio, el trato con los clientes, la seguridad, la responsabilidad, los precios adecuados, los trabajadores, el ordenamiento ambiental, el laboral, es decir, todo aquello que nos hace humanos tiene a mi parecer más importancia que los beneficios en si mismos, siempre que los haya y exista la posibilidad de generarlos (sino no habría empresa). El ejemplo puede extenderse al sector de los bienes públicos que no se gobiernan con la férrea exigencia del beneficio, pero si puede ocurrir que la otra cara de la moneda, la reducción de costes a cualquier precio, termine en lo mismo. Hoy lo vemos en España y, especialmente, en Catalunya. Pregunten a una mutua privada por una póliza de seguro si tienen más de 50 años, pregunten a los servicios sanitarios de esa mutua que hacer con su cáncer linfático. La respuesta será en muchas ocasiones lo más parecido a un chiste cruel. Todo por motivos basados en el peso del balance y por el escaso peso de la que vale realmente. No es solo la sanidad u otros muchos servicios sociales que se gestionan bajo la presión del balance o de la reducción de coste. Lo es y mucho más el mundo financiero, como vemos día a día, el mundo de los servicios básicos como el teléfono, la energía y casi todos los otros. Y con ello vamos, al mundo, o más bien, al submundo de la energía. Lugar especialmente adecuado para que el peso del balance se mida con gravedad 100 y no 9,8. Estos desgraciados días japoneses han caído en un momento propicio a la reflexión. Estábamos (o tal vez continuemos estando) frente a una ofensiva del sector productor de la energía de procedencia nuclear potentísima.




En un corto período se decide o no el alargamiento de la vida útil de muchas de las centrales existentes, la creación de otras nuevas y en el fondo la instalación en el pensamiento general a golpe de martillo que la energía nuclear es la única que nos permitirá vivir malgastando vatios como ahora y que eso de la energía renovable es una cosa de ilusionistas de barrio. Se insiste en que los riesgos de las centrales son exageraciones de desviados mentales, en la creencia mística en la capacidad técnica que obnubila la mente de muchos. Pero detrás, señores, hay poco de eso: hay, eso si, negocio por miles de millones de la moneda que quieran, añadan o no los ceros que deseen. Y es un negocio que garantiza miles de años de permanencia por causa de los residuos generados. No tanto por el estoc de material nuclear disponible en la Tierra (esa es otra). Si nos centramos en lo acaecido en Japón hay múltiples cosas que aprender: 1. En estos casos nunca se dice la verdad. 2. Las empresas privadas afectadas mienten siempre. 3. La tecnología siempre tiene fallos, directos o por efectos colaterales. Con los riesgos inmensos de lo nuclear, esos fallos impresionan. 4. Las previsiones respecto a los fenómenos naturales nunca son seguras. 5. En general, las empresas productoras evitan hacer lo que los comités de vigilancia les exigen o proponen. 6. En Japón un tribunal llegó a obligar a una parada de una central dado el poco caso que hacían a esas recomendaciones que hacían referencia precisamente a la previsión de movimientos sísmicos. 7. La vinculación entre intereses empresariales e instituciones nacionales o internacionales de regulación nuclear hace aguas y no es una broma de mal gusto. La cosa es una especie de repetición de lo que ocurre con el mundo financiero, con esas entidades privadas que califican como les viene por los cojo… la calidad económica de un país y lo obligan a pagar extras por su opinión. Opinión tantas veces infundada y tan a menudo generadora de beneficios espectaculares que uno, paranoico perdido, piensa que más que calificadoras son estafadoras. El problema es parecido, quien regula, supervisa, autoriza o cierra debe tener una honradez a prueba de bomba y eso ocurre pocas veces, simplemente porque la circulación de profesionales es libre y como demuestra el govern de Catalunya uno puede dirigir la patronal privada de hospitales para después dirigir la pública, sabiendo que a su final volverá al comienzo. ¿me entienden, no? 8. Cuando ocurren las desgracias no se les ve el pelo a los propietarios o grandes gestores de las empresas implicadas. ¿alguien ha visto al Sr. Tepco, o en su momento al Sr. Three Miles island o al señor Ascó, tan cercano (incluyo al Sr. Chernobil también)? Los que aparecen llevan mono de trabajo o máscaras antirradiación. Los primeros dan la cara, los segundos la vida. Pero los ejecutivos nunca dan nada. De nuevo la crisis financiera nos lo demuestra. Hoy en Japón, es el gobierno, los servicios públicos y los técnicos de base quienes se la juegan. 9. Los costes irán a parar al sector público, y nunca se integraran el balance final real del coste de la energía nuclear. Aplican el principio de la separación de costes y de la acumulación donde les conviene de los beneficios. 10.




En el colmo del pensamiento retorcido, alguien nos dice, no es hora de tomar medidas en caliente (bonita y expresiva frase de reactor), hay que hacerlo en frío, cuando ya nadie se acuerde de nada. Suena bien y clarito. 11. Las desgracias naturales, que arrastran a las desgracias tecnológicas tienen un don de la oportunidad, como ha comprobado en Sr. Zapatero que amplió la vida útil de Cofrentes el día antes de la catástrofe japonesa. 12. Pero no se lo pierdan, por que ahora se harán exhaustivos controles para evitar que se repita lo que ya ha ocurrido. Como si después del agua caída no esperáramos que se haga al más puro estilo del Banco de España con bancos y cajas.




Lluis Casas alumbrado con una vela.




BLOC DE NOTAS






Como sabrán ustedes, los periodistas y otros escribidores circulan por la vida con cuadernillos y lapiceros para anotar lo que la realidad circundante les ofrece. Tal como si fotografiaran momentos concretos de realidad para buscar la instantánea que luego se transformará en artículo, capítulo o libro. Yo no poseo tal habilidad, ni la perseverancia necesaria para mantener en activo esa mini estructura técnica. Podría, llegado el caso, utilizar una grabadora, que exige menos esfuerzo, pero a cambio ofrece riesgos callejeros sin cuento.




¿Qué piensan ustedes de los individuos que van por la calle o en el metro hablando solos? Por lo tanto, todo lo fío a la inspiración, la lectura o la visión de aquello que me impresiona o cabrea y por ello se me grava en alguna de las pocas neuronas disponibles y efectivas de que aún dispongo. Reúno, pues, algunos de esos detalles que habría de haber anotado o grabado en su momento y que no hice, pero les aseguro que mentir no mentiré, aunque si me exigen mucho, algún adorno si que reconoceré.




Uno, viernes 25 a las 18, 30. La crisis financiera e inmobiliaria del 2008 nunca ha estado tratada periodísticamente de modo adecuado y verdadero. Existen, eso si algunos libros y comentarios parciales, de los que este blog es fiel y adecuado reflejo. Pues bien, ahora tienen la oportunidad de ponerse al día con ello. En un cine barcelonés (dudo que en ningún otro catalán) tenemos el mejor reportaje posible sobre ello, con Oscar de Hollywood incluido. Se trata de “Inside Job”, de un reportajista no conocido por aquí, pero que ha hecho un trabajo más que espléndido. El film se centra en la crisis americana, la provocadora de la debacle mundial que vivimos, con alguna sorprendente salida europea, a Islandia por ejemplo. Aparecen los personajes clave, unos en entrevistas sin desperdicio y otros en grabaciones por causa de su negativa a responder a la verdad. Aparecen los expertos, los 100 economistas en versión americana, floreciendo entre sus múltiples mentiras, mostrando mal que les pese la financiación que obtienen con artículos conferencias, etc. que favorecieron y continúan haciéndolo a los gángsteres de Wall Street. Incluso las universidades de economía nos presentan su cara dura y oculta. Su sistema de financiación en base a la especulación financiera y a la eliminación de cualquier voz alternativa. El film dura dos horas y termina enseguida, tal es el enganche con el público, que al terminar aplaude la obra como hacía años que no pasaba en nuestras tierras. Ves el film como si vieras aquella “Chicago, años veinte”, pero con personajes de mayor dureza y desfachatez. Además el contrabando se hace directamente con miles de millones de dólares y sin necesidad de camionetas. No se la pierdan, por que no durará mucho. La cita es en el Renoir Floridablanca de Barcelona.




Dos, Viernes 25, pero antes. Se debate en informe del CAREC, Consell Assessor per a la Reactivació Econòmica i el Creixement. Como habrán tenido acceso a los periódicos y a la TV (no se fíen de lo dicho por si acaso), me abstendré de comentarios al detall. El President, Sir Artur Mas, encarga a un grupo de personas un informe-propuesta para encarar la crisis mediante un gran pacto de estado. Ninguno de los adjudicatarios tiene responsabilidades políticas. El grupo es un tanto peculiar, tal es así que reproduzco un cuadrillo para que me entiendan:




Catedráticos y profesores.....5

Consultores empresariales...2

Entidades empresariales…...2

Empresas..............................4

Entidades financieras............2

Otros.....................................4




Total 19 En el apartado otros hay colegios profesionales, escuelas de negocios y cosas por el estilo. No creo que hayan visto comentada esta pequeña lista en ningún medio, tan fácil de hacer por otro lado y tan substanciosa por otro. Pero así es nuestra prensa. Y si le añaden los nombres propios y los cargos que ostentan en las entidades a las que están adscritos verán conmigo que el asunto prometía poco, más bien nada, si a los objetivos nos atenemos. President: - Salvador Alemany Mas President d’Abertis i del Cercle d’Economia Secretari: - Joaquim Triadú i Vila-Abadal Soci-Director del Departament de Dret Públic i Urbanístic de Price Waterhouse Coopers Miembros: - Oriol Amat Salas Catedràtic d’economia financera i comptabilitat UPF - Germà Bel Queralt Catedràtic d’economia aplicada UB - Eugènia Bieto Caubet Directora General d’ESADE - Joan B. Casas Onteniente Degà del Col·legi d’Economistes de Catalunya - Marta Espasa Queralt Professora titular d’Hisenda Pública UB - Jordi Galí Garreta Director del CREI i catedràtic d’economia UPF - Alicia Granados Navarrete Presidenta del Consell Social de la UAB - Jordi Gual Solé Economista en Cap de “la Caixa” i professor de l’IESE - Guillem López Casasnovas Catedràtic d’economia UPF - Joan Majó Cruzate President del Cercle del Coneixement - César Molins Bartra Director General d’AMES S.A. - Heribert Padrol Munté Soci responsable de l’Àrea Fiscal a Gómez-Acebo & Pombo - Joan Prat Rubí Secretari General de l’Associació d’Empreses Elèctriques - Carles Tusquets i Trias de Bes President del Grup Banco Mediolanum - Xavier Vives Torrents Director Acadèmic del Centre Sector Públic-Sector Privat d’IESE Equip de coordinació: - Toni Brunet Mauri Director Corporatiu d’Estudis i Comunicació d’Abertis - Joan Ramon Rovira Homs Cap del Gabinet d’Estudis Econòmics de la Cambra de Comerç de Barcelona. Como comprobaran, mi comentario inicial es fiable, aparte de dos o tres nombres que aportan un circunstancial equilibrio, ahí están dos o tres de los poderes que gobiernan Catalunya desde fuera del Parlament. Cierto es que no esta La Vanguardia, ni el mandamás de La Caixa, aunque esta está bien representada al máximo nivel. Los inocentes como yo no entendemos la falta de cerebros, como mínimo, tan bien dotados como los que hay en la lista, aunque, eso si, con ciertas desviaciones sociales, ideológicas y de independencia personal que hubieran hecho mucho por convertir el Consell en algo útil, pero claro menos sesgado.




Les recuerdo que fue el President quien nombró a los miembros del Consell y quien organizó el cotarro del viernes pasado. De hecho, la patronal saltaba de alegría con el informe, la banca suspiraba aliviada, pues no existía en el documento, el mundo inmobiliario veía con entusiasmo que casi no se hablaba de el. En fin, no hace falta seguir. Tan es así, que el mismo President prescindió del informe para el Viernes y encargó un mini resumen menos conflictivo que terminó, como sabrán ustedes en casi nada. Creo, sinceramente, que nuestro reciente President ha dado su verdadera talla en este asunto y se ha visto que es muy distinto tener un timón en el despacho que tenerlo en el barco y utilizarlo. Si ustedes están interesados en el documento original, nada más fácil, lo piden y serán complacidos. Dejo así el bloc de notas, para que comprueben y contrasten lo que se dice en Inside Job (por cierto con la voz narradora de Matt Damon) y lo que afirma el Consell. Cada día se aprende algo.





Lluis Casas, instalado permanentemente en el Renoir Floridablanca