viernes, 5 de diciembre de 2014

DESAHUCIOS Y CRISIS DE ANSIEDAD*




Los lectores están al caso de mi íntima relación con mi compadre Enric Oltra, a la vez que tal vez estén al caso que este dedica algún tiempo a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Por ello, de vez en cuando, me llega un noticiario verbal de la casuística que circula por esa activa entidad, que según mi otro yo, refleja la situación de los estratos sociales más perjudicados por la crisis y anticipa situaciones que están por llegar en tiempos no muy lejanos.

Es obvio que lo que ocurre en los locales en los que la PAH celebra asambleas, asesora familias y establece tácticas y estrategias, el hilo conductor es la vivienda. Mejor dicho, básicamente la vivienda hipotecada. Es una capa de las muchas que están afectadas por la carencia de trabajo (y por lo tanto de sueldo), de ingresos muy bajos (sean o no subsidios públicos o  ingresos provenientes de la precariedad en sus múltiples versiones), de cierre de pequeños negocios sin colchón donde caer. Esa capa es significativa por su número y a la vez representativa del conjunto social que sin tener hipoteca impagada tiene alquiler pendiente del hilo judicial o de aquellos que disponiendo ya de vivienda sin coste no disponen de recursos para asuntos tan básicos como la alimentación o para cualquier actividad necesaria para una vida mínimamente digna. Menores y mayores incluidos.

La visión directa de esa realidad, es decir, escuchar los relatos en directo que los afectados hacen en la PAH sobre su situación, sobre el trato recibido de los bancos, de las administraciones, etc. incrementa en mucho la impresión que se obtiene de las lecturas de estadísticas y de la contemplación televisiva del “Gran Recapte”, por ejemplo. Se trata, probablemente, de una especie de trabajo de análisis financiero, de inyección de ánimo, de orientación administrativa, de acompañamiento traductor y de descarga de parte de los pesos muertos que la miseria económica incorpora. La PAHimpulsa el activismo, ocupaciones, protestas, etc. que causan simpatía en la población y refuerzan la moral de los afectados. Los resultados que se obtienen, en términos de mantenimiento de la vivienda, de ahorro de costes son realmente buenos. En el caso concreto de la PAH a la que mi compadre asiste, nadie que haya mantenido su participación activa (es decir que no haya “abandonado”) se ha quedado en la calle junto a sus muebles. Eso sí, en su mayoría ha perdido su presunta propiedad.

Las soluciones, hay que reconocerlo, son temporales, contratos de alquiler por dos o tres años, eliminación de las deudas complementarias con la banca hipotecante, salvación de avalistas, etc. Pero el problema se mantiene amenazante en función de que el parque de vivienda pública de alquiler es escaso, insuficiente para las necesidades actuales y alarmantemente decrecientes para lo que se avecina. Y eso con la experiencia que hay disponible y los bajos precios con que la banca rescatada valora esos activos.

La banca salvada con los fondos públicos, es decir con los recursos recortados a la sanidad, a la educación, a las prestaciones sociales, está siendo vendida por cuatro cuartos en un proceso de oligopolización bancaria impresionante.

Eso comporta consecuencias sobre las hipotecas impagadas y sobre el parque de viviendas en manos de la banca destinada a la venta. Catalunya Caixa ya ha sido vendida y en estos momentos los que no cumplen con los pagos hipotecarios reciben una nota en la que se les dice que hasta el 31 de Marzo del próximo año pueden estar felices, pagar o no pagar, pagar algo o un poco más, pero nadie les molestará si firman un acuerdo con el banco. Y eso, ¿por qué?  Simplemente porque Catalunya Caixa ha vendido a una empresa buitre, Blackstone, su cartera de viviendas y de contratos de riesgo (algunos dicen que al 40% del valor de tasación actual de la vivienda afectada). El resultado es que en el inmediato futuro no habrá interlocutor accesible para negociar alquileres sociales y nadie sobre el que hacer presión popular. Blackstone, probablemente, eliminará las deudas resultantes de las hipotecas impagadas, pero la familia tendrá que abandonar la vivienda ipso facto. Para colocar sus inversiones, las tendrá que limpiar de “molestias”, es decir de residentes a bajo precio.

Al parecer, Bankia está en un proceso parecido. Prevé que un plazo relativamente corto su venta se confirme y para hacerla más atractiva para los inversores hipotéticos va a hacer, también, limpieza de activos molestos (hipotecas, créditos a la vivienda, etc. en fase de impago o de dudosa solvencia), con el método ya tradicional de colocarlos en las garras de fondos de inversión especializados en el degüello de deudores y residentes de poco fiar. Si hasta ahora, una parte de los afectados por embargos o de amenazas de embargo obtenían una dación en pago, la eliminación de todo o parte de la deuda consecuente y un alquiler al alcance de su crisis familiar, esto va a acabarse rápidamente. La operación de Catalunya Caixa sumada a la de Bankia puede comportar una intensificación de los problemas habitacionales que ni la PAH, ni la madre que los parió podrá hacerle frente con un mínimo de éxito.

Añado algo más que puede enturbiar en varios grados el futuro de muchos. Algunas entidades financieras, por motivos especialmente de imagen corporativa (no excluyo la influencia de cierta humanidad) han intentado que con mecanismos financieros diversos la crisis del embargo se aplazara, años incluso. La operación tiene sentido si el ciclo económico implicara una clara mejoría trasladable a las familias. Si estas mejorasen su situación de forma suficiente para enfrentar la realidad de su deuda al finalizar los periodos de “tolerancia” bancaria, la cosa tendría sentido. Todo nos dice que no va a ser así, la nueva ocupación es tremendamente endeble, con reducciones salariales sensibles, lo que no dará con toda probabilidad la capacidad de pago cuando vuelva el mes con cuota hipotecaria completa. Ahí tendremos un nuevo reto: ¿seguirá esa banca “tolerante” con el mismo mecanismo para dar más tiempo aún a los afectados?, ¿o romperá la baraja y emprenderá la vía del juzgado en pos de un embargo y lo que le cuelga? Como ven son cuestiones no menores, ni económicamente, ni socialmente.

Desde las cimas administrativas y políticas que tienen mando en plaza se ignora totalmente esas realidades, como mucho se apoya la creación de redes de caridad modernizadas respecto a las que la memoria nos recuerda y adornadas con términos más actuales, sensibilidad, solidaridad, etc. Incluso con programas de intensa emotividad en los medios. La Cruz Roja, Cáritas y otras entidades religiosas o no hacen su papel, con acierto y esfuerzo, pero para lo que viene, ni la caridad institucionalizada, ni la solidaridad de los ciudadanos tienen mucho que hacer en términos de eficacia.

Las preguntas son:

¿Se mantendrá la vivienda como objeto especulativo, pese a existir (y por bastante tiempo) un parque de viviendas vacías perfectamente capaz de absorber la demanda, que en parte no es solvente por la crisis? Eso significa, ¿vamos a tener un porcentaje significativo de ciudadanos sin vivienda y un porcentaje de viviendas vacías y sin uso para una población muy superior a la existente?

Si alguien tiene una respuesta razonable, me gustaría conocerla.

Lluís Casas bajo el puente de Calatrava, faltaría más.


* El título es un homenaje a la persona que esta semana tuvo que ser auxiliada en la PAH a causa de una grave crisis de ansiedad producto de su situación crítica. Finalmente, se consiguió un contrato de alquiler muy asequible, incluso para ella.

sábado, 29 de noviembre de 2014

LA PÉRDIDA DE LA VIRGINIDAD

A la convulsión que afecta a las encuestas electorales en España le sigue la caza del zorro a la inglesa: a caballo y con perros. Nada nuevo a la vista.

Podemos, que ha gozado, por razones que desconozco con certeza, de barra libre en los medios durante meses, en prime time y en varias cadenas a la vez, está hoy bajo el objetivo de tiradores de élite con permiso para matar.

Estos killers políticos, a sueldo de elevados líderes, tienen un encargo en el que poseen una enorme experiencia: la laminación de las alternativas políticas, la reducción a pequeños claustros de la oposición al neoliberalismo, al dominio del capital y a la ampliación de la democracia bien entendida. Lo nuevo es que los instrumentos parecen ser distintos a los empleados hasta ahora. Una beca de escaso monto  puede transformar a Gürtel en una pura anécdota si la habilidad requerida a los francotiradores es cierta. De la misma manera que algo inexistente se ha transformado, al estilo del Big Bang, en una oportunidad de cambio político que atemoriza por primera vez al establishment, un detalle académico puede iniciar la creación de un agujero negro que se lo traga todo.

El asunto, que está a la espera de respuestas, ha quedado momentáneamente latente. Tal vez en espera de otras becas o de alguna irregularidad fiscal que ha pasado hasta ahora desapercibida por su bajo importe.

Los cabecillas de Podemos van a ser radiografiados desde el pelo de la cabeza a la uña del pie izquierdo. Nada va a quedar sin observar. Nada va a quedar sin aprovechar. Nada dejará de hacerse con o sin pruebas, con o sin importancia.

Aparentemente a los líderes de Podemos la cosa les ha pillado con el pie cambiado. Alegan, probablemente con razón, maltrato y exageración. Alertan que la cosa es ir al degüello del crecimiento de una alternativa que hoy parece ser capaz no solo de generar nerviosismo, sino verdadero miedo. Incluso aparentemente se aplican el método Rajoy, jugar al escondite. Démoslo por bueno.

¿Pero es realmente nuevo? Los que tenemos más años de los que desearíamos hemos vivido circunstancias y largos periodos en los que esa presión de lo establecido sobre lo alternativo ha sido agobiante, destructiva y exitosa. Añado, para evitar críticas acertadas, que las alternativas tienen en su interno una gran capacitad de suicidio político y organizativo, es cosa sabida y se da por descontada, como en la bolsa.

Probablemente pocos recuerdan una entrevista al Gerardo Iglesias, en su fase inicial de alternativa creíble, a cargo de un killer televisivo (que militó en el mismo sitio unos años antes) que asesinó políticamente en la pantalla al ex minero asturiano. Lo hizo sin piedad, con alevosía y mediante todas las malas mañas de quien domina un medio de comunicación. Existe una tesis doctoral en la cual se analiza el caso: el estudio de cómo los medios trampean y metaforsean personas, vidas y políticas al mejor postor. En ese caso, siguiendo la norma a todo buen detective, hubo quien se aprovechó, alguien que ha abandonado ahora una cómoda plaza en un consejo de administración energético. Por aburrimiento, ha dicho.

Nada es nuevo bajo el sol y si Podemos se ve ahora bajo una presión, también mediática, como su ascenso, debería haberlo previsto y prepararse para ello.

Ahora bien, tiene un problema grave para resolver y sobrevivir. El problema es que ha levantado la bandera de la virginidad absoluta, exigiendo a la humanidad entera la blancura del detergente OMO. Cosa que es evidente un imposible, para la humanidad, uno a uno o colectivamente y para Podemos y sus líderes.
La virginidad, llevada a ese extremo, en política tiene sus rebotes y esos nunca se sabe dónde van a ir a parar (tal vez Messi sea el único que lo sabe). No es solo un planteamiento de Podemos, también lo vemos en otras iniciativas cercanas a la capital catalana.

Parece que el catolicismo hispánico (con un instrumento magnífico como la confesión) tiene un agujero de gusano por el que se está colando el calvinismo político. No pienso que eso sea bueno. Gobernar, actuar en política desde la decencia, si evidentemente. Desde la transparencia, claro que sí. Desde la virginidad, eso es otra cosa que atañe a unas iglesias distintas a las políticas o sociales, y tiene riesgos distintos que tal vez no sea necesario correr.

En fin, atendamos con esperanza a la prensa con las noticias de la caza del zorro. No siempre lo pillan, y a menudo la jauría montada se da de bruces contra cualquier obstáculo fortuito.

Lluís Casas desde el convento.


sábado, 1 de noviembre de 2014

JORDI PUJOL EN WATERLOO

Por múltiples y diferentes motivos me he mantenido callado en este medio digital, haciendo frecuentes entradas y comentarios en Facebook para confirmar a los amigos y conocidos que mi existencia continuaba. Para no dejarles en una duda eterna, mis razones para estar silente son de orden personal, un gran y viejo amigo ha desaparecido afectado por una enfermedad rápida y cruel. Por otro lado, las circunstancias políticas del pequeño país y del gran país me tienen preocupado y falto de respuestas o de comprensión global. He llegado a sentir temor racional ante un futuro que no se vislumbra positivo, sea lo que sea lo que suceda. Espero que lo anterior les sitúe en mi personaje actual. Ahora vamos a lo que vamos.

Por coincidencias de la fortuna me he puesto a leer a ratos el libro de Ildefonso Arenas “Álava en Waterloo”, dada mi afición por el mundo napoleónico. Les advierto que es un libro extenso, extraordinariamente informado tanto en sus aspectos políticos, militares, como de la vida y vicisitudes de la alta sociedad de la época. Por todo ello, tiene sus dificultades de lectura si uno no es un verdadero experto de esa época de cambios y catástrofes que conformó la nueva sociedad europea y latino americana. Para ello, el autor utiliza un testimonio de primera línea, Miguel De Álava, marino, general español en la guerra francesa, adjunto a Wellington tanto en España, como en Francia y después finalmente en Waterloo, disimulado bajo el nombramiento de embajador de España en Bruselas. Una historia la de ese personaje de enorme interés.

Waterloo fue para Napoleón su canto de sirena en forma de desastre absoluto político y militar. La reacción del corso frente a una presunta derrota, que lo instaló confortablemente a pocas millas marinas de Francia en un exilio de oro, fue un retorno a hombros de su ejército (bajo mando real) y de una buena parte del pueblo francés. El contraste entre su exitoso emperador y el melifluo borbón sustitutivo fue un triunfo que jugado por las manos hábiles de Napoleón lo reintegró al frente de Francia en semanas. El tiempo que tardó en recorrer el camino del Mediterráneo hasta Paris.

A partir de ahí, todo se tuerce. La capacidad intelectual y física no lo acompañan, sus peones principales no están (uno es incluso presuntamente asesinado en Austria para que no se reintegre al frente de la maquinaria militar francesa) o no están debidamente próximos. La política histórica del emperador, con un control total de gentes, prensa y aparatos de estado de extremo control cambia y los peones al servicio de múltiples intereses se le desmandan. Es un Napoleón disminuido, aunque con su habitual estrategia de riesgo y confianza en poder desmembrar las coaliciones en su contra de uno en uno. De hecho, Waterloo no es una batalla, son seis y la derrota la sufre en una. Una derrota casi total a manos no del Wellington, sino más bien del mariscal prusiano y su jefe de estado mayor, el factótum real del aplastante final.

Jordi Pujol tiene  muchas de las características de un Napoleón, es creador de mitos y constructor de país sobre bases históricamente frágiles. Es capaz de incrementar su poder, mejorar su imagen y asegurarse 23 años de mando personal sobre el desastre de Banca Catalana. Un desastre financiero que hubiera inhabilitado a cualquier otro en un país normal. Pero además del desastre, se sobrepone a las “irregularidades” empresariales y personales del final del sistema financiero pujolista. Pujol queda transformado en un gran estadista después de evitar, probablemente, la visita al juez y a la comisaria. Todo un personaje de carácter al más puro estilo del emperador de los franceses. Un personaje subido a los altares de los suyos y emisor de temores para sus opositores. Incluso después de su paso a la reserva.

Los cantos elegiacos para Jordi Pujol se extienden incluso ahora, después de su falsa confesión, de su comparecencia teatral en el Parlament y de la agitada actividad judicial y policial en torno a su clan familiar directo. Hay comentaristas, que sin excluir la crítica a lo evidente, mantienen al santo en su pedestal en beneficio de la “creación” de una gran Catalunya y de una influencia intensa en la política española e internacional.

Como nunca he estado de acuerdo con esas valoraciones del personaje, aunque le reconozco habilidades y personalidad por encima de la media, ahora tampoco acepto distinguir entre el Pujol estadista y el Pujol corroído por la presunta corrupción de la “famiglia”.

En primer lugar, no es solo la “famiglia” la que hace “mans i manigues” para realizar una gran acumulación primitiva de capital en una sola generación y no solo ha sido desde unos años hasta ahora, tampoco han sido los únicos en utilizar conexiones, conocimientos, influencias, ordenes administrativas o políticas para medrar. Les han precedido y acompañado otros con cargos relevantes en los gobiernos pujolistas o en los partidos de gobierno, tanto monta Convergencia, como Unió. Son Consellers, secretaris generals, directors generals, asesores, empresarios fundadores del partido, empresarios “a la española”, dependientes del Butlleti de la Generalitat, de los concursos y contratos que en el aparecen.

El pujolismo creó un sistema de gobierno con raíces en los privilegios, los favores mutuos, la manipulación administrativa, la oscuridad informativa, la distribución de prebendas y la defensa de esos mecanismos en nombre de la patria. Jordi Pujol ha sido un ocupa del poder, no un transformador, un hacedor de un país moderno. Resulta sorprendente en quien manifiesta que su pasión principal es la construcción de un país, el fer país, que substituya un gobierno unitario de Tarradellas sin competencias, por un gobierno monocolor elegido para ejecutar políticas reales dejando al 50% de las alternativas políticas  en la oposición. Pienso que es un caso único en la historia europea.

Por razones que no vienen al caso, me encuentro en una situación en la que vivo rodeado de documentación referida a la corrupción de esa época, prensa, libros, documentos parlamentarios, etc. Al contrario de lo que muchos creen, el material es inmenso. No es en absoluto cierto que nada se sabía de las oscuridades económicas de los Pujol, tampoco lo es con referencia a las actividades innombrables de los gobiernos que presidió Jordi Pujol, ni de los tejemanejes de los paridos de la coalición de gobierno.

No menos de una docena de libros han sido publicados, con información extensa y, en general muy crítica. Los artículos periodísticos forman también un grueso volumen y la actividad parlamentaria de denuncia de las presuntas o seguras fechorías no es, precisamente, poca cosa.

¿Por qué entonces esa impresión de sorpresa frente a la falsa confesión del ex President, ya no honorable? ¿No será la misma táctica de manipulación informativa a la que el Pujol gobernante era adicto? ¿La sorpresa sobre esos aspectos de su personalidad y de su hacer personal no es la base de la revisión del personaje para salvar el mito o una parte de él y con ello una cierta continuidad de los intereses que han medrado en ese período?

La sociedad lo sabía, la política lo sabía, la prensa lo sabía, las instituciones fiscales lo sabían, José María Aznar lo sabía, Felipe González lo sabía. La mayoría utilizaban ese conocimiento para el mercadeo, mercantil, político o ideológico. No ocultemos con una herencia claramente dudosa la historia del gobierno de Catalunya y de España en los años del pujolismo. Se lo debemos al futuro.

Lluís Casas asqueado.


miércoles, 8 de octubre de 2014

QUIM BRUGUÉ Y EL ASUNTO

Antes de nada y ya como costumbre cuando comento las quisicosas del asunto, afirmo lo siguiente: pertenezco al si en primera pregunta y al vete a saber qué respecto a la segunda, con paulatinos avances del  otro si por motivos francamente vinculados a la zona reproductora. De modo que eso de votar me va, sin ningún tipo de duda.
Dicho lo anterior, me arriesgo con la tranquilidad de cómo no soy inquilino del twitter, me ahorro muchos insultos insulsos. Los que reciba a propósito de mis estancias tabernáculas en este blog, los asumo como cosa querida y apreciada.
Les entiendo enterados de la dimisión de Quim Brugué miembro de la comisión de garantías para la presunta votación del 9 de Noviembre, nombrado a instancias de ICV-EUIA por el President Mas en horas ya inconvenientes.
Una dimisión por razones de honestidad intelectual no es cosa abundante hoy en día y las que se producen deberían llegar a los altares, al margen del acuerdo o no con las razones del dimitido. Como el país es el que es, Quim Brugué ha debido aguantar a pelmazos, a descerebrados y a estúpidos en porcentajes superiores a los que son normales en cualquier tipo de sociedad. Nada extraño que alguien le señale a uno como traidor, huido de la trinchera, cobarde u oportunista, simplemente por hacer lo que piensa de debe, al margen de la opinión de unos u otros. Mi felicitación personal y mi apoyo si fuera necesario.
Otra cosa seria valorar cuestiones de tempo y forma, pero eso son virguerías en estos momentos en los que desde el Palau de la Generalitat y el de la Moncloa se pasan por la entrepierna cosas mucho más substanciales. Brugué considera que el 9 de Noviembre no es posible votar y las acciones que presuntamente continúan no ofrecen las garantías democráticas necesarias e incluso algunos han cambiado el fondo de la cuestión: el derecho a votar, como eje democrático común e independencia como alternativa junta a otras, por el simple in, inde, independencia. Punto final. Nada más que decir. O, tal vez sí. ¿No sería esa forma de actuar en conciencia aplicable a algunos miembros del  Tribunal Constitucional, o es mucho pedir a una institución que ha caído en el descredito total? En este caso pensaríamos, la cosa está mucho más compactada y la libertad intelectual depositada en la puerta. Tal como nos advertía un oficial la noche en que entramos en el cuartel con referencia a lo que teníamos (muy encogido), entre las piernas (ya lo recogeréis al final, nos dijo, un poco para tranquilizarnos).
Pasemos ahora al asunto:
Llegados al punto en donde estamos: la convocatoria catalana en manos del Constitucional, suspendida (junto a toda la parafernalia complementaria logística, etc.) mientras el tal acoge el asunto y dictamina. Las negociaciones entre gobiernos inexistentes, las alternativas a la nada, teóricamente posibles pero realmente en manos de algún dios caprichoso, solo cabría echar el freno, recomponer estrategias y alianzas, superar el estado dominante del sentimiento y hacer producir objetos alcanzables a la razón.
Ese vacío que se está generando, pone según mi modo de ver, otra cuestión en candelero. Si nos sentamos y nos damos tiempo, brota con fuerza una pregunta cabal: ¿qué tipo de sociedad queremos para Catalunya, con o sin independencia, con o sin federalismo, con o sin confederación?
Se lucha por la independencia, pero ¿para qué hacer, como diría Lenin? Para establecer un régimen neoliberal sin tapujos. Para intentar una sociedad basada en la solidaridad, en el poder para los ciudadanos, un régimen limitador de los poderes oscuros de los bancos, un sistema de derechos que eviten embargos y desahucios. Un mecanismo institucional garante de la protección de los trabajadores. Son preguntas definitorias del futuro inmediato y que suponen un complemento imprescindible a la pregunta simple propuesta.
Hasta el momento, y salvo alguna excepción honorable, nadie nos ha hablado de todo ello. ¿ERC que tipo de país desea desarrollar? Con CIU, o CDC, la cosa está prácticamente decidida: a la vista de lo hecho, claro está.  ¿Pero su mutua alianza qué resultado da? Hacia la Gran Bretaña de Cameron podría ser una posibilidad. Otra la nórdica, se diga lo que se diga. La americana de USA o la americana de Canadá, otra.
En fin, que dado que no votaremos de forma eficaz para el objetivo deseado, al menos de momento, no estaría mal que entrásemos en ese otro tipo de debate. Salud en manos públicas o salud en manos de un monopolio americano, por poner un ejemplo que ya tiene nombre.

Lluís Casas desde Pernambuco. A Pernambuco huían los personajes de El Pulgarcito cuando la cosa se les ponía difícil. Por si no lo recuerdan. Debe ser un sitio maravilloso. Ahora sé que está en Brasil. También de actualidad por motivos parejos.


jueves, 2 de octubre de 2014

JORDI PUJOL Y LAS 200 FAMILIAS CATALANAS

La mal llamada burguesía catalana engloba de entrada unes gentes con raíces queridas en Catalunya, lengua, arraigo social, cultural, etc. (cosas más pertenecientes a la historia que al ahora mismo) y otra que mantiene sus referencias “fuera” del ámbito lingüístico, cultural y social del Principat. Eso es cosa sabida desde hace siglos y así permanece más o menos igual.

La coincidencia entre ambas burguesías es de clase e intereses: los negocios, los beneficios, yo te ayudo a ti y tú me haces un favor a mí, etc. Todo en un marco de relaciones, tanto para unos, como para otros, eminentemente catalán: las relaciones personales y familiares, la selecta tribuna del Club de Futbol Barcelona, los palcos del Liceo y ciertos restaurantes y zonas de reposo y vacación en la costa o en los montes (aquí sin cacerías).

Las diferencias entre ambas son también relevantes, una vez dejado de lado el material crematístico. Hay cuestiones de poder, de ambición cultural, de admisión de ciertas tolerancias respecto al mundo del trabajo, del sindicalismo, incluso de la democracia. Nada nuevo hasta ahora.

Los Pujol’s son de hecho unos extraños ante estos dos modos de ser burgués. No han formado parte de las 400 familias que cortan el bacalao en Catalunya, ni antes, ni ahora. Su origen, en parte humilde, en parte “benestant” los aleja de esa burguesía hegemónica y, hasta ahora, ciertamente discreta, incluso en los vehículos que utiliza.

Los Pujol’s tienen su raíz en otra zona sociológica: las fronteras sin vigilancia entre esas familias dominantes y la pequeña burguesía de ambición e inteligencia fuertes. De ahí la vida del abuelo Pujol que pasó de casi nada a una situación económica ya muy consolidada. Tanto como para tener en el exterior fondos abundantes en dólares y relaciones suficientes durante años de negrura democrática para pasar más bien que mal algunas fechorías fiscales.

Incluso el President (tratamiento que facilita las cosas para un ex) lo ha reconocido ante algún periodista: ni usted, ni yo seremos reconocidos por esa clase, somos advenedizos.

Esa situación social y probablemente psicológica podría explicar algún desliz, cierta prepotencia y enfrentamientos o negaciones respecto a ciertas compañías financieras o industriales que, para el President, eran contrapoderes a su afán por  “fer país”. Con su marcha de la política de poder, rápidamente esas relaciones se han recompuesto y el gobierno y las “companies” van a la una, incluso en casos en donde hay reclamaciones judiciales de muchos millones. El fondo de la cuestión, el "money is money", los "bussines friends" se ha impuesto claramente, con la sola nota discrepante del dret a decidir, que ha establecido un resquebrajamiento entre gobierno, partidos del gobierno y mundo de la gran empresa reflejado en los editoriales de La Vanguardia. Unos editoriales que han sufrido una mutación genética en pocos meses.

Siendo como es la familia Pujol una especie de advenedizos para las 400, esa oscura ambición del negocio rápido, vinculado a los favores administrativos, a una actividad eminentemente clientelar, que les ha permitido, por lo visto y a la espera de la llegada de una contabilidad de cierta solidez, acercarse a la capacidad financiera de muchos de esas 400. Alguien ha soltado: “com s’ho han fet per tenir quasi tants diners com nosaltres?”.

La respuesta es demasiado simple para complicarse la vida con balances y cuentas de explotación; han hecho lo clásico: la especulación. En su caso la especulación de la información privilegiada y de la influencia en los expedientes. Unos lo hicieron con esclavos, otros con el ladrillo, otros más con ciertos productos regulados, algunos con el  crédito. Es decir no hay excesiva diferencia entre el acceso a la riqueza verdadera.

La debilidad de los Pujol’s es que en sus cimientos no solo hay ambición de riqueza, sino de ideología, catalanista, cristiana, etc. Un mejunje que les ha sido útil durante décadas y el poder sobre volar crisis que hubieran hundido al presidente de los USA. Ahora esa base se ha transformado en el espejo en donde mirar los asuntillos pendientes del juzgado, de la agencia tributaria, de las declaraciones de las compañías femeninas y de las amistades peligrosas que han acumulado en más de tres décadas. No les resultará fácil salir del embrollo como antaño. Es posible que muchos asuntos sean indemostrables por falta de pruebas y de confidentes sinceros. También es posible que ciertos fondos no alcancen a conocerse y que finalmente con algunos pagos al fisco la cosa de diluya retornando al país a la tranquilidad de la cosa controlada. O no. Puesto que la cosa está en fase de represalias de alta y baja estofa. Vete tú a saber.

Por cierto, nadie se lo ha preguntado al Pujol páter familias: ¿Cómo es posible que el fer país, elegía de su vida, pase por que sus hijos negociantes tengan los despachos en Madrid? ¿Tiene significado eso, o no? Otra más: unos negocios familiares, complementarios con alguna otra familia de antiguo conocimiento, ¿Cómo es que no producen industrias, servicios que sean de utilidad para el país, con puestos de trabajo, tecnología, exportaciones y toda la larga ristra de beneficios que una economía realmente productiva genera?

¡Qué país tan raro, si sus ideólogos se instalan en Madrid y en Méjico y no producen nada, ni siquiera eso tan etéreo como el crédito!

Tengo la sensación de hablar simplemente de burguesía, de negocios. Sin calificativos morales o territoriales. Ya son 401 familias.

Lluís Casas buscándose problemas. 


viernes, 19 de septiembre de 2014

NEOESTALINISMO DE ESTAR POR CASA

O  LA REINTRODUCCION DE LA INQUISICIÓN



No se me asusten con tamaño título. La cosa no es tan rimbombante como aparenta la presentación, aunque podría tener sus consecuencias políticas. Voy a explicarme.

A raíz del terremoto electoral en las europeas de hace unos meses, la organización de la izquierda en sentido amplio está en recomposición. De ello no hay ninguna duda. El resultado ya se verá, dado que hoy por hoy nadie sería capaz de aventurar donde estará el punto de equilibrio, ni cuándo se producirá. La cosa, como saben, va desde el PSOE a un lado hasta movimientos sociales impulsados por los efectos de una crisis duradera y de consecuencias sociales crueles que se sitúan en multitud de bases ideológicas, incluidas algunas que se mueven en el magma de ninguna base ideológica.

Estamos frente a un proceso que requerirá tiempo para valorar su evolución. No hay que descartar sorpresas de ningún tipo, ni aventurar grandes esperanzas, así porque sí. Simplemente porque somos los buenos.

De todo ello, me interesa comentarles un aspecto inevitable en cualquier transformación política: las ansias selectivas de algunos, que se traducen en opiniones, posicionamientos públicos y exigencias previas a cualquier acuerdo. Me refiero a considerar que la formación de nuevos instrumentos para actuar en política, presentarse a las elecciones y llegar, si cabe, al gobierno de las instituciones pasa en primer lugar por un examen de reválida para los que hayan estado en algún momento en despachos, asientos parlamentarios, plenos municipales o cualquier otro  cargo representativo o ejecutivo.

Esa reválida, claro está, la presiden aquellos que no estuvieron en esos lugares marcados como hacedores de casta. Ellos son los que, en su infinita inocencia política y subidos a la magnificencia de la verdad, han de determinar quién pasa y quien se queda apeado.

Tal vez hayan tenido noticia de ciertas fronteras a establecer de cara a acordar listas más o menos unitarias. Hay, incluso, referencias en el mundo de la globoesfera (al menos en Catalunya) en las que aparecen, bajo la lupa de un partido recientemente parlamentario, las fotos de los malhechores en el ayuntamiento de Barcelona. Bajo la foto aparece el curriculum de los individuos e individuas que son culpables del mal mundial.

Sorprendentemente, el repaso histórico de esa manifestación inquisicional nos lleva a gobiernos aparecidos en 1979, es decir a las primeras elecciones municipales. Por lo que aparecen personas que lamentablemente hace años que no están con nosotros. La lectura de las fechorías de cada uno tiene sesgos de carácter estalinista, al estilo de la desaparición de la figura de Trotsky de las fotos de la revolución de Octubre. Algunos personajes disponen de historiales de cárcel, de vida clandestina o de huida al otro lado de la frontera del río Conchos que evidentemente quedan excluidos del curriculum a considerar. Los comentarios hacen también omisión de la situación de la ciudad en esa época y laminan toda la actividad desarrollada con gran acierto y respaldada por mayorías sólidas. Con enorme coherencia no figura nadie de la derecha, aunque a poco que uno sepa o lea, esa parte de la política participó hasta que quiso en el pacto de gobierno en Barcelona y en otros muchos lugares. De ellos nada se cuenta, ni de los herederos del poder franquista en el urbanismo y en otras zonas de la actividad humana. Tal vez el enemigo no sea motivo de preocupación, si en cambio el posible aliado. Muy racional y constructivo.

La crítica debe ser bienvenida y asegurar la mejor traducción de los hechos concretos a la política y a los intereses a los que sirve. Aunque si lo que se quiere es simplemente desfigurar un largo periodo histórico (con sus blancos y sus negros) metiéndolo en un mejunje imposible de comprender, hay que reconocer que no solamente están equivocados los inquisidores, sino que hacen lo que pueden por entorpecer la presunta clarificación que dicen exigir.

Corre por ahí, sin citar autor alguno, una frase lapidaria: Itziar González no es persona grata para esa unión o acuerdo en la ciudad de Barcelona en virtud de su evidente complicidad con manipuladores de la ciudad, al estilo de aquel film italiano de título transparente: “Le mani sulla città” de Francesco Rossi, en donde la corrupción nos es ofrecida sin disimulo alguno.

Nadie ignora el papel arriesgado que González hizo en Ciutat Vella, ni las invasiones sufridas en su propia casa, ni los seguimientos, ni las amenazas, ni el abandono del grupo municipal al que pertenecía. ¿Merece una persona con esa trayectoria ese comentario? Al margen que ella esté o no por jugar algún papel en el asunto. Es obvio que no, que por el contrario es una persona de clara honestidad y valentía frente a los poderes semi ocultos de la ciudad.

El inquisidor, o los agentes de la KGB locales harían bien en ocultar debidamente sus carencias humanas y democráticas. Y las personas implicadas en los procesos de pactos unitarios también deberían exigir que para ser participes de los cambios de gobierno deseables y necesarios, lo último que hay que hacer es una lista negra al estilo del senador Mccarthy.

Hay más casos en esas oficinas de la nueva inquisición. Casos que son valorados en virtud de peregrinas ideas de renovación o de presuntas complicidades con el enemigo. Mal vamos si eso consigue consolidarse mínimamente.

No es que me parezca mal establecer seleccionados. Cosa obvia, pero siguiendo a mi abuelo de Tréveris a cada uno según sus capacidades. Y el seleccionador colectivo y transparente. No quisiera una alcaldía en manos de manipuladores de fotos y de tratados de historia.


Lluís Casas puliendo y afilando la Tizona

viernes, 5 de septiembre de 2014

VOLVER A EMPEZAR

Para un aficionado a la gran pantalla le resulta relativamente simple encontrar títulos adecuados para sus comentarios de cabecera. Aquí tienen uno de producción española (1982), que le va que ni pintado al que suscribe estas líneas.

José Luis Garci consiguió el Oscar con una historia que remite al exilio republicano y a la transición. Incluso ha estado de actualidad como premio simulado a la pretendida participación de Garci como adjutor del auto golpe de estado de Tejero y compañía en el excelente programa de Jordi Evole de la pasada temporada.

El objeto del título es plasmar lo más gráficamente posible los deseos íntimos del firmante ante la cruda realidad de estos dos últimos meses. Realidad enmarcada en un contexto nacional e internacional que produce, además de numerosas víctimas, sarpullidos tanto en el corazón, como en el cerebro. Órganos no siempre complementarios.

Para los lectores adictos al blog y, a la vez, interesados en lo que voy añadiendo semana a semana, tal vez les habrá extrañado una cierta incomparecencia en estos dos últimos meses. La motivación es doble: a menudo me ocurre en estos tiempos que el cabreo solo permite vociferar, justo lo contrario del comentario escrito. Eso me ha frenado. También parecía agotado el fondo de armario de los temas a tratar, por reincidencia en los asuntos. Y luego, claro está, el vagabundeo voluntario del estío. Motivo más que suficiente.

¿Por qué volver a empezar? Y justamente ahora. Simplemente a causa de que la historia de nuestros mitos recientes se está quedando desnuda. La auto declaración inculpatoria de Jordi Pujol, adecuadamente comentada por el capitán de navío e ilustrada por tres o cuatro artículos de prensa (no muchos más) que tocan las teclas adecuadas del asunto, me permiten afirmar que las generaciones vinculadas a la lucha anti franquista y participantes en el proceso transitorio nos estamos quedando con un solo argumento: no había otra cosa que hacer. Sacrificamos lo que sacrificamos con la mejor intención y con la esperanza que el tiempo permitiera reconstruir las instituciones básicas de un país y la psicología colectiva a pesar de los muchos materiales de derribo que aceptamos (o que nos hicieron aceptar).

No creo que sea un mal argumento, siendo además una verdad histórica, pero a todas luces se queda corto frente a los nacidos o crecidos con posterioridad a esos años y que han contemplado últimamente las desfachateces, corruptelas e incapacidades, tanto del sistema reconstruido, como de muchas de las gentes y las organizaciones que lo han protagonizado. De ahí, esas ansias de ruptura que desde la izquierda se observan y comprueban a diario. De ahí, ese modelo social y económico que conduce a la segregación, a la miseria de muchos y a la renuncia de los objetivos de justicia social que permiten vidas dignas y no humilladas.

Incluso “el problema catalán” puede leerse según este guión. Y, por descontado, el caso “Pujol’s, es una muestra ejemplar de los defectos del “sistema” acordado/impuesto en los ochenta.

Tenemos en primer lugar unos sectores sociales imbuidos por la acumulación de riqueza mediante el paraguas del Boletín Oficial del estado y el resto de boletines. Negocios con la garantía de la administración, tanto si son útiles, como si no. Y en los que los costes son una referencia poética. Una parte de esa sociedad privilegiada se ha vinculado al nuevo estilo financiero anglosajón, no solo produciendo objetos porquería, sino imponiendo políticas con independencia de su trascendencia económica general. Ellos y nadie más.

Junto a ellos y a sus órdenes partidos, instituciones y mecanismos electorales y de representación que en función de su vinculación de clase e ideológica hacen lo que toca el tambor del regimiento. Otros se han añadido paulatinamente y en parte al monstruo triturador de la democracia, aunque sus orígenes fueran bien distintos. Vean si no, esas opiniones y contratos repulsivos de un ex presidente que toma la forma del viejo sabio que todo lo sabe, escondiendo hábilmente emolumentos y premios a la productividad ideológica.

De todo ello surge una reacción que parece poder hacer saltar por los aires todo el cuidado mecanismo de auto reproducción de intereses y de defensa de los privilegios. Las organizaciones sociales surgidas estos años, ahora lentamente transformadas en movimientos políticos de peso son una sorpresa cuasi mundial. Los tenedores de los poderes incluso pretenden hacer trampas constitucionales y por descontado anti democráticas para evitar que una mayoría presunta arramble (o no) con ellos.

Lo mismo cabe decir desde la esquina noreste. Una gran mayoría de residentes en Catalunya, de orígenes distintos, pretender decir lo que piensan al respecto de la crisis de estado. “El aparato”, instrumento diabólico y mecánicamente “transformer”, responde que la ley no permite votar. Síntesis de todo. El resultado es que día a día la pretendida votación se desplaza hacia el “hazme sitio que me voy”.

El último invento es vincular el destape pujolista con una ansiada crisis del movimiento para decidir el futuro político. Otra pifia de un aparato que folla con la cabeza y piensa con la …

Rafael Ribó, hoy mismo, ha recordado a través de un artículo en El País, el error de bulto de confundir (o querer confundir) una cosa con la otra y pretender desfigurar la oposición y el marcaje al estilo de gobierno de Jordi Pujol que si hubo durante todos los años de sus mandatos. Afirmación, que el capital de navío ya puso por escrito aquí mismo, dado que el, como yo, estuvimos en ello con las manos en la masa.

En fin, si esto es un verano, que venga Dios y lo oiga. Me dejo pendiente la reflexión doble sobre la dirección económica de una Europa irracionalmente protestante y un mundo aspirante a una guerra fría renovada. Les aconsejo lo escrito por Gregorio Morán en La Vanguardia: “Sabatinas intempestivas, La OTAN, a la altura del siglo XXI, es la más peligrosa e inútil de las organizaciones militares”“, que sin compartirlo totalmente, me parece sano tenerlo en cuenta.

Lluís Casas recogiendo comisiones lo más rápidamente posible

viernes, 15 de agosto de 2014

GAZA Y LA SUBLEVACIÓN DEL GHETO DE VARSOVIA

Lluis Casas

Pienso que no hace falta reseñar la distancia entre el exterminio nazi y la política sionista. Lo tengo claro y pienso que los posibles lectores también. Pero una cosa es reconocer esa diferencia y otra no pensar que hay motivos convincentes para afirmar que con o sin esas diferencias estamos ante actos históricos que tienden a semejanzas funestas, todo y no siendo lo mismo.
Un excelente artículo de un poeta y amigo, Carles Camps i Mundó, que circula por la globosfera me ha hecho poner esos pensamientos por escrito. Y también una discusión en torno a los objetivos de una lucha en inferioridad militar y política.
El penúltimo acto de esa saga de enfrentamiento entre quienes estaban en ese rincón mediterráneo y quienes se han comprometido a ocuparlo (re ocuparlo según ellos) por razones muy complejas y contradictorias da un resultado en víctimas humanas demoledor para quienes pretenden mantener oculta una política basada en el exterminio étnico, sea definitivo o simplemente amedrantador.
Para los que en otra época, la colonización forzada de Palestina por la emigración judía, nos pareció una epopeya socialista, la realidad de hoy ha borrado definitivamente los posibles rescoldos de romanticismo juvenil que podían quedarnos.
Visité hace unos años la zona, simplemente como turista curioso. Acerté en hacerlo en un momento que parecía posible un acuerdo duradero y estable entre las dos comunidades. Pese a ello, la presión hebrea sobre el entorno cisjordano (no fui a Gaza) era omnipresente y evidentemente excesiva en unos tiempos tranquilos en los que aparecían a plena vista enormes agujeros entre los límites territoriales y en torno a los mismísimos pasos fronterizos. Veías colas en las garitas de control y largas filas de palestinos cruzando en ambos sentidos el monte a doscientos metros a la vista de todo el mundo.  Me pareció intuir que el sistema de muro berlinés se estaba derrumbando. Craso error.
Otro detalle que me sorprendió y que también parecía un factor de apertura era que la tensión social en las calles de Jerusalén se producía más entre los propios hebreos, los ultra religiosos, disfrutando de una vida totalmente subvencionada y los laicos que aguantaban un estado en riesgo permanente. Me pareció vislumbrar más simpatía entre los laicos de ambas comunidades israelí y palestina, más cercanía humana, de lo que se intuía en el interno de cada comunidad (¿).
Todo eso fue hace tiempo. Los signos y los esfuerzos de algunos por devenir en una zona de acuerdo y tolerancia se esfumaron. Por un lado, los cambios políticos en Israel, la derechización acelerada de sus votantes y el extremismo, teóricamente defensivo de sus gobiernos derivaron en la aparición y refuerzo de una política de represión militar a la romana. Por el otro, el fracaso democratizador, desburocratizador y de implantación de una administración honesta y al servicio de las necesidades materiales de sus ciudadanos abrió la puerta a que los extremistas consiguieran un apoyo indudable en el ámbito palestino. Un escenario totalmente preparado para la explosión continuada.
La violencia que desde entonces hemos contemplado día sí, día también, es tremenda y totalmente desproporcionada incluso para los creyentes en que la guerra es una manera de hacer política y de proporcionar seguridad futura. Estas semanas se ha confirmado el descontrol que el estado israelí mantiene sobre su capacidad bélica, en una improbable creencia que con ella va a ir a alguna parte.
La resistencia actual y en según qué casos la provocación palestina de Hamas puede ser criticada y calificada de absurda desde la distancia, pero no desde la historia. Los mismos judíos hace veinte siglos se rebelaron docenas de veces sin posibilidades de éxito contra el imperio hegemónico. También en Varsovia se produjo lo mismo hace relativamente poco, manteniendo en jaque al ejército nazi durante semanas. Pienso que los palestinos hacen lo mismo, resisten y defienden lo suyo de la manera que pueden. Se puede debatir, pero difícilmente señalar con el dedo o con la AM47.
Bien harían los que tienen capacidad de influir de mirar y ver a largo plazo una zona histórica repleta de conflictos en ejecución o latentes.
Si no todos los conflictos del medio oriente, la mayoría tiene raíces físicas o morales en la expresión actual de la opresión social, económica y política de los palestinos.
Sirva lo dicho simplemente como auto reflexión. No interesa que el consulado judío diga nada, ni que encargue a sus propagandistas respuestas y alusiones al holocausto. También he visitado Auschwitz-Birkenau. No he dejado de lado tampoco el Museo del Holocausto israelí, ni el monumento berlinés al crimen.
Constato simplemente que el memorial palestino está construyéndose con el pueblo y en esas zonas rodeadas de alambrada y sujetas a razias periódicas.

Lluís Casas, francamente triste.


viernes, 1 de agosto de 2014

JORDI PUJOL O "LA CAÍDA DE LA CASA USHER"

Al mismo tiempo que se publicaba en este esplendoroso medio el artículo sin importancia de la anterior semana, el Titanic catalán se hundía en las frías aguas del Atlántico norte. Este firmante desconocía la situación y nada pudo hacer por informar y comentar lo ocurrido. De modo que, a toro pasado, se pone a ello, advirtiendo al estimado público que los hechos van a durar más que las pilas Duracell y que por lo tanto se lo tomen con calma y buenos alimentos, sobretodo espirituales.

Las causas del naufragio, pues hay varias causas, se desconocen en su totalidad en este momento, pero parece ser que una de ellas proviene de un iceberg andorrano que dañó gravemente hace treinta años los puntos de ensamblaje de babor, estribor, proa y popa de la embarcación. El hecho, conocido por muy pocos, aunque sospechado por muchos más, ha sido discretamente ocultado bajo innumerables capas de pintura antioxidante que han tenido la virtud de ocultar, pero no de restaurar lo dañado. Finalmente, el capitán ha tenido que asumir la situación y dar explicaciones a tripulantes y embarcados en general que han quedado tremendamente impactados tanto por el inmediato y súbito remojo en las frías aguas atlánticas, como por su creencia casi mística en las cualidades de la embarcación y de los tripulantes de cabecera.

Este hecho de gran importancia política e histórica puede ser excelentemente ilustrado a través de una obra del insigne Edgar Allan Poe (Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809  Baltimore, Estados Unidos, 7 de octubre de1849), se trata, nada menos que de “La caída de la Casa Usher, también conocida como “El hundimiento de la casa Usher” (título original en inglés para los expertos: The Fall of the House of Usher).  Se trata de un cuento de terror,  publicado por primera vez en la revista Burton's Gentleman's Magazine, en 1839. Se cuenta entre las más significativas historias de su autor, y no sólo atendiendo a las muchas interpretaciones literarias y psicológicas que de ella cabe extraer sino, debido a sus excesos, literarios (su intenso barroquismo, su eficaz retórica anticuada) y de todo tipo, como la fantástica recreación de efectos que se logra al combinar, alucinógena y metafóricamente, las figuras estilísticas con procesos físicos misteriosos: la personificación, la sinergia, la ósmosis, la sinestesia... el estruendoso clímax final, a lo grand guignol, al que se accede por medio de un procedimientocontrapuntístico que sería un siglo después muy utilizado en el cine desuspense: la doble trama confluyente.

Existen para los menos dados a la lectura gótica excelentes Films mudos y hablados, de modo que todo a su disposición. Así que con todas esas excelencias y en mi propio provecho me he agendado el título, al que, si lo desean, solo hay que cambiarle el apellido del clan para hacerlo más cercano, pero no más moderno.

El asunto del Titanic tiene otras consideraciones, más cercanas a la psicología social y a la hipocresía burguesa, tan catalana ella y tan conocida que no hay mucho que comentar.

Soy consciente que don Jordi Pujol tiene sus respetos entre mucho personal de toda índole, y siempre he aceptado tal cosa a pesar de mi creencia consciente de que fue un personaje inadecuado, no por falta de habilidades políticas, ni por su memoria de elefante, sino por su incapacidad de crear una realidad sólida, honesta y evolucionable. No sé si me equivoco al constatar que en toda nueva creación “patriótica”, la puerta se abre a todos los que tengan aportaciones de substancia. Eso no se dio en Catalunya, generando 23 años de una solemne mala administración (con las honorables excepciones que ha habido) y con un oportunismo político al servicio de intereses nunca realmente “nacionales”, pues siempre apareció con mayor o menor discrecionalidad la necesaria implicación de negocios de todo tipo.

Disfrutamos aun de autopistas de peaje de tercera regional puestas al servicio de la deuda de un reconocido abogado real, entonces alternativa presunta al gobierno federal. Sirva solo como ejemplo de entre los que podemos hallar en el gran almacén del debe pujolista.

Durante veintitrés años se quemaron oportunidades humanas, sociales, económicas y morales, todas cubiertas por la gloria de los que creyeron y creen en la propiedad del país, en expresión clara y rotunda de doña Ferrusola al perder las elecciones o el gobierno en manos de la izquierda finalmente unida.

El populismo que le permitió entonces (los ochenta) al ahora auto confeso defraudador, basado en un conocimiento del territorio físico y humano del país, enlazó con las fuerzas de raíz caciquil a la catalana siempre existentes.

Nada fue actual, moderno. Todo se dejó en manos sin control, ni conocimiento, con escasa moral y deshonestidad de primera. La mayoría parlamentaria permitió todo y se excluyó de cualquier control real mediante una prensa, TV y otros muchos medios que aplaudían incluso los gallos del cantante.

Ya desde el principio de vio que el jefe del clan dependía en exceso de sus propios errores y los convertía en trincheras patrióticas. El caso de Banca catalana fue premonitorio de un modo de hacer política y (ojo al parche) administración desde los intereses más inmediatos de unos cuantos.

La familia, al más puro sentido de las mafias mediterráneas, hacía lo que le daba la gana. Con la aquiescencia del pater familias y de su entorno, como ahora resulta innegable incluso para los que sabían y callaban.

Durante treinta años el clan pudo tener oportunidades de regeneración, una vez cubierto el cupo de beneficios a costa de las relaciones, para decirlo sin ánimo judicial. No lo hicieron y ahora la justicia divina o la del Olimpo, ha hecho emerger el pastel en el peor de los momentos para ese patriotismo basado en aquello de “Catalunya és diferent”. El impacto es de aúpa y la organización política que creo Jordi Pujol va a pagar un precio perfectamente justo y elevado, así como el frenazo hacia el camino a las estrellas prometido.

Hoy mismo, un Mas forzado a disimular su reciente pequeñez ha visto la cara más dura del Estado en primer plano. El no mayestático, dicho ahora con más tranquilidad frente a un adversario que se diluye como el azucarillo, ni se molestará en lanzar caramelos compensatorios.

Tendrán que improvisar planes B, C o D tan enrevesados como difíciles de cumplir.

Este es un final de Julio un tanto inesperado, ya que la tendencia al lento desgaste habitual en estos casos en donde se intercambian pruebas por apoyos se ha ido al traste, los “errores” y la falta de disposición de Jordi Pujol en relación a una parte de la fortuna familiar hacen explosionar un método que duró treinta años.

Y con ellos…

Lluís Casas en plena insolación