viernes, 19 de septiembre de 2014

NEOESTALINISMO DE ESTAR POR CASA

O  LA REINTRODUCCION DE LA INQUISICIÓN



No se me asusten con tamaño título. La cosa no es tan rimbombante como aparenta la presentación, aunque podría tener sus consecuencias políticas. Voy a explicarme.

A raíz del terremoto electoral en las europeas de hace unos meses, la organización de la izquierda en sentido amplio está en recomposición. De ello no hay ninguna duda. El resultado ya se verá, dado que hoy por hoy nadie sería capaz de aventurar donde estará el punto de equilibrio, ni cuándo se producirá. La cosa, como saben, va desde el PSOE a un lado hasta movimientos sociales impulsados por los efectos de una crisis duradera y de consecuencias sociales crueles que se sitúan en multitud de bases ideológicas, incluidas algunas que se mueven en el magma de ninguna base ideológica.

Estamos frente a un proceso que requerirá tiempo para valorar su evolución. No hay que descartar sorpresas de ningún tipo, ni aventurar grandes esperanzas, así porque sí. Simplemente porque somos los buenos.

De todo ello, me interesa comentarles un aspecto inevitable en cualquier transformación política: las ansias selectivas de algunos, que se traducen en opiniones, posicionamientos públicos y exigencias previas a cualquier acuerdo. Me refiero a considerar que la formación de nuevos instrumentos para actuar en política, presentarse a las elecciones y llegar, si cabe, al gobierno de las instituciones pasa en primer lugar por un examen de reválida para los que hayan estado en algún momento en despachos, asientos parlamentarios, plenos municipales o cualquier otro  cargo representativo o ejecutivo.

Esa reválida, claro está, la presiden aquellos que no estuvieron en esos lugares marcados como hacedores de casta. Ellos son los que, en su infinita inocencia política y subidos a la magnificencia de la verdad, han de determinar quién pasa y quien se queda apeado.

Tal vez hayan tenido noticia de ciertas fronteras a establecer de cara a acordar listas más o menos unitarias. Hay, incluso, referencias en el mundo de la globoesfera (al menos en Catalunya) en las que aparecen, bajo la lupa de un partido recientemente parlamentario, las fotos de los malhechores en el ayuntamiento de Barcelona. Bajo la foto aparece el curriculum de los individuos e individuas que son culpables del mal mundial.

Sorprendentemente, el repaso histórico de esa manifestación inquisicional nos lleva a gobiernos aparecidos en 1979, es decir a las primeras elecciones municipales. Por lo que aparecen personas que lamentablemente hace años que no están con nosotros. La lectura de las fechorías de cada uno tiene sesgos de carácter estalinista, al estilo de la desaparición de la figura de Trotsky de las fotos de la revolución de Octubre. Algunos personajes disponen de historiales de cárcel, de vida clandestina o de huida al otro lado de la frontera del río Conchos que evidentemente quedan excluidos del curriculum a considerar. Los comentarios hacen también omisión de la situación de la ciudad en esa época y laminan toda la actividad desarrollada con gran acierto y respaldada por mayorías sólidas. Con enorme coherencia no figura nadie de la derecha, aunque a poco que uno sepa o lea, esa parte de la política participó hasta que quiso en el pacto de gobierno en Barcelona y en otros muchos lugares. De ellos nada se cuenta, ni de los herederos del poder franquista en el urbanismo y en otras zonas de la actividad humana. Tal vez el enemigo no sea motivo de preocupación, si en cambio el posible aliado. Muy racional y constructivo.

La crítica debe ser bienvenida y asegurar la mejor traducción de los hechos concretos a la política y a los intereses a los que sirve. Aunque si lo que se quiere es simplemente desfigurar un largo periodo histórico (con sus blancos y sus negros) metiéndolo en un mejunje imposible de comprender, hay que reconocer que no solamente están equivocados los inquisidores, sino que hacen lo que pueden por entorpecer la presunta clarificación que dicen exigir.

Corre por ahí, sin citar autor alguno, una frase lapidaria: Itziar González no es persona grata para esa unión o acuerdo en la ciudad de Barcelona en virtud de su evidente complicidad con manipuladores de la ciudad, al estilo de aquel film italiano de título transparente: “Le mani sulla città” de Francesco Rossi, en donde la corrupción nos es ofrecida sin disimulo alguno.

Nadie ignora el papel arriesgado que González hizo en Ciutat Vella, ni las invasiones sufridas en su propia casa, ni los seguimientos, ni las amenazas, ni el abandono del grupo municipal al que pertenecía. ¿Merece una persona con esa trayectoria ese comentario? Al margen que ella esté o no por jugar algún papel en el asunto. Es obvio que no, que por el contrario es una persona de clara honestidad y valentía frente a los poderes semi ocultos de la ciudad.

El inquisidor, o los agentes de la KGB locales harían bien en ocultar debidamente sus carencias humanas y democráticas. Y las personas implicadas en los procesos de pactos unitarios también deberían exigir que para ser participes de los cambios de gobierno deseables y necesarios, lo último que hay que hacer es una lista negra al estilo del senador Mccarthy.

Hay más casos en esas oficinas de la nueva inquisición. Casos que son valorados en virtud de peregrinas ideas de renovación o de presuntas complicidades con el enemigo. Mal vamos si eso consigue consolidarse mínimamente.

No es que me parezca mal establecer seleccionados. Cosa obvia, pero siguiendo a mi abuelo de Tréveris a cada uno según sus capacidades. Y el seleccionador colectivo y transparente. No quisiera una alcaldía en manos de manipuladores de fotos y de tratados de historia.


Lluís Casas puliendo y afilando la Tizona

viernes, 5 de septiembre de 2014

VOLVER A EMPEZAR

Para un aficionado a la gran pantalla le resulta relativamente simple encontrar títulos adecuados para sus comentarios de cabecera. Aquí tienen uno de producción española (1982), que le va que ni pintado al que suscribe estas líneas.

José Luis Garci consiguió el Oscar con una historia que remite al exilio republicano y a la transición. Incluso ha estado de actualidad como premio simulado a la pretendida participación de Garci como adjutor del auto golpe de estado de Tejero y compañía en el excelente programa de Jordi Evole de la pasada temporada.

El objeto del título es plasmar lo más gráficamente posible los deseos íntimos del firmante ante la cruda realidad de estos dos últimos meses. Realidad enmarcada en un contexto nacional e internacional que produce, además de numerosas víctimas, sarpullidos tanto en el corazón, como en el cerebro. Órganos no siempre complementarios.

Para los lectores adictos al blog y, a la vez, interesados en lo que voy añadiendo semana a semana, tal vez les habrá extrañado una cierta incomparecencia en estos dos últimos meses. La motivación es doble: a menudo me ocurre en estos tiempos que el cabreo solo permite vociferar, justo lo contrario del comentario escrito. Eso me ha frenado. También parecía agotado el fondo de armario de los temas a tratar, por reincidencia en los asuntos. Y luego, claro está, el vagabundeo voluntario del estío. Motivo más que suficiente.

¿Por qué volver a empezar? Y justamente ahora. Simplemente a causa de que la historia de nuestros mitos recientes se está quedando desnuda. La auto declaración inculpatoria de Jordi Pujol, adecuadamente comentada por el capitán de navío e ilustrada por tres o cuatro artículos de prensa (no muchos más) que tocan las teclas adecuadas del asunto, me permiten afirmar que las generaciones vinculadas a la lucha anti franquista y participantes en el proceso transitorio nos estamos quedando con un solo argumento: no había otra cosa que hacer. Sacrificamos lo que sacrificamos con la mejor intención y con la esperanza que el tiempo permitiera reconstruir las instituciones básicas de un país y la psicología colectiva a pesar de los muchos materiales de derribo que aceptamos (o que nos hicieron aceptar).

No creo que sea un mal argumento, siendo además una verdad histórica, pero a todas luces se queda corto frente a los nacidos o crecidos con posterioridad a esos años y que han contemplado últimamente las desfachateces, corruptelas e incapacidades, tanto del sistema reconstruido, como de muchas de las gentes y las organizaciones que lo han protagonizado. De ahí, esas ansias de ruptura que desde la izquierda se observan y comprueban a diario. De ahí, ese modelo social y económico que conduce a la segregación, a la miseria de muchos y a la renuncia de los objetivos de justicia social que permiten vidas dignas y no humilladas.

Incluso “el problema catalán” puede leerse según este guión. Y, por descontado, el caso “Pujol’s, es una muestra ejemplar de los defectos del “sistema” acordado/impuesto en los ochenta.

Tenemos en primer lugar unos sectores sociales imbuidos por la acumulación de riqueza mediante el paraguas del Boletín Oficial del estado y el resto de boletines. Negocios con la garantía de la administración, tanto si son útiles, como si no. Y en los que los costes son una referencia poética. Una parte de esa sociedad privilegiada se ha vinculado al nuevo estilo financiero anglosajón, no solo produciendo objetos porquería, sino imponiendo políticas con independencia de su trascendencia económica general. Ellos y nadie más.

Junto a ellos y a sus órdenes partidos, instituciones y mecanismos electorales y de representación que en función de su vinculación de clase e ideológica hacen lo que toca el tambor del regimiento. Otros se han añadido paulatinamente y en parte al monstruo triturador de la democracia, aunque sus orígenes fueran bien distintos. Vean si no, esas opiniones y contratos repulsivos de un ex presidente que toma la forma del viejo sabio que todo lo sabe, escondiendo hábilmente emolumentos y premios a la productividad ideológica.

De todo ello surge una reacción que parece poder hacer saltar por los aires todo el cuidado mecanismo de auto reproducción de intereses y de defensa de los privilegios. Las organizaciones sociales surgidas estos años, ahora lentamente transformadas en movimientos políticos de peso son una sorpresa cuasi mundial. Los tenedores de los poderes incluso pretenden hacer trampas constitucionales y por descontado anti democráticas para evitar que una mayoría presunta arramble (o no) con ellos.

Lo mismo cabe decir desde la esquina noreste. Una gran mayoría de residentes en Catalunya, de orígenes distintos, pretender decir lo que piensan al respecto de la crisis de estado. “El aparato”, instrumento diabólico y mecánicamente “transformer”, responde que la ley no permite votar. Síntesis de todo. El resultado es que día a día la pretendida votación se desplaza hacia el “hazme sitio que me voy”.

El último invento es vincular el destape pujolista con una ansiada crisis del movimiento para decidir el futuro político. Otra pifia de un aparato que folla con la cabeza y piensa con la …

Rafael Ribó, hoy mismo, ha recordado a través de un artículo en El País, el error de bulto de confundir (o querer confundir) una cosa con la otra y pretender desfigurar la oposición y el marcaje al estilo de gobierno de Jordi Pujol que si hubo durante todos los años de sus mandatos. Afirmación, que el capital de navío ya puso por escrito aquí mismo, dado que el, como yo, estuvimos en ello con las manos en la masa.

En fin, si esto es un verano, que venga Dios y lo oiga. Me dejo pendiente la reflexión doble sobre la dirección económica de una Europa irracionalmente protestante y un mundo aspirante a una guerra fría renovada. Les aconsejo lo escrito por Gregorio Morán en La Vanguardia: “Sabatinas intempestivas, La OTAN, a la altura del siglo XXI, es la más peligrosa e inútil de las organizaciones militares”“, que sin compartirlo totalmente, me parece sano tenerlo en cuenta.

Lluís Casas recogiendo comisiones lo más rápidamente posible