lunes, 30 de marzo de 2009

EL GOBIERNO SE HACE CON EL CONTROL DE LA CAJA CASTILLA - LA MANCHA





NOTA DE URGENCIA



Una breve nota se exige siempre en estos casos a las redacciones de los medios de comunicación. La de hoy refrendada además por el insólito hecho de una reunión del consejo de ministros en un domingo por la tarde, hora de toros si el tiempo hubiera acompañado. En la memoria de los veteranos existe un hueco con toda la información del asunto Boyer-Ruiz Mateos, en donde las horas fueron nocturnas más que festivas. Las brigadas de choque financieras siempre se mueven cunado el enemigo está placidamente durmiendo o sesteando.


Lo de la Caja era cosa sabida y diversas estrategias estaban en marcha para evitar, si ello hubiera sido posible, lo que finalmente ha ocurrido: la intervención de la entidad, la expulsión de los torpes gestores y la entrada de ejecutivos del Banco de España para la gestión de remonte de la caja de ahorros.


Las operaciones precocinadas que estaban en el alero se vieron frustradas por la dura realidad: la salida de fondos, retirada de fondos mejor dicho, había creado todas las condiciones para el cierre de ventanillas hoy mismo y el miedo galopante entre los clientes a perder los ahorros. Eso significa simplemente que la caja no disponía de líquido suficiente para hacer frente a los pagos de hoy lunes día 30 de marzo. De ahí la presteza de una reunión de gobierno en plena siesta.


La intervención es de rigor y nada hay que decir al respecto; en todo caso, hay que recordar que los riesgos asumidos por los dirigentes de la Caja no aparecieron de golpe y por arte de birle birloque, sino que son inversiones en grandes operaciones inmobiliarias de altísimo riesgo por su carácter especulativo. Nada se hizo en el momento de autos y ahora hay que actuar como bombero. Nadie debe dejar de recordar ese detalle.


Probablemente y a pesar de los eslóganes que corren por ahí, habrá nuevos casos parecidos al de Caja Castilla-La Mancha, todos debidos al efecto inmobiliario y especialmente cuando los riesgos se asumen con entidades promotoras imprudentes y pudentes. Si bien el sistema español de control financiero y los mecanismos hipotecarios son indudablemente más eficaces que los aplicados en el far west, no dejan de tener sus agujeros por los que desaguan innumerables operaciones de riesgo. Ahí el buen hacer de gestores y la presión del gobierno y del banco de España deberían haber evitado una buena parte del ciclo monstruosamente crecido de la promoción inmobiliaria sin base racional de uso. No crean ustedes que el sistema español es más garantista que otros porque creamos más en el papel del gobierno como sujetador de incómodas prominencias financieras. Lo es porque España ha sufrido tres crisis bancarias de aúpa y de todo se aprende y todo deja un memoria activa. Recuerdo: Banca Catalana, Banesto y el grupo Ruiz Mateos.


El actual sistema de protección bancaria puede con algunas de estas operaciones de salvamento con fondos provinentes del propio sector financiero, pero no podrá ir mucho más allá de entidades menores. Si surge el caso de un banco o caja con posibles y en estado de inanición monetaria, el asunto será distinto.


De todo ello, a mi parecer hace falta un programa específico de rescate financiero para resolver varios problemas de golpe:


Primero. Liberar a las promotoras de aquellos pesos que las convierten en pura basura. Siempre y cuando se trate de suelo o promociones útiles al fin de la vivienda pública y al coste de los factores reales, no especulativos.


Segundo. Obtener algo a cambio de los fondos públicos que se dirigen hacia la salvación financiera. No solo los intereses que se puedan obtener, sino del lucro cesante de las inversiones públicas salvadoras.


Tercero. Obtener suelo y viviendas que se transfieran a módico precio al sector público de alquiler. Con lo cual sentaríamos las bases de una verdadera política de vivienda pública, acercándonos a ese mítico 30% de vivienda pública en alquile en Europa y pondríamos las bases para evitar un nuevo ciclo especulativo.


Cuarto. Definir líneas de ahorro tranquilo con garantía pública para gestionar esas operaciones. El ahorro “popular”, es decir aquel que lo que quiere no es incrementar su riqueza, sino acumular reservas para el futuro requiere de propuestas que lo alejen de las tentaciones especulativas que ofrecen las entidades bancarias.


Hablaremos de ello más adelante, se lo prometo.



Lluis Casas insomne