miércoles, 30 de septiembre de 2009

CRÓNICAS DESDE EL CAOS





Dicen los físicos de la Universidad de Parapanda que el caos forma parte del proceso de creación del universo y por ello es consustancial a nuestro entorno cercano y allende las estrellas. Es pues, en realidad, una fase perfectamente ordenada que sigue normas y leyes de la física y de la química; incluso, allá al fondo, aparecen discretamente las matemáticas como lenguaje expresivo. Si es así, el caos debe de estar más bien en nuestra mente que intenta comprender y no puede. De forma, que de momento, nos conformamos con citar el concepto esperando que los que vengan detrás resuelvan las incógnitas y se pase del caos a un ordenamiento complejo. Y, por lo que sé, vuelta a empezar.


Los periódicos de estos días apuntan a una fase caótica espectacular por la confluencia de distintos y diversos fenómenos. Citaré sin orden alguno, por seguir la corriente al largo introito lo que sigue. La fiscalidad y la crisis, cuyo autor es el presidente federal. La corrupción como espectáculo de degradación democrática, por esos señores putativos de Valencia. La justicia en su vertiente sentencia del constitucional, con apaños valencianos presidenciables y barceloneses de Millet, por sus señorías. Los líderes de la revolución fiscal en el tardío tribunal que los juzga, al fin, por Huguet, Aguiar y compañía: antiguos capitostes de Hacienda en Barcelona. El propio Mollet (Palau de la Música Catalana) y sus adlátares, por si mismos. El Barça y esas maniobras de observación del posible adversario, por un presidente que dice que no se entera. Los informes pendejos del Tripartito, por el propio Conseller Antoni Castells. Y las elecciones en Alemania y Portugal, por no citar ese mejunje hondureño, todo ello por diversos autores. Si les parece poco puedo continuar, aunque a beneficio de inventario, me permito dejarlo aquí.


A continuación elijo tres de las obras caóticas para explicarles un poco de que van, aunque sin conseguir una teoría del todo.


El asunto de la fiscalidad, una vez descubiertas las cartas del gobierno federal, no da para mucho. Si recuerdan lo que se ha escrito en este medio, verán que todo era posible y algo de ese todo se ha hecho realidad, aunque no estamos seguros de “lo que”. La propuesta gubernamental se asienta en el margen de crecimiento de la fiscalidad indirecta que genera una inflación más que inexistente. Ese margen da al gobierno la posibilidad de aumentar en dos puntos el IPC básico, el que da mayor abundancia de ingresos, sin que tema enfrentarse al asalto de la Bastilla. Lo malo es que, y a pesar de que España está en posiciones inferiores en ese concepto respecto a Europa, la igualación fiscal con el entorno sigue la senda de los elefantes siempre en beneficio del más rico, del más especulador, etc. etc.


Ya puestos, si debemos abonar un incremento con el cafelito, seria deseable que también lo hicieran esos que se untan mutuamente de Bonus cuando son incluso Malus. Si nos apretamos cinturones y corbatas, estaría bien ver compensados nuestros esfuerzos al contemplar cómo la fiscalidad de la riqueza pringa un poco al igual que la manteca colorá. Probablemente sea solo una posición estética, por así decirlo, pero ya saben ustedes que no hay ética sin estética. Términos filosóficos y políticos expresados con esplendorosa claridad por un profesor de estética (nuestro querido José María Valverde) al renunciar cuando se expulsaba de la universidad a un profesor de ética por ser demócrata.


Tal vez, pienso yo, el gobierno federal ha dejado un margen a su izquierda para pactar en el congreso. Igual es así y el asunto termina mejor de lo que ha empezado. Esperemos.


En Barcelona y concretamente en instancias de la judicatura tenemos un esplendoroso espectáculo de variedades. A un lado del Paralelo, actúan insignes ejecutivos provinentes de la izquierda (guevaristas, fundamentalmente) que olvidaron lo que fueron, pensaban y dijeron para pasarse –con los nardos apoyaos en la cadera-- al clan de los sicilianos. La defraudación fiscal como excusa a una pura venta de su posición a los mercaderes de favores: Aguiar y Huguet, Huguet y Aguiar, los mentados capitostes de Hacienda. Con ellos, ilustres compañías como la familia Trap de la construcción barcelonesa, los Núñez y Navarro, algún defensor del débil y del oprimido como el abogado y exconseller Folchi, asiduo en los juzgados, aunque más bien en el banquillo de los acusados. El eminente empresario De La Rosa, muy conocido en las cárceles peninsulares, aunque con ciertos acomodos de horario para que continúe su majestuosa actividad de creación de riqueza y empleo.


En fin, un conjunto de sujetos a los que más vale no acercarse. Por cierto y en honor a lo poco que se ha sabido en estos últimos años, un miembro de la pareja de baile de la delegación de hacienda de Barcelona representada en el banquillo, tiene un miembro de su familia que hizo honor a su propio honor suicidándose por vergüenza filial. Otro recordatorio es que Pepe Borrell, también haciendo honor a su propia honorabilidad, dimitió de candidato a la presidencia del gobierno por su amistad con la pareja. Aznar vino a continuación. Fíjense las consecuencias de todo tipo que unos despreciables funcionarios pueden llegar a provocar. Todo por simple dinero, escondido en Suiza. Otro que más. Huguet fue un adelantado en su tiempo circulando en vacaciones con un remolque caravana. Siempre a Suiza, por supuesto: la Suiza del reloj de cuco.


Si eso no es suficiente, un auto confeso, a través de un manifiesto publicado en los periódicos, el Sr. Millet (el del Palau de la Música) disfruta todavía de total libertad. El juez espera no se sabe exactamente a qué para citarlo a declarar. Si esa diligencia se aplica a todos los delitos y a todos los delincuentes no nos harán falta cárceles, ni comisarías. Por cierto, se dice que en el asunto podría haber una senda hacia esa tierra incógnita que es Suiza desde el punto de vista bancario. Parece ser que Millet también frecuentaba ese salón de baile, en donde se producían, por lo visto, transferencias notables de pareja. Por si no están al caso, hoy después de más de dos meses de la intervención policial, de la autoinculpación parcial y del descubrimiento que el dinero desaparecido está en más de veinte millones de euros, el personal de a pié hemos de sufrir la compañía en la calle de ese individuo y en el Palau de la Música a su hija y a su directora de administración, con sueldos que darían envidia al Sr. de los botines. Todo el mundo se pregunta el por qué no pasa nada.


Como decía al principio, si no entendemos el caos actual, debemos esperar al paso del tiempo, a las mejores luces de la siguiente generación, que unas veces es mejor, otras peor y en las demás regulín regulán.



Lluis Casas en el colmo de la indignación.



Radio Parapanda.
Luisa Linares y Los Galindos cantando "A lo loco, a lo loco"




lunes, 21 de septiembre de 2009

LA BURGUESÍA CATALANA PIERDE SU PRESUNTA DISCRECIÓN MÍTICA





Como habrán leído en toda la prensa y habrán visto en los noticiarios, un miembro de la burguesía catalana, acompañado de acólitos personales y de otros nombres sonantes de la sociedad barcelonesa han sido pillados in fraganti con las manos en la masa en dos instituciones que están en la base del catalanismo cultural (y político cuando conviene). L’Orfeo Català y el Palau de la Música Catalana. Los han pillado después de décadas de hacer lo que les daba la real gana con los dineros que provenían principalmente de las administraciones públicas. Las cifras no son menores, no se trata de un despiste debido a las profundas preocupaciones que conllevan los cargos del Sr. Millet, qué va, son cifras con las que vivir cómodo y tranquilo toda una vida y progresar en el mundo de las inversiones. No son metidas de mano al estilo de toma el dinero y corre.


Son procedimientos pensados para extraer fondos sistemática y científicamente de esa “mamella” [teta] pública que son las ayudas a consorcios y demás organismos en principio privados, pero que en el fondo de los dineros, son públicos casi totalmente. Ese científico del desvío dinerario que es Millet, se ha embolsado el equivalente a unos dos mil millones de pesetas. Por el momento. Lo pongo en pesetas para que los ancianos como yo valoren adecuadamente el significado de más de diez millones de euros. La científica extracción tiene diversidad de componentes, desde sueldos más que astronómicos, a puras estafas, robos con escalo, comisiones fraudulentas, etc. Han confeccionado todo un tratado de la exacción por distracción. Ojo, no olviden que los aprovechados son muchos, unos por robo, otros por otros conceptos rayantes en el código penal pero de nombre menos emotivo.


El asunto tiene escandalizada a la buena sociedad barcelonesa y catalana. ¿Cómo nos ha podido hacer eso Millet? Se oye en la Diagonal esquina Balmes, en donde el club equino tiene su sede. El asunto tiene sus peros. Ya hace mucho que la tradicional mesocracia catalana no aporta casi nada a esas entidades que sus abuelos fundaron y financiaron. Hoy lo que se estila es estar en los consejos, pero no aflojar la mosca y, en cambio, pedirla, con los modos adecuados, al Ayuntamiento, a la Diputación o a la Generalitat. Son fundaciones bluf, consorcios trampeados, entidades públicas en definitiva cedidas realmente en arriendo inverso a esa clase periclitada en sus aspiraciones culturales y sociales. Quien piense que ese mito burgués del empresario catalán financiero sin interés de centros culturales, teatros, música y otras hierbas puede revivir, se equivoca. Lo que queda corresponde más bien a la lánguida aportación de la pequeña burguesía, que esa si, todavía tiene una cierta alegría de vivir en un entorno mágico de la cultura promocionada.


No es que no haya hecho historia ese patrocinio, pero hoy solo quedan los restos, del Sant Pau, del Palau, del Liceu y otros muchos. Si repasamos la lista de grandes instituciones y añadimos el presupuesto de la Generalitat o del Ayuntamiento de Barcelona, incluso el del Estado Federal, tendremos la lista completa de la cultura de la subvención. Lo sorprendente es que todavía permanezcan apellidos de arraigo social vinculados a los puestos de mando de esas instituciones. De hecho eran apellidos de arraigo, hoy son simplemente los nietos con lo que les queda.


Millet representa en mucho ese mundo mítico que hoy se ha hecho trizas. Ya no queda nada. Por ello tendremos que agradecerle que nos haya puesto de repente en la más dura realidad. Millet a la personal apropiación indebida, robo contante y sonante, que ha liderado añade la inacción absoluta durante varios trienios del entorno social y administrativo. Los periodistas se preguntan cómo es posible estar en un consejo de administración durante años y no enterarse de nada. La respuesta es muy simple: se está para figurar, simplemente. Por lo que no se pregunta, no se lee, no se averigua. Es decir no se cumple con lo que en principio hay que cumplir cuando se tiene un cargo representativo y muchas veces retribuido. Eso por el lado de lo que mal llamamos sociedad civil. Por la cuenta de las administraciones la cosa no tiene ni nombre, pues ellas son las que aportan la pasta y deberían por mandato legislativo cumplir adecuadamente con el control de los dineros públicos. Ni con esas. Se de muy buena tinta como frente a gestores de renombre, los representantes de la administración se arrugan y no cuestionan. Queda la tercera esquina del despropósito, la de los auditores que han dejado pasar demasiados trienios sin decir esa boca es mía. Aunque en esa clase de entidades ya sabemos que todo es posible, incluso la quiebra de grandes empresas mundiales financieras o empresariales, sin que los auditores se enteren de nada, ¿o sí?


En fin, esperemos ver esa serie televisiva del Sr. Millet y esperemos que su estancia en la cárcel sea tan cómoda como la del Sr. De La Rosa, por poner un ejemplo ejemplar.



Lluís Casas entonando el himno nacional.



Radio Parapanda retransmitiendo: Antonio Molina - Soy un pobre presidiario

viernes, 18 de septiembre de 2009

TODO, TODITO, TODO SOBRE LAS GRIPES





Desde hace semanas me rondaba la idea de describirles sucintamente el asunto de las gripes venideras. Disponía de alguna información fidedigna que ponía en duda toda la parafernalia que se está construyendo en torno a esa epidemia de gripe nueva, dicen que provinente del cerdo. El animal más parecido al ser humano en más de un aspecto. Mis dudas sobre el asunto, contar o no contar, se centraban en ese punto de racionalidad que dice que no hables de lo que no ha pasado todavía y sobre lo que no tienes ningún control. Como además estaba la salud de media humanidad en juego, retenía como podía el ansia publicitaria. Hay que decir que se trata de un asunto con un substrato eminentemente económico. Multimillonariamente económico.

Hoy esas dudas que me embargaban se han disipado. Por fin circula, poco pero circula, información técnica y científica que pone en duda la realidad de la epidemia considerada de gran gravedad y presuntamente necesitada de grandes medios de combate. Eminentes médicos, farmaciáuticos (como nuestro celebrado doctor Laporte, hijo) y medios científicos argumentan con contundencia públicamente contra el histerismo que oculta incapacidades políticas y negocios fraudulentos. Incluso he visto por Internet un resumen del asunto con las denuncias bien claras. Lo que me ahorra la confección de un informe completo. No se sorprendan, pero en el asunto está implicado ese ángel de la guarda, dulce compañía, de Rumsfeld, el señor de la guerra de Busch y casualmente participante en los beneficios del Tamiflú, fármaco dudoso donde los haya que hará ricos a unos cuantos. Por cierto, el nombre del jarabe genera sospechas nada más pronunciarlo, ¿no les parece?

Por otro lado, puestos ya en fechas de llegada de la epidemia a nuestra parcela, vemos con satisfacción que la población peninsular se lo toma con la filosofía adecuada, ni histeria, ni miedo a lo desconocido. No se si será por un ataque de racionalidad o por ese carácter de a mi plin que tanto ayuda al indígena mediterráneo en ocasiones de fraude o de cataclismo. Lo cierto es que la gente va a la escuela tan campante y no vemos, al menos de momento, mascarillas, ni madres asustadas y , si se fijan, continúan los besos de siempre. Esa impresión popular de encarar el asunto como con la gripe habitual es ciencia pura y buen criterio. La gente ha acertado. No así los líderes mundiales sanitarios. Ni la líder sanitaria local, por descontado.

Si, como se está comprobando, la gripe nueva es una simple gripe con las ocurrencias clásicas en ellas y con los efectos colaterales de costumbre, que incorporan por desgracia los fallecimientos y los disgustos normales al caso, a que viene ese despliegue de inconsistencias. Las empresas han empezado a desplegar planes de acomodo a la desaparición de la mitad de la plantilla, se compra por miles de toneladas una vacuna que, por lo visto, poco puede hacer y no está comprobada al nivel habitual. Yo mismo, por si acaso, he prohibido al personal de nóminas que enfermen. Me dicen que las mascarillas de marras ya escasean en el mercado, por simple acumulación empresarial. Otros distribuyen accesorios de baño con jabones y detergentes, por lo que algunos celebraremos que por fin el personal vaya con las manos lavadas después de ir al baño. Algo es algo, pero a que coste.

En fin, Europa después de ver las experiencias ajenas durante el invierno transatlántico incide en la misma alarma. No ha habido pandemia allí, que es la epidemia de primera división, ni cataclismo humano que se precie. Parece ser que incluso las victiman fatales de la nueva gripe son menos que con la de siempre y, en todo caso, lo son por motivos externos a la propia gripe a causa de patologías preexistentes. Igualito a la gripe habitual.

El resultado de todo está por ver en Europa, tal vez aquí el recuerdo de la gripe española del 1918 haya marcado la memoria de todo el mundo y tengamos un pavor atávico a la gripe transmutada del cerdo. ¡Quien sabe! Pero lo que si es cierto es que el país principal productor de las vacunas pretendidamente apropiadas ha aumentado el PIB en un 300% y que las empresas, dos, que tienen la exclusiva de vacunas y Tamiflú se hacen de oro, oro que circulará por el sistema intravenoso a todas las estructuras colaboracionistas y a, faltaría más, a los comisionistas acreditados. Sorprende que frente a una pretendida pandemia mundial que, dicen, pone en riesgo a toda la humanidad, no haya ninguna propuesta de reducir costos y extender la protección sin afectar a los presupuestos ocupados en la crisis económica. Que yo sepa esos dos monstruos de la farmacia no hacen rebaja alguna por ningún motivo, al contrario, les apuestos lo que sea a que suben y suben.

En fin, otro caso internacional en el que la histeria y la incapacidad política han impedido una acción simplemente adecuada y han lanzado las alarmas como si un cataclismo cosmológico se tratara. Si recuerdan el final de agosto en televisión, la ministra del ramo ocupo todos los telediarios conjuntamente con la cohorte de consellers de salud de las CCAA. Hubo acuerdo para evitar que cada uno gestionara su propia histeria y que fuera una sola y única la que campara por la península. Algo es algo. Incluso un mejor resultado que la pugna del yo más como consecuencia de otro caso patológico-político, el de la vacuna del papiloma. Vacuna más inútil que práctica, dicen, pero que ha conseguido hacerse con el mercado gracias a la decisión precipitada y poco racional de una sola comunidad que hizo extender a todas una prevención simplemente innecesaria. El mundo de la salud, lo sabemos algunos, es una mezcla de dinero y hechiceros.




Lluís Casas con fiebre

jueves, 17 de septiembre de 2009

EL LIBERALISMO TODAVÍA CAMPA A SUS ANCHAS






EL LIBERALISMO[1] TODAVIA CAMPA A SUS ANCHAS


Y continúa haciendo daño.


La verdad sea dicha, a un escaso año de la explosión principal de la crisis financiera (el escándalo de Lehman Brothers) se me ocurren tres cosas a comentar y reflexionar: la primera es que me parecía que la distancia temporal era mucha más que esos escasos doce meses; la segunda, que la situación se clarificaba en beneficio de las corrientes más sociales del capitalismo (si me autorizan a utilizar esa extraña expresión sobre ese sorprendente sistema de depredación); y la tercera, que la predicción más optimista apostaba a que todo iría peor de lo que ha ido, si también me permiten ese alegre término que aleja de la conciencia crítica a la muchedumbre sin trabajo.


Lo del tiempo, claro está, tiene una explicación racional a causa de los muchos acontecimientos que se han dado cita en ese corto periodo; el principal, sin ninguna duda, es el advenimiento en los USA de un Presidente negro y claramente preocupado por la situación social de su país y de las consecuencias que se derivarían de una crisis al viejo estilo del 29. Un Presidente que ha arrastrado a la comunidad internacional a tomar decisiones que en otro momento hubieran sido imposibles o como mínimo sorprendentes. Al carro obamiano se han añadido personajes de distinto pelaje pero que entraban también a ciertos toros prohibidos en otra hora, algunos más agitados en su deseo de novedad que los propuestos por el propio Obama. Casos como el incontinente Sarkozy, por ejemplo, que continúa con su campaña de sorpresas verbales a las que siguen, debemos reconocerlo, propuestas jurídicas que nunca esperaríamos de un conservador como él. Añado esas magnas reuniones a principio de verano, en donde quien cuenta en el mundo pudo ayudar a definir, mal que bien, estrategias racionales (dentro del sistema) que funcionaron como colofón de la mucha agitación habida hasta entonces.


Lo de las corrientes sociales capitalistas tiene otro color. Es un modo de presentar las propuestas reformistas en absoluto radicales respecto a la base del sistema económico, pero de un cierto radicalismo como elementos rompedores de una legitimidad ideológica basada en el campe usted por donde quiera y el Estado es –como la falsa monea-- malo por completo. Finalmente el Estado ha salvado la situación (de momento) y la iniciativa privada ha logrado en el caso del sistema bancario y de las grandes empresas automovilísticas una ayuda colectiva que ha evitado una debacle solemne. En suma, el gasto público ha sostenido dentro de lo posible a la moneda y ha puesto unas bases para una probable recuperación de la que hay que conocer todavía las características de cambio. Pues de cambio va a ser lo que surja.


Un año después uno esperaría grandes autocríticas por parte de los culpables principales (por no decir directamente la cárcel o cangrí), una cierta revisión de los planteamientos liberales a ultranza, un reconocimiento de que sin el estado no hay nada que hacer, etc. Pues bien, nada de nada. Los presuntos culpables, algunos históricos como la Thatcher siguen aferrados a su complaciente teoría de la nada. Ese monstruo del intelecto de Bush y su plataforma de radicales neoliberales han agarrado garrulamente el garrote de hacer daño y no piensan soltarlo. Sea para impedir un sistema de cierta dignidad humana en la salud norteamericana, o sea para lo que sea. Su eslogan es de una clarividencia imposible, Obama es una mezcla de Lenin y Hitler. No la aciertan ni con las fechas. Ahora bien, peligrosos lo son un montón. Algunos de los grandes técnicos que han conducido al mundo por la senda de los elefantes…hacia un cementerio cierto, entre ellos el que preside la reserva federal, van soltando lastre con todo el cuidado del mundo. No sea que se produzca un milagro que tumbe la presidencia actual o la obligue a tomar astringentes a kilos. Los mismos colectivos de empresarios, banqueros, etc. hacen ver que no ha pasado nada y tienden a culpar a los trabajadores con las medidas más radicales sobre pensiones, contratos, etc. Sobretodo en España, en donde no parece que nada haya ocurrido con el inframundo inmobiliario, con las hipotecas, con la productividad provinente de la inversión, de la propia organización efectiva de las empresas y un largo etcétera de nunca acabar. El debate en los medios y en las cúpulas es simplemente la reforma de los contratos, los salarios, etc.


Por eso les digo que, ¡ojo! El liberalismo más peligroso todavía anda suelto y puede hacer mucho más daño del que ha hecho. Y si no que se lo explique ese insigne economista que luce en Barcelona un chaquetismo de colores y una agresividad verbal contra todo lo colectivo digno de un anarquista burgués. Se rumorea que le quieren poner algunos como sucesor de Laporta I del Maresme y V del Garraf a la presidencia del Barça. Si tal caballero llega a tal responsabilidad, abandono esa religión y me hago del Toronto FC.



Lluís Casas, memorialista a corto plazo.




Radio Parapanda emite un aria del Don Carlo (Verdi):
Cesare Siepi "Ella giammai m'amo" Live 1985





[1] El término se refiere, como queda claro en otros artículos a propósito, al pensamiento ultraliberal que niega el pan y la sal al esfuerzo colectivo y al papel central del estado en la economía y en el mundo de la protección social y la regulación. En los USA, los llamados liberales se acercan a lo que en Europa podrían ser los socialdemócratas, salvadas las distancias oceánicas entre ambos continentes. Los Kennedy hasta ahora mismito o el mismo Obama.

jueves, 10 de septiembre de 2009

CUANDO GOBIERNA LA PRENSA ...





Estos últimos días, a raíz del reportaje de El País sobre la prostitución en la calle, hemos visto un modo de gobernar alternativo. No es una forma desconocida de gobierno, hay experiencias notorias de ello, pero esta semana pasada el asunto ha sido más que evidente. Incluso algunos pensamos que Montesquieu debería haber incluido, tout court, a la prensa como cuarto poder.


A partir del comentado reportaje, las administraciones se han puesto a disposición de la prensa y de los comentaristas oportunistas que la acompañan siempre, y ha emprendido acciones que sabe son absolutamente inútiles pasadas unas semanas. Hemos visto la acción policial coordinada, la presión sobre las muchachas del oficio y algunas detenciones. La zona afectada ha pasado a disfrutar de un idílico estado de buena esperanza, y otras zonas ciudadanas están recibiendo como regalo del cielo la llegada puntual y paulatina de mafias y obligadas meretrices. Junto a ellos, los consumidores de sexo, mayormente turistas de litrona desbravada (y otras garrulas características) están aprendiendo el recorrido hasta las nuevas instalaciones. Oferta y demanda que van de la mano. El mercado es ansí.


La acción policial, puntual geográficamente y aplastante en su aparato, es insostenible. Todos saben que esa acción durará lo que durará y otros asuntos se llevaran las legiones y a los legionarios a batallas distintas y a territorios diferentes hasta que la cosa dé una vuelta completa y otros la vuelvan a empezar. La calle quedará, como es normal, en manos de las patrullas de siempre y parcialmente libre para que vuelva quien quiera volver. Ahora bien, los que impulsan esas operaciones de circunstancias pretenden que el mundo cambie apretando el revólver y tienden a ocultarse a sí mismos, que eso es siempre un cambio momentáneo y que el revolver tiende a la cartuchera con muchísima fuerza.


Junto a la acción policial se ha desatado también el debate social y político en torno a esta antigua y oficialmente poco conocida actividad. Debate que solo aparece cuando caen chuzos de punta y desaparece por arte de magia en cuanto escampa o parece escampar.


Recuerdo con alguna precisión el capítulo anterior de la serie, con algunos protagonistas repetidos. Los repetidos son la prostitución más o menos callejera, en ese momento en la Ronda (pero con un colectivo femenino distinto eran muchachas provinentes por obligado cumplimiento de Rumania), otro periódico, en este caso La Vanguardia, que ignorante de su peculiar proceder como proxeneta publicitario (dado que tiene una sección de anuncios de prostitución en sus páginas), alzó la campaña bienpensante sobre la desaparición de la actividad, la detención de tutti quanti y las ordenanzas municipales, que habían de salvar, sino al orbe, sí a la urbe, de tamañas actividades desconocidas hasta ahora y sólo utilizadas por los incívicos de siempre.


El consistorio picó, igual que ahora, y la presión policial y demás hierbas del cóctel habitual se pusieron en marcha. El ayuntamiento obedeció la consigna y aprobó, con serias dificultades, las ordenanzas de marras que han servido para lo que han servido. Es decir para casi nada. Tal y como era de esperar. Un alcalde, antes un tal Clos, mundialmente conocido por su especial precisión lingüística al referirse a las meretrices como las prostiputas (sic), hoy ha sido substituido por otro alcalde, con mejores y distintas precisiones sintácticas, pero con el mismo miedo al verdadero escenario del problema. Siguen también ahí las distintas teorías que han de acabar con el mal asunto. Unos con la prohibición, al estilo de la ley seca de Chicago o de las drogas de ahora mismo. Propuesta tan digna como cualquier otra, si descontamos que así ni se acaba con la prostitución, ni se resuelve un problema humano y ciudadano. También de nuevo aparece la legalización y la creación de la zona roja en la ciudad. Propuesta más que digna también, pero carente de cualquier posibilidad de consenso social, dada la evidente imposibilidad de convencer al vecindario y a otros políticos para que convivan en esa zona roja.


En los substratos del debate hay, todo hay que decirlo, miedos ancestrales al sexo, a la libertad y un deseo absoluto de mantener una ciudad en un estado imposible, a saber: limpia de polvo y paja, con perdón. Cosa tan imposible como la existencia de los ángeles. Las ciudades, como las sociedades tienen de todo. Se muestra o se esconde, según y como van las cosas, pero pretender que una ciudad como Barcelona sea Zurich (o la mismísima Parapanda) a las 11 de la mañana, es absolutamente absurdo.


Para mi, que hay que aprender a convivir con lo uno y con lo otro. Pero, claro, eso a la prensa le duele por que no vende ni ejemplares diarios, ni influencia, ni nada de lo que ahora acostumbramos. Si tenemos zonas exclusivas para la banca, actividad mucho más sospechosa que la delincuencia menor o la prostitución callejera y en cambio perfectamente legal, ¿porque no hemos de tener manchitas rojas, que son en el fondo y al margen de la posible mafia, de una inocencia celestial: simple sexo y algún dinerillo?


Miren la hemeroteca y verán cómo esos gobernantes ocasionales que no pasan elecciones y no han de vivir con el AY en la boca día a día, nada dicen de la prostitución de lujo (las tarifas me dicen a 1000 euros la hora) y de la prostitución de clase media en pisitos discretos (excepto para el vecino de al lado) que se anuncian sin tapujos en La Vanguardia y El Periódico. Esos anuncios hablan de chinitas nuevas a estrenar, de cómodos plazos a través de la tarjeta y de las ofertas del día. Todo mucho más escandaloso para los mentecatos que las fotos en la Boquería de El País.


Lo dicho anteriormente, hipocresía pura de la prensa y de la política, aunque a esta ya se la conocía y acabará sufriendo y pagando.


Lluis Casas en plan filósofo griego, fracción estóica.


martes, 8 de septiembre de 2009

SEGUNDA PARTE: ¿SUBIR O BAJAR LOS IMPUESTOS?





El retorno de las vacaciones, para los que hemos disfrutado de ellas, supone la reposición de los almacenes domésticos vaciados en el mes de julio. Es, pues, momento de variadas compras elementales en las que se mezclan el queso con el jersey de medio tiempo y que dan una cierta seguridad doméstica frente a los nerviosismos de la reincorporación laboral. Del mismo modo que he visitado el supermercado les confeccionaré este articulillo, a retazos y de sopetón, puesto que tenía prevista una propuesta que el capataz nacional del blog Metiendo bulla me ha echado por tierra, mar y aite al emplazarme a comentar lo de los impuestos y el Dr. Antoni Castells. Empecemos pues.


El Dr. Castells, solemne catedrático de Hacienda Pública e insigne Consejero de Economía nos dice que eso del incremento de los impuestos que el presidente federal, a través de personas interpuestas, está pregonando es un enorme error a sumar a los continuos en que ha incurrido el eminente presidente en la gestión de la crisis. En ese resumen de lo dicho por el Conseller hay multitud de consideraciones en las que de una forma general estaría de acuerdo, pero que deben matizarse muchísimo. Empecemos.


Cierto es, en las hemerotecas consta, que la gestión de la crisis por parte del gobierno federal, y de su presidente especialmente, está muy lejos de ser exitosa, acertada o medianamente coherente. Ya he dicho por activa y por pasiva que el gobierno federal no quiso enterarse de la crisis hasta que esta campaba a todo trapo por el país. Ese mal comienzo fue seguido por una peor segunda parte. La dimisión del tío Solbes pareció dar la oportunidad a un giro de seriedad, realidad y capacidad. No ha sido así tampoco. Por lo tanto, completamente de acuerdo con la torpeza gubernamental frente a la crisis. Si releen lo que he escrito reiteradas veces en el presente medio verán los detalles del asunto. El primero y principal es que el gobierno federal, por una creencia mística en la banca española, nunca se planteó el modelo de crecimiento inmobiliario y las debilidades monstruosas que ello comportaba. Esa incredulidad se extendió a la posibilidad de un crac en España incluso después de vistos el de los USA, la GB y otros. Se perdió tiempo, no se estructuró un pensamiento adecuado a las circunstancias, ni se prepararon planes y equipos dotados de lo que hay que tener cuando las cosas económicas se ponen crudas.


La matización viene ahora. Tampoco el Conseller Castells ha hecho en este asunto los deberes. Ni antes, ni después de la crisis. Que yo sepa estaba impávido e incluso indisimuladamente ilusionado frente al enorme crecimiento de los ingresos fiscales providentes del submundo inmobiliario y no hizo nada para evitar el costalazo. Ni con medidas preventivas, que podía hacerlas, ni aprovechando el momento para reequilibrar el mercado inmobiliario con la absorción pública de las viviendas en quiebra. Por lo tanto, esa crítica al presidente federal, cierta, debería ir acompañada por una autocrítica, a la que el Dr. Castells no está nada acostumbrado. La autoría lírica de una canción de Lluis Llach no implica el abandono del mundo del desacierto.


Segundo punto: la crítica al incremento fiscal para fortalecer la hacienda pública humillada y en horas bajísimas que propone el gobierno federal. Para la crítica a la medida federal y al comentario del Conseller, hay que recordar el artículo sobre la fiscalidad que les facilité la semana pasada:
EL ESCÁNDALO DEL FISCO. EL DE CADA DÍA.


El país tiene una fiscalidad rota, con un fraude de vergüenza y unas ventajas fiscales para ricos y empresarios de no te menees. Estamos lejos de la presión fiscal media europea y lejos del gasto social y la recaudación se abastece en base a los declarantes sujetos al salario. Eso no es un castigo bíblico sino una realidad querida y construida gubernamentalmente. En estas circunstancias lo que en principio es razonable: la posición de Castells de no aumentar los impuestos en época de crisis de demanda, hay que matizarla mucho, muchísimo. Obviamente tocar el IVA es afectar al consumo. El enorme retraimiento que las familias y empresas han hecho del gasto puede aumentar vía precios al presionar con el IVA con lo que pretendemos apagar el fuego con gasolina. Esa es una verdad con muchas aristas.


Otros incrementos fiscales tienen otra circunstancia. La presión fiscal sobre las grandes rentas, grandes patrimonios o ciertos consumos muy determinados, es cosa distinta. No creo que afecte al consumo, en todo caso puede, según el apretón, motivar evasiones fiscales por Andorra hacia las islas Salomón. Pero claro, espero que con la reforma fiscal haya refuerzo fiscal para el cumplimiento de las leyes básicas del ciudadano. Por lo que, presumo que según y cómo.


Lo más importante antes de la crítica es saber cuáles son los incrementos fiscales y dónde. Después hablaremos. Tal vez el Conseller sepa más que lo que el mundanal ruido permite oír; en ese caso, bien estaría que nos informara al detalle para calibrar adecuadamente si sí o si no. Mientras tanto, una cierta prudencia verbal es básica, sobretodo porque están a la espera aquellos que ingresan mucho, pagan poco y quieren no pagar nada. No hace falta echarles munición. En resumen, si el incremento fiscal va hacia los impuestos vinculados con el consumo familiar malo. Si no, bueno. Si además sirve para recuperar dignidad fiscal, justicia fiscal, progresividad fiscal, mejor. Y finalmente, emplazo al presidente federal y al consejero a que cuando las circunstancias lo permitan, reformen la fiscalidad y recuperen lo que los manuales de hacienda y la práctica de los países centroeuropeos aconsejan: la distribución de la carga fiscal según la capacidad económica real, no según el origen de las rentas. A ver que pasa.


De momento, el Conseller y catedrático de la materia ya prevee la eliminación de la fiscalidad relacionada con el patrimonio, las herencias, etc. He oído al Conseller argumentar que hay una asociación promotora para no pagar esos impuestos. Si esa es una razón, el Conseller va a tener asociaciones promotoras de rebaja fiscal por doscientos motivos distintos.


Sé de buena tinta que el Conseller ha sido reacio a cualquier propuesta de incremento fiscal desde el primer día del cargo. Me parece a mí que hay ahí motivos más ideológicos que académicos. Si fuera presidente nunca nombraría en el cargo de Conseller del ramo fiscal a alguien que no disfrutara con los impuestos. Sólo por coherencia.


Lluis Casas hasta el moño de liberales.

viernes, 4 de septiembre de 2009

EL FISCO NUESTRO DE CADA DÍA. EL ESCÁNDALO NUESTRO DE CADA DÍA






Me han llegado una serie de datos sobre la fiscalidad y la recaudación en este nuestro ajetreado país. Ajetreado desde el punto de vista fiscal. Desde luego, quienes nos han suministrado esta documentación saben que este blog (casi) no tiene pelos en la lengua. Los datos provienen de un informe de los técnicos fiscales (GESTHA), es decir desde dentro de la Agencia Tributaria, son, por lo tanto, lo bastante creíbles para creerlos. Y lo suficiente serios como para plantear no preguntas, sino afirmaciones. La más importante es la que sigue:


La primera, el fraude fiscal no solo es tolerado en España, sino que está fomentado desde las mismas administraciones que deberían eliminarlo.


La segunda, la fiscalidad en España se ha transformado en un sistema medieval que recae sobre los que tienen nómina y deja libres, o casi, de polvo y paja a todos los empresarios, autónomos de diversos tipos, empresas, ricos en patrimonio, etc.


En qué se basa, pensaran ustedes, el abajo firmante para expresar tamañas afirmaciones. Pues bien, ahí viene una recopilación de datos comentados para que se den cuenta de la realidad de mi opinión.


1. La economía sumergida genera el 23% del PIB, unos 240.000 millones de euros. Es bien sabido que esa actividad, que no podemos denominar marginal a la vista de su peso económico, no paga impuestos. La cifra que en una situación normal aportaría al estado estaría entre 90.000 millones y 38.000 millones. Para alarmarles más les diré que con esa última cifra funciona al completo la Generalitat de Catalunya, nada menos. La primera cifra corresponde a la totalidad de lo sumergido y la segunda al resultado de reducir la actividad no controlada o a-legal al 13% del PIB, como medida poco radical y aceptable en una situación relativamente parecida a la media de la UE. Los ingresos fiscales no obtenidos son impuestos estatales de todo tipo y las cuotas de la SS. Ojo, la economía sumergida es uno de los componentes del fraude fiscal, solo uno de ellos, no crean. Aviso para navegantes, se trata de la fiscalidad estatal, fuera de ella queda la fiscalidad autonómica y local, también afectadas por males parecidos.


2. Las declaraciones por rendimientos del trabajo, nóminas, nos dicen que en el 2006, no hace tanto, un trabajador medio declaraba 20.782 euros anuales. En el mismo periodo, el concepto empresario lo hacia por 11.642 euros. Sino me equivoco un 44% menos el empresario (o autónomo) que el trabajador por cuenta ajena. En el seno de ese inconcreto concepto de empresario, la declaración en el sector agrícola y ganadero era de menos de 3.000 euros anuales de ingresos. No conozco la rentabilidad del trigo o del cerdo, pero dudo mucho que un empresario agrícola o ganadero mantenga su actividad ingresando solo esos tres mil del ala. Para demostrar que el asunto no es improvisado, ni producto de circunstancias aleatorias, les diré que desde el año 2000 esas diferencias entre trabajadores y empresarios no ha dejado de crecer en beneficio de los segundos. Unos con un crecimiento lógico y correspondiente a la evolución económica y los otros por debajo. Para terminar, el sector primario no solo no ha crecido en sus rentas declaradas, sino que las ha reducido. Para los más enterados les diré que los empresarios que declaran por módulos lo hacen con los mismos rendimientos en el 2006 que en el año 1992, catorce años no son nada, según el tango. Aunque hay que reconocer que los taxistas y los del sector transporte han conseguido declarar por menos. Un gran éxito sectorial, todo hay que decirlo.


3. Nos dicen los técnicos que en España hay 30.000 grandes empresas con una facturación superior a 6 millones de euros. Pues bien, el colectivo de que dispone la Agencia Tributaria para atender al control fiscal de ese pequeño mundo es de 95 funcionarios. Un promedio, si sirviera para el caso, de más de 300 empresas por empleado. Entre ellas deben estar el Santander, el BBVA, La Caixa, Endesa, la Seat y cosas así. Como ven el colmo de la racionalidad y la coherencia.


4. Como complemento nos explican que hay 25 millones de unidades fiscales, posibles declarantes de todo tipo. El censo de personal para su control es de 1.600 inspectores, de los que solo el 50% son los que realizan la gestión directa. Les hago el promedio, 31.250 posibles declarantes por agente. También hay que decir que existen filtros informáticos que evitan la revisión de la mayoría de declaraciones, pero la cifra no deja de ser no solo alarmante, sino simplemente absurda. Nuestro fisco es como el camarote de los hermanos Marx.


5. Los resultados globales de la acción de control fiscal nos dicen que representan solo el 1,8% de los ingresos fiscales previstos, lo cual no parece mucho. Cualquier empresa de cobros logra cifras mejores, en el bien entendido que todos los esfuerzos para logran una mejor cifra de ingresos se auto pagan, es decir los ingresos son superiores a los costes para lograrlos.


6. La acumulación de deuda pendiente de resolver aumenta año a año, es en la actualidad de más de 25 mil millones. Para que entiendan la cifra les diré que con ella se pagaría dos veces el nuevo sistema de financiación autonómica. Un pequeño esfuerzo de control fiscal resolvería un debate morrocotudo. Además es obligación del estado el cobrar y exigir el pago de los impuestos.


Al margen de la información de los técnicos fiscales que les he comentado, añadiré que la estructura de los impuestos, los detalles técnicos en definitiva, permiten que los ricos paguen poco. Esta es una tolerancia legal, pero que tiene para mí las mismas características de injusticia que el fraude de ley.


Por si alguien no le alcanza la importancia de la recaudación fiscal les diré que este país está respecto al gasto social 9 puntos por debajo de lo que le correspondería de acuerdo con el promedio de la UE. Ese agujero es negro como consecuencia histórica del fraude fiscal, de la inoperancia política de los gobiernos federales y de la aceptación de una especie de castigo divino por parte de los ciudadanos. Sin fraude y con un sistema fiscal justo en el reparto de la factura, el país tendría todos los servicios necesarios para atender a la educación, la salud y los servicios sociales. Ahí es nada.



Lluis Casas, después de recibir el abono del IRPF y reclamando que Pepe Borrell vuelva al ministerio del fisco