He intentado resistirme todo lo que he podido a hablarles de nuevo de la dichosa crisis, a la que veo, como indica el titulillo, cabalgando feroz en pos del paro, del PIB y del tipo de interés. Algunos nuevos acontecimientos me invitan a romper esa resistencia y volver a la carga. Se los enumero:
1) Por fin, Barack Obama. La gran esperanza negra ya es lo que debía ser.
2) Los informes de la UE, la sutil ironía de Almunia como ministro europeo dando al traste con el gobierno español de su mismo partido.
3) La confesión del tío Solbes, que exige la presencia de Freud en el gobierno.
4) Lo que hacen los bancos, es decir acumular reservas para salvarse ellos, aunque el mundo se hunda. Ojo, parte de las reservas provienen del gobierno, que parece no enterarse.
5) Lo que hacen las empresas. Huir, pero no saben donde. En todo caso a casa si tienen donde volver por Navidad.
6) Lo que hacen las inmobiliarias. Las que tienen reservas esperar un nuevo ciclo especulativo. Única esperanza que corre por ahí, en la Moncloa, por ejemplo.
7) Lo que hacen las administraciones. Sorpresa a que no lo adivinan. Ni ustedes, ni nadie.
Una lista no exhaustiva, pero suficiente.
Por fin aquello que todo el mundo esperaba se ha producido. Ya tenemos presidente del mundo. A partir de ahora ya no hay excusa a las dilaciones.
Los meses transcurridos desde las elecciones de Noviembre han tenido un altísimo coste económico y político. Ya les dije a ustedes que apoyaran la jura ipso facto del presidente, que no podíamos esperar tanto. Bien, hemos esperado, hemos pagado el coste de la espera y ya lo tenemos.
Todos los presidentes de gobierno y todos los cabezas de cartel o de oposición tienen el futuro despejado de excusas, hoy todos tienen que echar el resto para atajar la crisis y sentar las líneas del nuevo desarrollo. Y esto tanto allí, como aquí. No valdrán medidas chapuza, ni justificaciones limitadoras. Las incógnitas políticas están despejadas y la nueva administración americana va a producir decretos y leyes, a impulsar acuerdos y compromisos. Por ejemplo, en los primeros días se han producido algunas acciones que configuran el futuro económico, entre otras cosas, el medio ambiente formará parte de la nueva política keynesiana. Gasto público generador de ocupación y negocio que siente las bases de otra economía energética, por ejemplo. Otro más, a la chita callando, el presidente ha prohibido los coches despilfarradores. Aquí eso hubiera sido insultar al Real club automóvil, a La Vanguardia y a los conductores con aspiraciones a la fórmula uno. Pues en Washington está hecho.
En el camino, España se ha dejado mucho crecimiento y ha entrado con todo el ímpetu que le ha faltado al gobierno estos meses en la depresión. El comisario Almunia es quien ha dado la mala noticia, un socialista español y candidato pasado del PSOE lo ha confirmado. Señores el paro va hacia el 20%, el tipo de crecimiento español, viviendo y derrochando inmuebles y dejando para otra década el impulso a los sectores de alta productividad, genera hoy un paro masivo, con características de difícil acomodo inmediato. Se trata, básicamente, de personas con escasa especialización, buena parte de ellas inmigrantes a los que el suelo les desaparece bajo los pies a ojos vistas. La acción benefactora del subsidio de paro, de la formación ocupacional, de la acción social municipal tiene a la vista una batalla de órdago. Por cierto, los costes del paro van a la caja autonómica y municipal, todos ellos excepto el subsidio. El único que tiene fecha fija y que corresponde al gobierno federal. ¿Pillan el asunto?El tío Solbes, a menudo candidato a aparecer en los artículos económicos, ha dado un paso de gigante hacia su entronización como víctima desarmada. El tío Solbes está a un paso de pasar a ser el profeta desarmado, titulo histórico que muchos recordaran (por si se da el caso de la desmemoria, Isaac Deutscher es la referencia). Nunca un superministro de la economía fue tan sincero y tan ingenuo. Solbes nos ha dado la tabarra este último año negando sistemáticamente el rápido proceso de deterioro económico del país. Sus cifras eran desmentidas sistemáticamente por la realidad días después de anunciarse. Algunos le atribuíamos el escaso merito de que mentía para frenar el deterioro de la economía. Pues bien, si era así el éxito ha sido nulo. Hoy, el ministro que debía, a falta de presidente, enfrentar la crisis, generar confianza, impulsar nuevas políticas, nos dice con toda la sinceridad del mundo que no sabe que hacer y que el futuro está pringado.
Una lección para todos los ministros del ramo que se esfuerzan por alimentar las escasas ilusiones de la economía. Por fin la verdad por delante. Esas declaraciones me suenan a dimisión de facto. Aunque existe el problema de conseguir un recambio en plena carrera y colocados en el último puesto, o en el primero del paro y de la reducción del PIB.La banca, ese poder permanente en la península, permanece insensible a los gritos del gobierno para que facilite crédito y suavice el trance de impagos, inversiones o hipotecas. La banca utiliza fondos gubernamentales facilitados para ese fin y los deriva hacia la estabilización de sus cuentas. Un bien social de nuevo apropiado por la banca. Estamos acostumbrados.También las empresas son noticia, piden préstamos, avales, garantías y cualquier otro regalo navideño simplemente para decir a continuación que no tienen proyectos o que los que tienen pueden irse a Sudáfrica. Muchas de ellas están procediendo a una reestructuración que en otras circunstancias seria imposible. La crisis les afecta, pero también es excusa para limpiar el tajo. Una línea que va definiéndose es la de garantizar la producción y el empleo en cas, es decir en la matriz nacional de la empresa y al resto que los zurzan. Les recuerdo que empresas de renombre propias tenemos pocas y ninguna en la automoción, o autoemoción, hoy eslogan general para los presuntos afectados.
Las empresas inmobiliarias siguen en la palestra. Las caídas, defenestraciones y otros accidentes financieros siguen su curso inexorablemente. Ahora bien, lentamente aparecen datos sobre una cierta estrategia para el inmediato futuro. Como no hay alternativa al mundo inmobiliario, en dos años volveremos. Eslogan filipino de Douglas McArthur aplicable a una nueva fase especulativa de terrenos y viviendas.
En fin, en último lugar, las administraciones se lamen las heridas fiscales, por enormes caídas de ingresos y se paralizan parcialmente mientras digieren el mal plato. Las acciones que vemos, en torno al eje principal, los recursos federales, son palpitaciones de terror, sin programa adjunto. Tal vez, una dirección mejor definida más allá del Atlántico anime a nuestros lideres a tomar caminos más eficaces.
Amén.
Lluís Casas predicador