No voy a
repetir aquí y de nuevo argumentos más que sabidos en contra de ese “proyecto”
de vida en común que es Eurovegas pegado a Barcelona, El Prat, Sant Boi y todo
el resto. Diariamente en los medios y en lo que no son medios se instruye al
personal sobre los pecados futuros que producirá semejante artilugio y lo
que habremos de pagar por ello. Al mismo tiempo, don Arturo Mas y los
caballeros de la tabla redonda arguyen el empleo que se creará durante la
construcción y posteriormente con la actividad en funcionamiento. Esos
caballeros dicen que una inversión de más de 15.000 millones de dólares o de
euros, da igual, es algo tan substancioso que es imposible dudar, oponerse,
alarmarse, etc. Que todos los que componen el campo de los opositores son unos caguetas
y partidarios de la alcachofa como medio de vida.
Bien, ahora
simple y rápidamente voy a darles mi opinión a partir de los datos de ayer
mismo. Ese proyecto es un posible bluf, a menos que algún “ximple” (tontaina)
termine por hacer lo que los americanos han previsto desde el inicio del
chantaje. Me refiero al dinero, claro está, no a las alturas edificatorias, no
al humo del tabaco, no a los contratos laborales, no al gansterismo o
proxenetismo que subyace en tales lugares. Todo esto me suena a cuento infantil
y a hipotéticos debates para ocultar lo importante y lo importante: que
la financiación del proyecto no existe. La financiación del proyecto y el
riesgo que ello supone está pensada para que las administraciones públicas del
país que “acoja” el proyecto las resuelvan, al menos en su mayor parte.
Míster Adelson
plantea con gran habilidad, muy propia de los que están tan cercanos a las
“familias”, una oferta de tal tamaño que obnubile al personal al mando afectado
por su hipotética inauguración. Piensa en un país con excelentes condiciones de
base: un enorme paro, una trayectoria turística que nunca ha estado
adecuadamente planeada y una dirección política de tercera regional (nunca
mejor dicho). Además como para sus hipotéticas necesidades tal inversión debe
hacerse contigua a un gran centro urbano que asegure una base de actividad
garantizada, lanza la jugada de enfrentar Madrid y Barcelona. Ambas ciudades no
necesitan de gran cosa para hacerse el harakiri mutuamente a poco que se les
facilite las cosas.
La decisión
sobre la ubicación definitiva del proyecto no está tomada, nos dicen. Claro
está, porque el dinero necesario para desarrollar el proyecto no existe. La
empresa de Adelson y compañía no dispone de los recursos suficientes o prefiere
no arriesgarlos a su cargo. Busca desde el primer momento que alguien arrime el
hombro, ponga los dineros o los créditos o al menos los avales para que el
proyecto pueda desarrollar aquellas partes que con toda probabilidad son
rentables. El resto ya se verá en este o en el próximo siglo.
En palabras
más que claras, el representante en la tierra de Adelson dijo ayer a través de
los medios de comunicación (para que todo el mundo se entere) pero dirigido a
los políticos de la
Generalitat y
por ende de la
Comunidad de
Madrid (asociada obviamente con el estado federal) que ellos solo disponen de
una parte de la financiación, lo justo para empezar a expropiar y encargar
proyectos. El resto, que como en el film de don Grouxo Marx, se compone de
primeras partes, segundas partes y de otras partes, está pendiente de que almas
cándidas de la banca acepten abrir una cuenta por miles de millones. Parece ser
que Adelson solo cubre el 25% de la primera fase. El resto corresponderá a
quien se sienta atraído por el magnetismo de Eurovegas, o sea la ruleta o el
bacarrá.
La jugada es
clara, ofrezco un caramelo y cuando lo tienen en la boca me pido un piso gratis
a cambio. No duden ni por un momento que Adelson y company no sean unos
negociantes de tomo y lomo. Lo son. Y todo lo que quieren es un beneficio y
pocos riesgos. Si la financiación recae en otros lomos que no sean los suyos,
su riesgo queda cubierto por activos permanentes, el suelo y una base turística
mínima. Del acierto del conjunto otros deberán responder.
La prueba del
nueve viene dada por las previsiones financieras con que Adelson and company
tienen previsto que funcione el tinglado. En pocos años, cuatro o cinco, la
inversión se recuperará y empezará a dar beneficios. Si fuera cierto, si fuera
aproximadamente cierto, ¿por qué no tienen una cola de inversores para aportar
el capital? Porque hay grandes capitales que no se fían de este sujeto.
De ahí viene
el retraso en decidir la ubicación, necesitan tentar hasta el máximo el
infantilismo político de Mas y de Aguirre, además de otras virtudes teologales
que ambos disponen en abundancia.
Y, si no, al
tiempo. Mi predicción es que en septiembre, Mr. Adelson pospondrá de nuevo la
decisión a mes de diciembre, en espera de los reyes Magos o el Papá Noel.
No piensen que
no crea que Eurovegas no vaya a construirse, eso yo no lo he dicho.
Lluís Casas,
absolutamente incrédulo.