PEQUEÑA
CRÓNICA DEL 19 DE JULIO (uno: antes de)
El Boss, que no es precisamente Bruce Frederick Joseph
Springsteen, sino el alcalde pedáneo de este blog, me llama la atención sobre
una circunstancia que podría ser mítica: la manifestación de esta tarde, jueves
19 de julio del 2012, en contra de la madre que los parió. Y con ello, me
emplaza a hacer una crónica del (ahora) futuro suceso.
Nada tengo que decir a la orden ejecutiva, puesto que ya
tenía previsto desde el 1971 asistir a ella. ¿Cómo es posible pensarán ustedes
que ya 43 años antes de convocarse, un servidor la tuviera en la agenda? Muy
simple, ese fue el año en que decidí asistir a todas y cada una de las
manifestaciones en contra de la madre que los parió, siempre y cuando
estuvieran a mi alcance en la distancia y en la salud. De hecho como otros
muchos.
Ante todo y en previsión de mí pase por comisaría, cosa
que impediría por fuerza mayor la redacción de la crónica de forma inmediata,
haré como tantos periodistas que escriben a la vez sobre la victoria, la
derrota o el empate, de forma y manera que una vez terminado el partido
simplemente han de añadir el resultado y los expulsados. Todo lo demás está ya
escrito.
Lo que no hace falta prever lo anoto ahora mismo y lo
pongo a su disposición por si se han perdido algo estos últimos días, puesto
que es el resultado de lo que ya ha sucedido y que consta como parte de la
motivación de la salida y la ocupación callejera de esta tarde.
Uno: Una bufanda independentista y del Barça cuesta ahora
mismo la cifra de 3.000 euros la unidad, si ustedes la exhiben en la capital
federal y en día de copa. No es el coste de producción, ni siquiera el precio
de venta (pienso que en Madrid y en esta época debe ser difícil hacerse
mediante adquisición comercial del referido adminículo). Los 3.000 del ala
pertenecen a la categoría de multa por, pienso yo, agredir al sentimiento
patrio. Si las multas tuvieran una lógica conjunta, imaginen la que tendría que
pagar Urdangarin, Rato y toda la compañía de baile.
Dos: CIU se cabrea con el IVA, amenaza (es la 1.871.256 vez que lo hace) al gobierno
federal con girarle la cara y aprueba con el PP todo lo que le da la gana en el
parque de la Ciutadella.
Tres: La justicia se hace la picha un lio, pero por esos
azares de la providencia estadística sale cara y tenemos un presidente del
consejo del poder judicial en apariencia decente.
Cuatro: A la
Fabra la pillan desprevenida las expresiones no adecuadas que
salen de su boquita (¿pintada?) y, además, afirma que no se siente honrada con
ello. Lo dicho esa señora tiene un buen lío en el interior de la cabeza y
serias dificultades para estructurar alguna frase con sentido y no será por las
facilidades que le ha proporcionado su papaíto, un hombre con sentido de
estado, un patriota de los aeropuertos y un consentido con el culto a la
personalidad.
Cinco: Al Vaticano y algún banco inglés de enorme
importancia mundial los han pillado blanqueando dinero proveniente de la droga
y de otros productos básicos. La noticia no es lo que hacen, la noticia es que
se ponga por escrito, se divulgue y acabe en los tribunales. Les costará una
multa de 1.500 euros, al menos.
Seis: Los trabajadores públicos que disfrutan del
privilegio de cobrar menos de 1.000 euros, se sienten todos (he hablado personalmente
con cada uno de ellos en menos de diez minutos) mucho más privilegiados al
saber que ya no serán los que cobren menos en la nómina pública de Diciembre,
sino que sus compañeros que llegan hasta los 1.100 euros van a quedarse por
debajo. Una solución ecuánime donde las haya y milagrosamente absurda. Debería
incluirse en la escena del camarote de los Hermanos Marx.
Siete: No me lo creo. No señor. Según un juez CDC se ha
financiado mediante trapicheos en el Palau de la Música Catalana y
mediante fondos provenientes de Ferrovial y con la colaboración de multitud de
empresas vinculadas al ramo de la propaganda política. Una cosa bien curiosa
que nadie sabía. Además el juez les exige que depositen 3,2 millones de euros
para resarcir al Palau. Oigan, voy a traducirles 3,2 millones de euros: son
nada más y nada menos que 570 millones de pesetas. Una cantidad que proviene
solamente de un aportador. ¿Piensan como yo en el problema que tenía CIU según
Pasqual Maragall? Me refiero a ese 3% famoso. No andaba desencaminado el ex
President, ni todos los demás. Por cierto, el asunto sigue, no piensen que solo
es historia, también es presente.
Ocho: La acogida que ha tenido en los medios de los
parados de corta, media y larga duración la medida de reducir sus escasas indemnizaciones,
ha sido excelente. Todos entienden que deben esforzarse más en conseguir un
trabajo, dada la enorme abundancia de ofertas de colocación existentes en este
momento. Sobre todo los que están en edades altamente apreciadas, entre los
cuarenta y pico y los novecientos años, se sienten enormemente comprendidos y
están preparando un acto de contrición por su mala manera de buscarse trabajo.
Agradecen además el detalle de ser citados en pleno congreso de los diputados
como casos ejemplarizantes para el resto del personal.
Nueve: Por lo visto esto del IVA ya era conocido, incluso
el bueno de Keita antes de presentar declaración normal por sus emolumentos se
ha ido a la China ,
en donde son mucho más comprensivos. O es que entre tantos piensa el que no van
a pillarle. El método Keita va a ser descrito en diversas publicaciones de gran
tirada para que los jóvenes rácanos que no tienen trabajo o perspectivas hagan
lo mismo. Una buena manera de reducir el paro. Otra seria entrar en la prime
guerra mundial a la que asistimos como espectadores y proveedores, sin aportar
la hombría habitual con que llevamos esas cosas. Con el bosón de Higgs entrar
en la primera guerra mundial es “bufar i fer ampolles”. Incluso podríamos
elegir el momento, por ejemplo la batalla de Ypres, en donde los generales
británicos tuvieron que pedir la baja al no poder contabilizar las pérdidas
(eufemismo militar y económico que se refiere a muertos y heridos). Ahí la Legión con Franco al frente
se hubiera lucido y tal vez nos hubiéramos ahorrado otras cosas.
Y diez: No podía faltar una compensación a la lista
anterior. Mandela cumplió él solito 94 años. Este hombre fue un milagro laico
para la humanidad y lo sigue siendo. Yo le he advertido que vaya con cuidado
puesto que don Mariano, con la mala pata que le caracteriza ha dicho que le
admira. Que no le haga caso y sobretodo que no le dé ni la dirección, ni el
teléfono. No vayamos a joderla.
Lluís Casas, instalado ya en la plaza de Urquinaona en
previsión de aglomeraciones. En esta plaza hace años existía a primera hora de
la mañana un mercado de esclavos para la construcción. Se elegían, los subían a
una camioneta y hasta más ver. El sueldo lo fijaba el de la camioneta, sin
mediación sindical, claro (estos burócratas sindicales). Cosa que si el PP se
entera va a reintroducirla por decreto ley.
PEQUEÑA
CRÓNICA DEL 19 DE JULIO (dos, después de y entre tanto)
Me perdonaran los lectores (creo que con gran satisfacción
por su parte), pero la presente crónica se abstendrá de comentar lo que los
nuestros ojos, oídos y tacto apreciaron ayer en cada una de las concentraciones
y manifestaciones. Como considero que, al margen de fuerza mayor, todos los que
leen el presente blog estaban implicados como mínimo en el Servicio de orden,
huelga decirles lo que ya saben por experiencia propia.
Lo que si acierto a comentar, más bien a reflexionar, es
lo siguiente. No me gustan las manifestaciones modernas, prefiero, tal como
aventura mi edad, lo de antes. Las manifestaciones modernas consisten en llegar
al punto de reunión media hora antes, encontrar a amigos y compañeros, pegar la
hebra mientras van llegando el resto y a partir del horario fijado entrar en
una prolija discusión sobre si nos moveremos o no de allí en donde la
organización nos ha colocado. Discusión absolutamente inútil, ya que el
movimiento se produce (si es el caso) dos horas después y sin siquiera en el
sentido fijado previamente, simplemente todos se van a casa. Unos con dolor de
rodilla por exceso de permanencia en posición de firmes y otros continuando con
el affaire principal, mentar a madres y padres de los prohombres y promujeres
que en el mismo momento en que el pueblo llano y montañoso se echaba a la calle
para exigir que se fueran a freír espárragos y a poder ser más lejos de Gavà,
nos aprobaban unos descuentos por fin de temporada que ni te menees.
Yo, personalmente, decidí volver a casa hora y media
después de las diecinueve treinta, después de dos horas de estática expectativa
y cuando ya no me quedaban ministros a quienes mentar. Así que, en cuanto los
expertos me informaron que la cabeza de la manifestación ya había llegado a
término, eché una ojeada Via Laietana abajo, contemplé el espectáculo de miles,
miles y miles de personas entretenidas en cantos, gritos, exabruptos y recuerdos
familiares para quien ya sabemos y me dije que sin rodillera y sin taca taca,
me las piraba, sintiéndome perfectamente justificado, feliz y contento y un
poco afónico.
Lo de antes era distinto. El asunto consistía en el
desplazamiento rápido, en zigzag, a través de rudimentarias barricadas y
mezclándose con la clase empresarial que salía en esos momentos de la oficina.
Incluso algunos eran duchos en agenciarse corbatas y ternos que no usaban desde
la primera comunión para disfrutar de un sagaz mimetismo con el sector adicto y
traspasar las incontenibles filas de los guardias y de la secreta. No sé por
qué era secreta, la verdad, eran todos bien conocidos, incluso se sabía dónde y
con quien vivían y podías hacerles llegar discretamente algún regalo de
Navidad, cosa que por prudencia y en bien de la estrategia de alianza de clases
evitábamos.
Pero, en fin, el movimiento, como recuerdan, era algo
consustancial. La cosa se mantuvo durante bastante tiempo, ya en plena posesión
de los derechos marciales, pero lentamente se ha ido degradando y de
manifestación ya solo queda la primera fila que sí de desplaza, pero el resto
queda estático y al albur de las apreturas. Incluso algunas manifestantes
lanzan miradas asesinas en derredor por esa circunstancia de la apretura de
dimensión espacial. Cosa comprensible, aunque inevitable. El truco consiste en
no ir a donde te marcan, sino introducirse lateralmente por vías transversales
lo más cerca posible del encabezamiento, de modo y manera que la primera fila
se desplaza y el espacio es ocupado por los situadas a los lados, con lo que
los disciplinados militantes se ven obligados a la permanencia en el mismo
metro cuadrado asignado.
Dejando donde queda la reclamación por el movimiento,
aunque sea lento y pausado, paso a contarles que ayer noté algún síntoma de
cambio tanto en la psicología de masas, como en la expectativa de destino. Al
menos en Barcelona, el mogollón de gente estaba más bien alegre y satisfecho,
nos decíamos unos a otros que en dos días se había montado una de muy gorda y
que, a ver, si la huelga general se convocaba ya de una puta vez.
De entre los presentes en derredor, al alcance de mi
vista, es decir en torno a los diez metros de circunvalación, vi caras nuevas.
Incluso caras recién nacidas a la confluencia callejera de la protesta. Vi
también que la mayoría de sindicatos, que en otras ocasiones rondaban a
doscientos metros del núcleo principal, estaban pegados al resto. Incluso, me
dijeron, puesto que no hubo manera de llegar a verlo, que los del 15 M se metían una asamblea en
plena Plaça de Catalunya. Asamblea contigua al personal que tieso esperaba el
nunca llegado arranque manifestatorio. Buenos síntomas. Digo yo.
Otra novedad es que no parece que haya debate en torno a
cifras. Se da por concedido sin discusión que ayer la cosa no era broma, ni
ejercicio gimnástico. Sea bienvenida esta circunstancia que permite centrase en
lo que importa: los límites del aguante están ya muy cerca y seguir por el
camino del recorte y del cárguenlo a cuenta del trabajador puede proporcionar
más sorpresas que la prima de riesgo, que a estas alturas y con esos recortes
sigue impertérrita su camino especulativo. Si el vecino Portugal ya se financia
a tipos claramente inferiores a este país, si con la casi confirmación de los
créditos europeos no se serenan los que están acumulando beneficios inmensos a
nuestra costa, ¿a qué esperamos?
Ahora, por lo visto en el Congreso, hay que pensar en
septiembre. Mes decisorio aunque no haya llegado el otoño y la calentura sea
aún ambiental. La presión en la calle se debe transformar el exigencia de
referéndum, elecciones y otras argucias democráticas para detener el asesinato
en masa.
Ayer, yo lo vi claro. Y, espero que los alemanes también.
Lluís Casas, poniéndose antiinflamatorios en las rodillas.