martes, 24 de julio de 2012

EL FAMOSO 19 DE JULIO


PEQUEÑA CRÓNICA DEL 19 DE JULIO (uno: antes de)

El Boss, que no es precisamente Bruce Frederick Joseph Springsteen, sino el alcalde pedáneo de este blog, me llama la atención sobre una circunstancia que podría ser mítica: la manifestación de esta tarde, jueves 19 de julio del 2012, en contra de la madre que los parió. Y con ello, me emplaza a hacer una crónica del (ahora) futuro suceso.

Nada tengo que decir a la orden ejecutiva, puesto que ya tenía previsto desde el 1971 asistir a ella. ¿Cómo es posible pensarán ustedes que ya 43 años antes de convocarse, un servidor la tuviera en la agenda? Muy simple, ese fue el año en que decidí asistir a todas y cada una de las manifestaciones en contra de la madre que los parió, siempre y cuando estuvieran a mi alcance en la distancia y en la salud. De hecho como otros muchos.

Ante todo y en previsión de mí pase por comisaría, cosa que impediría por fuerza mayor la redacción de la crónica de forma inmediata, haré como tantos periodistas que escriben a la vez sobre la victoria, la derrota o el empate, de forma y manera que una vez terminado el partido simplemente han de añadir el resultado y los expulsados. Todo lo demás está ya escrito.

Lo que no hace falta prever lo anoto ahora mismo y lo pongo a su disposición por si se han perdido algo estos últimos días, puesto que es el resultado de lo que ya ha sucedido y que consta como parte de la motivación de la salida y la ocupación callejera de esta tarde.

Uno: Una bufanda independentista y del Barça cuesta ahora mismo la cifra de 3.000 euros la unidad, si ustedes la exhiben en la capital federal y en día de copa. No es el coste de producción, ni siquiera el precio de venta (pienso que en Madrid y en esta época debe ser difícil hacerse mediante adquisición comercial del referido adminículo). Los 3.000 del ala pertenecen a la categoría de multa por, pienso yo, agredir al sentimiento patrio. Si las multas tuvieran una lógica conjunta, imaginen la que tendría que pagar Urdangarin, Rato y toda la compañía de baile.

Dos: CIU se cabrea con el IVA, amenaza  (es la  1.871.256 vez que lo hace) al gobierno federal con girarle la cara y aprueba con el PP todo lo que le da la gana en el parque de la Ciutadella.

Tres: La justicia se hace la picha un lio, pero por esos azares de la providencia estadística sale cara y tenemos un presidente del consejo del poder judicial en apariencia decente.

Cuatro: A la Fabra la pillan desprevenida las expresiones no adecuadas que salen de su boquita (¿pintada?) y, además, afirma que no se siente honrada con ello. Lo dicho esa señora tiene un buen lío en el interior de la cabeza y serias dificultades para estructurar alguna frase con sentido y no será por las facilidades que le ha proporcionado su papaíto, un hombre con sentido de estado, un patriota de los aeropuertos y un consentido con el culto a la personalidad.

Cinco: Al Vaticano y algún banco inglés de enorme importancia mundial los han pillado blanqueando dinero proveniente de la droga y de otros productos básicos. La noticia no es lo que hacen, la noticia es que se ponga por escrito, se divulgue y acabe en los tribunales. Les costará una multa de 1.500 euros, al menos.

Seis: Los trabajadores públicos que disfrutan del privilegio de cobrar menos de 1.000 euros, se sienten todos (he hablado personalmente con cada uno de ellos en menos de diez minutos) mucho más privilegiados al saber que ya no serán los que cobren menos en la nómina pública de Diciembre, sino que sus compañeros que llegan hasta los 1.100 euros van a quedarse por debajo. Una solución ecuánime donde las haya y milagrosamente absurda. Debería incluirse en la escena del camarote de los Hermanos Marx.

Siete: No me lo creo. No señor. Según un juez CDC se ha financiado mediante trapicheos en el Palau de la Música Catalana y mediante fondos provenientes de Ferrovial y con la colaboración de multitud de empresas vinculadas al ramo de la propaganda política. Una cosa bien curiosa que nadie sabía. Además el juez les exige que depositen 3,2 millones de euros para resarcir al Palau. Oigan, voy a traducirles 3,2 millones de euros: son nada más y nada menos que 570 millones de pesetas. Una cantidad que proviene solamente de un aportador. ¿Piensan como yo en el problema que tenía CIU según Pasqual Maragall? Me refiero a ese 3% famoso. No andaba desencaminado el ex President, ni todos los demás. Por cierto, el asunto sigue, no piensen que solo es historia, también es presente.

Ocho: La acogida que ha tenido en los medios de los parados de corta, media y larga duración la medida de reducir sus escasas indemnizaciones, ha sido excelente. Todos entienden que deben esforzarse más en conseguir un trabajo, dada la enorme abundancia de ofertas de colocación existentes en este momento. Sobre todo los que están en edades altamente apreciadas, entre los cuarenta y pico y los novecientos años, se sienten enormemente comprendidos y están preparando un acto de contrición por su mala manera de buscarse trabajo. Agradecen además el detalle de ser citados en pleno congreso de los diputados como casos ejemplarizantes para el resto del personal.

Nueve: Por lo visto esto del IVA ya era conocido, incluso el bueno de Keita antes de presentar declaración normal por sus emolumentos se ha ido a la China, en donde son mucho más comprensivos. O es que entre tantos piensa el que no van a pillarle. El método Keita va a ser descrito en diversas publicaciones de gran tirada para que los jóvenes rácanos que no tienen trabajo o perspectivas hagan lo mismo. Una buena manera de reducir el paro. Otra seria entrar en la prime guerra mundial a la que asistimos como espectadores y proveedores, sin aportar la hombría habitual con que llevamos esas cosas. Con el bosón de Higgs entrar en la primera guerra mundial es “bufar i fer ampolles”. Incluso podríamos elegir el momento, por ejemplo la batalla de Ypres, en donde los generales británicos tuvieron que pedir la baja al no poder contabilizar las pérdidas (eufemismo militar y económico que se refiere a muertos y heridos). Ahí la Legión con Franco al frente se hubiera lucido y tal vez nos hubiéramos ahorrado otras cosas.

Y diez: No podía faltar una compensación a la lista anterior. Mandela cumplió él solito 94 años. Este hombre fue un milagro laico para la humanidad y lo sigue siendo. Yo le he advertido que vaya con cuidado puesto que don Mariano, con la mala pata que le caracteriza ha dicho que le admira. Que no le haga caso y sobretodo que no le dé ni la dirección, ni el teléfono. No vayamos a joderla.

Lluís Casas, instalado ya en la plaza de Urquinaona en previsión de aglomeraciones. En esta plaza hace años existía a primera hora de la mañana un mercado de esclavos para la construcción. Se elegían, los subían a una camioneta y hasta más ver. El sueldo lo fijaba el de la camioneta, sin mediación sindical, claro (estos burócratas sindicales). Cosa que si el PP se entera va a reintroducirla por decreto ley.
PEQUEÑA CRÓNICA DEL 19 DE JULIO (dos, después de y entre tanto)

Me perdonaran los lectores (creo que con gran satisfacción por su parte), pero la presente crónica se abstendrá de comentar lo que los nuestros ojos, oídos y tacto apreciaron ayer en cada una de las concentraciones y manifestaciones. Como considero que, al margen de fuerza mayor, todos los que leen el presente blog estaban implicados como mínimo en el Servicio de orden, huelga decirles lo que ya saben por experiencia propia.
Lo que si acierto a comentar, más bien a reflexionar, es lo siguiente. No me gustan las manifestaciones modernas, prefiero, tal como aventura mi edad, lo de antes. Las manifestaciones modernas consisten en llegar al punto de reunión media hora antes, encontrar a amigos y compañeros, pegar la hebra mientras van llegando el resto y a partir del horario fijado entrar en una prolija discusión sobre si nos moveremos o no de allí en donde la organización nos ha colocado. Discusión absolutamente inútil, ya que el movimiento se produce (si es el caso) dos horas después y sin siquiera en el sentido fijado previamente, simplemente todos se van a casa. Unos con dolor de rodilla por exceso de permanencia en posición de firmes y otros continuando con el affaire principal, mentar a madres y padres de los prohombres y promujeres que en el mismo momento en que el pueblo llano y montañoso se echaba a la calle para exigir que se fueran a freír espárragos y a poder ser más lejos de Gavà, nos aprobaban unos descuentos por fin de temporada que ni te menees.
Yo, personalmente, decidí volver a casa hora y media después de las diecinueve treinta, después de dos horas de estática expectativa y cuando ya no me quedaban ministros a quienes mentar. Así que, en cuanto los expertos me informaron que la cabeza de la manifestación ya había llegado a término, eché una ojeada Via Laietana abajo, contemplé el espectáculo de miles, miles y miles de personas entretenidas en cantos, gritos, exabruptos y recuerdos familiares para quien ya sabemos y me dije que sin rodillera y sin taca taca, me las piraba, sintiéndome perfectamente justificado, feliz y contento y un poco afónico.
Lo de antes era distinto. El asunto consistía en el desplazamiento rápido, en zigzag, a través de rudimentarias barricadas y mezclándose con la clase empresarial que salía en esos momentos de la oficina. Incluso algunos eran duchos en agenciarse corbatas y ternos que no usaban desde la primera comunión para disfrutar de un sagaz mimetismo con el sector adicto y traspasar las incontenibles filas de los guardias y de la secreta. No sé por qué era secreta, la verdad, eran todos bien conocidos, incluso se sabía dónde y con quien vivían y podías hacerles llegar discretamente algún regalo de Navidad, cosa que por prudencia y en bien de la estrategia de alianza de clases evitábamos.
Pero, en fin, el movimiento, como recuerdan, era algo consustancial. La cosa se mantuvo durante bastante tiempo, ya en plena posesión de los derechos marciales, pero lentamente se ha ido degradando y de manifestación ya solo queda la primera fila que sí de desplaza, pero el resto queda estático y al albur de las apreturas. Incluso algunas manifestantes lanzan miradas asesinas en derredor por esa circunstancia de la apretura de dimensión espacial. Cosa comprensible, aunque inevitable. El truco consiste en no ir a donde te marcan, sino introducirse lateralmente por vías transversales lo más cerca posible del encabezamiento, de modo y manera que la primera fila se desplaza y el espacio es ocupado por los situadas a los lados, con lo que los disciplinados militantes se ven obligados a la permanencia en el mismo metro cuadrado asignado.
Dejando donde queda la reclamación por el movimiento, aunque sea lento y pausado, paso a contarles que ayer noté algún síntoma de cambio tanto en la psicología de masas, como en la expectativa de destino. Al menos en Barcelona, el mogollón de gente estaba más bien alegre y satisfecho, nos decíamos unos a otros que en dos días se había montado una de muy gorda y que, a ver, si la huelga general se convocaba ya de una puta vez.
De entre los presentes en derredor, al alcance de mi vista, es decir en torno a los diez metros de circunvalación, vi caras nuevas. Incluso caras recién nacidas a la confluencia callejera de la protesta. Vi también que la mayoría de sindicatos, que en otras ocasiones rondaban a doscientos metros del núcleo principal, estaban pegados al resto. Incluso, me dijeron, puesto que no hubo manera de llegar a verlo, que los del 15 M se metían una asamblea en plena Plaça de Catalunya. Asamblea contigua al personal que tieso esperaba el nunca llegado arranque manifestatorio. Buenos síntomas. Digo yo.
Otra novedad es que no parece que haya debate en torno a cifras. Se da por concedido sin discusión que ayer la cosa no era broma, ni ejercicio gimnástico. Sea bienvenida esta circunstancia que permite centrase en lo que importa: los límites del aguante están ya muy cerca y seguir por el camino del recorte y del cárguenlo a cuenta del trabajador puede proporcionar más sorpresas que la prima de riesgo, que a estas alturas y con esos recortes sigue impertérrita su camino especulativo. Si el vecino Portugal ya se financia a tipos claramente inferiores a este país, si con la casi confirmación de los créditos europeos no se serenan los que están acumulando beneficios inmensos a nuestra costa, ¿a qué esperamos?
Ahora, por lo visto en el Congreso, hay que pensar en septiembre. Mes decisorio aunque no haya llegado el otoño y la calentura sea aún ambiental. La presión en la calle se debe transformar el exigencia de referéndum, elecciones y otras argucias democráticas para detener el asesinato en masa.
Ayer, yo lo vi claro. Y, espero que los alemanes también.

Lluís Casas, poniéndose antiinflamatorios en las rodillas.