jueves, 19 de julio de 2012

LOS RESULTADOS DE LA ESCUELA NEOLIBERAL


Vamos a dejar que el soufflé de la semana pasada, cocinado (o más bien servido) por don Mariano termine por fundirse por exceso de calor. Mientras eso ocurre (día 19 y demás) consultemos la hemeroteca reciente que aporta datos ejemplares sobre el no pensamiento neoliberal, mentalidad que está en la base de muchos de los problemas que tenemos en el entorno económico, social y político.

Una de las grandes soluciones que aportan las escuelas de negocios y la mentalidad del dinero es que el sector público es una especie de mangante que dilapida recursos y obtiene escasos resultados. De ahí la tensión para transferir a las empresas privadas servicios y entidades que forman parte del conjunto de las administraciones. Siempre insisto en un detalle respecto a eso, escribo sobre servicios y competencias públicas, no sobre sectores económicos de “mercado”. Aclarado, puedo volver a afirmar, como tantas veces, que la historia está plagada de fracasos empresariales privados, de costes de producción de bienes y servicios desmesurados, de marginación de la competencia por acuerdos interempresariales, de manipulación de la publicidad, de las garantías sobre los bienes o servicios, etc. Probablemente con mayor intensidad que lo que pueda acontecer en el mundo de los servicios públicos y con mayor opacidad y ocultación.

A continuación les pongo una noticia y un comentario ajenos, provenientes de la prensa digital (El Mundo), el asunto de clarísima actualidad ha aparecido después en diversos medios, siempre con la cautela y las prevenciones que los fracasos empresariales son comunicados.

Ahí va:

“Caos de la seguridad en la cuenta atrás para los Juegos de Londres
Un soldado británico, frente al estadio olímpico. | Efe
  • El Gobierno británico, obligado a 'reclutar' a 3.500 soldados más
  • Los transportes, con problemas: estaciones colapsadas y carreteras cortadas
Carlos Fresneda (corresponsal) | Londres

Estas cosas pasan cuando se decide dejar la seguridad en manos de "contratistas" privados, como en la guerra de Irak... A falta de dos semanas para el inicio de los Juegos, la compañía G-4S ha reconocido que no tiene suficientes guardias para velar por al acceso al Parque Olímpico y el Gobierno británico se ha visto obligado a "reclutar" a 3.500 soldados de emergencia, que dejarán en el 17.000 el número de efectivos del ejército local.

Mil soldados tendrán que venir de una base alemana. Muchos otros acababan de llegar de Afganistán. La militarización de los Juegos es inevitable a esta altura y la factura que tendrá que pagar el contribuyente británico por el “plan de contingencia” será de 25 millones de euros.

El fiasco de la compañía G-4S, que en mayo anunció que tenía 100.000 solicitudes para cubrir 10.000 puestos de trabajo, ha dejado evidencia al Gobierno de David Cameron, empeñado en recortar las plantillas de la policía en el nombre de la austeridad y para rentabilizar el negocio de la seguridad en manos privadas.

Un escándalo comparable es el que ha ocurrido en los aeropuertos, obligados a volver a contratar a toda prisa agentes públicos de aduana, tras quedar demostrado que las compañías privadas no tienen suficiente personal cualificado para contener la avalancha de más de 300.000 visitantes que se esperan en Londres durante los Juegos.

A uno y otro escándalo ha tenido que responder en el Cámara de los Comunes la ministra de Interior, Theresa May, que podría convertirse en la primera víctima política de Londres 2012. En un anunció que sonó casi a burla, May aseguró que los soldados y sus familias recibirán 10.000 entradas gratuitas para compensar el esfuerzo de quedarse sin vacaciones.

El fiasco de la compañía G4S crece entretanto por minutos. Un ex trabajador de la empresa de seguridad ha denunciado en la cadena SkyNews lo precario de la preparación de los agentes privados y ha expresado su preocupación por lo que pueda pasar dentro del recinto olímpico: “En las condiciones actuales, existe un 50% de posibilidades de que alguien con voluntad de cometer un atentado pueda burlar la seguridad”.

Al caos de la seguridad se ha añadido estos días el colapso de las estaciones de tren en el primer “simulacro olímpico” y las reparaciones de emergencia de la M4, la principal vía de acceso a la ciudad desde el aeropuerto de Heathrow, que estará cerrada al tráfico cuando lleguen los atletas a la ciudad anegada por la lluvia. Los Juegos empiezan con “goteras” prematuras...”

La reproducción de la información está prácticamente intacta, de modo que poco hace falta para resaltar en que consiste a menudo la privatización, externalización o contratación de la actuación privada en servicios de claro carácter público. La seguridad de los juegos olímpicos, estarán de acuerdo conmigo, es claramente un asunto público.

En el artículo se detallan casi todos los “errores” (de hecho no son errores, sino el resultado de la aplicación de la cuenta de explotación como baremo de cualquier servicio). Una pequeña lista lo sintetizará: falta de planificación adecuada, personal mal pagado, mal formado y con escaso incentivo profesional, restricciones extremas en la aportación de material y de recursos (reduciendo así la inversión y favoreciendo el margen de beneficio), débil respuesta al surgimiento de problemas mal enfocados, llamamiento a la ayuda pública cuando el fracaso está garantizado, incremento de costes sin límite posible dada la urgencia de las soluciones. El reflejo de la reducción de los efectivos policiales como sistema de ahorro para desplazar la seguridad al mundo de las prebendas privadas puede valorarse hoy en Gran Bretaña y solo para los juegos olímpicos en cifras, un mínimo de 25 millones de euros más de lo previsto.

Eso nos sucederá con Aigües Ter Llobregat, o algo parecido. Lo mismo con casi todos los servicios que tanto el estado federal, como la federación catalana piensan colocar en el amplio mundo de la eficiencia privada y de los incrementos del coste público.

Lluís Casas, dale que dale.