Como ustedes ya habrán podido ver en los medios, se está
celebrando una carrera de obstáculos entre las diferentes administraciones para
“colocar” entidades públicas de la importancia de AENA, Aigües Ter Llobregat y
otras muchas.
El asunto está sojuzgado por tres idees, por llamarlas de
alguna manera: una el espíritu liberal de nuestros gobernantes (al margen de si
son PP, PSOE o CIU, puesto que todos ellos son de esta cuerda); dos, las
necesidades financieras que la negativa a extender el pago de impuestos a todos
(los ricos) implica; y tres, al cuento de niños sobre que la gestión privada es
más eficiente y garantiza mejores servicios.
En otras ocasiones he aportado argumentos, e incluso
pruebas, de que eso no es así. En realidad nos encontramos en un paradigma de
robo, estafa o llámenle como quieran, de quienes quieren comerse todo el pastel
de la economía, empresarios, financieros, etc. que llegan incluso a distancias
siderales de nuestro suelo “nacional”. Probablemente tengamos finalmente una
sanidad en manos norteamericanas en gran parte. Todos sabemos lo cuidadosos que
son los norteamericanos en materia de salud, sobre todo con la que disfrutan
aquellos cuyas rentas están sobre los 6 ceros detrás de una primera cifra.
Hoy, abandonando la tabarra habitual, me centraré en la
explicación de una parte de este pastel, mejor dicho, en una parte de la
elaboración de este pastel tan apetitoso para los mercados y otros tahúres del
Mississippi. Voy a referirme a la gran mentira de los concursos privatizadores
de la gestión en los cuales el futuro (y a menudo probable) adjudicatario paga
unos buenos millones a la administración de turno. Así de claro, y si alguien
dice que es mentira ¡que lleve a los tribunales al propietario de este blog!
Bien, el sistema es este: sale a concurso, por ejemplo
Aigues Ter-Llobregat, la suministradora de agua pública, ejemplo de la buena
gestión del agua en todo el mundo, aunque lamentablemente ahogada por falta de
aportación financiera, de tal modo que ha acumulado una deuda importante. A
cambio tenemos la garantía del suministro, las desaladoras, y una calidad más
bien aceptable del agua, así como un programa de recuperación de los cursos de
agua afectados, el Ter y el Llobregat. Ambos, a pesar, de su distancia sobre el
Ródano, perfectamente capaces de aportar un tanto de nuestras necesidades. Todo
ello se ha realizado en un periodo de tiempo razonable y sin excesivas
destrucciones del medio natural.
Bien, queda claro que el problema no está en la gestión
técnica, ni en los proyectos, ni siquiera en las necesidades de inversión
inmediatas. El problema es que hemos (han) preferido financiar autovías,
periódicos privados de derechas y otras mandangas por encima de un elemento
estratégico como es el agua.
Todo hay que decirlo, ATLL es una creación pujolista,
fíjense bien, pujolista, no convergente. Pero CIU tiene compromisos con sus
friends empresarios, con sus friends financieros, con unas empresas (o empresa)
que siempre han aspirado a hacerse con el monopolio del agua. Tendencia
perfectamente definida por el conjunto de barbudos que todos conocemos. Repito:
si alguien dice que es mentira ¡que lleve a los tribunales al propietario de
este blog!
En este caso, además, se trata de un bien público tan
imprescindible como el aire (cosa que ya llegará, su gestión privada, ya lo
verán), el agua no solo es la base de la vida, incluso la humana, puesto que en
la cadena de producción del whisky también aparece en abundancia, sino que es
fundamental para la planificación territorial y por ende para la valorización
de los terrenos, hoy patatales, mañana, tal vez, centro de negocios o casinos.
Vean pues la importancia de lo que estamos tratando.
Pues bien, en estos momentos nuestro capitán araña, Don
Artur Mas, prepara la transferencia de esta entidad liquida al mundo de las
maravillas privadas. Primero ha tenido que convencer a determinados socios
políticos para no quedarse como tantas veces con el saludo despreciado, después
ha decidido comerse la totalidad de la deuda de ATLL para facilitar el acceso
privado y pronto se producirá el anuncio convocatorio mediante el cual los
interesados, por ejemplo ustedes y yo, podemos acceder a hacernos con la
gestión del agua catalana mediante el pago de un canon que no será escaso de
ceros.
Ahora vienen las preguntas. Si ATLL está técnicamente bien
gestionada, si su deuda va a ser absorbida por el gobierno, ¿para qué
necesitamos que algún pretendiente a una dote se nos meta en casa? Y en tal
caso, ¿para qué tiene que venir él con una dote?
Primera respuesta, no hay pretendientes para una casadera
con barriga (las deudas), de modo que los padres asumen el asunto y liberan el
fruto del cuidado del pretendiente. Tenemos ya una casadera sin cargas
extrañas. De modo que los pretendientes pueden afluir a mansalva sabiendo que
poco esfuerzo necesitaran para generar beneficios.
Segunda respuesta, la aportación de dote (canon) por parte
del novio (una aberración donde las haya) supone una inyección de dinero para
el gobierno que podrá, por ejemplo, hacerse cargo de ciertas deudas del Sr.
Godó o de las expropiaciones caras que el sr. Adelson pueda encontrar en su proyecto
de futuro para Catalunya.
Y ese dinero, de dónde se recupera, me dirán ustedes. La
cosa es bien simple. El precio del agua de ATLL se encarecerá en la medida del
canon o dote aportado. Todos los consumidores de ese bien tan poco respetado
pondremos mensualmente a disposición del gestor privado un incremento de no te
menees. Supongamos un 25% más como simple hipótesis.
Pero eso no es todo. ATLL como empresa pública no busca
beneficio económico, en todo caso cubre los costes de explotación, las
amortizaciones y los intereses del capital y poco más. La empresa privada que
se haga cargo de ella añadirá un porcentaje para cubrir los beneficios para sus
accionistas, propietarios y ejecutivos. Pongamos como poco otro 20% bruto.
Pero no hemos terminado. Si recuerdan, la deuda acumulada
ya no es de ATLL, sino del gobierno, pero que deberá pagarse, con lo que
tendremos la tercera parte del polinomio: el gobierno destinará fondos que
saldrán de algún recorte sin importancia, por ejemplo los tejados de las
escuelas (un país con buen tiempo para que los necesita), para pagar a las
entidades bancarias que en su día ofrecieron los créditos con los que se ha
construido una infraestructura de abastecimiento casi ejemplar.
Si tienen ganas de pasar un mal rato, sumen porcentajes,
cojan su recibo del agua y calculen incidencias. Después pueden hacer varias
cosas beber al más puro estilo de supervivencia marina (la orina para los no
expertos), acumular el agua de lluvia, no lavar más que los calzoncillos y con
prudencia o cabrearse más. De hecho esto último es perfectamente compatible con
todo lo demás. Por cierto me olvido de una última medida, una forma de
utilización del agua que ha durado miles de años, y es ir a buscar agua a la
fuente. Yo mismo he sido testigo y actor de las reatas de mulas cargadas con
los enormes cantaros que permitían tener agua en casa. O, si miran ciertas
fotos o memorias de los años cincuenta o sesenta en la misma Barcelona, de las
colas para lavarse en la única fuente del barrio.
En fin, ya ven, todo un futuro patrocinado por esos
premios nobel de nuestro gobierno.
Para qué vamos a continuar. Se repite ad nauseam: ¿Qué no es verdad? Pues ¡a los tribunales!
Lluís Casas, que en previsión se lleva al trabajo una
garrafita para llenarla en la fuente de la planta cuatro e ir llenando la
bañera. Previsor que es uno.
Post data.
Respuesta del titular de este blog.
Mi querido don Lluis, ¿Qué nos jugamos a que no acuden a
los tribunales estos buitres de la pradera?