viernes, 17 de febrero de 2012

REVOLUCION MARXISTA EN LAS ADMINISTRACIONES CATALANAS


Tal vez lo que sigue les parecerá un tanto frívolo, pero me reconocerán que, a pesar de lo que está cayendo, como la reforma laboral, los recortes de servicios públicos, los recortes en derechos sociales, etc. que el humor es útil incluso frente al paredón.

Para aclarar las cosas de entrada y para que no haya confusiones innecesarias me referiré primero a que el término “administraciones catalanas” se refiere básicamente a la Generalitat de Catalunya, a la Diputación de Barcelona y al Ayuntamiento de Barcelona. Administraciones de las que tengo directa información fiable. De las demás, unas novecientas, sintiéndolo mucho no he conseguido documentación que me parezca merecedora de atención, aunque me consta que en la mayoría las ocurrencias y los intereses peculiares no son precisamente situaciones atípicas. Aunque hay que reconocer que hay honrosas excepciones. Por ellas me centro en lo que sé, no en lo que supongo o adivino. Un esfuerzo que ustedes reconocerán que no abunda por el mundo del comentario mediático o bloguero.

La segunda aclaración es en torno al concepto de revolución marxista. En este caso y, pienso, que con toda la razón del mundo en base a lo que vendrá luego en la parte descriptiva, se trata de los planteamientos sociales y económicos de los Marx Brothers, especialmente los tres más conocidos, Groucho, Harpo y Chico, que a lo largo de su vida tanto personal, como artística recopilaron un buen manual de gestión de conflictos mercantiles (la parte contratante de la segunda parte…), sentimentales (Margaret Dumont: ¡Mi marido me dejó toda su fortuna!,G : ¿No comprendes lo que intento decirte? G: ¿No entiendes lo que intento decirte? Te quiero Te amo..), sociales (yo no me haría de un club que me admitiera…) e incluso energéticos (más madera…). No son un conjunto de proposiciones nihilistas, al contrario son un fondo de armario permanentemente a la moda y perfectamente útil para interpretar la realidad desde una esquina un tanto escorada, pero enteramente consistente.

Así pues, dicho lo anterior, les referiré de qué manera las susodichas administraciones aplican el método marxista tan propio de esos sujetos, eminentes provocadores de la absurdidad. Les insisto en que todo lo que sigue responde a la más estricta realidad. No he inventado nada.

En estas administraciones se ha producido con la victoria de CIU+PP la incorporación al mundo de la asesoría política del estrato social llamado “les tietes” [las titas]. Estas son un producto humano familiarmente conocido por su buena cocina, agradable trato y fácil subvención a los sobrinos. Estas cualidades son excelentemente aprovechadas en las tres administraciones, retribuidas, eso si, a unos 3.000 euros netos mensuales. No se trata de trato de favor ninguno, en absoluto, sino de incorporar a la administración y especialmente al entorno consejil, de la experiencia humana y familiar de quien sabe bien de las debilidades del alma.

Otra medida ha sido la inclusión como expertos temáticos de jóvenes leones (o leonas) sin más experiencia que el conocimiento de la sede de las juventudes del partido(s) (en el mejor de los casos). Atención, no es lo que podrían imaginar como la creación de una universidad política o administrativa para el futuro de las nuevas generaciones de dirigentes políticos. Si hay algo de eso, solo es en el caso que alguno de los incorporados se lo proponga individualmente y eso siempre sin pensar en pasar oposiciones y demás instrumentos de tortura, reservados, eso si, para el resto de mortales. Las intenciones de ello son más bien otras, entre ellas la de disfrutar de un estado de bienestar visual que toda juventud provoca, tanto ellos como ellas. La belleza, el bien vestir, la esbeltez, las marcadas chaquetas o los tacones afilados, la musculatura, las miradas sin complejos han sido siempre provocadores de altas rentabilidades sociales, aunque hay que reconocer que algunos líos también. Pero eso, pasando por caja, perdón, por el confesionario es cosa que se resuelve con facilidad. No estamos hablando de becarios o becarias, dios me libre. La experiencia americana en el asunto no es demasiado recomendable. Estamos hablando de plazas laborales, interinas, de creación política, etc. todas ellas con el proceso de selección ubicado hacia la calle Córcega o hacia la calle Nápoles. Todo y que ahora se dice que desde la calle Urgell también hay movimiento (nada más lógico por cierto). Han previsto, como no podía ser de otro modo, retribuciones adecuadas que permitan mantener el nivel de vida acostumbrado a los hijos de la calle Ganduxer, así como horarios y presencias permisivos, no sea el caso que el estrés de al traste con los objetivos prefijados.

La representación de la veteranía no ha sido dejada de lado, en absoluto. Al contrario, el tamaño de lo conquistado es tal que hay espacio vital para todos los de la casa. En múltiples cargos hombres y mujeres a ambos lados de la edad jubilativa y llenos de experiencia en las esencias de los porcentajes participativos, de las presiones ejecutivas, de los contactos fuera borda están siendo, como no podría ser de otro modo, un acervo vital y constructivo para el quehacer diario administrativo y de servicio. Los funcionarios ven en esos veteranos un espejo al que mirarse, la experiencia, el éxito, el reconocimiento a los méritos se ha visto recompensado. Sigamos su línea, persigamos su orientación. Esa es la intención. No hay duda que se crean algunos problemas, pero todos de índole menor. La composición de un expediente, el conocimiento de la normativa jurídica, el sistema de contabilidad pública y otros asuntos menores, ya se sabe, requieren de un aprendizaje duro que la veteranía no está dispuesta a hacer o capacitada para ello. Por eso, siempre les acompaña el soporte físico o intelectual conveniente, de forma y manera que nada de la organización se resienta.

La dirección colectiva de los asuntos está a la orden del día, pero no como en otras épocas, un poco como en el famoso camarote, en donde todo el mundo tenía cabida y opinión. No, hoy la dirección colectiva se efectúa en torno al liderazgo y sus afines, sin que nadie más esté al tanto de lo tratado, decidido y acordado. El asunto, como otros, tiene también dificultades de aplicación, como en toda obra nueva, como que las decisiones sean difícilmente aplicables o los acuerdos manifiestamente ajurídicos. Pero eso también tiene fácil arreglo. En la siguiente reunión corporativa se cambia y listos.

Es indispensable para toda organización que se precie que exista un buen porcentaje de personal hábil en el regate y dúctil con las maniobras. No siempre es bien entendido por el cuerpo electoral determinada transferencia o aquel pago tan específico. Para esos menesteres se han incorporado excelentes gestores provinentes del País Valencià, por ejemplo. En donde se ha producido un acelerado curso de bien hacer al respecto. En ese sentido se ha podido controlar la excelente selección realizada, pues algunos en pocos días han abierto despacho propio, al margen evidentemente de las obligaciones públicas que conllevan las incompatibilidades, una molestia inútil para tanto cerebro organizativo.

La promoción es otra de las características que hay que resaltar. Y, además, una promoción exenta de límites o de trabas. Nadie es rechazado por falta de titulación, por carecer de conocimientos previos o por motivos de compatibilidad. Al contrario, quien se lo merece lo gana. Independientemente de cualquier otra circunstancia. Como ven, son consignas muy en boga en las escuelas de negocio ajeno. Ilustres representantes del gran cambio intelectual e ideológico del mundo managerial, en donde el éxito, es decir, los beneficios para la propiedad y la gerencia son lo único.

El ahorro es otra de las modalidades incorporadas a la gestión diaria. Se basa en tres o cuatro principios de una simpleza excelsa. Primero no pagar a quien no te conviene. Segundo, ahorra en limpieza, bolígrafos y fotocopias, ahí el gasto es desorbitado. Tercero, que nada pase sin ser comprobado, por ello se necesitan directores dispuestos a repasar factura a factura, pedido tras pedido y a priorizar todo lo fundamental sobre lo innecesario. Y cuarto, mejor no hacer mucha actividad, está es costosa en hombres y máquinas, con, simplemente desmontar lo realizado ya hay mucho trabajo por hacer.

Para no alargar la descripción de esta nueva forma de organización y de gestión pública me ahorro asuntos ya suficientemente conocidos por el público vinculados a los asuntos de las tesorerías subterráneas, hoy mismo hay noticias (como casi cada día) al respecto. Como esto no es novedad me he centrado en esas propuestas anteriores que son el lubricante del día a día de la nueva administración.

Lluis Casas, esperando una plaza de tieta.