Me han llegado una serie de datos sobre la fiscalidad y la recaudación en este nuestro ajetreado país. Ajetreado desde el punto de vista fiscal. Desde luego, quienes nos han suministrado esta documentación saben que este blog (casi) no tiene pelos en la lengua. Los datos provienen de un informe de los técnicos fiscales (GESTHA), es decir desde dentro de la Agencia Tributaria, son, por lo tanto, lo bastante creíbles para creerlos. Y lo suficiente serios como para plantear no preguntas, sino afirmaciones. La más importante es la que sigue:
La primera, el fraude fiscal no solo es tolerado en España, sino que está fomentado desde las mismas administraciones que deberían eliminarlo.
La segunda, la fiscalidad en España se ha transformado en un sistema medieval que recae sobre los que tienen nómina y deja libres, o casi, de polvo y paja a todos los empresarios, autónomos de diversos tipos, empresas, ricos en patrimonio, etc.
En qué se basa, pensaran ustedes, el abajo firmante para expresar tamañas afirmaciones. Pues bien, ahí viene una recopilación de datos comentados para que se den cuenta de la realidad de mi opinión.
1. La economía sumergida genera el 23% del PIB, unos 240.000 millones de euros. Es bien sabido que esa actividad, que no podemos denominar marginal a la vista de su peso económico, no paga impuestos. La cifra que en una situación normal aportaría al estado estaría entre 90.000 millones y 38.000 millones. Para alarmarles más les diré que con esa última cifra funciona al completo la Generalitat de Catalunya, nada menos. La primera cifra corresponde a la totalidad de lo sumergido y la segunda al resultado de reducir la actividad no controlada o a-legal al 13% del PIB, como medida poco radical y aceptable en una situación relativamente parecida a la media de la UE. Los ingresos fiscales no obtenidos son impuestos estatales de todo tipo y las cuotas de la SS. Ojo, la economía sumergida es uno de los componentes del fraude fiscal, solo uno de ellos, no crean. Aviso para navegantes, se trata de la fiscalidad estatal, fuera de ella queda la fiscalidad autonómica y local, también afectadas por males parecidos.
2. Las declaraciones por rendimientos del trabajo, nóminas, nos dicen que en el 2006, no hace tanto, un trabajador medio declaraba 20.782 euros anuales. En el mismo periodo, el concepto empresario lo hacia por 11.642 euros. Sino me equivoco un 44% menos el empresario (o autónomo) que el trabajador por cuenta ajena. En el seno de ese inconcreto concepto de empresario, la declaración en el sector agrícola y ganadero era de menos de 3.000 euros anuales de ingresos. No conozco la rentabilidad del trigo o del cerdo, pero dudo mucho que un empresario agrícola o ganadero mantenga su actividad ingresando solo esos tres mil del ala. Para demostrar que el asunto no es improvisado, ni producto de circunstancias aleatorias, les diré que desde el año 2000 esas diferencias entre trabajadores y empresarios no ha dejado de crecer en beneficio de los segundos. Unos con un crecimiento lógico y correspondiente a la evolución económica y los otros por debajo. Para terminar, el sector primario no solo no ha crecido en sus rentas declaradas, sino que las ha reducido. Para los más enterados les diré que los empresarios que declaran por módulos lo hacen con los mismos rendimientos en el 2006 que en el año 1992, catorce años no son nada, según el tango. Aunque hay que reconocer que los taxistas y los del sector transporte han conseguido declarar por menos. Un gran éxito sectorial, todo hay que decirlo.
3. Nos dicen los técnicos que en España hay 30.000 grandes empresas con una facturación superior a 6 millones de euros. Pues bien, el colectivo de que dispone la Agencia Tributaria para atender al control fiscal de ese pequeño mundo es de 95 funcionarios. Un promedio, si sirviera para el caso, de más de 300 empresas por empleado. Entre ellas deben estar el Santander, el BBVA, La Caixa, Endesa, la Seat y cosas así. Como ven el colmo de la racionalidad y la coherencia.
4. Como complemento nos explican que hay 25 millones de unidades fiscales, posibles declarantes de todo tipo. El censo de personal para su control es de 1.600 inspectores, de los que solo el 50% son los que realizan la gestión directa. Les hago el promedio, 31.250 posibles declarantes por agente. También hay que decir que existen filtros informáticos que evitan la revisión de la mayoría de declaraciones, pero la cifra no deja de ser no solo alarmante, sino simplemente absurda. Nuestro fisco es como el camarote de los hermanos Marx.
5. Los resultados globales de la acción de control fiscal nos dicen que representan solo el 1,8% de los ingresos fiscales previstos, lo cual no parece mucho. Cualquier empresa de cobros logra cifras mejores, en el bien entendido que todos los esfuerzos para logran una mejor cifra de ingresos se auto pagan, es decir los ingresos son superiores a los costes para lograrlos.
6. La acumulación de deuda pendiente de resolver aumenta año a año, es en la actualidad de más de 25 mil millones. Para que entiendan la cifra les diré que con ella se pagaría dos veces el nuevo sistema de financiación autonómica. Un pequeño esfuerzo de control fiscal resolvería un debate morrocotudo. Además es obligación del estado el cobrar y exigir el pago de los impuestos.
Al margen de la información de los técnicos fiscales que les he comentado, añadiré que la estructura de los impuestos, los detalles técnicos en definitiva, permiten que los ricos paguen poco. Esta es una tolerancia legal, pero que tiene para mí las mismas características de injusticia que el fraude de ley.
Por si alguien no le alcanza la importancia de la recaudación fiscal les diré que este país está respecto al gasto social 9 puntos por debajo de lo que le correspondería de acuerdo con el promedio de la UE. Ese agujero es negro como consecuencia histórica del fraude fiscal, de la inoperancia política de los gobiernos federales y de la aceptación de una especie de castigo divino por parte de los ciudadanos. Sin fraude y con un sistema fiscal justo en el reparto de la factura, el país tendría todos los servicios necesarios para atender a la educación, la salud y los servicios sociales. Ahí es nada.
Lluis Casas, después de recibir el abono del IRPF y reclamando que Pepe Borrell vuelva al ministerio del fisco