Dicen los físicos de la Universidad de Parapanda que el caos forma parte del proceso de creación del universo y por ello es consustancial a nuestro entorno cercano y allende las estrellas. Es pues, en realidad, una fase perfectamente ordenada que sigue normas y leyes de la física y de la química; incluso, allá al fondo, aparecen discretamente las matemáticas como lenguaje expresivo. Si es así, el caos debe de estar más bien en nuestra mente que intenta comprender y no puede. De forma, que de momento, nos conformamos con citar el concepto esperando que los que vengan detrás resuelvan las incógnitas y se pase del caos a un ordenamiento complejo. Y, por lo que sé, vuelta a empezar.
Los periódicos de estos días apuntan a una fase caótica espectacular por la confluencia de distintos y diversos fenómenos. Citaré sin orden alguno, por seguir la corriente al largo introito lo que sigue. La fiscalidad y la crisis, cuyo autor es el presidente federal. La corrupción como espectáculo de degradación democrática, por esos señores putativos de Valencia. La justicia en su vertiente sentencia del constitucional, con apaños valencianos presidenciables y barceloneses de Millet, por sus señorías. Los líderes de la revolución fiscal en el tardío tribunal que los juzga, al fin, por Huguet, Aguiar y compañía: antiguos capitostes de Hacienda en Barcelona. El propio Mollet (Palau de la Música Catalana) y sus adlátares, por si mismos. El Barça y esas maniobras de observación del posible adversario, por un presidente que dice que no se entera. Los informes pendejos del Tripartito, por el propio Conseller Antoni Castells. Y las elecciones en Alemania y Portugal, por no citar ese mejunje hondureño, todo ello por diversos autores. Si les parece poco puedo continuar, aunque a beneficio de inventario, me permito dejarlo aquí.
A continuación elijo tres de las obras caóticas para explicarles un poco de que van, aunque sin conseguir una teoría del todo.
El asunto de la fiscalidad, una vez descubiertas las cartas del gobierno federal, no da para mucho. Si recuerdan lo que se ha escrito en este medio, verán que todo era posible y algo de ese todo se ha hecho realidad, aunque no estamos seguros de “lo que”. La propuesta gubernamental se asienta en el margen de crecimiento de la fiscalidad indirecta que genera una inflación más que inexistente. Ese margen da al gobierno la posibilidad de aumentar en dos puntos el IPC básico, el que da mayor abundancia de ingresos, sin que tema enfrentarse al asalto de la Bastilla. Lo malo es que, y a pesar de que España está en posiciones inferiores en ese concepto respecto a Europa, la igualación fiscal con el entorno sigue la senda de los elefantes siempre en beneficio del más rico, del más especulador, etc. etc.
Ya puestos, si debemos abonar un incremento con el cafelito, seria deseable que también lo hicieran esos que se untan mutuamente de Bonus cuando son incluso Malus. Si nos apretamos cinturones y corbatas, estaría bien ver compensados nuestros esfuerzos al contemplar cómo la fiscalidad de la riqueza pringa un poco al igual que la manteca colorá. Probablemente sea solo una posición estética, por así decirlo, pero ya saben ustedes que no hay ética sin estética. Términos filosóficos y políticos expresados con esplendorosa claridad por un profesor de estética (nuestro querido José María Valverde) al renunciar cuando se expulsaba de la universidad a un profesor de ética por ser demócrata.
Tal vez, pienso yo, el gobierno federal ha dejado un margen a su izquierda para pactar en el congreso. Igual es así y el asunto termina mejor de lo que ha empezado. Esperemos.
En Barcelona y concretamente en instancias de la judicatura tenemos un esplendoroso espectáculo de variedades. A un lado del Paralelo, actúan insignes ejecutivos provinentes de la izquierda (guevaristas, fundamentalmente) que olvidaron lo que fueron, pensaban y dijeron para pasarse –con los nardos apoyaos en la cadera-- al clan de los sicilianos. La defraudación fiscal como excusa a una pura venta de su posición a los mercaderes de favores: Aguiar y Huguet, Huguet y Aguiar, los mentados capitostes de Hacienda. Con ellos, ilustres compañías como la familia Trap de la construcción barcelonesa, los Núñez y Navarro, algún defensor del débil y del oprimido como el abogado y exconseller Folchi, asiduo en los juzgados, aunque más bien en el banquillo de los acusados. El eminente empresario De La Rosa, muy conocido en las cárceles peninsulares, aunque con ciertos acomodos de horario para que continúe su majestuosa actividad de creación de riqueza y empleo.
En fin, un conjunto de sujetos a los que más vale no acercarse. Por cierto y en honor a lo poco que se ha sabido en estos últimos años, un miembro de la pareja de baile de la delegación de hacienda de Barcelona representada en el banquillo, tiene un miembro de su familia que hizo honor a su propio honor suicidándose por vergüenza filial. Otro recordatorio es que Pepe Borrell, también haciendo honor a su propia honorabilidad, dimitió de candidato a la presidencia del gobierno por su amistad con la pareja. Aznar vino a continuación. Fíjense las consecuencias de todo tipo que unos despreciables funcionarios pueden llegar a provocar. Todo por simple dinero, escondido en Suiza. Otro que más. Huguet fue un adelantado en su tiempo circulando en vacaciones con un remolque caravana. Siempre a Suiza, por supuesto: la Suiza del reloj de cuco.
Si eso no es suficiente, un auto confeso, a través de un manifiesto publicado en los periódicos, el Sr. Millet (el del Palau de la Música) disfruta todavía de total libertad. El juez espera no se sabe exactamente a qué para citarlo a declarar. Si esa diligencia se aplica a todos los delitos y a todos los delincuentes no nos harán falta cárceles, ni comisarías. Por cierto, se dice que en el asunto podría haber una senda hacia esa tierra incógnita que es Suiza desde el punto de vista bancario. Parece ser que Millet también frecuentaba ese salón de baile, en donde se producían, por lo visto, transferencias notables de pareja. Por si no están al caso, hoy después de más de dos meses de la intervención policial, de la autoinculpación parcial y del descubrimiento que el dinero desaparecido está en más de veinte millones de euros, el personal de a pié hemos de sufrir la compañía en la calle de ese individuo y en el Palau de la Música a su hija y a su directora de administración, con sueldos que darían envidia al Sr. de los botines. Todo el mundo se pregunta el por qué no pasa nada.
Como decía al principio, si no entendemos el caos actual, debemos esperar al paso del tiempo, a las mejores luces de la siguiente generación, que unas veces es mejor, otras peor y en las demás regulín regulán.
Lluis Casas en el colmo de la indignación.
Radio Parapanda. Luisa Linares y Los Galindos cantando "A lo loco, a lo loco"
Lluis Casas en el colmo de la indignación.
Radio Parapanda. Luisa Linares y Los Galindos cantando "A lo loco, a lo loco"