Antes de
meterme en unos berenjenales de cierta consideración que anuncio en la titulación,
quiero hacerles un anuncio personal y exclusivo para este medio:
Creo que no
soy homosexual o gay o enfermo o equivocado o AMS (expresión de la nueva
inquisición que significa atracción sexual hacia el mismo sexo) definida por el
obispo Reig y su, como cada uno quiera llamarla, congregación de incendiarios
de brujas y herejes. Por cierto, lean y disfruten con Maruja Torres hoy (26 de
abril) en El País. Esta mujer últimamente está inmensa, le ha ido muy bien el
tonificante Rajoy.
Y como creo
que no soy esa tira inacabable de calificativos sexuales, aunque de cierto en
la vida no hay nada fijo, les dejo de lo más tranquilos a ustedes, altamente
preocupados por esa circunstancia, al editor, un hombre tan estricto como
fumador y a la iglesia que me bautizó y que rompió el documento en donde
apostataba (para que no se enteraran los de arriba, según me explicó mi entonces
coadjutor).
Dicho lo
dicho, vayamos a lo importante. No hay que ser un estudioso en historia para
estar al tanto que en dos ocasiones la gran Alemania y aláteres erró en su
estrategia de dominación continental. Tanto en la guerra del 14-19, como en su
continuación posterior y ya en versión nazi del 39-45 (entiendan que los años
citados son simplemente una referencia, para no discutir con nuestro Josep
Fontana o con el propio Eric Hobsbauwm), pretendió expandirse hacia oriente y
occidente, dividiendo fuerzas y pretensiones. Hoy, permítanme la licencia
poética, estamos en lo mismo sin tanques, aunque con Banco Central Europeo y,
probablemente, en las mismas circunstancias inmediatamente anteriores al Somme
o a Stalingrado. Es decir, antes del cambio de tendencia desde la victoria
total al avance estratégico sobre la retaguardia, expresión goebbelsiana que
significaba vamos hacia atrás y a toda prisa.
Los
resultados evidentes del gran castigo teutónico, neoliberal y protestante sobre
el déficit público aplicado a los del Sur y Oeste, son tan deprimentes que hace
tiempo que generan más que sospechas en esos mercados financieros que castigan
a unos a costa de otros, y que ahora empiezan a intuir que sin crecimiento
(otra licencia poética), las deudas soberanas las va a terminar por pagar Ruiz
Mateos en su próxima reencarnación.
De repente,
además del frente sur-oeste se ha abierto hacia la zona norte nuevas
inestabilidades, en donde Holanda empieza a hacer de las suyas y las elecciones
presidenciales francesas se apuntan a un cambio de coalición. Gran Bretaña,
socio independiente de la UE ,
está aplicando de motu proprio la misma receta merkeliana, con resultados tan
espléndidos como una recesión. Y no es que el este, en donde hay socios de la Unión pegados o pagados por
la hegemonía teutónica estén dando resultados maravillosos (como se demuestra
en Hungría) y en la misma Alemania empieza a decaer el exceso de superávit
comercial y su estrategia de salvar sus propios bancos a costa de la salud y la
educación de griegos, portugueses, españoles y…
Posiblemente
a mediados de Mayo, el mes de las flores y de María, no lo olvidemos, un
triunfo de la izquierda francesa puede abrir vías de agua enormes en la mala
política aplicada. Será hora entonces de descubrir las capacidades reales, si
las hubiera, entre los que se excusan ahora por lo que hacen en base a decir no
hay alternativa y me lo han mandado.
Lo veremos,
pero pienso, con cierta ingenuidad si ustedes quieren, que las cosas van a dar
un cierto cambio. Esperemos y empujemos.
Lluís Casas
muy afectado, aunque de forma distinta, por las derrotas del Barça y del
Madrid. Algún día, rompiendo con las normas, hablaremos de fútbol (aunque el
presidente de la Federación
dice furbo). Que no se diga.