martes, 29 de noviembre de 2011

¿Y AHORA, QUÉ?



A solo pocas horas del cierre de los colegios lectorales ya se han oído las primeras decisiones. Ha sido, de nuevo, desde Catalunya donde se ha abierto el segundo melonar de los recortes.

Sin haber cerrado el recuento oficial, Frau Merkel ya conectó con el vencedor de las elecciones exigiéndole de inmediato acciones o al menos declaraciones sobre el programa de gobierno hasta ahora oculto o inexistente. No le ha dado ni tiempo para recuperarse del susto.

Los “mercados”, ese instrumento del diablo basado en la avaricia y la inconsecuencia demostraban que un cambio de gobierno no debía confundirse, como algunos pensaban y afirmaban antes de votar, con la reducción de la presión y de los altos intereses a la deuda española.

Probablemente hayan muchas más señales sobre el destape de la realidad a los ojos y a los oídos de la derecha triunfante. Algunos podríamos imaginarlos, llamadas telefónicas expresando con toda crudeza: espero que no olvides lo nuestro. U otras expresiones por el estilo, perfectamente previsibles.

Entre una cosa y la otra, el ambiente a cuatro días del pasado domingo se está enrareciendo paulatinamente. Se va descubriendo que el improbable milagro del cambio no lleva en su interior ni mayor tranquilidad, ni buenas noticias. Al menos para la mayoría de los que dependen de la nómina semanal o mensual o de aquellos que no tengan ni la una ni la otra.

Mucho me temo que el presidente del gobierno in pectore nada dirá hasta que no encuentre al personaje que ejercerá efectivamente el mando de los recortes sociales, de las ventas de patrimonio público, de las privatizaciones, de los copagos (que son repagos), de las reducciones salariales, de la laminación de derechos y un más que largo etcétera. Con ello intentará liberarse personalmente (y políticamente) del coste de las medidas impopulares y reservarse la posibilidad de cambios de plantilla si la cosa no va como se imagina. Esa solemne prudencia la ha estado cultivando durante muchos años en una estrategia que, sin la crisis, lo habría llevado al propio degüello, pero que con ella lo ha aupado al lugar más peligroso.

En las circunstancias actuales, el método galaico no parece ser el más adecuado, aunque la vida es tan cambiante, ¡qué vayan ustedes a saber! Por de pronto, todo el mundo espera decisiones rápidas, radicales y de resultados prácticos inmediatos. Una exigencia poco congruente con el tempo del Elegido y de sus verdaderas posibilidades.

Nada de eso parece ser posible, o, al menos, no de forma conjunta. La situación de la economía española no es resoluble en poco tiempo, puesto que atañe a cambios morfológicos profundos en su estructura productiva, en su cultura empresarial y en sus hábitos especulativos. Es necesario tiempo y muy buenas medidas para reconvertir mentalidades y estructuras inmobiliarias y financieras en máquinas productivas útiles, exportadoras, modernas, basadas en la creación, el diseño, la inversión, la tecnología y el futuro. No creo que este sea el programa de gobierno.

Me temo que el capitalismo español, al manos una parte de él, está a la espera de comerse los mercados públicos que se desregularizarán o se privatizarán o se concesionarán. Ahí es donde esperan los capitales furtivos patrios hacer su agosto de nuevo. Tal vez abandonen el submundo inmobiliario, pero será para instalarse en los beneficios seguros de los servicios públicos en manos privadas. Nada de verdadero mercado, nada de creación y de innovación, ¿para qué? Si podrán invertir seguro y de forma oligopolista.

De momento, y al albur de la típica canción del que se estrena en la Moncloa (y en otras sillas de mal asiento) anunciando al mundo que el anterior ha mentido, que el asunto está más peliagudo de lo dicho, etc. Con eso se ganan semanas y algunos han ganado un año entero.

Lo segundo, que ya se ha vislumbrado es contactar con el verdadero poder, las finanzas, los bancos (no hablemos de ya Cajas, para qué). El error que cometió el anterior presidente federal, retratarse con esos individuos en plan compadreo monclovita, lo ha repetido en versión mucho más ligth don Mariano.

Lo demás habrá de esperar como mínimo unas semanas, simplemente por puro formulismo institucional.

Les apuesto a que estas semanas necesitaremos valium a capazos.

Lluis Casas, Albéitar honorario de Parapanda.