jueves, 10 de noviembre de 2011

LO SABEMOS ALGUNOS, ESTAMOS AL BORDE DE ...




No es la primera vez que digo lo que sigue y probablemente tampoco sea la última: el mundo de la economía europea vive a salto (o, mejor, al asalto de mata) día a día, hora a hora desde hace muchos, muchísimos meses. La lista de sorpresas (¿) es ya muy larga y afecta por su dimensión a la base política, económica y de futuro del continente. Todo parece estar en cuestión, el euro, la UE y las vidas de todos y cada uno de los habitantes de la puta base del continente (al modo de la expresión inglesa, ya saben, cuando hay fuerte tormenta en el canal, para los britanos el continente se queda aislado) Y, sin embargo, nada de esta substancia se dice desde los atriles de esta campaña electoral.




Si nos atenemos a lo más vistoso citaríamos a Islandia (con medidas alternativas a las del propio continente para corregir su quiebra bancaria), Irlanda, Portugal, Grecia y ahora parece ser el momento del gran susto, Italia. Con España, probablemente, a la espera de la siguiente desestabilización financiera. Por debajo de esas noticias de primera página, ocultando el núcleo de la crisis, siguen estando los sistemas bancarios y financieros, incluso los de Alemania y Francia, que tienen males peores a la deuda soberana y, además, con distribución de cargas un tanto distinta.




Parece que el mal está más instalado desde este punto de vista en Francia y Alemania (por no citar a otros orgullosos norteños menores a los citados). Y, sin embargo –repetimos enfáticamente-- nada de esta substancia se dice desde los atrilillos de esta campaña electoral.Al margen de los déficits acumulados por los gobiernos, protagonistas aparentes de todos los movimientos especulativos y todas las cumbres habidas y por haber, la verdadera dimensión y la verdadera última culpabilidad han sabido desaparecer no sólo de los titulares, sino de las agendas políticas de alto estanding aparente del valido Sarkozy y la emperatriz Ángela Primera de Europa y Quinta de Alemania. La banca y las finanzas están alerta pero a cubierto de la opinión política, que no se atreve, no se porqué, con ellas.Hemos vivido unos durísimos meses con tratamiento de tos ferina para un cáncer, no terminal, pero si muy grave. Claro está que el paracetamol o el iboprufeno no nos han ido mal, sobretodo para los fabricantes de tales remedios, pero en el fondo el problema sigue suelto por ahí, sin nada, ni nadie que lo asuma y lo aplaque (y plaque) de verdad.Sin lugar a dudas, la UE está viviendo desde hace algunos años en manos políticas bastante incompetentes. No es que ellos y ellas hayan provocado la crisis, sino que simplemente están donde están siguiendo aquel principio que dice que todos llegamos al final al puesto en donde somos más incompetentes.




Ha dado la casualidad histórica (y, por cierto, motivada) que el conjunto de torpes, inseguros, pagados de sÍ mismos (recuerden el artículo de mr. Brown hace unas semanas citando una frase heroica, como siempre, de Mr. Churchill), dominan, es un decir claramente poético, los gobiernos estatales y europeos.No es que los pueblos afectados, si ese concepto existe en la realidad, hayan dado mayor talla que sus dirigentes. Estamos hablando de sociedades democráticas, al menos de sociedades en las que el voto es razonablemente libre y con capacidad de expresión sin ataduras. En todas y cada una de las elecciones (excepto en Islandia), en donde la crisis ha dado en tumbar o acelerar la caída de los gobiernos, el voto se ha decantado por más de lo mismo. Se han elegido sistemáticamente políticos, partidos, trayectorias y programas claramente represivos con el pacto social, los servicios públicos y los derechos laborales. Por lo tanto y excepto para aquellos votantes que han expresado repulsa y cambio de tercio, empieza a estar la responsabilidad más repartida de lo que uno podría llegar a pensar. La inclinación del votante ha sido mayoritariamente cortarse la mano para castigar al gobierno saliente.




No se llamen a engaño, los asuntos públicos están en estos momentos más claros que el agua. Nadie puede alegar desconocimiento: unos están en el paro, otros han vistos recortados derechos y retribuciones, otros se ven inmiscuidos en recortes que les afectan profesionalmente, muchos están simplemente a dos velas, otros han sido o están siendo expropiados de la vivienda, muchos emprenden el camino de retorno a la casa maternal… y así seguiría hasta el lugar do dicen que se encuentran las líneas paralelas. El porcentaje de afectados directa o indirectamente es elevadísimo, aquí en la zona peninsular y en casi todas partes en mayor o menor grado. También hay los que han de aplicarse aquella advertencia: cuando veas la barba de tu vecino afeitar debes poner el barón dandy a remojar.Sin embargo, con la aparición de los movimientos del 15M y otros parecidos aquí y allá, la tranquilidad social parece dominar a las masas, más allá del circo. No es que ya se den las condiciones para la vuelta a los años veinte y treinta pasados, con las durísimas circunstancias que trasladaron a la calle y a enfrentamientos armados a media Europa, pero esa calma, si es realmente calma, ni es buena, ni es razonable puesto que no pone al político y al financiero frente a la realidad social.




La autocontención de los partidos, de los movimientos alternativos, de los sindicatos, etc. es merecedora de alabanzas, generan tiempo y oportunidad de rectificar, pero es a todas luces incomprensible con lo que está pasando y lo que puede llegar a venir. Unos y otros parecer seguir una sola dirección, alerta con perder votos o elecciones, con patinar en alguna medida, con enfrentar los poderes fácticos, etc.Nunca he sido un pesimista crónico, al contrario pienso que de una manera u otra las sociedades van encontrando caminos a sus problemas, pero en la medida que la democracia, la riqueza, el conocimiento, la tecnología han ido proporcionando tantas capacidades de futuro estoy más que aturdido ante las escasas capacidades para superar lo que tenemos en el entorno. A menos, claro está, que estén (o estemos, sin saberlo) jugando simplemente a los dados. Cosa, que como ya saben por don Alberto Einstein, ni Dios, el padre eterno, ha hecho al menos por ahora.