martes, 26 de abril de 2011

ESTA SEMANA SANTA DE PASIÓN






Si alguna vez deben “pasar” una gripe, no lo hagan en Cai, la tacita de plata, y menos en plena borrasca. La lluvia, la humedad marina y los vientos inclementes los tendrán recluidos y cercados por días. Ni los clubs sociales de los pasos resisten la aventura. Advertidos están. Pasados estos idus, empero, vayan, vayan sin reparo a Cai.


A la vista del panorama y excluida la actividad turística estándar me arrellané en un sofá a leer la prensa y todo lo que caía en mis manos. Con lo que conseguí aunar mi gripe con las distintas enfermedades sociales y económicas que estos tiempos nos están afectando.


La prensa, especialmente la escrita y mayormente la más sensible a los problemas reales de los ciudadanos empieza a hacer una crítica de fondo de la crisis y de la forma en que los organismos internacionales, los gobiernos, etc. la están encarando (si ese término es posible emplearlo). Los casos de Grecia y Portugal llevan al extremo la falta de liderazgo político y estratégico de la Unión Europea y, lamentablemente, del mundo en general. La debilidad ideológica y política se une a la falta de líderes efectivos con la visión amplia de las circunstancias. La UE se arrastra al borde del abismo de la ruptura, en pocos días dos países y por distintos motivos han citado su hipotético abandono de la Unión, Italia i Finlandia. Otros se añaden a la lista respecto a acuerdos parciales de la UE, como el tratado de libre circulación. Cosa que nunca antes había sucedido.


La presión alemana por atajar el déficit ofrece a los países afectados un panorama tenebroso: la UE, impulsada por una Alemania crecida, exige añadir más paro al ya existente por medio de ajustes o recortes del gasto público totalmente imposibles si utilizamos la razón como instrumento de medida. España con un paro del 20% tiene un solo objetivo racional: crecer y generar una nueva dinámica que le permita poco a poco reducir el déficit a través del aumento de los ingresos fiscales. Si no es así, si recortamos el gasto público en ese porcentaje imposible en tres años, lo que ocurrirá es que aumentaremos el paro y reduciremos aun más los ingresos fiscales por la caída de la actividad.


La falta de elementos fundamentales para el gobierno económico de la UE es patética. La política fiscal, la diversificación de los objetivos del banco central europeo convierten la crisis financiera en un cáncer para la UE. Si Grecia, Portugal después, han de ir al sacrificio total en aras de la presión de los grandes financieros que invirtieron mal, el asunto, así sin más, no tiene salida para nadie y la tentación de yo solo me arreglaría mejor será cada vez más fuerte. Unos por que les va bien ahora y otros por que se sienten obligados a políticas de externa dureza social. Mejor devaluar (fuera de la UE) que crear una situación social imposible.


Eso que les relato ha aparecido en los papeles como si fuesen circunstancias aleatorias y no un verdadero crac de la política europea.


La crisis ha puesto sobre el mapa político la ruptura de la UE tal como la entendemos ahora. El peso económico brutal de Alemania hace que su circunstancia prime sobre cualquier otra cosa en cuanto a decisiones estratégicas del banco central o de las recomendaciones para hacer frente al déficit, a la deuda y a los precios por encima del paro o el crecimiento económico.


Probablemente, en el caso español, existe una vía que podría generar otras alternativas y tiempo para el relanzamiento económico. España dispone de márgenes elevados para incrementar ligeramente la presión fiscal y aumentar los ingresos públicos que evitarían el incremento del paro y ayudarían a la dinámica económica. Hasta ahora, esa vía no se ha utilizado. El motivo es bastante simple. El gobierno no se atreve con los sectores que se verían afectados por una reforma fiscal socialmente equitativa en las cargas. El camino recorrido con los recortes fiscales en los últimos quince años se basaba en compensar la fiscalidad sobre las clases altas y las empresas con los ingresos de la burbuja inmobiliaria. Pinchada esta, la fiscalidad española se halla lejos de su papel en el sistema económico. La riqueza, el patrimonio, la actividad económica en general ha visto reducida su carga fiscal y solo queda, según el pensamiento imperante en el gobierno, el margen del IVA, ahora ya agotado. Todo lo demás es reducir el escaso porcentaje de gasto público español, poniendo sobre la mesa los servicios fundamentales del estado de bienestar.


En Catalunya estamos viviendo ahora lo que sucederá en toda España después de las elecciones del 22 de Mayo. Hoy por hoy, ninguna administración pendiente de ellas ha dado los pasos que se le está exigiendo a Catalunya. El calendario electoral ha puesto a Catalunya como el ejemplo que se trasladará a todas las CCAA y a los ayuntamientos, el gran recorte.


Ha resultado curioso ver como el debate del recorte se ha instalado casi exclusivamente en Catalunya, como si en el resto de España, los médicos, enfermeras, educadores, etc. no estuvieran el la misma o peor situación. Todo el mundo ha aplazado las decisiones y los posicionamientos para que los nuevos gobiernos regionales o municipales se ocupen de ello.


Me temo que tendremos un verano y un otoño calientes. Y no por la temperatura precisamente.



Lluis Casas