miércoles, 24 de febrero de 2010

LOS BOMBEROS CATALANES Y LA JUSTICIA





Ayer (23 de febrero) fue un día distinto en el mundo mediático, hojeando la prensa y oyendo las ondas aparecen dos titulares que, según mi buen criterio, suponen un alivio a lo que nos tiene lamentablemente acostumbrados el submundo mediático. Los dos responden a la reacción noble y sincera de los buenos profesionales (y además funcionarios) al servicio del país. Los dos podrían cambiar al menos los discursos unilaterales de ciertos poderes.


Primero. Me refiero por un lado a la diatriba con que los especialistas de los bomberos catalanes acorralaron en sede parlamentaria al submundo político y al submundo mediático y por otro a la dimisión de un vocal del consejo del poder judicial por la forma en como elige los jueces esa instancia judicial. El término elección es una simple forma de nombrar lo innombrable después de lo explicado por el ilustre ex vocal.


Los dos elementos aportan novedades: el primero es una verdadera primicia, en el Parlament y frente al sin sentido de la comisión de la verdad de los incendios. Unos profesionales que se juegan la vida por acuerdo parlamentario les cantan (algo más que) las cuarenta a los señores diputados que desde el escaño o la tribuna ejercen neciamente de sabelotodo en materia de incendios, procedimientos de protección, dirección de operaciones y tutti cuanti. Les argumentan por si quieren oir --o mejor, escuchar-- que hay dos incendios: uno el real, con el que lidian cada día lo mejor que pueden y saben; otro el de ficción, que responde al montaje entre político y mediático que les lleva a la crucifixión, sin resurrección al tercer día, por motivos exclusivamente electorales.


Lamentablemente me perdí esa comparecencia tan digna de ser observada y valorada en lo que cabe. Unos funcionarios rebelándose contra la estupidez de ciertos políticos, o para decirlo claro, contra unos diputados sin conciencia. La prensa ha reproducido parcialmente lo que se dijo e hizo. Algunos periodistas han presentado excusas, otros, como La Vanguardia, punta de lanza del desgaste político, ni por esas.


No se lo pierdan, probablemente viaje por Internet, pues fue una verdadera puesta en escena con elementos de suspense incluidos. Para que vean como pasó, les explico que uno de los mandos expuso en una pantalla a la audiencia el protocolo de actuación frente a un incendio y les dijo que intentaran leerlo en el lapso de tiempo en que una cerilla se quemaba. Fue imposible. Quedó claro que el protocolo, la metodología, etc. es una cosa y un incendio en vivo era otra muy distinta y cualquier cerebro medianamente bien amueblado podría calibrarlo si del sentido común se tratara.


Segundo. El siguiente caso, el nombramiento en el escalafón del poder judicial, el vocal auto eliminado se refiere al procedimiento como intercambio de cromos entre unos, los conservadores, y otros, los progresistas, en una especie de tómbola manipulada por unos pocos personajes que, en todo caso, no responden a lo que el concepto de justicia exigiría y se mueven en esas aguas un tanto turbias como poderes hegemónicos. Claro está, no ha faltado la palabra mentira a lo dicho por el ex vocal. Faltaría más, a la manipulación se le añade la descalificación de la verdad. En el fondo aparecen unos nombres que hegemonizan esa curiosa estructura. Uno de ellos, la parte femenina, es, también, coprotagonista del golpe de estado judicial al juez Garzón por meterse con el franquismo. Una combinación que dice mucho de las características reales de quien llegó a altos cargos gubernamentales. Desde aquel momento, digamos con el gran Rubén Darío: Margarita, no está linda la mar. O si prefieren algo más añejo, esta señora ha hecho su particular afrenta: “en el robledo de Corpes entraron los de Carrión... “



Lo dicho, una gran satisfacción frente al no pasa nunca nada.


Lluís Casas más contento que un ginjol (azoafaifa)