martes, 7 de agosto de 2012

1. CRÓNICAS BAJO LA SOMBRA DE UN PINO


Como podrían comprobar rápidamente, este verano del 2012, una vez ya depositado en el centro vacacional, he traicionado mi habitual estado de confortabilidad. Si anteriormente pasaba las vacaciones bajo la morera, esta vez será bajo un pino. Cambio más que suficiente para contentar el inquieto intelecto y la descontrolada actividad física que conlleva la estancia en la costa.


Todo en este mundo tiene sus teorías, incluso la sombra protectora de la insolación solar, alentadora de la siesta de antes o después del guateque y, en fin, como refugio canicular para la lectura, la charla y en su lugar el teclado del portátil.

Por si no lo saben, hay distintas sombras y diferentes calidades de ella. En cualquier caso, las cosas suceden o no siempre abajo, a cubierto, pero el disfrute no es parecido. Hay densidades de humedad, intensidades de opacidad, ventilaciones inducidas, frescor variable y un sin fin de tonalidades más que importantes.

Bajo la sombra de un granado parece ser algo más poético, más del pasado y requiere, sin duda, una gran paciencia y cuidado anterior para que el tamaño del árbol que da cobijo a ese esencialismo sea suficiente a nuestros requerimientos. Es, por lo tanto, la del granado, una sombra hereditaria, no en el sentido notarial, sino en la versión más clásica del campesino. Tenemos incluso una novela con ese título, obviamente de ambiente andalusí, como corresponde a la fruta.

Existe en la conciencia mediterránea la idea que la mejor sombra, para el uso más estricto, es la de la higuera. No seré yo quien lo niegue, pero mis experiencias al respecto son más bien antiguas ya. Hoy en día, encontrar una higuera que sea accesible y esté en buen estado no es moco de pavo. Muchas han desaparecido del ambiente inmediato a la civilización agropecuaria, no es, tampoco, especie vegetal querida para adorno de jardines arquitectónicamente construidos, pues es totalmente incompatible con la piscina y con los tiernos infantes, puesto que sabido es la debilidad intrínseca de sus tentadoras ramas y la hacendosa concupiscencia de abejas, avispas y el fatal mosquito que se crea en su entorno.

La morera, que también tiene sus títulos al respecto, la citaré solo de pasada, dada su presencia anterior en la saga de LLuís Casas, solo añadiré que es considerada una especie con buena calidad de sombra,  aunque un tanto proclive a generar detritus y a devorar con sus raíces todo lo que se le echa por delante.

Así pues con tanta variedad, la prudencia y la mejor administración nos hace que alabemos y aprovechemos lo que tengamos más a mano. La mejor sombra, según mi parecer, es la más asequible, aunque en la liga de la calidad y de la esplendidez quede más cerca de la segunda división que de la champions. Por ello me quedo, al menos en este ejercicio del 2012, bajo la sombra inmediata de un pino, a elegir entre el piñonero, más recio, pero lleno de sorpresas con la caída de sus piñas o el pino blanco, de ramaje un tanto despistado, pero con la
ventaja de que la caída de sus frutos no ofrece tanto peligro. Cerca queda una tercera posibilidad, el pino gallego. Llegado, cómo no, de la mano de la RENFE, pues lo ha utilizado para adornar y encubrir sus fechorías. Este si que da una sombra consistente y densa. Incluso invita a ascender a través del ramaje para desaparecer un mes entero.

Pero, claro su relación con viajes y viajeros lo hace un tanto incómodo en estas tierras que no son propiamente las suyas, pero podrían serlo. Un poco más lejos tenemos la última posibilidad dentro de la gama, el pino canario. Pino establecido en estos andurriales a causa de su proverbial resistencia al fuego, su, más bien, capacidad de recuperación frente al vendaval que año si año no se desencadena en forma de fuego arrebatador de personas, haciendas y follaje. Su problema, el del pino canario, es que está implantado como un producto industrial, en hileras y distancias perfectamente establecidas, lo que
redunda en accesos incómodos y en una especie de formación legionaria, muy del gusto del señor de los anillos, pero lejos de la excelsa extravagancia natural.

De modo, que lo dicho. A disfrutar del pino piñonero adjunto a la mesa y que este año luce bien poco después de una sequía y una ventolera en forma tramuntanal que ha durado meses. Tan es así, que el disfrute de ese producto solar que es su sombra, cuesta una intensa jornada de limpieza de la pinaza perfectamente extendida y abundante que ha colocado a su alrededor. Hecho esto no queda más que tender la tumbona, atar la hamaca y dejar deslizar el mes de agosto cruzando los dedos para que no nos reclame la intervención en su fase absoluta y total.

Que nos depositemos bajo el pino y exploremos las 22 posibilidades de lectura que nuestra capacidad de programación nos ofrece, no impide en absoluto estar al tanto del mundo que luce directamente bajo el sol, o en las áreas reservadas para el aire acondicionado, un verdadero tormento tecnológico si se hace un mal uso. Por ello, me permito llamar la atención en esa especie de pelea de taberna que se ha establecido entre el PP y su gobierno federal y CIU y su gobierno autonómico. Todo en torno a diversos falsos dilemas y a estrategias más propias de suicidas que de dirigentes políticos. Hoy mismo, día treinta y uno de julio, La Caixa (lo que queda de ella) me ha advertido que la nómina ha sido ingresada, un día más tarde de lo requerido por la buena costumbre y los acuerdos sindicales.

He sido un tipo con suerte, me digo, dado que muchos miles de trabajadores de los servicios públicos no tendrán esa alegría. Lo curioso del caso es que siempre en estas circunstancias son en definitiva los salarios públicos los afectados, nunca oigo hablar de las subvenciones empresariales por ejemplo, entre las que la de La Vanguardia no es de las menores. Si el papá estado federal es tan mal parido que escamotea los adelantos de ingresos que corresponden a la Generalitat, con lo que sitúa a esta en una posición de gran riesgo y a muchas personas a depender de hipotéticos ahorros para pasar el mes, no veo como solucionaran los problemas con su inasistencia a la trampa que les tenían preparada para hoy en Madrid frente a la confederación de consejeros de economía previamente puestos al orden.


Tampoco hay que ocultar que pedir lo que te toca a la vez que exiges la totalidad es una posición un tanto difícil de administrar por quien no tiene argumentos consistentes para la amenaza o el que te voy a dar, tan alegremente rumasiano.

Pienso que, como otros muchos, estamos al final de trayecto. Aunque todavía no sabemos cual. Ni el tratamiento de la crisis está haciéndose mediante alguna estrategia, ni los problemas internos en torno a la banca, a los servicios públicos y a los efectos sobre la población se corresponden a algo que no sea la víscera o el recurso inmediato e irreflexivo.

Tanto en Madrid, como en Barcelona estamos al final de legislatura. Don Artur ya lo sabe y ya lo ha dicho. Don Mariano, si alguna intuición tiene, debe estar en las mismas. Mientras tanto, les aconsejo que no piensen en que recambios pueden aparecer los próximos meses puesto que no van a aprovechar la sombra para ningún buen fin.

Lluís Casas contemplando desde lejos ese incendio tan bien apagado