miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL CORRALITO CATALÁN

En el último articulillo cité como de pasada el corralito que en Argentina hizo furor en todos los sentidos. Lo cité como algo que podría llegar a pasar aquí mismo si cosas muy graves llegaran a suceder. Pues bien, no teniendo capacidades adivinatorias ninguna, día después aparece en la esquina sur del Principat un corralito doméstico y premonitorio. Ya saben en La Aldea los socios de la cooperativa que depositaron sus finanzas en la sección de crédito de la entidad se han quedado no a dos velas, sino a ninguna. Todos los fondos depositados en ella, cualquiera que haya sido su forma, quedaron congelados en sus movimientos habituales. No hay dinero para que puedan comprar pan. Simplemente así.

Probablemente, el asunto se irá arreglando y desarreglando a medida que pasen días, semanas y que las diversas instituciones que se sientan afectadas tomen cartas en él. La prensa ha transmitido tranquilidad a los depositantes explicando que un cargo de la Generalitat ha querido ver solvencia y futuro en la cooperativa de crédito. Según sus palabras son simplemente que unas inversiones han colapsado el flujo de tesorería, pero que se puede resolver mediante hábiles maniobras y de este modo devolver los fondos y la tranquilidad a los depositantes, es decir a casi todos residentes pueblo.

Sin querer ser pájaro del mal agüero y esperando sinceramente que esas palabras se cumplan “fil per randa”, se me antoja que nunca una situación financiera de este tipo y con estas consecuencias es fácil y simple de recomponer. Esperemos que los residentes en La Aldea puedan pronto dejar de depender de Caritas y de sus familiares o amigos y hacer la cena con recursos propios.

Lo interesante del caso es que se ha dado en las circunstancias actuales y el público en general está asistiendo a un fenómeno financiero un tanto raro y sorprendente según nuestras experiencias locales: los recursos depositados en una entidad para-financiera en bien de la seguridad, en bien de una ligerísima rentabilidad (sólo en algún caso) y para asumir con normalidad y sin excesivo peso en oro (o de artículos para el trueque) en los bolsillos los costes y las transacciones de la vida diaria tales como pagar recibos, extraer dinerillo y otras actividades tan poco complejas, desaparece totalmente y se evapora en un acto unilateral y de improviso. Claro está que tal entidad no es estrictamente un banco con todas sus reglas y todas sus prevenciones, pero algún instrumento regulatorio habrá en este mar de lágrimas en previsión de solemnidades como la de ahora, para que depositantes y acreedores tengan ciertas seguridades en sus ahorros. Estoy seguro de ello.

De todos modos, pienso yo, en estos tiempos en los que el Banco de España, dirigido por el inefable MAFO (eso de dirigir es un decir, sin ningún compromiso, como comprenderán ustedes), no es difícil entender que una simple cooperativa de crédito también tenga sus garantías hechas un lío y sean tan inoperantes como las del Banco ex emisor. Si se fijan, ayer mismo, el Banco de España se dignó decretar una normativa para evitar que los dirigentes de bancos y cajas en fase de despido procedente, por haber llevado sus entidades a un estado de solemne vació de caja, se auto premien con costosas pensiones, indemnizaciones para recrearse en un buen retiro lejos de los ventanales embarrotados del penal de Ocaña.

De hecho, el Banco de España ha sido el último en enterarse que tales cosas sucedían a diario y durante muchos meses y salían a luz pública entre indignación de los ciudadanos. El Banco de España con una lentitud merkeliana no habrá podido ocuparse de sus asuntos puesto que estaba absorbido en pontificar sobre el derecho laboral, el mercado de trabajo, los salarios y otras cuestiones estratégicas para su actividad y absolutamente de incumbencia ajena. De modo que pensando en esto y en aquello, se le ha pasado el arroz principal, los bancos, las cajas, los dirigentes financieros y otras menudencias innecesarias de nombrar.

Pues lo dicho, a esperar que el MAFO de turno responsable de evitar que una cooperativa de crédito deje sin ello a sus depositantes, se presente a la voz de llamada y nos explique cómo lo ha hecho.

Lluís Casas en un refugio cerca de la frontera y dispuesto a dar el salto. Lo tengo todo previsto, provisiones, un pastor conocedor de la comarca y contactos en Berlín.