lunes, 31 de enero de 2011

UN DÍA MUY NEGRO




El título, ciertamente deprimente, se debe a la simple lectura de la prensa del día. En ella, encontraran diez ocasiones de indignación. Diez ocasiones de palparse la cartera. Diez ocasiones de valorar lo débil que es nuestra democracia frente al poder económico. Diez ocasiones de entrever la baja calidad de muchos gobernantes. Diez ocasiones de plasmar lo mal que vamos. Diez ocasiones en las que las mentiras, los datos falsos encubren operaciones de robo a mano armada.


Pero, en fin, como el electorado es el que es; como la participación social y política es la que es; como los medios de comunicación son los que son; como el mundo de la cultura (término ya circunflejo) es el que es… Pues eso, tendremos que aguantarnos el cabreo, reprimir la depresión y hacernos un seguro de vida en Alemania.


Yo mismo, padre de una investigadora en formación y probable suegro de un investigador reconocido, en un mal momento de sinceridad les he dicho: idos a Alemania (en donde, por cierto, les brindan oportunidades y reconocimiento con todos los derechos laborales y profesionales).


Les relato sucintamente eso que me ha alarmado tanto, aunque, en realidad, lo que ha sucedido es que, lo que ya veía venir, ha llegado.


1. Las cajas se nos van. Las venderán por nada a los bancos y encima saneadas con dinero público, al viejo estilo. Alguna, sobretodo las vascas, aguantaran algo. El resto, a la bancarización. El 50% del mercado financiero que estaba en manos de entidades de carácter social pasará a manos del depredador bancario. Obviamente, algunas las cajas o muchas de ellas no eran en este momento ejemplo de buen hacer financiero, pero de ahí a lanzarlas, con los fondos sociales y muchos activos atractivos, a manos del tiburón me parece una exageración liberal mayúscula. Lo dije no hace mucho, esto me parece una operación a la rusa, la venta a bajo precio de un sector social al imperio privado. Ojo, quedará un sistema bancario en régimen de casi duopolio. Una situación que cada vez se parece más a una isla caribeña. Los futuros gobiernos con algún carácter social o progresista, si es que llegan a existir de nuevo, se encontrarán con una barrera financiera infranqueable. Los usuarios del nuevo sistema van a sufrir y mucho. El Banco de España, en manos de un insufrible y torpe MAFO ha conseguido todos sus objetivos. Tal es así, que incluso una persona tan poco de fiar en esos asuntos como Isidro Fainé ha puesto el grito en el cielo y la dimisión en la mesa. Incluso él se ha sentido engañado. Alguien que cobra 3.5 millones de euros anuales. Imaginen, si pueden, de qué va la cosa. Solo a titulo de inventario vayan pensando en los fondos que las cajas destinan por ley a la acción social, vivienda, cultura, servicios sociales y un largo etcétera que llaga a la fiesta del barrio o al club de petanca. Añadan la acción territorio que les ha sido tradicional. Esas inversiones en ciudades y pueblos que consiguen despegar en función de un polígono de servicios o de industria. Imaginen que la facilidad actual de acceso al sistema financiero, enormemente fácil y un ejemplo para el resto de Europa, ya no será así. La señora Maria, o el jubilado del piso de arriba no son clientes deseados de la banca, generan molestias y muchas trámites y explicaciones para un rendimiento más bien escaso. Vayan, si no me creen, en ese plan de humildad financiera a un banco. Después me lo cuentan.


2. El pacto social. Lo que hace unos días se presentaba como una oportunidad de enderezar un camino gubernamental torcido y podrido, es hoy una circunstancia que se está perdiendo. El mal hacer del gobierno, ¡Ay! Socialista, vuelve a las andadas y la presión o chantaje sobre los sindicatos hace peligrar el pacto. Si las presiones internacionales son tan fuertes y nuestro gobierno tan débil, es necesaria su inmediata dimisión. Sea lo que sea lo que nos deparé ese futuro negro con Rajoy. La acción gubernamental está desmontando toda la estructura social, la representación sindical, la esperanza en que en este país era posible un estado de derecho. No parece que haya derecho frente al único camino de todo para el mundo económico de los poderosos.


3. El gobierno de Catalunya empieza su andadura explicitando su carácter anti social, de laminación democrática, de impulso a lo que fue tradicional hasta el 2004, el control caciquil del país. Los ejemplos se acumulan a la espera de su concreción en decretos, normas y leyes. De entrada, la propaganda de La Vanguardia y el RACC frente a las medidas anti contaminación de los vehículos van a ser eliminadas. Por un momento, el nuevo gobierno parecía que iba a jugar al despiste con sus promesas de todos a 120 caiga quien caiga. Parecía que la reflexión frente a la decisión real se imponía, pero ¡hay! Un artículo en La vanguardia de la semana pasada criticando al nuevo conseller de Interior por ello lo borró todo. El conde de Godó se impone, vaya si se impone. Y ese club que no representa nada, el RACC, también. Por cierto, me cuentan que los socios del club se marchan a toda velocidad, una vez descubierto el chanchullo económico que se han montado algunos. Seguros caros, servicios no gratuitos, etc. La cuenta de un socio echa chispas a poco que se preocupe por su coste. Y en las elecciones votan cuatro y la junta sigue y sigue. Ejemplo que se ha repetido en catalunya muchas veces estos últimos años con diversas entidades de carácter asociativo que han quedado capturadas por pequeños grupos de presión. Pues eso, a contaminar, a aumentar los accidentes, todos a 120. El beneficio, probablemente entre cinco o seis minutos menos en horas bajas y cinco o seis minutos más en hora punta. La voz de la técnica, de la ciencia, como observaran en recientes declaraciones, no cuenta para nada frente a la opinión del Sr. Godó. Ni lo que nos dice la Europa asociada.


4. Otro más, la nueva dirección de la sanidad catalana, provinente del mundo del negocio privado en salud, apunta que no hay dinero para pagar una sanidad a unos costes realmente aceptables, siempre y cuando utilicemos parámetros comparables y los intentemos comprender con el cerebro y no con el bolsillo del negocio. El déficit sanitario no está realmente en los gastos (aunque estos puedan y deban reducirse en todo aquello que sea superfluo). El déficit está en la falta de financiación adecuada, fiscalidad débil y regresiva y falta de planteamientos serios sobre la farmacia, por poner un ejemplo de lo que se dice y no se hace. Con la coyuntura económica y las elecciones a la derecha es una gran oportunidad para mejorar las cuentas privadas de mutuas y hospitales de negocio. Todos los datos y todos los tratadistas honestos nos advierten que la mejor sanidad y la que funciona a menores costos es siempre la pública. Por algo será. Por cierto, ese envite hacia lo privado termina como sigue: red privada pagada en parte con dinero publico (desgravaciones por ejemplo) y una red pública miserable para los que no puedan pagar. Como en los USA, sin ir más lejos, en donde 40 millones de personas no pueden tener asistencia sanitaria y siendo, como es, el país con gasto sanitario en porcentaje del PIB más alto del mundo.


La lista podría seguir, pero me atengo al formato del articulista y les emplazo a leer en otros ámbitos digitales o no.


Lluis Casas, abriendo una cuenta en Triodos Bank