Ustedes, como yo, no se creen la mayor parte de las promesas electorales. Esa es una postura producto de la experiencia y alimentada día a día por las enormes mutaciones que entre el antes y el después de la jornada electoral aparecen en los programas de gobierno (que es una mutación interesada del programa electoral) y lo que viene después, la acción de gobierno.
Es cierto también que hay mentiras y matices (estos a veces muy considerables en envergadura), cosa que obliga al buen elector a saber moverse entre ellos con soltura. Su serenidad política y, tal vez, sentimental va en ello.
Es obvio que si la acción de gobierno se produce por pactos, como en el gobierno de las izquierdas, los programas electorales quedan como el fondo de la cosa, como el telón de fondo. Asunto comprensible, siempre y cuando el grueso de la acción de gobierno no pervierta ese fondo básico que es el que mantiene los factores ideológicos y los grandes compromisos que marcan una propuesta política. Si eso está a salvo, una acción de gobierno matizada respecto a los programas electorales es adecuada y más que aceptable.
Otra cosa es la simple mentira. Eso que se pone en el programa electoral y se tira por la ventana rápidamente porque ya en su inicio era una simpleza. La campaña electoral de CIU iba llena de esos pequeños o grandes objetos de usar (en el proceso electoral) y tirar (en cuanto se huele el despacho de gobierno) a los que yo llamo con llaneza mentiras. Una de las más llamativas fue eso del gobierno de los mejores. Frase en la que hay oculta la primera simpleza: el gobierno. Y, explicita, la segunda: los mejores.
Empecemos por la primera. Hoy por hoy, el gobierno político está tan matizado por los mandamases económicos que es una burla apuntar que el país va a ser dirigido desde los despachos ministeriales, o de los consellers. Si esos despachos están ocupados por la derecha, la frase aún tiene menos certeza. Es obvio que la política energética está en ENDESA, por poner un nombre simplemente a título de ejemplo. El despacho del responsable gubernamental de la energía, en Barcelona o en Madrid, es simplemente una oficina de trámites. Trámites que tienen importancia, no crean. Pero, en fin, trámites. Lo mismo podemos argüir del asunto financiero, de la industria y el turismo y de mil millones de cosas más. Los lobbies económicos, los grandes suministradores de servicios básicos, el mundo de la oscuridad financiera es quien corta el bacalao. Unas veces mucho, otras veces con matizaciones. El gobierno no deja de ser para ellos ese negociado de trámites, aunque un negociado con mucha tirada mediática, eso es verdad.
Cuando el ínclito Artur Mas, aún candidato, arguyó eso de los mejores, el aplauso mediático fue unánime. Tendremos consellers de primera, tendremos secretarios generales de primera, tendremos directores generales de primera. Con un corolario oculto que decía: no como ahora, que todos ellos son pura filfa.
Ese mundo de los mejores estaba poblado con múltiples reminiscencias empresariales de éxito. En realidad, l’Artur nos decía: vendrán los empresarios de éxito a sacarnos del agujero. A mi convocatoria acudirán por cientos a poner sus conocimientos, su sabiduría, su espíritu de sacrificio, su dedicación a lo colectivo al servicio de mi gobierno y en beneficio de todos. Un cuento de Navidad sin terror, vaya. Incluso aparecieron nombres concretos, deslumbrantes ellos como consellers d’economia, de industria, etc.
Bien, hoy podemos pasar balance. Las elecciones fueron el 28 de Noviembre, si no me equivoco hace unos 45 días. Parecía que el ahora President Mas lo tenía todo planificado, personas, estructuras, políticas, etc. Pues bien, el globo padece una deflación considerable en todos los órdenes. Analicemos:
Del mundo empresarial no ha venido nadie que merezca renombre. Dicen las malas lenguas que uno a uno han dicho que nonis. Que por el sueldo ofrecido ellos no se quemaban, que ellos servían a cambio de algo y ese algo en política es más efímero que una caricia comprada. El President se mantuvo inmutable. El mundo empresarial tampoco ofreció a cambio a sus jóvenes leones. Nadie quería perder comba en la empresa y en los salarios y prebendas acostumbrados. ¿Cómo un joven con expectativas va a pasarse cuatro años atado a una mesa y a las normas de la política y la administración por menos de la mitad de lo que ya cobra?. Nadie, lo que se dice nadie.
Entre los mejores es normal considerar al mundo académico. Pues bien, ahí el President ha tenido que echar mano de Esade como casi único proveedor, por el momento. El mundo sanitario también es ejemplo de bondad ejecutiva y ahí solo aparecen los que, desde el conglomerado privado que vive de la administración, han ido a ver que futuro mejor pueden prepararse para ellos. Ahí tienen como mandamases de lo público y lo colectivo a los jerifaltes de lo privado con subvención. Un ejemplo maravilloso de los mejores y consecuente con las compatibilidades entre lo público y lo privado. Sería por exagerar la cosa en plan desmadre, como si a la Mafia se le ofreciera el mando de la policía (en caso de que aun no lo tuviera). Simple figura retórica que retiro si alguien se ofende.
La cosa es tan exagerada que el Príncipe ha tenido que frenan a las huestes para evitar el goteo de nombramientos que nada aportaban y que eran, por la parsimonia del trámite, analizados uno a uno. El Príncipe, según dicen, ha dicho: todos a la vez, que se nos ve el plumero.
Pero ni así. Las dificultades son tantas para encontrar personal que sepa leer y escribir que los nombramientos siguen y siguen en cuentagotas.
A día de hoy, se podría decir que el mal llamado tripartit podría gobernar a través de los cargos ejecutivos de segundo nivel mantenidos por la obligación de la responsabilidad en sus cargos. La frase ha sido general: si no le sabe mal y aún advirtiéndole que va a ser cesado en breve, ¿podría su excelencia seguir ocupándose de los asuntos, mientras se celebra el sorteo?
En fin, tanto desde fuera con ligera presbicia, como desde dentro con enorme angustia, eso de los mejores parece y es música celestial. El President, que a la vista de lo que esperaba, ha acumulado mil millones de competencias, no consigue disponer de los defensas, ni de medios y padece una falta de delanteros que tiene preocupado a Wikileaks.
Si ustedes piensan que exagero, la cosa tiene fácil solución: miren los Diaris oficials de la Generalitat y vean los nombramientos y las reestructuraciones de departamentos. En ese apartado, la transitoria venal es la siguiente: se mantiene provisionalmente a los actuales jerifaltes, hasta más orden.
Lluis Casas, partiéndose de risa, aunque lamentándolo, de forma inútil.
Es cierto también que hay mentiras y matices (estos a veces muy considerables en envergadura), cosa que obliga al buen elector a saber moverse entre ellos con soltura. Su serenidad política y, tal vez, sentimental va en ello.
Es obvio que si la acción de gobierno se produce por pactos, como en el gobierno de las izquierdas, los programas electorales quedan como el fondo de la cosa, como el telón de fondo. Asunto comprensible, siempre y cuando el grueso de la acción de gobierno no pervierta ese fondo básico que es el que mantiene los factores ideológicos y los grandes compromisos que marcan una propuesta política. Si eso está a salvo, una acción de gobierno matizada respecto a los programas electorales es adecuada y más que aceptable.
Otra cosa es la simple mentira. Eso que se pone en el programa electoral y se tira por la ventana rápidamente porque ya en su inicio era una simpleza. La campaña electoral de CIU iba llena de esos pequeños o grandes objetos de usar (en el proceso electoral) y tirar (en cuanto se huele el despacho de gobierno) a los que yo llamo con llaneza mentiras. Una de las más llamativas fue eso del gobierno de los mejores. Frase en la que hay oculta la primera simpleza: el gobierno. Y, explicita, la segunda: los mejores.
Empecemos por la primera. Hoy por hoy, el gobierno político está tan matizado por los mandamases económicos que es una burla apuntar que el país va a ser dirigido desde los despachos ministeriales, o de los consellers. Si esos despachos están ocupados por la derecha, la frase aún tiene menos certeza. Es obvio que la política energética está en ENDESA, por poner un nombre simplemente a título de ejemplo. El despacho del responsable gubernamental de la energía, en Barcelona o en Madrid, es simplemente una oficina de trámites. Trámites que tienen importancia, no crean. Pero, en fin, trámites. Lo mismo podemos argüir del asunto financiero, de la industria y el turismo y de mil millones de cosas más. Los lobbies económicos, los grandes suministradores de servicios básicos, el mundo de la oscuridad financiera es quien corta el bacalao. Unas veces mucho, otras veces con matizaciones. El gobierno no deja de ser para ellos ese negociado de trámites, aunque un negociado con mucha tirada mediática, eso es verdad.
Cuando el ínclito Artur Mas, aún candidato, arguyó eso de los mejores, el aplauso mediático fue unánime. Tendremos consellers de primera, tendremos secretarios generales de primera, tendremos directores generales de primera. Con un corolario oculto que decía: no como ahora, que todos ellos son pura filfa.
Ese mundo de los mejores estaba poblado con múltiples reminiscencias empresariales de éxito. En realidad, l’Artur nos decía: vendrán los empresarios de éxito a sacarnos del agujero. A mi convocatoria acudirán por cientos a poner sus conocimientos, su sabiduría, su espíritu de sacrificio, su dedicación a lo colectivo al servicio de mi gobierno y en beneficio de todos. Un cuento de Navidad sin terror, vaya. Incluso aparecieron nombres concretos, deslumbrantes ellos como consellers d’economia, de industria, etc.
Bien, hoy podemos pasar balance. Las elecciones fueron el 28 de Noviembre, si no me equivoco hace unos 45 días. Parecía que el ahora President Mas lo tenía todo planificado, personas, estructuras, políticas, etc. Pues bien, el globo padece una deflación considerable en todos los órdenes. Analicemos:
Del mundo empresarial no ha venido nadie que merezca renombre. Dicen las malas lenguas que uno a uno han dicho que nonis. Que por el sueldo ofrecido ellos no se quemaban, que ellos servían a cambio de algo y ese algo en política es más efímero que una caricia comprada. El President se mantuvo inmutable. El mundo empresarial tampoco ofreció a cambio a sus jóvenes leones. Nadie quería perder comba en la empresa y en los salarios y prebendas acostumbrados. ¿Cómo un joven con expectativas va a pasarse cuatro años atado a una mesa y a las normas de la política y la administración por menos de la mitad de lo que ya cobra?. Nadie, lo que se dice nadie.
Entre los mejores es normal considerar al mundo académico. Pues bien, ahí el President ha tenido que echar mano de Esade como casi único proveedor, por el momento. El mundo sanitario también es ejemplo de bondad ejecutiva y ahí solo aparecen los que, desde el conglomerado privado que vive de la administración, han ido a ver que futuro mejor pueden prepararse para ellos. Ahí tienen como mandamases de lo público y lo colectivo a los jerifaltes de lo privado con subvención. Un ejemplo maravilloso de los mejores y consecuente con las compatibilidades entre lo público y lo privado. Sería por exagerar la cosa en plan desmadre, como si a la Mafia se le ofreciera el mando de la policía (en caso de que aun no lo tuviera). Simple figura retórica que retiro si alguien se ofende.
La cosa es tan exagerada que el Príncipe ha tenido que frenan a las huestes para evitar el goteo de nombramientos que nada aportaban y que eran, por la parsimonia del trámite, analizados uno a uno. El Príncipe, según dicen, ha dicho: todos a la vez, que se nos ve el plumero.
Pero ni así. Las dificultades son tantas para encontrar personal que sepa leer y escribir que los nombramientos siguen y siguen en cuentagotas.
A día de hoy, se podría decir que el mal llamado tripartit podría gobernar a través de los cargos ejecutivos de segundo nivel mantenidos por la obligación de la responsabilidad en sus cargos. La frase ha sido general: si no le sabe mal y aún advirtiéndole que va a ser cesado en breve, ¿podría su excelencia seguir ocupándose de los asuntos, mientras se celebra el sorteo?
En fin, tanto desde fuera con ligera presbicia, como desde dentro con enorme angustia, eso de los mejores parece y es música celestial. El President, que a la vista de lo que esperaba, ha acumulado mil millones de competencias, no consigue disponer de los defensas, ni de medios y padece una falta de delanteros que tiene preocupado a Wikileaks.
Si ustedes piensan que exagero, la cosa tiene fácil solución: miren los Diaris oficials de la Generalitat y vean los nombramientos y las reestructuraciones de departamentos. En ese apartado, la transitoria venal es la siguiente: se mantiene provisionalmente a los actuales jerifaltes, hasta más orden.
Lluis Casas, partiéndose de risa, aunque lamentándolo, de forma inútil.