miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿HAY CATALANES EN MADRID?




Aun a riesgo de polémicas y malentendidos, y aprovechando las próximas fiestas que generaran en el personal el perdón y el olvido (en algunos casos mucho mejor si dicen que la distancia es el olvido), no puedo resistirme a unos comentarios en torno a la que yo califico como abandono del Madrid institucional por parte de los procedentes de este rincón del Mediterráneo. Y, a la vez lo contrario, el abandono de los procedentes de este rincón mediterráneo por parte de esas instituciones con sede en la central del reino. Creo que el comentario podría hacerse extensivo hacia otras zonas idiosincrásicas peninsulares, pero por contacto epidérmico hago solo referencia a los residentes en el principado. En todo caso señalo, como complemento sociológico, que esas otras zonas coinciden con Catalunya por ser territorios de alta actividad económica y social. De gran peso en los indicadores que el mundo analiza. Lo cual, sin duda, sorprende. Y a mi, particularmente, me deja perplejo.


Me explico.


Tengo la impresión, tal vez más que la impresión, que los componentes humanos de las direcciones de las grandes organizaciones sociales, económicas y políticas con sede central en Madrid y de ámbito peninsular como mínimo van derivando hacia una parcialísima gestión de personal que incluye una ocupación de cargos por personas de origen mesetario o afines. Advierto que no apunto hacia un programa de expulsión o segregación, creo que el hecho probablemente se deba a múltiples circunstancias sociales y personales y que tanto surgen a orillas del Pisuerga, como del Ter. También acepto que sea una impresión falsa, debida a una escasa información al detalle. Si eso es así y lo veo, retiro lo dicho con mucho gusto.


La reflexión corresponde a un tipo de recuento que se ha dado en Catalunya reiteradas veces a lo largo de la historia contemporánea y que en algunos momentos ha derivado hacia políticas rectificatorias e incluso programas políticos de asalto a Madrid.


Advierto que nada más lejos de mi intención que levantar banderas de enganche o de asalto a los poderes. Lo mió es simple comentario o constatación sociológica, en busca de razones. Y que personalmente me siento todo lo realizado que uno pueda aquí en la barriada barcelonesa de Gracia.


El asunto es doloroso cuando se comparan otros mundos, el deporte de alta competición, incluso en las llamadas selecciones españolas, en el arte, en las ciencias. En todos estos campos humanos los procedentes de esta esquina peninsular suelen estar ampliamente representados, incluso muy por encima de los ratios demográficos, si estos fueran el espejo donde mirarse.


No es argüible que las personas “hechas” de algún modo aquí sean más fuertes, más rápidos o más altos que en otras zonas. No es que sean más cultos, más inteligentes o más imaginativos. Los motivos son otros, mercado, infraestructura, tradición y otros motivos todos ellos muy objetivos y nada raciales. Y probablemente voluntad y ninguna o poca suspicacia a su procedencia.


Empecemos el análisis por los atípicos del balance, los sindicatos. Todo y el peso militante y sectorial (Catalunya continua siendo la fábrica principal de España y en primerísimos lugares en comercio y otras actividades) ninguno de los sindicatos ha tenido en su historia reciente, ni tiene actualmente, personas con influencia de primera línea procedentes de Catalunya. Incluso en algún caso, como CCOO, en la que su origen es muy catalán. En Catalunya la practica sindical es mucho más sólida y diversa que en otros territorios que acceden con cierta facilidad a ese poder representativo y negociador, tanto por tradición como por su estructura económica. Bien, incluso considerando esa falta de personal con orígenes en Catalunya como un fenómeno sin explicación, tampoco la influencia de la forma catalana de hacer sindicalismo, de entenderlo, de encajarlo en el conjunto, ha tenido una influencia comparable a su peso objetivo.


Lo mismo podríamos decir con respecto a las patronales. Podríamos decirlo incluso más alto y más claro. Si Catalunya es el 23% del PIB, seria lógico pensar que una quinta parte de las direcciones patronales viajaran en el ave desde Barcelona, pongamos por caso. Como sabemos, son más fuertes los no empresarios de la meseta en el conjunto de la patronal, que ese 23%. Atiendan simplemente a esa carcajeante sonrisa que comentaba des de el centro el anuncio de compra de ENDESA por GAS NATURAL.


Veamos lo que ocurre con el gobierno y sus instituciones afines, Banco de España, organismos judiciales de primer orden, etc. Solo comento sin darle una importancia extrema que desde la primera república ningún catalán ha presidido gobierno alguno.


Si descontamos al rey, nacido en un lugar fuera de toda sospecha, las dos personas de mayor rango provienen de ambos lados de la gran Castilla. Circunstancia que con adaptaciones béticas así ha sido siempre (disculpen la exclusión del gallego, pero para mi no cuenta, ese favor que hago). La única ocasión que conozco de un catalán que pudo ser y no fue, lleva el nombre de Borrell, que fue defenestrado por su gremio antes de las elecciones.


Y la representación internacional. Hoy tenemos ministros en Europa, hemos tenido gerentes del FMI y jefe de la OTAN incluso. Piensen y comprimen. Y en la zona militar. Aunque ahí hay que reconocer mayor pasión bélica a los baleares que a los catalanes. Y los medios de comunicación.


Y las grandes empresas estatales o de origen estatal. Cierto que alguna lustre hemos aportado en RENFE, por ejemplo, hace unos lustros. O en Repsol, por circunstancias específicamente caixistas.


En fin, la lista puede ser más que interminable, pero siempre muy ajustada a esa escasez sensible del mediterráneo oriental en Madrid y lo que significa.


Resalto para terminar que la existencia de políticas nacionalistas en Catalunya, con cierto vértigo por los cargos en Madrid añade tensión al asunto, pero no clarificación.


¿Alguien sabe explicármelo?


Lluis Casas redentor