viernes, 21 de noviembre de 2008

REPSOL, ENDESA, SACYR Y OTROS CHAMBAOS





Tranco Primero: Diverticosas muy graves



Primera, Jean Claude Trichet no es de fiar, un hombre que utiliza cuellos de camisa de distinto color que el resto del cuerpo camisero no puede tener sentido lógico y eso es grave en un controlador financiero.



El hecho es reiterado, sucede de vez en cuando que se nos aparece algún miembro activo de instituciones con posibles luciendo la susodicha contradicción. Aviven la memoria a propósito de marqueses y banqueros. A mi parecer, eso significa o bien que tienen la vista afectada o no controlan a sus esposas. En este caso Trichet, además de un excesivo colorido, manifiesta una errónea apreciación de la realidad económica. Cree que estamos todavía preocupados por la inflación y de ahí su tendencia a mantener tipos de interés o más bien, su desinterés por bajar los tipos. No crean que atribuya al colorido camisero esa circunstancia, mi educación cartesiana impide saltos al vacío. Aunque si pienso que ambas cosas, camisa y decisiones torpes, responden a un manifiesto estado de fuera de juego. Europa y su economía no puede permitirse semejante semejante. Hoy necesitamos acción y una cierta valentía para avivar la economía real (qué a gusto me siento empleando ese concepto).



Segunda, tengo mis sospechas respecto al por qué de las acciones inexplicables del gobierno en torno a la vivienda. Celebrado el encuentro inmobiliario anual de Barcelona y viendo cómo respira el sector, me asaltaron las sospechas. En el artículo anterior ya manifesté lo que pienso respecto al estoc de vivienda sin vender. Hoy les apunto que el gobierno y su entorno, incluido el sector de referencia, apuestan por reactivar el mercado inmobiliario esperando que vuelva por el camino anterior: una gran sobre oferta (inversión ahorrativa o simplemente especulación) y sobre precio (pagar por lo que no es). Esas esperanzas, si fueran ciertas, indicarían lo despistados que están. Despiste en dos sentidos, el primero es que el sector inmobiliario no debe remontar a las cifras de locura anteriores, el futuro de todos se juega en ese terreno. España no debe caer de nuevo en la tentación de basar un crecimiento en el híper desarrollo inmobiliario. En segundo lugar, pienso que es imposible sin financiación laxa recuperar demanda y precio. Y, eso, la financiación laxa, se ha acabado. Al menos mientras las entidades financieras no tengan que vender las viviendas que tendrán que quedarse por falta de pago. Y eso tardará en llegar.



Tercera, les recomiendo una lectura mensual, el informe económico de La Caixa del mes de octubre. Es una verdadera obra de misterio e investigación, al estilo del mejor Chandler. Explica detalladamente la crisis financiera y todos sus aledaños. No se la pierdan, además, si la solicitan, es gratis. Por cierto, en el colmo del expresionismo, el relato se titula Resum Executiu. Nombre que tal vez se refiera a la necesidad de ejecutar a algunos de los responsables de la inmensa estafa mundial. El informe termina con una poética cita de Churchill: esto solo es el final del principio, cuando aludía al inicio de la segunda guerra mundial. Como ven un relato substancioso.



Cuarto. La lectura de los informes económicos, de las revistas especializadas lleva a una cierta pérdida de orientación. La crisis es tan rápida y explosiva que la puesta en circulación de ejemplares preparados hace dos meses produce urticaria. Tenemos, en general, espléndidos estudios sobre la economía agroalimentaria (el Papeles de noviembre), tenemos a los mismos comentaristas económicos defensores en diversos grados del liberalismo informando de la crisis fatal. Otros, renombrados alcahuetes de la inversión, lo hacen a propósito de la crisis industrial. Sector al que no aludían desde 1917. Incluso algunos parecen haber revisado a Keynes. En fin, no está la literatura económica para muchas satisfacciones intelectuales o éticas.



Quinto. Dicen los periódicos que Rusia quiere comprar Repsol. Lo curioso del caso es que Sacyr, la vendedora, no informe al gobierno (Repsol es una empresa clave y básica en el sector energético español) y este deba enterarse a través del gobierno ruso. Colofón, viva el patriotismo bien entendido de algunos empresarios y viva la habilidad y solidez del ejecutivo hispánico. A estos se les sublevan las colonias y se enteran por el gobierno de Andorra.



Sexto. Sobre el modelo económico imperante y decadente. Recojo los comentarios del editor a propósito de unas poco diestras palabras del Presidente Montilla a propósito de la actitud de los trabajadores y sus sindicatos en esta época de crisis. Al recogerlos manifiesto mi acuerdo con lo dicho por el parapandés. El presidente no debió nunca decir lo que dijo, lo piense o no lo piense. Dejo confirmado y probado lo que está bien dicho en el artículo y me refiero a la evolución de los salarios en España estos últimos quince años. Cifras que sintetizan el modelo empresarial español. Recuerden que en este período ha gobernado la derecha y, también, una cierta izquierda. Por lo que las deducciones afectan a ambos lados del hemiciclo figurado.




En síntesis, según los cálculos que infiero acertados, el salario medio por asalariado se ha reducido en España en términos constantes desde 1995 nada menos que un 13%. El excedente bruto de explotación por asalariado se ha reducido en el mismo período y en términos constantes, un 10%.



El significado de las cifras es que la plantilla media española cobra menos y sus empresarios también. Y que la diferencia es peor para los asalariados.



Extraña cosa les parecerá a ustedes. Más bien no. La solución está en que hemos crecido en ocupación, pero…de baja productividad. De ahí el menor salario y también el menor beneficio. Las presiones sobre el salario han frenado algo la pérdida de beneficio por unidad de trabajo, aunque han crecido en bruto por la elevación del número de trabajadores.



En síntesis, que vamos por el camino equivocado: necesitamos productividad, capital y tecnología. Y hemos tenido mano de obra en la construcción y los servicios estándar.






Tranco Segundo: Endesa, Repsol… no hay gobierno



Al paso que vamos, pienso que finalmente los españoles tendremos como único futuro los paradores nacionales. Todo lo demás, lo que cuenta en el mundo empresarial, se lo habrán vendido a otros países con empresarios y gobiernos más consecuentes que los nuestros.



Las noticias vertiginosas sobre el futuro de Repsol que circulan estos días retrotraen a unos meses atrás a raíz de la frustrada operación de Gas Natural y Endesa. En esos momentos, bien o mal planteado, se pretendía crear un potente grupo energético, que obviamente tenía muchos contactos con Repsol. Finalmente, Endesa se repartió entre una entidad italiana y una constructora española. Lo del grupo poderoso se fue al traste. El gobierno en ese momento no supo hacer frente a una escalada nacionalista española (contra la presunta raíz catalana de la operación, Gas Natural, La Caixa, etc.) y dio entada a los italianos como recurso último frente a los alemanes. Fantástico. Las ganancias para los accionistas que vendieron fueron una excusa, los que se quedaron están hoy como al inicio. ¡Vaya por dios!



Hoy Repsol, en manos de una constructora en horas bajísimas y en manos de La Caixa (otra vez) se está trasladando a los Urales. No es una noticia de bajo relieve. España no dispone de muchas empresas globales y Repsol lo es. Habría que cuidar eso. El sector energético es estratégico, por lo que Repsol lo es. Un gobierno no debería tolerar las maniobras en torno a este tipo de empresas sin intervenir enérgicamente. Un gobierno puede legítimamente intervenir de muchas maneras, algunas ni salen en los periódicos (como la agencia tributaria). Si unos amigos están en dificultades, Sacyr, no debe eso influir en un sector estratégico de interés nacional (nacional en el mejor de los sentidos).



Da lástima oír al Presidente, con excusas como argumento, abrir el camino de la venta de una empresa de esas características. Da lástima oír al comisario europeo de economía, el sr. Almunia, socialista español por más señas, argumentar eso de la economía privada y su independencia y la imposibilidad de intervenir. Decir eso hoy es insultar la inteligencia de los ciudadanos. ¿No está el estado aportando fondos enormes para evitar que el sistema financiero quiebre? Pues el sector energético es también estratégico y si hay que hacer algo se hace. Punto.



¿Qué ocurre con La Caixa? Otro de los actores de la comedia. Si la necesidad de vender surge en Sacyr, sedienta de fondos, La Caixa toma al vuelo la ocasión y se apunta al carro. ¿Necesita La Caixa fondos rápidos? Nos decían que no, ahora bien eso de aprovechar la opción de compra rusa para hacer caja, me temo que es una decisión de renuncia que debe tener alguna justificación de órdago. ¿En donde? Los accionistas de Criteria, empresa de inversiones de La Caixa, se están quedando sin pelo, puesto que si venden lo que están vendiendo ¿a que corresponderá el patrimonio bolsario? ¿O tal vez con la venta están tapando una exquisita torpeza empresarial?. Lo que no sería nada extraño dado el enorme patriotismo de nuestros empresarios habituales.



Les he dado la tabarra a menudo con esa extraña política económica que consiste en no tenerla y, además, asustarse cuando hay que ejercerla. Bien, ahí está, no la plaza de Alcalá, sino el desmontaje de las empresas con raíz nacional y potencia global.



¿Para cuándo telefónica?