¿Quien gobierna la crisis?
Como sabrán, o habrían de saber, en los USA --territorio comanche donde los haya-- unas elecciones presidenciales no significan un cambio de gobierno en pocas semanas. No, muy al contrario. El inquilino de la Casa Blanca, con las piernas rotas y enyesadas, se mantiene frente (que no cogido) al timón hasta muy entrado Enero. Según mis cuentas, 60 días con sesenta noches. Un período que a la vez que largo, resulta extraordinariamente peligroso para el nuevo inquilino.
En otro tiempo, los votos y los compromisarios tenían que viajar a Washington en carreta, pero hoy el desplazamiento es instantáneo. Por ello, propongo lo que sigue: Georges Bush tiene que dejar la casa blanca inmediatamente: el mundo no puede esperar hasta mediados de Enero la llegada de Obama; a tal fin propongo al público de Parapanda una acción directa.
A cuenta propia he hecho gestiones con una cuñada que es prima segunda de un escolta Barack convenciéndolo de la necesidad de que su jefe ocupe el salón oval en cuanto tenga listas las maletas. La cuñada me ha contestado que “eso está hecho”.
Oído, no es broma, esos dos meses de espera pueden ser de órdago para la economía. Período al que hay que sumar la puesta en marcha de la nueva administración.
Lluis Casas corresponsal del nuevo FMI
Como sabrán, o habrían de saber, en los USA --territorio comanche donde los haya-- unas elecciones presidenciales no significan un cambio de gobierno en pocas semanas. No, muy al contrario. El inquilino de la Casa Blanca, con las piernas rotas y enyesadas, se mantiene frente (que no cogido) al timón hasta muy entrado Enero. Según mis cuentas, 60 días con sesenta noches. Un período que a la vez que largo, resulta extraordinariamente peligroso para el nuevo inquilino.
En otro tiempo, los votos y los compromisarios tenían que viajar a Washington en carreta, pero hoy el desplazamiento es instantáneo. Por ello, propongo lo que sigue: Georges Bush tiene que dejar la casa blanca inmediatamente: el mundo no puede esperar hasta mediados de Enero la llegada de Obama; a tal fin propongo al público de Parapanda una acción directa.
A cuenta propia he hecho gestiones con una cuñada que es prima segunda de un escolta Barack convenciéndolo de la necesidad de que su jefe ocupe el salón oval en cuanto tenga listas las maletas. La cuñada me ha contestado que “eso está hecho”.
Oído, no es broma, esos dos meses de espera pueden ser de órdago para la economía. Período al que hay que sumar la puesta en marcha de la nueva administración.
Lluis Casas corresponsal del nuevo FMI